Visitantes de terrazas urbanas
Las terrazas en la ciudad nos pueden sorprender y mucho. Según las plantas que tengamos atraeremos a unos insectos u otros. También podemos tener plagas indeseables que las ataquen, que lleguen incluso a matarlas. Pero también otros visitantes que nos pueden asombrar: una espectacular oruga de la mariposa de la muerte mimetizada entre las hojas de un olivo o una abeja cortadora de hojas afanada en dejar su marca en una parra virgen.
En la terraza de casa, orientada al oeste, tenemos plantas que cuido a diario tanto por su belleza como por su significado. Algunas de ellas llevan muchos años con nosotros y tienen un valor sentimental muy especial. Por eso estoy muy pendiente de cualquier problema que puedan presentar relacionado con plagas, falta o exceso de riego, aporte de fertilizantes, la acción desecante del viento de poniente…
La mariposa de la muerte
Hace unos años, una mañana a principios de noviembre, estaba mirando mi olivo (Olea europea L). Un bonito ejemplar que tengo desde hace veinte años en una maceta. Es una olivera traída desde Cocentaina (Alicante), probablemente de la variedad “blanqueta”, la más cultivada en esas comarcas. Al mirar las hojas había algo que me llamó la atención. No por el color, sino por la forma rara que presentaba. Al acercarme comprobé que no era una hoja rara, era una oruga. En casa estuvimos alimentando a la larva con hojas de olivo durante varias semanas hasta que entró en fase de crisálida. El 1 de enero de 2015 emergió la mariposa, a la que intentamos alimentar con miel. Sobrevivió varios días y el 7 de enero la vimos muerta. No pasó tiempo enterrada y, por tanto, en oscuridad absoluta como requiere la fase de pupa, por lo que quizá no se desarrolló correctamente y sus alas no parecían adecuadas para volar.
Nuestra experiencia no es infrecuente. Es corriente que muchas personas pregunten en foros de jardinería por “un gusano verde y grande” que han encontrado en el huerto, jardineras o jardines urbanos de terraza. En general suelen ser ejemplares aislados. Esta era, concretamente, una oruga de la mariposa de la muerte, esfinge de la muerte o esfinge de la calavera (Acherontia atropos Latreille), una mariposa nocturna que pertenece a la familia de los esfíngidos.
Esta mariposa siempre está asociada a la mala suerte o la muerte en la literatura y en el cine. Ya la citaba Bram Stoker en Dràcula y aparece en la película El silencio de los corderos del director Jonathan Demme (las crisálidas se encuentran en la boca de las víctimas). Esta relación de la Acherontia atropos con la muerte viene ya desde el momento en que se le dio nombre científico. En efecto, el nombre de su género, Acherontia, viene del río Aqueronte que atravesaba el barquero Caronte cuando llevaba a los muertos al reino de Hades. La especie, atropa, hace referencia a una de las tres Moiras (o Parcas para la mitología romana), en concreto a Átropos, la que cortaba el hilo de la vida.
La mariposa de la muerte es una especie originaria de la zona tropical africana. Migra entre mayo y junio para pasar el verano en Europa. Su preferencia en cuanto a la altitud va desde el nivel del mar hasta los 1.800 m, y respecto a la latitud, cada vez se le puede ver en territorios septentrionales más alejados del ecuador. Debido al calentamiento global su distribución y comportamiento está variando. Quizá debido a esta razón encontré la oruga ya entrado el otoño en la ciudad de Valencia. Las orugas miden entre 12-13 cm. Su coloración es muy similar a las hojas del olivo: diferentes tonos de verde que la hacen pasar totalmente desapercibida. Consumen hojas de plantas pertenecientes a la familia de las solanáceas, como las hojas del tabaco (Nicotiana tabacum L.) o de la patatera (Solanum tuberosum L.) pero también pueden consumir las hojas del olivo, vid (Vitis vinifera L.) y de algunas plantas ornamentales. Esta oruga tiene la particularidad de ser capaz de emitir unos chasquidos y morder cuando se siente amenazada.
Su ciclo reproductivo es curioso. La mariposa deposita los huevos en una hoja. Al nacer, la oruga se alimentará y tras cuatro mudas se convertirá en pupa o crisálida. Esta fase la pasa enterrada en el suelo, a más de 15 cm de profundidad. Tras pasar el periodo de pupa enterrada, emerge una mariposa de colores negro, grises y entre amarillo y anaranjado con un dibujo que parece una calavera en la parte superior de su tórax y que le da el nombre vulgar: mariposa de la muerte. Ya en la etapa adulta es un insecto muy veloz, puede alcanzar los 50 km/h, es grande de entre 9-13 cm (la hembra es más grande que el macho). Esta mariposa puede llegar a desarrollar dos generaciones en un año.
