Barros, botánica para colorear el cabello

Una técnica que aprovecha el poder de las plantas tintóreas para aportar tonalidades suaves a nuestro pelo, con el que podremos difuminar las temidas canas pero también restaurar la vitalidad y el brillo perdido, gracias a los nutrientes que las acompañan. Un nuevo post de estilo de vida sostenible y plantas de nuestra bloguera Baladre.

Existe una técnica de tinción capilar ¡muy vegetal!, que está cobrando peso y protagonismo en los últimos años, sobre todo para los que buscamos una alternativa a los tintes tradicionales de origen químico. Una manera de teñir el pelo de lo más natural llamada de forma común “barros”. Se trata de una mezcla de colorantes, mayoritariamente vegetales, que camuflan las canas sin modificar el tono de tu cabello a base de, literalmente, ¡pringarse el pelo con barro! ¿Os cuento más?

Como ya sabéis hay dos opciones a la hora de enfrentarse a las canas cuando empiezan a brotar en nuestras cabezas, lucirlas de forma natural o darles color a base de tintes. Yo, de momento, estoy en el segundo grupo, y, si habéis leído con anterioridad alguno de mis artículos, sabréis que siempre intento hacer las cosas de la manera más ecofriendly y natural posible. Así que buscando una alternativa a los tintes convencionales, para tapar estas canas que ya empiezan a asomar, fue como descubrí los barros. Una práctica divertida, relajante y creativa que además de dar color, nutre, y da brillo y volumen a nuestras cabelleras.

¿Qué son los barros?

Son tintes 100% orgánicos compuestos por extractos de plantas (flores, cortezas, hojas..) algas y tierras, en definitiva, pigmentos de la naturaleza. Sus activos vegetales y minerales respetan la estructura del cabello y no cuentan con elementos químicos dañinos en su composición, que afecten de manera negativa al pelo o al cuero cabelludo.

Barros a base de diferentes materias primas vegetales. Imagen: adobe stock

Y es que los barros actúan dándole tonalidad al cabello sin oxidarlo ni deteriorarlo. Contrariamente a cómo actúan normalmente los tintes convencionales, que rompen la estructura capilar para que el color penetre y se fije en el interior, en los barros la coloración se queda externamente impregnando la cutícula del folículo piloso, la capa más externa donde se encuentra la queratina, que es transparente ya que carece de pigmentación. Es más, ¡el pelo se ve más grueso, con más volumen!

A la vista son unos polvos muy finos, que huelen fuerte, a campo, como a una mezcla de tés y tierra. Su forma de activarse es combinándolos simplemente con agua caliente y, a veces, con aceites para facilitar su aplicación. Al mezclarse con el agua, se tornan de color amarronado y adquieren una textura barrosa, de ahí que se llamen barros.

Tratamiento con barros. Imagen: adobe stock

Una vez hecha la mezcla, se van impregnando los mechones de cabello, desde la raíz a las puntas. Tras 30-40 minutos de exposición, se aclara abundantemente con agua y ya está. Para conseguir resultados más intensos, se puede alargar la exposición un poco más, envolver el cabello con una toalla, exponerlo con cuidado a una fuente de calor o incluso repetir una segunda vez todo el proceso.

Como dato curioso, toda la preparación y aplicación debe hacerse sin elementos metálicos ya que se podría perder efectividad y/o alterar el color de la mezcla. Por tanto, los cuencos para hacer la mezcla han de ser de madera, gres, vidrio o plástico, al igual que los utensilios para mezclar o las pinzas que sujetan el cabello, donde nos decantaremos por la madera o el plástico.

Utensilios no metálicos para preparar los barros. Imagen: pexels

¿Crees que es una moda?

Los descubrimientos encontrados de civilizaciones antiguas y la historia han demostrado que la utilización de tintes extraídos de la naturaleza para el cabello es algo que se viene usando desde hace miles de años. Los egipcios, que cuidaban mucho la estética, ya usaban la famosa henna (de origen vegetal) y el kohl (de origen mineral). De hecho, se han encontrado polvos de hoja de henna en las tumbas de los faraones de Egipto. En la India y Persia también utilizaban henna, los hombres la mezclaban con índigo para teñirse la barba.

