Te observo, te quiero, te cuido
Este artículo de #PlantesContades quiere repasar algunas propuestas editoriales para trabajar desde casa, mientras disfrutamos de preciosas propuestas editoriales, la complejidad de la emergencia climática. Tanto pequeños cuentos entrañables como análisis más profundos, pasando por propuestas para ser simplemente más conscientes de lo que nos rodea, nunca es demasiado pronto para prestar atención a un tema que no tiene por qué ser político ni formar parte de una moda, porque nos jugamos mucho, porque estamos hablando de nuestra casa.
Vamos con una nueva entrega de #PlantesContades , esta vez invitando a la reflexión y aprovechando que en verano quizá tenemos algo más de tiempo, algo más de ganas y algo menos de obligaciones, y nos podemos parar a pensar. En un mundo cada vez más distraído y que necesita estímulos constantes no es fácil atraer la atención, pero hay un tema que no podemos dejar para mañana: vivimos en un planeta que no cuidamos como es debido. La pregunta es: ¿podemos a través de la lectura de libros ilustrados abrir los ojos?
En la sensibilización ambiental se utiliza normalmente el principio “conoce, quiere, conserva”, basado en que para concienciar primero debemos dar mucha información, porque no podemos amar profundamente algo que no conocemos. Una vez lo conozcamos y nos guste, lo sentimos parecido a nosotros, y es entonces cuando desarrollamos un sentimiento de aprecio, y desde ese aprecio iremos al tercer paso, y definitivo, la necesidad de conservar aquello que queremos. Con estos libros se trata de pasar un buen rato, pero también de adentrarnos algo más en una realidad que hace tiempo ya denominaron incómoda, y que actualmente ya sabemos que es la que nos toca vivir. A través de las páginas encontraremos muchas historias, detalles y conceptos, y también una planeta que hay que cuidar porque es absolutamente fascinante. Y es que como decía Robert Allen en su libro Cómo salvar el mundo, “permitamos a los niños que amen la Tierra antes de pedirles que la salven”.
Con calma. 50 historias de la naturaleza
Este libro está lleno de sucesos cotidianos de la naturaleza contados como una historia. Algunos ocurren lentamente, durante días o semanas, como una mariposa que sale de una crisálida, o una ardilla que entierra bellotas para el invierno. Otros ocurren en un momento, como el amanecer o la formación de una nube.
Detenerse, prestar atención, atender, fijarse en los detalles, el verano es un buen momento para parar, y más que para desconectar, para reconectar con uno mismo, y también, cómo no, para establecer vínculos con la naturaleza que la prisa suele romper. Y si queremos una guía inigualable que nos lleve por este camino tenemos este libro, una maravillosa lupa que hace grandes pequeños procesos y sucesos de la naturaleza que es muy fácil que nos pasen desapercibidos.
Un prado al caer la tardar puede parecer un lugar tranquilo, sin sustos, un charco de agua cristalina es el espacio perfecto donde vemos que no pasa nada. ¿O sí que pasa? La verdad es que están sucediendo cosas a nuestro alrededor continuamente, ¿cuándo hemos perdido la capacidad de darnos cuenta? No pasa nada, tenemos la lectura y las buenas publicaciones para ayudarnos. En este volumen, cada dos páginas están dedicadas a un elemento que adentro tiene un universo completo, un por qué, unas consecuencias, y una pincelada sutil de poesía.
El listado es tan largo como delicioso. Un girasol que sigue el movimiento del sol, las hormigas que tejen un nido pegando su propia comida, una larva de seda, para pegar las hojas entre ellas, los nenúfares que se abren en el estanque en un ciclo a lo largo del día y la noche, el copo de nieve y todas sus formas imposibles, con placas, agujas y dendritas por las temperaturas bajo cero, los musgos desplegándose bajo la lluvia cuando el bosque reverdece por la humedad, el rastro pegajoso del caracol haciendo un camino infinito a pesar de su velocidad, la formación de una tormenta un día de verano (un sueño que ahora con el calor tanta falta nos hace).
Todo esto está pasando, justo ante nuestros sentidos, y aunque no está dirigido a nosotros, podemos ser un público fiel y asistir gratuitamente a las representaciones de la naturaleza. La programación no se para nunca, los actores y las actrices tienen infinitos repertorios, no hacen falta ni los aplausos porque no tenemos que romper el momento. ¿Quién querría acabar con un teatro así?
