Solo como un hongo
Mirar hacia arriba en otoño y entre árboles es un ejercicio muy inspirador, pero ya aparecen en las sombras, a los pies de los grandes árboles y muy escondidos, los hongos. Baja la mirada y busca. ¿Por qué hace ilusiona tanto encontrar uno?
Desde la casita de un gnomo pasando por el pie de atleta, el imaginario popular tiene una gran variedad de esquemas mentales sobre los hongos. Tradicionalmente, han sido estudiados por la botánica a pesar de que ya hace tiempo que se sabe que están, evolutivamente, más emparentados con los animales que con las plantas.
Imagen de FlickR
Todavía no vamos a enseñaros a identificarlos. Es una gran responsabilidad y preferimos que los conozcáis antes de una forma un poco más descriptiva. Más adelante aprenderemos con calma, porque todos los hongos se comen, pero algunos una sola vez.
Chismorreos fúngicos
El nombre de hongo tiene un curioso origen etimológico puesto que es consecuencia de la unión de “fungus” (cadáver) y “ago” (hacer) que originó “funus”, de donde proviene la palabra actual. Con el fin de que los iniciados en la recolección de hongos no abandonen la lectura del artículo, os dedicamos este enlace, una aplicación móvil que os ayudará a identificar los hongos sobre el terreno. Haz clic en la imagen para acceder a la aplicación FungiNote, avalada por el Real Jardín Botánico.
Haz clic en la imagen para acceder a la descarga de FungiNote. Imagen de FlickR
Las representaciones de los hongos no son comunes en la historia de la humanidad, en el 1450 a.C. está datada la representación más antigua de este organismo en una pintura mural faraónica. Muy al contrario que los mayas, que entregaron un culto elaborado a los hongos alucinógenos y las representaciones en cerámica o frescos són más habituales.
¿Qué hay que tener para ser un buen hongo?
De los hongos sabemos que no realizan la fotosóntesis sino que son heterótrofos, es decir, no producen la materia orgánica como lo hacen las platas verdes sino que necesitan tomarla de otros organismos, tal y como lo hacemos nosotros cada día, en cada comida. Se alimentan de organismos muertos en descomposición o son parásitos. Sus células son como las de los animales y no como las de los vegetales y su cuerpo está organizado en filamenots denominados hifas.
Imagen del Facebook de SOMIVAL
Lo que llamamos seta es el cuerpo reproductor del hongo, donde se encuentran las esporas. La ciencia que se encarga del estudio de los hongos es la micología. En Valencia encontramos Sociedad Micológica Valenciana. Os dejamos el enlace a la web y al Facebook para que estéis al día en cuanto a las actividades que organizan: excursiones, talleres, jornadas gastronómicas…
¡Que no se acaben!
Dejando de lado la idea de encender fuego, de lanzar papel de aluminio o botellas de plástico, vamos a daros algunos consejos, situaciones en las que pude que no hayas pensado. Si las explicáis a los niños cuando vais de excursión, nuestros bosques tendrán una vida más larga.
Ragú de pavo con hongos. Imagen de FlickR
Ir de excursió es una de nuestras actividades preferidas pero en la montaña también hay reglas que cumplir. ¿Qué hago con las peladuras de la mandarina? Son orgánicas, biodegradables y un montón de cosas más que nos llevan a pensar que servirá como abono a las plantas. Lo cierto es que cuanto menos deshechos dejemos a nuestro paso mejor, pero en caso de tener que lanzar una piel de plátano, el corazón central de la manzana o un pañuelo usado, lo más respetuoso es esconderlo debidamente haciendo un agujero y tapándolo después con tierra.
Muchos ya sabréis cómo recolectar los hongos, pero hoy dedicamos las líneas a quienes quieren iniciarse. Para ser un buen cazador de setas son necesarias dos herramientas: una navaja y una cesta de mimbre. La navaja nos permitirá cortar la parte fructífera del hongo, la seta, que es el que nos comemos. Un corte limpio garantizará que el próximo año haya hongos también.
Imagen de FlickR
En cuanto a la cesta, no es que nos interese que visitáis los bosques con un modelito vintage, pero el trenzado del mimbre permite que las esporas de los hongos que ya hemos encontrado continúen esparciéndose por el suelo. Los entendidos sugieren llevar una bota de vino, pero esto ya es más personal.
Si algo podemos aprender de los buenos recolectores es la solidaridad. Acabado un día de búsqueda, los hongos se apilan, se pesan y se reparten equitativamente. Da igual si has encontrado tú más que el otro, lo más importante es llevarlos a casa, presumir de ellos y volvernos a juntar para comerlos en compañía. Así que ya sabes, ahora es buen momento para iniciarte, no volverás a estar solo como un hongo.
Créditos:
Imatge de capçalera de FlickR
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