Replica de la máscara dorada de Tutankamón.

Los griegos y los romanos, en la Edad antigua, tampoco eran una excepción. Mientras que los griegos se decantaron también por la pasta de henna, los romanos comenzaron a usar otros ingredientes como el extracto de corteza de nuez o bayas negras de corcho, entre otros productos naturales. Además de teñir el cabello, podían utilizar también la decoloración gracias a una especie de pasta que hacían mezclando cenizas de madera de haya y sebo de cabra. ¡Y hay más!, ya que, aparte de los elementos vegetales, utilizaron por primera vez las sales de plomo. Algo impensable hoy en día debido a que es un producto altamente tóxico.

En el Renacimiento la tendencia era llevar el cabello rubio, las decoloraciones para hacer un cabello más claro las conseguían con sosa natural y mucha luz solar. Una vez decolorado, podían teñirse de diferentes colores mediante elementos vegetales. Durante esta época, en Francia, las mujeres morenas se aplicaban polvo de violetas, y las rubias polvo de iris. Y en el Barroco, esas grandes e icónicas pelucas también estaban teñidas usando plantas maceradas o sus cenizas.

El “Retrato Darnley” de Isabel I, reina de Inglaterra. Imagen: wikipedia, dominio público

En la Inglaterra del siglo XVII muchas mujeres coloreaban sus cabellos de rojo, en homenaje a la Reina Elizabeth, que era toda una influencer de la época. Estas tonalidades las conseguían impregnando sus cabellos en una solución de alumbre, tras una decocción de ruibarbo.

Sin embargo, si hablamos de avances en el teñido del cabello, los siglos XIX y XX han sido los más importantes, pero también han sido los años en los que más se ha abusado de los productos químicos: agua oxigenada, nitrato de plata, anilina, alcohol, amoniaco…Gracias a ellos podías tener un centenar de tonalidades diferentes y cubrir por completo las canas, pero pagando el precio de tener un pelo maltratado y desnutrido. Actualmente, ya son pocos los tintes que llevan amoniaco, aunque llevan otros muchos agentes químicos en su composición que alteran la salud de nuestro cuero cabelludo y el folículo piloso.

Ahora, en el siglo XXI, en plena revolución verde, hay ganas de volver a lo natural y es ahí donde entran los barros, ¡que están en pleno auge!.

¿Sirven para cubrir las canas?

Pues sí y no. Me explico, es verdad que ayudan a disimular los cabellos grises, pero no como lo hace un tinte convencional. Realmente lo que ocurre es que el barro aporta un tono suave a todo el cabello, que es prácticamente imperceptible en folículos con color pero que hace que las canas queden disimuladas o difuminadas. El efecto óptico que se consigue es de reflejos o mechas.

Cabello teñido con barros. Imagen: adobe stock

¿Lo mejor? Que en cada persona actúa de forma diferente. De hecho, si te aplicas barros, no sabrás qué reflejo tendrán tus canas hasta que no veas el resultado final. Y ligado a esto hay otra ventaja añadida, como el tono base no se altera, el efecto raíz no existe, ya que solo se colorean las canas y se va perdiendo el tono de forma gradual y uniforme. Y creedme, esta fue una razón de peso para decantarme por esta técnica. ¿No estar atada a un tinte cada 20 días para evitar este efecto? ¡Fenomenal!

Más ventajas de teñirse con barros:

  • Mejoran la salud capilar gracias a los principios activos que llevan las plantas.
  • No incluyen agentes químicos agresivos, ausencia de sulfatos u otros ingredientes que suelen provocar irritaciones. De hecho, tienen muy buena tolerancia en personas con tendencia a las alergias.
  • Contribuyen a eliminar las impurezas, consiguiendo que tu pelo luzca radiante.
  • Previenen la caída del pelo, la caspa y el exceso de grasa.
  • Recupera el brillo natural.
  • El pelo no se deteriora.
  • Equilibra el pH del cuero cabelludo.
  • Adecuado en embarazadas.
  • Se puede aplicar en cejas y pestañas.
  • Están compuestos de ingredientes biodegradables y no contaminantes para el planeta.