La tierra en huelga
En ese mismo momento
la Tierra dejó de girar.
Tantos años avisando,
¡ya era hora de actuar!
Este cuento se presentó en el Jardín Botánico en noviembre del 2021. Unas encantadoras Pilar y Laura, las autoras, nos escribieron para montar un acto lúdico donde mayores y pequeños se lo pasaran bien. Una actitud y saber hacer que no te sorprende al hojear la historia de un planeta enfadado y que se pone en huelga porque no puede más. ¿Y cómo no hacerlo si actuamos como si nada de lo que hiciéramos importara? ¿Si sus habitantes que más guerra dan son los que después se portan peor?
Así os lo contábamos en la web del Botánico para la presentación: es en la suma de pequeñas acciones donde está la respuesta al cambio social que el medio ambiente necesita. Ilustraciones brillantes acompañarán a la Tierra en sus diferentes estados de ánimo. Rimas que narran un inquietante presente para que de paso un ilusionante futuro con nuestra ayuda.
Y así es, el libro está lleno de rimas entrañables que pueden servir para leer y disfrutar en voz alta, ¡o incluso representar en un teatro improvisado! Y junto con ellas, se explican los problemas a los que se enfrenta la Tierra, como son las temperaturas extremas, la pérdida de biodiversidad, las plantas y los animales que sufren, o el mar pasando penurias por convertirlo en vertedero. Un panorama bastante triste y el desencadenante de que la Tierra, harta, diga basta. ¿Y qué pasa si la Tierra ya no da vueltas? ¿Lo podemos imaginar? La gente tiene que vivir en lugares donde siempre es de día y en lugares donde siempre es de noche. Esta situación es, cómo no, desesperante.
Hasta que se dan cuenta de que detrás de aquella situación inesperada hay unos lamentos, y la autora los emites desde el fondo más inimaginable, en el centro medio del nuestro planeta. Allí loe explica qué pasa. ¿Cómo estamos actuando? ¿Por qué generamos residuos sin freno? ¿Por qué nos creemos con derecho a destrozar los bosques? ¿Por qué pensamos solo en tecnología y dinero? Y después de este discurso vendrá el cambio, y el despertar.
Reciclaje, compra consciente, abonos orgánicos, consumir fruta y vegetales de temporada, transportarnos sin contaminar o contaminando lo mínimo, hay tantas cosas que se pueden hacer… Y sí, los cambios se generan también en otras capas de la sociedad donde se toman decisiones que afectan a todos, pero no por eso tenemos que olvidar nuestra parte de responsabilidad.
La historia nos dará una pequeña lección y nos hará pensar y sonreír. Y llegaremos, como siempre, al final, donde la Tierra recupera el color, porque no os lo he dicho, pero este es un cuento en blanco y negro, porque esos son los colores del futuro si no espabilamos, despertamos, y paramos la huelga de una Tierra cansada de que no escuchemos sus lamentos.
Estamos aquí. Notas para vivir en el planeta tierra
Parece grande, la Tierra.
Pero somos muchos los que vivimos aquí
(7,327,450,667 y subiendo)
así que sé amable.
Conozco algunos seguidores de Oliver Jeffers, un poco llevados por su uso del color, por sus ilustraciones características, pero esto lo podemos encontrar en muchos profesionales de la ilustración que han hecho de la profesión un arte que parece no tener límites y despertar un renovado interés. En el caso de Jeffers, además, está la capacidad de contar historias sencillas de una forma clara y con un punto de surrealismo que te cuelga una sonrisa en la cara desde la primera página.
Así, no cuesta imaginar que un libro dedicado a los consejos que le quiere dar a su hijo para vivir en la Tierra, donde acaba de llegar, es toda una declaración de cordura divertida. Pero no hay que esperar una guía de buenas prácticas, grandes consejos trascendentales, no es un manual para que nuestros hijos e hijas puedan orientarse. Son breves píldoras de sabiduría por su claridad: la Tierra es de este modo, la compartimos con estos seres vivos, cuida tu cuerpo, respeta al resto, disfruta del espacio que te ha tocado habitar y sé consciente de él, de lo que necesita, no solo de lo que necesitas tú.
