La Devesa del Saler como recurso didáctico
A Just Ramírez, in memoriam
Este espacio verde, ubicado en el Parque Natural de la Albufera y tan querido por el pueblo valenciano, se ha convertido en una auténtica aula de naturaleza. Una de las zonas mejor conservadas de la restinga arenosa que separó, en su día, el Mediterráneo de la Albufera y donde se pueden observar los ambientes de transición desde la ribera de la laguna hasta el mar ¡Recorremos con Carmen López y su alumnado el Itinerario Botánico!
La Comunitat Valenciana cuenta con un espacio natural de incalculable valor ecológico y paisajístico, el Parque Natural de l’Albufera. Con una extensión de 21.120 hectáreas distribuidas en varios municipios, este espacio singular, que incluye el lago de l’Albufera, el entorno de humedales y la restinga o cordón dunar colindante, fue declarado parque natural en el Decreto 89/1986, del 8 de julio. Pero no fue hasta el Decreto 71/1993, cuando se estableció el nuevo régimen jurídico del Parque Natural de l’Albufera, el primero de nuestro territorio.
Hoy en día este espacio protegido, a tan solo unos kilómetros de la capital valenciana, se ha convertido en una de las zonas húmedas más importantes del Mediterráneo y en un enclave ideal y privilegiado para disfrutar de la naturaleza, pero también en una valiosa herramienta pedagógica gracias a sus diferentes itinerarios didácticos. Un aula in vivo para recorrer con alumnado de los diferentes niveles educativos, puesto que los recursos que ofrece son perfectamente adaptables al currículo de asignaturas tales como ciencias de la naturaleza, ciencias sociales, biología, geología, geografía e historia, y también cultura científica.
Cuenta también con el Centro de interpretación del Racó de l´Olla, situado entre el lago y la Devesa, que ofrece información y diferentes actividades divulgativas y exposiciones temáticas. En este centro se ubica, además, una zona de reserva integral destinada a la conservación de la biodiversidad, que no está abierta al público. Una visita muy recomendable que puede completarse con paseos en barca por el lago y recorrer los senderos que atraviesan la restinga, donde se asienta la Devesa. El Itinerario Botánico que discurre por el corazón de este enclave en concreto es la base de la propuesta didáctica detallada en esta ocasión.
L’Albufera, una laguna costera
El lago de l’Albufera se originó tras el cierre del golfo de Valencia, al formarse una barra de arena con los sedimentos aportados por el río Turia y otros cursos de agua que desembocan al norte de la ciudad de Valencia, arrastrados por las corrientes marinas dominantes en sentido norte-sur. Así se formó una laguna costera, inicialmente de agua salada, que fue dulcificándose por los aportes de ríos, barrancos y surgencias, aunque quedó conectada con el mar por una serie de canales conocidos como golas.
Actualmente es un lago de agua dulce, eutrofizado, que recibe cada vez menos aportes de agua dulce y limpia, y más residuos de las poblaciones y cultivos que la rodean. El Marjal o las áreas periféricas del lago, con aguas más someras, fueron sometidas durante décadas a aterramientos para la formación de campos destinados a la agricultura, especialmente desde mediados del siglo XIX y hasta su protección por la Declaración de Parque Natural. Hoy en día el nivel de agua del lago está controlado artificialmente para hacer compatible el cultivo del arroz con la supervivencia de los ecosistemas lacustres. Esta es la función de las tres golas, reguladas por compuertas, y de las estaciones de bombeo ubicadas en los tancats (fincas de cultivo) en los que se fragmenta el aprovechamiento agrícola de l’Albufera.
