«La sociedad urbana debe integrar la huerta en el nuevo concepto de espacio verde»

El catedrático de la UPV José María García Álvarez-Coque en la huerta ecológica del Jardí Botànic de la Universitat de València. Foto: M.J.Picó

PASEO EN EL BOTÀNIC CON...

José María G. Álvarez-Coque: «El Jardí Botànic es una magnífica puerta para que la ciudadanía aprecie la huerta»

La agricultura y la alimentación son los dos ejes que inspiran la trayectoria de José María García Álvarez-Coque y, siempre, con una perspectiva internacional entusiasta y un generoso compromiso por la difusión del conocimiento científico a la ciudadanía. Es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Politécnica de Valencia y desde su Grupo de Economía Internacional y Desarrollo lidera desde hace una década la Càtedra de Terra Ciutadana, un espacio de investigación, reflexión crítica, intercambio y divulgación para la sociedad en ciencias agronómicas y sociales. Su amplia perspectiva global, gracias a la colaboración con la FAO, la OCDE, la Comunidad Andina o las instituciones europeas, le llevó a impulsar la iniciativa para que el regadío histórico de la huerta de València fuera reconocido por la FAO como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), un logro que cumple ahora un año. En nuestro paseo por el Jardí Botànic, sin dudarlo, con paso decidido, elige adentrarse hasta la huerta ecológica para iniciar la conversación.

¿Qué papel podría tener el Jardí Botànic en el desarrollo del SIPAM?

Sin duda, debería ser una parte integrante por su protagonismo en la conservación de especies tradicionales. Es clave tener un espacio para hacer un seguimiento de los métodos de producción, el cultivo, las características de las variedades o los diversos impactos climáticos. El Jardí Botànic de la Universitat de València es una puerta con grandes posibilidades para que la sociedad valenciana urbana aprecie la huerta y un nuevo concepto de espacio verde, más allá de los grandes diseños paisajísticos de la ciudad.

Tras un año de la declaración, ¿cómo se encuentra la iniciativa?

Una de las claves del éxito del reconocimiento era demostrar que habría solidez para su mantenimiento. En este sentido, el Consell de l’Horta es la entidad que, además de representar institucionalmente al SIPAM, tiene el mandato de ejecutar el Plan de Desarrollo Agrario del Plan de Acción Territorial de la Huerta. Todos los protocolos se están diseñando y disponemos de cinco años –nos quedan cuatro- para presentar pruebas de verificación del plan a la FAO, aunque nos pueden auditar en cualquier momento. Por este motivo, es tan importante que estemos atentos a lo que sucede en puntos concretos de nuestra gran metrópoli agraria, por ejemplo, en el Plan de Acción Integral (PAI) de Benimaclet, el solar de Jesuitas o el despliegue del Plan Verde y para la Biodiversidad.

El liderazgo del profesor e investigador Álvarez-Coque fue clave para que la huerta de València consiguiera, ahora hace un año, el reconocimiento por la FAO como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). Foto: M.J. Picó

Se ha aprobado recientemente el convenio para el desarrollo del Jardí de Trini Simó dedicado a la biodiversidad de la huerta. ¿Qué opina?

Resulta muy ilusionante que el Ayuntamiento de Valencia tenga esta apuesta, en coordinación con la Universitat de València, para transformar el emblemático solar de Jesuitas en el Jardí de Trini Simó dedicado a la biodiversidad de la huerta. Más que un centro de interpretación, será primordial promover un espacio para poner en común conocimientos sobre huerta, donde confluyan cultivos y cuestiones humanas. Dar a conocer los sistemas de riego, las tandas, la memoria colectiva, revalorizar a las personas, el papel de las agricultoras y los agricultores, acercar el mundo rural al urbano.

La agricultura también es valor de la ciudad moderna e innovadora…

El diseño innovador no puede dejar de lado los valores históricos. Hay que combinarlos, de lo contrario, estamos renunciando a oportunidades, a conseguir el valor de la diferenciación cultural. Es fundamental que se habiliten espacios agrarios para la ciudadanía, integrados en la sociedad urbana porque la alimentación no puede enajenarse de la realidad cotidiana. En este sentido, el barrio de Benimaclet, ante los planes urbanísticos, representaría un ejemplo de trinchera entre esas dos visiones, mientras que el Jardí Botànic representa una vía de romper ese tipo de trincheras. Si se aportan servicios y educación ambiental, la sociedad respetará la vertiente agraria de su territorio y los servicios ecosistémicos que ofrece.

¿Cuál fue el germen del SIPAM de la huerta?