Porque a veces nos complicamos mucho lanzando el mensaje, y se hace un lío, y transita de forma desordenada por ese canal que va del emisor al receptor, y al final, aquellos ojos curiosos que nos miran se desvían un poco y resulta fácil adivinar que aquel cerebro tierno está pensando: “no me he enterado de nada”. Con esta historia sí se enterará, y de paso, quizá, recordemos nosotros algo básico, que eso nunca viene mal.
Cambio climático
Una cultura de la Tierra que se base en la cooperación más que en la competitividad, en la conservación más que en el crecimiento, en los cuidados más que en la destrucción.
De este libro se pueden decir muchas cosas. La primera, que está escrito por tres mujeres. Yayo Herrero, que pasea sus ideas sobre ecofeminismo por auditorios atestados, María González, que llena páginas y páginas tratando la ecología social y analizando un despertar necesario, y Berta Páramo, que ha cambiado la arquitectura por la ilustración científica. Quizá, sus tres sensibilidades sumadas, hacen de esta obra un análisis breve pero comprometido de todas las aristas que forman el prisma del cambio climático.
La segunda, que puede resultar interesante para preadolescentes y adolescentes, tratando de captar un poco su atención, desviada, como la nuestra, por qué no decirlo, hacia la pantalla rectangular de no deja de emitir luz. Con él se puede profundizar en este complicado tema medioambiental, y a pesar de ser divulgativo y que podamos pensar que está enfocado al público juvenil, no le faltan datos o conceptos importantes que podrían ocupar páginas de artículos para adultos, como qué es el permafrost, la isla de basura del océano Pacífico, la construcción bioclimática, la ganadería industrial, Lynn Margulis, o los fenómenos meteorológicos extremos, entre otros muchos.
Pero hay muchos libros sobre cambio climático, ¿qué hace que este sea diferente? Vamos a la tercera característica, y es que aborda temas controvertidos como el ecofeminismo, las migraciones, la pobreza, las desigualdades, la guerra y los conflictos, así como la justicia social. No siempre los relacionamos con los problemas ambientales pero actualmente se analizan todas las causas y consecuencias del momento que vivimos, y no nos podemos quedar solo hablando de consumo o economía de proximidad. Hay mucho más donde explorar.
Si me permitís una cuarta, dado que estos artículos van de libros ilustrados, es que aquí las ilustraciones no son puramente decorativas, suelen tener un doble significado y aportan en el libro una visión añadida. Si lo leemos en compañía de nuestros hijos e hijas, comentar las ilustraciones será igual de interesante que el texto.
Y acabo ya, yendo a las últimas páginas, porque para ver el compromiso del libro nos tenemos que centrar en los puntos finales. Nos cuentan de lo que piensan que hay que hacer sí o sí, como claves para actuar de forma inmediata en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero o para afrontar los cambios de forma justa, pensando, por ejemplo, en que hay lugares donde todavía las personas tienen que aumentar su consumo de recursos para sobrevivir. También se habla, y esto es lo más común, de aquello que podemos hacer en nuestro día a día, como el transporte sostenible o la reducción de consumo energético. Pero no solo nosotros, ¿qué hace falta que hagan los gobiernos? La financiación de planes de investigación tecnocientífica, la colaboración con otros gobiernos, la legislación, el listado es largo. Incluso se tratan las falsas soluciones que parecen sencillas y asumibles, pero que tienen una cara B, así como la cultura de la Tierra, que propone una alfabetización ecológica y la transformación de nuestro sistema de valores.
Si cuando acabamos de leer el libro notamos que estamos un poco incómodos en nuestro sofá, las autoras habrán hecho bien su trabajo y, segurament, sea el momento de coger impulso y levantarnos.
Bibliografia
Rachel Williams (2020). Con calma. 50 historias de la naturaleza. Ferya Hartas (il.). Flamboyant. 121 pág.
Laura Saus (2021). La tierra en huelga. Pilar Parro (il.). Vinatea Editorial. 41 pág.
Oliver Jeffers (2017). Estamos aquí. Notas para vivir en el planeta tierra. Andana Editorial. 38 pág.
Yayo Herrero, María González (2019). Cambio climático. Berta Páramo (il.). Litera. 55 pág.