Un ambiente acuático que encierra además una gran biodiversidad, que podemos admirar de cerca gracias a los paseos en barca. Una actividad perfecta para que el alumnado descubra la importancia de este parque natural, el valor de la fauna, en especial el de las aves, además de descubrir su vegetación y de entender la interacción ser humano/naturaleza a través del aprovechamiento histórico del lago (cultivo del arroz, pesca, …). Y es que este humedal mediterráneo es uno de los más importantes de Europa por su alto valor ecológico. En 1989 fue incluido en la Lista de Humedales de Importancia Internacional, conocida también como la ‘Lista de Ramsar’, ya que surgió de la Convención sobre Humedales celebrada en la ciudad iraní en 1971. Una lista que se ha ido incrementando hasta incluir en la actualidad más de 2400 espacios naturales. L’Albufera es también una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Unión Europea desde 1990. Las ZEPA forman parte de la Red Natura 2000, la red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad. Y además es un enclave seleccionado como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) desde 2006. En definitiva, un auténtico tesoro natural.
Respecto a las plantas, en el lago se desarrollan diferentes tipos de vegetación lacustre que puede formar comunidades de hidrófitos, plantas con los órganos vegetativos flotantes o sumergidos, como los nenúfares (Nymphaea alba), las espigas de agua (Potamogeton sp.) o las milenrama de agua (Myriophyllum sp.); helófitos, plantas arraigadas en el fondo del lago con los órganos vegetativos emergentes, como los carrizos (Phragmites sp.), los juncos (Juncus sp.), las eneas (Typha sp.) o la malva acuática (Kosteletzkya pentacarpa); e higrófitos, plantas que viven en suelos húmedos temporalmente encharcados, como las saladillas (Limonium sp.) o las hierbas saladas (Salicornia sp). Especialmente notables son los densos carrizales que forman unas islas de vegetación, unas matas, que aparecen dispersas por el lago y donde se refugian numerosas especies de aves acuáticas.
La Devesa del Saler y su Itinerario Botánico
Este espacio natural forma parte del Parque Natural de l’Albufera y se extiende sobre una superficie de 900 ha. Es la zona mejor conservada de la restinga, territorio formado por una estrecha franja de tierra firme que separa el lago del mar, una barra arenosa de un kilómetro de anchura que se extiende a lo largo de 30 km, desde la playa de Pinedo hasta el cabo de Cullera y que se encuentra parcialmente urbanizada. La restinga se originó por el aporte de sedimentos fluviales que fueron arrastrados hacia el sur por las corrientes marinas dominantes, hasta cerrar el Golfo de Valencia. El proceso de cerramiento de la barra comenzó hace 6.000-4.500 años y finalizó en el s. XVIII, así que en términos geológicos es una formación reciente.
La Devesa, que se extiende a lo largo de 10 km, es el auténtico corazón verde de la restinga, ya que cuenta con un gran valor ambiental por su diversidad florística, faunística y paisajística. Presenta con tres zonas diferenciadas:
- Zona más externa: comprende la playa y franja litoral más influida por el oleaje, y llega hasta las dunas embrionarias, móviles y fijas (1,2).
- Las malladas: depresiones del terreno con suelos limosos, impermeables, donde las lluvias otoñales se acumulan dando lugar a charcas estacionales que se secan en verano, dejando sobre el suelo una costra salina. Se sitúan entre ambas zonas (3).
- Zona más interna: ya en contacto con el lago de l’Albufera, está formada por la vegetación preforestal, asentada en suelo estabilizado (4).
De entre los diferentes senderos o itinerarios que ofrece la Devesa, destaca especialmente el Itinerario Botánico, con la posibilidad de caminar desde la zona de vegetación preforestal hasta la primera línea de playa. De esta forma, los alumnos pueden ver cómo va cambiando el paisaje en función del tipo de suelo y la influencia del mar, traduciéndose en una variación de la vegetación. A lo largo de este cambio van viendo cómo unas especies vegetales van sustituyendo a otras y entendiendo la importancia de la fitosociología, es decir, del conocimiento de las comunidades vegetales y el valor paisajístico. Es una forma de estudiar ecología y geobotánica (o fitogeografía) in situ.
Con unos 800 m de longitud en total, el itinerario arranca con un panel explicativo que marca el camino a seguir y una serie de paneles, a lo largo del recorrido, sobre la vegetación característica. Comienza en el Pla de la Sanxa y finaliza en uno de los viales que dan acceso al lago artificial, el llamado Estany del Pujol, y a la Playa de la Devesa. Al nombre de Sanxa se le han atribuido varios orígenes. Uno data de finales del siglo XIV y hace referencia a una mujer que llevaba a este lugar a pastar sus cabras y vacas. Otro origen diferente aparece en una de las novelas de Vicente Blasco Ibáñez, “Cañas y barro”, en la que Sanxa es una serpiente que cuidaba un joven pastor en esta zona.
