Conservación

30 Ene 2014

Tianjin, la mayor eco-city del mundo

A pesar de ser uno de los países que más contaminan del mundo, en los últimos tiempos China se ha descubierto como una gran potencia mundial a la vanguardia en cuestiones de construcción sostenible. Las grandes ecociudades chinas son un ejemplo de cómo ecología y arquitectura futurista van de la mano.


Mientras en muchos países occidentales el negocio de la construcción ha caído en picado provocando una de las crisis globales más importantes de la historia, en China este sector está en auge y las empresas siguen haciendo esfuerzos y malabares por conseguir formas de construcción alternativas y más sostenibles. Es cierto que en casi todos los países las grandes ciudades se enfrentan al reto de ser cada vez más verdes y que cada vez se investiga más para que su impacto en el medio ambiente sea menor y su integración en él, mayor. Sin embargo el caso de China es distinto.

 

El gigante asiático vive en estos momentos de tecnificación y occidentalización una de las mayores migraciones internas de su historia con miles y miles de personas que cada año abandonan el campo para instalarse en la ciudad. No hay que olvidar que China es un país superpoblado y que sus urbes, a pesar de parecer mastodónticas ante nuestros ojos, se han quedado pequeñas. Por eso es necesario construir más.

 

Siguiendo políticas que aporten una mayor eficiencia al ciudadano en materia de transporte, basuras, ahorro de energía y, por supuesto, ahorro de espacio, el gobierno chino se ha lanzado a la aventura de construir ciudades prácticamente desde cero. El motivo es que, tal y como se reflejaba en el documental The Human Scale, en ocasiones no somos nosotros los que construimos las ciudades sino que, a la larga, son las ciudades las que nos acaban moldeando a nosotros. Es decir, resultaba más fácil construir una ciudad de la nada y que sus nuevos ciudadanos se impliquen desde cero en los aspectos más verdes de su nuevo hogar, que adaptar una ciudad histórica y a sus habitantes a todos estos cambios, que además de ser más caro es mucho más complicado. Pero, ¿es tan fácil levantar una ciudad partiendo completamente desde cero? ¿Qué criterios establecer a la hora de hacerlo?

 

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Para comprobar las posibilidades en el año 2007 el gobierno de China sentó las bases para la construcción de nuevas ciudades. El primer paso era buscar terrenos completamente inhabitados y no aptos para la agricultura. Se añadió como hándicap que además estos terrenos debían tener acceso a aguas contaminadas, siendo las nuevas máquinas y los edificios inteligentes, los primeros pobladores de la nueva ciudad, quienes las depuraran. El objetivo de esta idea intentaba ir un paso más allá, no sólo se quería construir una ciudad ecológica e inteligente desde cero, sino que además, esta nueva ciudad convertiría un lugar completamente muerto en un espacio apto para la nueva vida.

 

Además, la eco-city debía incluir edificios inteligentes que consumieran al menos un 48% de energía y un 58% de agua menos que una ciudad tradicional (se entiende que con el mismo número de habitantes), tener al menos un 15% del espacio habilitado para parques y zonas verdes y, por último, que su crecimiento se planteara de forma vertical y no horizontal, es decir, haciendo edificios más altos.

 

Convivencia y organización

El proyecto se hizo realidad en 2008 cuando comenzó la primera fase de construcción de la que sería la mayor eco-city del mundo, en la provincia de Tianjin, ubicada al norte del país y a unos 150 kilómetros del centro de Beijing. Con una extensión de 30 kilómetros cuadrados está pensada para ubicar a 350.000 habitantes que podrán vivir en una auténtica ciudad del futuro que incluye, entre sus planes de urbanismo, la priorización del transporte público, la instalación en toda la extensión de sistemas para el aprovechamiento de agua, la generación constante de energía solar y eólica y la implantación de una desalinizadora para obtener agua directamente del mar.