Y los inconvenientes:

  • La coloración es semipermanente, el color va desapareciendo con los lavados.
  • Los resultados no son muy intensos y quizás la cobertura de canas en tonalidades rubias es un poco pobre.
  • La gama de tonalidades es escasa y siempre en tonos naturales. Si buscas coloraciones fuera de lo habitual (rosas, azules, violetas…) este no es tu tratamiento.
  • No permite aclarar o oscurecer más de un tono el color del cabello. Es decir, si eres morena no puedes aplicarte el barro rubio, y viceversa. Tienes que elegir el que esté un tono por encima o por debajo de tu color natural.
  • Pueden aparecer tonos verdosos si te has hecho aplicaciones con tintes químicos o decoloraciones previamente. En ese caso, mejor iniciarse con la ayuda de un profesional para evitar este efecto.
  • La aplicación puede resultar un poco engorrosa, porque si la mezcla de polvo con agua caliente queda demasiado fluida, gotea; y si queda muy seca, se aplica con dificultad.

Top 5 de las plantas que encontramos en los barros

En la naturaleza existen diversas plantas que contienen principios activos con propiedades colorantes. Estos principios activos, extraídos por diferentes técnicas, se emplean para preparar los tintes vegetales del cabello. Como la mayoría de las plantas, cada una de ellas tiene otros muchos usos, no obstante, en este post nos centraremos en sus propiedades para el cabello.

HENNA

Lawsonia inermis, henna. Imagen: freepik.es

Especie botánica: Lawsonia inermis

Descripción: La henna blanca, henné o alheña es un arbusto originario del noreste de África tropical, la Península Arábiga y del sur de Pakistán a la India, aunque se encuentra naturalizada en otras regiones del mundo, dentro del margen subtropical al ecuatorial. Tiene la corteza blanquecina, ramas delgadas, hojas lanceoladas de color verde pálido y flores blanco-amarillentas, de olor agrio, reunidas en panículas terminales.

Parte empleada: Hojas.

Principio activo colorante: Es la lawsona, cuya estructura química corresponde a una naftoquinona. El contenido de las hojas es aproximadamente un 5%. También contienen taninos (8%), que facilitan la fijación del colorante y dan cierto cuerpo o consistencia al cabello, así como resina (2-3%), azúcares, lípidos, etc.

La lawsona, es una molécula colorante que tiene una especial afinidad por la queratina. Al interactuar con la queratina natural del cabello (presente en la cutícula del pelo), reacciona químicamente y da origen al color tan característico de la henna, el cobre intenso.

Al contrario que la henna neutra (Cassia obovata) que repara los cabellos deteriorados, la lawsona reacciona mejor en cabellos sanos y con mucha queratina. Así, dependiendo del estado de tu cabello, la tinción será más o menos intensa.

Preparación: Las hojas se secan y trituran, obteniéndose un polvo amarillo-verdoso.

Tonalidad: Colores caoba y rojizos en los cabellos castaños, y color anaranjado en los cabellos rubios.

Beneficios: le aporta minerales al cabello, lo nutre en profundidad, dándole además brillo y volumen.

Nota: No hay que confundir las denominaciones, ya que la henna que se utiliza para los barros es totalmente vegetal y de origen natural, mientras que la henna compuesta es un tinte vegetal-metálico.

HENNA NEUTRA O INCOLORA

Senna italica. Imatge: Deb_NSWP, adobe stock

Especie botánica: Cassia obovata o Senna italica

Descripción: Arbusto de la familia de las leguminosas que alcanza los 60 cm de altura, que tiene un tronco erecto, cilíndrico, ramoso y blanquecino y hojas compuestas con de 4 a 6 foliolos elípticos. En sus inflorescencias, en forma de racimos, nacen numerosas flores amarillas que se oscurecen al secarse. Florece de junio en adelante. Llamados ‘sen de España o sen de Italia’, no es originario de la península, sino que procede del África intertropical, pero es conocido así porque su cultivo se extendió mucho en nuestro país y en Italia durante la Edad Media. En el continente africano se encuentra naturalizada hasta Sudáfrica y, en el sur de Asia, desde el Medio Oriente hasta la India.

Parte empleada: Hojas.