La ruta discurre por una pasarela hecha de traviesas de madera o durmientes, que se utilizaban antiguamente para la construcción de líneas férreas, que solían ser de roble tratado con creosota. Dada la toxicidad de este producto, no está permitido la reutilización de traviesas antiguas en interiores ni su venta, así como tampoco en terrenos de juego, parques, jardines, instalaciones de ocio al aire libre y recreativas. Actualmente para jardinería se usan traviesas que imitan a las antiguas. Para la construcción de líneas ferroviarias se usan traviesas de hormigón ya desde los años cincuenta.
A lo largo del Itinerario Botánico se puede observar el tipo de vegetación preforestal perteneciente a la asociación Phillyreo angustifoliae – Rhamnetum angustifoliae. Se asienta sobre suelos totalmente estabilizados y será más o menos densa en función de la distancia al mar y la acción del viento. El alumnado puede ver el mosaico que forman las plantas, una formación vegetal denominada maquia. La maquia hace referencia a la vegetación mediterránea que puede llegar a medir 2,5 m de altura y que está formada principalmente por plantas esclerófilas, es decir, de hoja dura y perenne. Esta palabra va ligada a maquis, (del fr. maquis, y este del it. macchia “campo cubierto de maleza”, según la RAE), el nombre que recibía la guerrilla francesa de resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y también la guerrilla de resistencia antifranquista en la postguerra civil española.
Forman parte de la maquia, entre otras especies, el labiérnago (Phillyrea angustifolia), aladierno (Rhamnus alaternus), espino negro (Rhamnus oleoides), lentisco (Pistacia lentiscus), palmito (Chamaerops humilis), coscoja (Quercus coccifera), jaguarzo (Halimium halimifolium), albaida (Anthyllis cytisoides), bayón (Osyris lanceolata), mirto (Myrtus communis), brezo (Erica multiflora), romero (Rosmarinus officinalis), pino carrasco (Pinus halepensis) y también trepadoras como la zarzaparrilla (Smilax aspera) y la madreselva (Lonicera implexa). Todas crean un bosque que puede llegar a ser impenetrable, aunque no es raro que aparezcan pequeños claros de matorral poco denso en los que se encuentra la siempreviva (Helichrysum stoechas) o también la cisca (Imperata cilíndrica), artemisia (Artemisia campestris) y la uva marina (Ephedra distachya). También se pueden ver ejemplares de pino rodeno (Pinus pinaster) fácilmente reconocibles y distinguibles del pino carrasco por su porte, largas acículas y sus piñas de casi 20 cm.
El conocimiento de esta vegetación es importante para apreciar la necesidad de la conservación de este ecosistema tan frágil. Se puede estudiar in situ el funcionamiento del ecosistema, las relaciones que se establecen entre los seres vivos (biocenosis) y las que se crean con el medio que habitan. Por ejemplo, entender los procesos de polinización o la diseminación de frutos y semillas a través de diferentes agentes como el viento o diferentes tipos de animales, tanto invertebrados como vertebrados. También, según la época del año, los estudiantes verán procesos de floración o fructificación, lo que se traduce en que, en función de la estación, pueden comprender la importancia de las plantas relacionada directamente con la fauna que habita en un lugar. Es muy interesante también poder ver las adaptaciones de las plantas a las características físicas y químicas del medio (biotopo): tipo de suelo, influencia de la cercanía del mar, salinidad, exposición, etc.
Un poco de historia antes de llegar a la Playa de la Devesa
Una vez finalizado el Itinerario Botánico, que termina prácticamente en el Estany del Pujol, se puede llegar sin pérdida hasta la Playa de la Devesa saliendo hacia la izquierda por el vial. El paseo es muy agradable y a la vez muy interesante, ya que mientras divisamos las malladas, situadas entre los cordones de dunas y la vegetación preforestal, se puede explicar a los alumnos que hace unas décadas había un proyecto para urbanizar este lugar. Explicar la historia es importante para entender el valor del ecosistema en el que nos encontramos y comprender por qué llegó a crearse realmente el Parque Natural de l’Albufera y por qué es necesario proteger este territorio.