Es inofensiva para las personas, pero provoca daños económicos cuando ataca panales productores de miel, especialmente en África. Se alimenta de néctar y puede provocar estragos en la población de abejas y, por tanto, en la producción y comercio de la miel. Para que las abejas no le ataquen tiene una técnica infalible: se impregna de unas moléculas grasas con un olor igual al emanado por las abejas. De esa forma no es detectada por las abejas, pasando desapercibida dentro del panal. Aún así, y por si acaso, su gruesa cutícula y el indumento la protegen de las posibles picaduras. Además de la miel de los panales, se alimenta del néctar de las flores como por ejemplo de jazmines y claveles.
En España no se considera una amenaza. Puede defoliar alguna ramita de olivo o consumir algún tallo tierno de solanáceas cultivadas (patatas, pimientos, tomates, berenjenas). En el campo no suele hacer falta el uso de plaguicidas, ya que se puede retirar a mano.
La abeja cortadora de hojas
Otra de mis plantas favoritas en la terraza es la parra virgen o parra de Virginia, Parthenocissus quinquefolia (L.) Planc. Esta planta trepadora, de origen norteamericano (su hábitat se extiende desde Canadá hasta México) es caducifolia. Las hojas, de color verde brillante e intenso presentan cinco foliolos. Cuando llega el otoño las hojas pasan a tener tonalidades rojizas. Es en este momento del año cuando comienza a disminuir la cantidad de luz, baja la producción de clorofila y se ven los pigmentos amarillos, anaranjados y rojizos (carotenoides y flavonoides) que también acabarán degradándose. Por esta razón es muy decorativa, tapizante de muros, enrejados y celosías. Además es de fácil cultivo y mantenimiento. Las florecitas y los frutos aparecen en primavera y no tienen mucho valor ornamental. En la ciudad suele verse atacada por la cochinilla algodonosa (Planococcus citri Risso) justo antes de la aparición de las hojas, por lo que es fácil, con un poco de paciencia, eliminar estos insectos himenópteros ya que se ven muy bien.
Pero no era la cochinilla algodonosa lo que me preocupaba. Cada primavera veíamos que nuestra parra virgen presentaba unos “bocados”, unos recortes perfectos, en los foliolos. Sin embargo, nunca habíamos visto ninguna oruga, ni caracol, ni pájaros que pudieran explicar los “bocados”. Pensábamos que sería la obra de alguna especie nocturna. Hasta que a primeros de abril de este año vimos llegar un insecto que tenía todo el aspecto de una abeja. La gran sorpresa fue cuando se posó sobre las hojas de la parra virgen, realizó un corte perfecto de un trozo (unos 2-3 cm2) y se lo llevó volando entre sus patas. Se trataba de la abeja cortadora de hojas.
La abeja cortadora de hojas (Megachile centuncularis L.) es un himenóptero muy similar a la abeja productora de miel (Apis mellifera L.)
pero que no vive en grupo. La hembra suele construir un nido con los recortes de las hojas y allí deposita los huevos junto con alimento para las futuras larvas. Suele formar estos nidos en cualquier lugar: huecos de paredes, del suelo, en macetas, tejas… No es un insecto peligroso por sus picaduras ni tampoco agresivo para las personas y suele ser solitario. Para las plantas de jardín como rosales, buganvillas, glicinas, etc. no es dañina ya que no llega a matar al ejemplar que ataca. No suele tocar los nervios centrales de la hoja, por lo que esta no suele caer ni morir. Eso si, vivirá recortada. Es decir, sólo provoca un daño que se puede calificar como estético por los “bocados” en las hojas.
Estos visitantes de las terrazas urbanas son llamativos y curiosos, pero no se consideran una plaga. No hace falta tratar las plantas con insecticidas, no son fauna molesta ni peligrosa. De hecho, nos recuerdan sin salir de casa la importancia de la biodiversidad asociada a la vegetación. Cumplen su función en el ciclo de la vida, aunque una parte de la suya se desarrolle en una terraza de ciudad.
Bibliografia
Cuadernos de tecnología agraria [internet] (consultado el 1 de mayo, 2020). Disponible en www.ivia.gva.es
Mariposa de la muerte, Acherontia atropos y su llamativa estampa [internet] (consultado el 4 de mayo, 2020). Disponible en invertebrados.paradais-sphynx.com
Información sobre Acherontia atropos [internet] (consultado el 4 de mayo, 2020). Disponible en www.agrologica.es
Presencia de la esfinge de la muerte en plantones de olivar [internet] (consultado el 4 de mayo, 2020). Disponible en www.juntadeandalucia.es
Cochinilla algodonosa [internet] (consultado el 4 de mayo, 2020). Disponible en www.koppert.es
Te presento a la abeja cortadora de hojas [internet] (consultado el 4 de mayo, 2020). Disponible en www.joseeljardinero.com