La verdad es que todo surgió gracias a la sugerencia de una amiga, Laura Lorenzo, directora del Foro Rural Mundial, tras el reconocimiento del sistema histórico de producción de sal del Valle de Añana en Álava. Y, por nuestra trayectoria, nos propusimos comenzar la iniciativa de la mejor forma posible, abriendo un amplio proceso de participación, además de contar con el apoyo institucional, desde el Gobierno central a la Diputación, la Generalitat y el Ayuntamiento de València. De hecho, estamos especialmente orgullosos de haber logrado una gran implicación de diversos sectores a través de diversas acciones.

El impulsor de la Cátedra Tierra Ciudadana eligió la huerta ecológica del Jardí Botànic para mantener el diálogo. Foto: M.J. Picó

La candidatura se realizó cuando la huerta ya había sufrido un proceso de degradación muy relevante. ¿Cómo afectó a la tramitación?

Nunca se ocultó la realidad de la huerta, al contrario, debe mostrarse su vulnerabilidad que revela la necesidad de preservación y reconocimiento internacional. Sin embargo, el sistema de riego tradicional de la huerta de València tiene un gran valor: sigue activo, presenta un gran dinamismo y capacidad de adaptación a las presiones climáticas. Podemos asegurar que nos encontramos ante un paisaje milenario y las acequias, aunque ahora sean de hormigón, han mantenido su anchura, por ejemplo, como una característica muy singular. Además de otras fórmulas de gobernanza y sistemas de riego por turno, administrados por el Tribunal de las Aguas o la Real Acequia de Moncada.

La Cátedra de Tierra Ciudadana cumple una década de trayectoria. ¿Qué destacaría?

Se ha consolidado como espacio de investigación-acción de la Escuela de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la UPV, catalizador de conocimiento. También de debate sobre la responsabilidad social de los profesionales de la ingeniería ante la sostenibilidad del planeta. Hemos logrado crear un foro de aprendizaje mutuo para multitud de asociaciones que trabajan por un sistema alimentario justo, agricultura y pesca responsables. Actualmente, además, contamos con el patrocinio del Ayuntamiento de València, en esta etapa, mucho más sensible ante el sistema de alimentación urbana y a apoyar una estrategia para la ciudad a través del Consell Alimentari. Nuestra vocación, como universidad pública, debe ser la Ciencia Abierta y espacios de impacto social.

Álvarez-Coque se reunió con el director del Jardí Botànic de la Universitat de València, Jaime Güemes. Foto: M.J. Picó

Se muestra muy orgulloso del ámbito de formación ofrecido al estudiantado. ¿Por qué?

Sí, porque es un espacio que abre expectativas a estudiantes para movilizar su manera de ver el mundo. Más de un centenar se han beneficiado de prácticas que supone una inserción óptima a nivel profesional. El de emprender por crear impactos reales de transformación, con actitud abierta. La Cátedra fue uno de los primeros espacios en lanzar challenges, como los relacionados con retos para reducir el desperdicio alimentario. Hemos apostado por enviar a alumnado a otros países, como Vietnam, Guatemala o diferentes de África para estudiar los retos de la economía campesina en la adaptación al cambio climático.

pandemia por COVID-19.

En 2020, la FAO reconoció la resiliencia del sistema de la Huerta de València para proveer de alimentos sanos y saludables a la población. Durante la pandemia, la comunidad agraria actuó heroicamente, quizás con menos aplausos y euforia, pero de forma eficaz. La población, según algunas evidencias publicadas, ha mejorado su adherencia a la dieta mediterránea y ha cocinado en casa con productos más frescos, muchos, de proximidad. De hecho, se crearon redes de comercio de proximidad y se aceleró el proceso de conciencia. Todo ello ha supuesto un factor claro a favor de la estrategia preventiva anticovid.

El profesor de la Politécnica apuesta porque la agricultura sea un valor de prestigio social, a la vez que, con perspectiva de género, se valore el protagonismo de las mujeres agricultoras. Foto: M.J. Picó

Con optimismo, augura el triunfo de la agricultura ecológica:

Se argumenta que la agricultura ecológica es solo para ricos y no debemos caer en la trampa. Tenemos capacidad para superar esa contradicción y, además, disponemos de la tecnología para hacer accesibles productos más saludables y respetuosos con el medio natural.

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Periodista ambiental y científica en Cultura y Comunicació del Jardí Botànic. Universitat de València
Compagino mi labor periodística con la docencia en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Jaume I y en el Máster de Comunicación Científica de la Universitat Pompeu Fabra. Investigo en #sostenibilidad #ODS #cambioclimático #narrativastransmedia desde el grupo ITACA-UJI y como asociada al BC3. Soy miembro del Living Lab Planeta Debug de videojuegos, cambio climático y arte de la UJI y la Fundación Carasso.
extern Colaborador Externo
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