Principios activos: Antraquinonas, glucósidos de diantronas (5%), flavonoides, mucílagos, ácidos málico y tartárico. Y en menor cantidad taninos y resinas.

Preparación: Las hojas se secan y trituran, obteniéndose un polvo amarillento.

Tonalidad: Es una hierba ayurvédica que no tiñe. Bueno vale, para ser justos, sí deja un pigmento de tono dorado muy flojito, que en cabellos oscuros es imperceptible.

Beneficios: Imagina que estás en un anuncio televisivo y lee lo siguiente. “Es un tratamiento natural que se utiliza como si de una mascarilla se tratara y como resultado crea una capa protectora que recubre toda la cutícula del cabello, aportando un efecto glossy deslumbrante”. Vaya, que te lo puedes aplicar de vez en cuando para darle un buen aporte de brillo y vidilla a tu pelo, independientemente de que te quieras teñir o no.

El sen está considerado como uno de los mejores acondicionadores naturales para el cabello. Se utiliza para fortalecer, regenerar y evitar la caída del cabello, en definitiva, para devolverle vitalidad. Además, equilibra el pH del cuero cabelludo, tiene propiedades astringentes y antisépticas, repara la cutícula del cabello y evita la caspa. Si tienes problemas de caída de cabello, lo ves triste o deslucido, esta planta recubre y protege la cutícula del cabello fortaleciéndolo, haciendo que parezca con más volumen y, al mismo tiempo, resaltando tu color natural del pelo.

ÍNDIGO

Indigofera tinctoria. Imagen: jakasuryanta, freepik.es

Especie botánica: Indigofera tinctoria, entre otras.

Descripción: Planta de la familia de las leguminosas nativa del oeste de África tropical, desde Tanzania hasta el sur de África, y en Asia, desde el subcontinente indio hasta Indochina. Un arbusto que puede alcanzar los 2 m de altura, con hojas compuestas de color verde claro, imparipinnadas y opuestas, e inflorescencias con flores campanuladas de color púrpura.

Parte empleada: Hojas.

Principio activo: La indigotina e indigoferina (indigoides)

Preparación: El principio activo es un polvo azul-verdoso que se mezcla con henna y se aplica en forma de cataplasma.

Tonalidad: El índigo, también conocido como añil, puede dar azules claros que van desde un tono cielo pálido hasta un azul marino profundo casi negro. Y si es puro huele a una mezcla de frutas y abono.

Entre el siglo XIX y mediados del XX fue uno de los tintes más populares para teñir el cabello de color negro. Se conocía como la “henna negra”, porque cuando se mezcla con la henna y se aplica sobre el cabello, le da un color negro intenso y muy exuberante.

Beneficios: El uso regular del índigo puede prevenir el encanecimiento prematuro del cabello. También estimula el crecimiento del cabello, mejora su color y brillo y proporciona sensación de frescura.

MANZANILLA

Anthemis nobilis. Imagen: barmalini, adobe stock

Especie botánica: Se utiliza principalmente la manzanilla romana (Anthemis nobilis) aunque también se usa la manzanilla alemana (Matricaria chamomilla).

Descripción: Planta herbácea perenne de la familia de las asteráceas, de tallo muy ramificado y rastrero, en inflorescencias en capítulo formadas generalmente por flores liguladas radiales de color blanco y flores con forma de disco y corola amarilla en el centro. Las hojas son alternas y muy segmentadas. Florece en primavera y verano, y es nativa de Europa, donde podemos encontrarla fácilmente en prados y alrededor de jardines y terrenos cultivados.

Parte empleada: Flores.

Principio activo: La apigenina, de estructura polifenólica.

Preparación: Cocción de las flores en agua hirviendo. Cataplasma de flores trituradas y mezcladas con caolín.

Tonalidad: Amarillenta-dorada. Cuando se aplica repetidamente, tiene poder aclarante.

Beneficios: Mantiene y potencia el color en cabellos rubios, calma los cueros cabelludos sensibles, aporta brillo y matiza las canas. Recomendada para cabellos claros, melenas sin brillo, cueros cabelludos sensibles. Fortalece el cabello, y restablece la elasticidad y el brillo.