Las malladas son zonas en las que el nivel freático está próximo a la superficie del suelo y que se encharcan en los periodos lluviosos. En verano, el sol evapora el agua dejando un suelo con alta concentración de sales en forma de costra. Esta característica permite que se puedan asentar plantas halófilas como Sarcocornia fruticosa y Puccinellia fasciculata. En el parque natural se puede realizar el Itinerario Paisajístico que incluye el paso por diferentes malladas como por ejemplo la Mallada Llarga. Estos hábitats singulares han sido los que más daño han sufrido, ya que fueron continuamente desecadas para realizar plantaciones de eucaliptos, en ese intento de urbanizar la Devesa que llegó a frenarse gracias al movimiento ciudadano.
Una historia que comienza en 1238 cuando, tras la conquista de Valencia por Jaume I, l’Albufera y la Devesa pasaron a formar parte del patrimonio real y se convirtieron en Coto de Real de Caza. L’Albufera y la Devesa del Saler pasaron a ser del Estado en 1865 y fueron territorios catalogados como “Bienes segregados del Real Patrimonio”. En 1907 el gobierno nacional autorizó que se abriesen a la ciudadanía y, en 1909, el Ayuntamiento anunció que el acceso a la Devesa y a la playa eran libres. En 1911 el rey Alfonso XII promulga una Ley para ceder al Ayuntamiento de Valencia tanto l’Albufera como la Devesa, pero indicando que se debía conservar la Devesa y su suelo.
En 1925 es va projectar una gran avinguda per a unir València amb Natzaret, que incloïa també la possibilitat de construir habitatges, parcs etc. I tres anys més tard, en 1928, s’àmplia aquest projecte, fent-lo encara més En 1925 se proyectó una gran avenida para unir Valencia con Nazaret, que incluía también la posibilidad de construir viviendas, parques etc. Y tres años más tarde, en 1928, se amplia este proyecto, haciéndolo aún más ambicioso. El arquitecto Emilio Artal propuso que la gran avenida acabará en lo que denominó “Ciudad Jardín de la Playa”. Estos proyectos no se llevaron a cabo, pero indicaban ya un gran interés por el enclave enfocado al turismo.
Fue el rey Alfonso XIII, en 1927, quien firmó el acta de entrega oficial del lago de l’Albufera y la Devesa al Ayuntamiento de Valencia, previo pago de algo más de un millón de las antiguas pesetas. Unos veinte años después, en 1946, aparece una propuesta en la Exposición del Plan General de Ordenación Urbana de Valencia denominada “Ciudad de Turismo del Saler”. Así, en los años 50 del siglo pasado, el Ayuntamiento de Valencia hizo un boceto para urbanizar la Devesa. Un proyecto que incluía sanear las malladas, construir chalets en la zona de dunas, y hoteles y restaurantes alrededor, entre otras actuaciones. A finales de los 50, la sociedad “Mata del Fang” hizo una propuesta para desecar parte de l’Albufera, pero el ayuntamiento no aprobó la idea alegando, entre otras razones, que dicha acción podía afectar de forma negativa al uso turístico. En realidad, se estaban gestando grandes proyectos urbanísticos destinados a este fin, de hecho, en 1959 el gobierno español concedió un crédito de tres millones de pesetas para actuar en la Devesa.
Fue ya en los 60 cuando el alcalde de Valencia, Adolfo Rincón de Arellano, y la empresa TEVASA iniciaron un proyecto para urbanizar la Devesa, presentado oficialmente en 1963 como el Plan de Urbanización de El Saler, aprobado por el ayuntamiento en 1964 y en 1965 por el Ministerio de Vivienda. El Parador Nacional de Turismo Luis Vives fue una de las primeras construcciones y se inauguró en 1966.