 

Todo esto en un entorno rico en zonas verdes y en el que se busca la comodidad del ciudadano. Hablamos de una megaciudad práctica y viable, reproducible (se ha proyectado pensando en que otros sitios de Asia y de todo el mundo puedan imitarla) y a escala (con características son fácilmente adaptables a otros lugares). La convivencia en armonía entre los habitantes y de éstos con el medio ambiente y con las actividades económicas y humanas era el objetivo final de la eco-city de Tianjin. Los primeros habitantes ya han llegado, aunque no estará totalmente finalizada hasta el año 2020.

 

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La planificación, en todos los sentidos, ha sido fundamental a la hora de poner en marcha este proyecto. Lo primero que se tuvo en cuenta fue el suelo, que debía ser compacto para un buen desarrollo del transporte. Después, se organizó la ciudad partiendo de un eje principal (llamado eco-valle y que es una columna vertebral verde), y de ahí se articuló un centro al sur del antiguo Canal del río Ji y dos subcentros, uno al norte y otro al sur del eco-valle.

 

Después se organizaron cuatro distritos o barrios residenciales todos ellos iguales, los cuales debían tener una serie de servicios sociales como por ejemplo, un centro cívico y cultural, y un parque. Por otra parte, cerca de cada zona residencial se proyectó un parque empresarial que proporcionara trabajo a los residentes de cada barrio, disminuyendo el espacio de desplazamiento del hogar al lugar de trabajo. La distancia máxima entre un hogar y su colegio o puesto de trabajo correspondiente no debe ser superior a un kilómetro.

 

El plan maestro de la eco-city de Tianjin incorporaba incluso la forma de construcción de los edificios, denominada, eco-cell, un concepto clave para entender esta ciudad. Se trata de bloques básicos o celdas, cada una de las cuales mide unos 400 metros por 400 metros, generalmente aceptada como una cómoda distancia a pie. Un conjunto de cuatro eco-células producen un eco-barrio, y varios Eco-barrios se unen para formar un distrito ecológico. Todos los edificios incorporan un techo o una terraza verde formada por vegetación nativa.

 

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Fuente: http://www.tianjinecocity.gov.sg/

 

¿Qué ventajas tiene vivir en una eco-city como ésta?

El otro aspecto totalmente planificado de la eco-city es el transporte. Como sabemos, las grandes ciudades de China son también las que más contaminación producen a causa de la polución producida directamente por el exceso de tráfico de coches y motocicletas. En este sentido, la consecución de un transporte verde y ecológico se convirtió en un objetivo prioritario. Así, se promueve el uso de transporte público y los modos no motorizados como las bicicletas o caminar. Para conseguirlo, las redes no motorizadas y las motorizadas están separadas minimizando conflictos entre peatones, conductores y ciclistas. Los primeros y los últimos tienen prioridad siempre dentro de la ciudad ecológica.

 

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Fuente: http://www.tianjinecocity.gov.sg/

 
Uno de los mayores atractivos de esta pionera eco-city de Tianjin es que, si bien no destaca por la originalidad arquitectónica, sí que lo hace por su sostenibilidad. Todos los edificios de la ciudad se han construido acorde a parámetros bioclimáticos, es decir, aprovechando su orientación para rentabilizar los ciclos naturales del día y de la noche. Además, disponen de la última tecnología de eficiencia como sensores de movimiento para la luz, persianas inteligentes para regular la iluminación y temperatura en el interior así como ventanas de doble vidrio y materiales aislantes en las paredes.

 

El consumo energético es mínimo, ya que incluso la calefacción funciona con energía solar. Ésta y los aerogeneadores producen el 20% de la energía de la ciudad, incluyendo casas, edificios públicos y ecoparques empresariales. También se utilizarán bombas de calor que aprovechen la diferencia de temperatura entre la superficie y el subsuelo para generar energía.

 

Y también tianjin ha incorporado un sistema de recogida de residuos totalmente ecológico. El reciclaje y la separación de entre basura reciclable y no reciclable es obligatoria y la recogida se realiza por medio de un sistema neumático que no necesita camiones, reduciendo costes y tráfico pesado. En 2013 el mayor reto fue generar sólo 0,8 kilos de basura por persona y día (mucho menos que la media mundial), de la cual 60% debería poder reciclarse.

 

WEB OFICIAL ECO-CITY

http://www.tianjinecocity.gov.sg/

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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