NUEZ

Juglans regia, nogal. Imagen: adobe stock

Especie botánica: Juglans regia

Descripción: Árbol frutal que pertenece a la familia de la juglandáceas y de origen controvertido. Alcanza los 25 o 30 m de altura y tiene una copa amplia que proyecta una sombra densa bajo su dosel. Su corteza es gris plateada y agrietada longitudinalmente, y sus hojas son caducas, alternas y compuestas por 5 a 9 hojuelas, siempre imparipinnadas, ovaladas y de margen entero. Las flores femeninas pasan más desapercibidas por ser poco aparentes, pero las masculinas son más vistosas y se disponen en largos pedúnculos colgantes denominados amentos, para favorecer la dispersión del polen por el viento. El fruto, la nuez, viene envuelta por una cubierta carnosa y verde que al madurar se seca y adquiere un tono pardo o morado.

Parte empleada: Hojas, corteza y cáscara del fruto.

Principio activo: La juglona, de estructura naftoquinónica. Está presente en un 0,15% en la corteza seca. También contiene lawsona1. Las naftoquinonas naturales (juglona), los taninos presentes en sus hojas y los polifenoles reaccionan con la proteína del cabello pigmentándolo ligeramente en tonos oscuros.

Preparación: En forma de cocción de las partes activas en agua hirviendo, así como en forma de cataplasma. Es frecuente emplearla mezclada con polvo de henna.

Tonalidad: Marrones. Mezclado con la Henna se consiguen tonos castaños y más oscuros.

Beneficios: Ayuda a prevenir la caída del cabello por su alto contenido en L-arginina, un aminoácido que ayuda a la circulación del cuero cabelludo y a fortalecer las raíces. Aplicado como una mascarilla, realza el brillo, fortalece el cabello y lo protege contra la caída.

Otras especies

El té (Camellia sinensis)se emplea para modificar los reflejos producidos por las especies anteriores, mientras que el café oscurece el tono final del tratamiento. El aciano (Centaurea cyanus) proporciona un reflejo azulado a los cabellos grises y blancos, por lo que es muy apreciada para cubrir el antiestético color amarillento de las canas, y con la raíz del ruibarbo (Rehum Officinale), se prepara una infusión que proporciona un tono dorado al cabello.

Combinaciones ganadoras

Ahora que ya sabes que tonalidad desprende cada planta, puedes saber que combinaciones van mejor a qué cabellos. Seguro que estás de acuerdo en que:

  • En tonos castaños: henna + sen
  • En tonos castaños cobrizos: henna + manzanilla
  • En tonos cobrizos oscuros: nogal + henna
  • En tonos rubios claros: manzanilla + sen

Mi experiencia

Llevo unos 3 años utilizando barros, y actualmente me los aplico tranquilamente en casa. Empecé yendo cada 6 meses a una peluquería especializada en barros. La verdad es que me gustaba ver como preparaban la mezcla delante de mí, y además el modo de aplicación es tan diferente a los tintes convencionales, que hace la experiencia más orgánica. Muy recomendable, ¡sales de la peluquería como si vinieras de un spa!

Desde hace un año me los aplico en casa, si quieres probar te recomiendo que busques una mañana o tarde que no tengas nada que hacer. Los tiempos muchas veces se alargan, y lo que pensabas duraría entre 1 o 2 horas, puede dilatarse un poco más, sobre todo si queremos potenciar el color repitiendo el proceso.

El resultado siempre es diferente, sobre todo respecto a la cobertura de canas, depende mucho del tiempo de exposición y el tipo de champú que uses antes de la aplicación.

Con este post he querido plasmar todos los pros y contras a los que me enfrenté al decidir teñirme solamente con productos naturales. Así como enumerar las plantas más presentes en las composiciones de los barros, para que sepas qué beneficios tan fantásticos aportan al cabello.

Si lo pruebas, como mínimo le estarás dando un aporte extra de nutrientes a tu cabellera que lo dejaran más sano y bonito de lo que estaba, eso seguro. ¿Magia? No, esto es ciencia, la ciencia de la naturaleza.

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Blog a cargo de Silvia Pérez, bióloga y amante de la fotografía y las manualidades.
extern Colaborador Externo
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