Los arquitectos madrileños que diseñaron el plan para urbanizar la Devesa tenían en mente un modelo de futuro turístico: base económica a costa de urbanizar el litoral. Hubo mucha propaganda en prensa desde el Ayuntamiento de Valencia a cargo de Alejandro García Monerris, jefe de prensa por aquel entonces, que hacía hincapié en el aspecto de mejora de la masa arbolada y ajardinada. También ponía la Devesa como punto de mira para la creación de un gran complejo turístico. Hasta la “Gaceta Ilustrada”, en 1968, dedicó a Valencia un reportaje que incluía dibujos y fotografías del proyecto de urbanización del Saler. Corrían los tiempos en los que se hablaba de “progreso”.
Entre 1970 y 1975, una serie de artículos de opinión publicados en Las Provincias mostraban varias líneas argumentales contra el proyecto de urbanizar la Devesa, entre ellas destacaban los motivos avalados por ambientalistas. En concreto, tres artículos consecutivos firmados por María Consuelo Reyna cuestionaban el plan de urbanización de la Devesa. Pero fue realmente un capítulo de la serie “Vida Salvaje” de Félix Rodríguez de la Fuente, emitido el 28 de junio de 1970 y dedicado a l’Albufera, el que mostró a la ciudadanía las consecuencias de la urbanización de este valioso espacio natural.
El año clave fue 1974, cuando un grupo de diferentes profesionales, entre ellos arquitectos como Just Ramírez y Carles Dolç, sociólogos como Josep Vicent Marqués o historiadoras como Trini Simó, entre muchos otros, iniciaron un movimiento ciudadano junto a las asociaciones vecinales de los barrios de Valencia. El eslogan “El Saler per al poble” se extendió por toda la ciudad unido a distintas acciones como una exposición, en el Colegio de Arquitectos, que explicaba en paneles el antes y el después de la Devesa tras la urbanización, una recogida de miles de firmas, una convocatoria de manifestación y la publicación de “El Saler per al poble: dades per a una decisió col·lectiva” (Informe AEORMA). Aún estando a finales del franquismo, la ciudadanía consiguió parar los planes de urbanización de la Devesa.
A principios de los años 80 se aprobó el Plan Especial de Reforma Interior de la Devesa del Saler. Y el Decreto 89/1986, de 8 de julio, declaró parque natural al paraje formado por el lago de l’Albufera, los humedales adyacentes y el cordón litoral.
El cordón dunar
Por último, añadir que tras las malladas, de camino a la Playa de la Devesa, se pueden ver los diferentes tipos de dunas hasta la llegada a la orilla del mar. Las dunas fijas, móviles y las embrionarias albergan diferentes asociaciones de especies vegetales condicionadas por las características físico-químicas del medio ambiente. Un ecosistema muy particular y ya detallado en espores a través de la serie de artículos Cerca del mar I, II, III i IV.
Aquí, el alumnado puede observar cómo se van sucediendo las diferentes especies y las adaptaciones que presentan, condicionadas por las características físicas y químicas del suelo, la disponibilidad de agua y nutrientes, la movilidad de las dunas o el impacto del viento del este cargado de sales, entre otras particularidades.
En conclusión, gracias al movimiento ciudadano, que paró la urbanización proyectada en la Devesa, se puede disfrutar del magnífico, y a la vez frágil, paisaje que ofrecen estas comunidades vegetales. Aún así, estos ecosistemas asentados en las dunas están sometidos a una fuerte presión antrópica, ya que son zona de paso y acceso a la playa. Gracias a las actuaciones de recuperación de la vegetación dunar y la educación, es posible devolver a la Devesa toda la biodiversidad que albergó en su día. Por ello, todas las actuaciones, estudios y actividades dirigidas a la conservación, protección y aprendizaje son básicas para preservar un enclave tan singular.
Agradecimientos. Muchas gracias a mis alumnos y alumnas de 1º de bachillerato B (curso 2017/18) del IES El Clot (Carrer Just Ramírez, 34. 46009 Valencia) por su participación.
Nota: este itinerario con este alumnado en concreto fue realizado antes de la pandemia.