Conservación

28 Nov 2015

Raíces… al descubierto

Espores tiene una misión subterránea, descubrir los secretos sobre las raíces: tipos, funciones y relaciones, porque las raíces también se asocian con otros organismos. ¡Acompáñanos bajo tierra!

Las raíces crecen discretamente bajo nuestras piscinas, las culpamos de nuestros traspiés y también nos las comemos así que por todo lo que hacen las raíces por nosotros, hoy les dedicamos unas líneas para clasificarlas, conocerlas mejor y apreciar sus funciones.

Sí, todos tenemos una imagen mental de lo que es una raíz, tal vez, si nos preguntan, no sea tan sencillo explicar qué es así que os facilitamos un definición de las sencillas: la raíz es la parte de la planta que se encuentra enterrada, que crece hacia abajo a diferencia del tallo y que se encarga de la absorción del agua y las sales minerales. Es el tejido especializado de fijar la planta al sustrato.

Cebolla versus patata

Cómo no, la botánica ha elaborado una clasificación para las raíces que os describiremos por encima, por no aburriros. La forma en la que se dividen las raíces ha sido el criterio para su clasificación. Hay raíces axonomorfas, las raíces que todos tenemos en la cabeza formadas por una raíz central principal de que salen el resto, más pequeñas. Las raíces fasciculadas son todas igual, como las de la cebolla mientras que las napiformes surgen de un engrosamiento, como un nabo. Las tuberosas son, estructuralmente como las fasciculadas pero presentan engrosamientos y por último, las ramificadas que recuerdan a la distribución de las ramas de un árbol.

Los nenúfares enraïzan en el fondo

También hay raíces acuáticas y que encontramos bajo el agua o algunas que se desarrollan en el interior de otras plantas para chuparles la savia, estas son parásitas. Por último, hablamos de las raíces adventicias que crecen por la superficie.

Tal vez, la clasificación que más nos interese es la de las raíces comestibles ya que hay un montón de raíces que consumimos pero que se venden en las frutas y verduras como un producto más sin distinguir que no son frutos sino raíces. Entre estos ejemplos están las remolachas, las zanahorias, los nabos, las chirivías, el rábanos o la colza.

Raíces comestibles

Entonces, ¿las patatas y las cebollas? No son raíces, son tallos y lo sabemos porque de ellas surgen brotes y raíces, como de todos los tallos, la diferencia es que su condición subterránea nos confunde.

Esta es la principal característica de las raíces comestibles pero, ¿por qué unas plantas tienen las raíces gruesas y otros no? Todos los ejemplos que hemos llamado antes, las zanahorias, los nabos y de más son plantas conocidas en agricultura como plantas bianuales. Lo explicamos: el primer año engrosan la raíz con una sola finalidad, tener reserva energética para el año próximo en el que perderán la hoja y deberán usar esa energía almacenada bajo tierra para producir nuevos tallos, hojas, flores, frutos y semillas.

Las raíces no están solas

A pesar de desarrollarse y cumplir sus funciones bajo tierra, en el mayor de los casos, las raíces no están solas sino que pueden interactuar con otros organismos. Pero no hablamos de jabalíes que barajan el suelo ni de ombligos sino de hongos. ¿Has oído hablar de la simbiosis? Pues ese es el tipo de relación que mantienen las plantas con los hongo y recibe el nombre de micorriza: –mico de hongo y –riza de raíz.

Los otros habitantes de las dunas. Haz clic en la imagen para saber más sobre micorrizas

Sin embargo, ¿qué ganan las plantas con esta relación? Muy sencillo, en las relaciones simbióticas los dos organismos implicados obtienen un beneficio, en el caso del hongo, nutrientes de la planta a la que ayuda a absorber mejor agua y sales minerales.

Hasta hace poco se pensaba que esta unión era una excepción pero actualmente, se conoce el hecho de que todas las plantas están micorrizadas, lo que su descubridor, el botánico polaco Franciszek Kamieńsk ni imaginaba.

Hace unos años, en 2011, Sascha Oswald, del Instituto de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Potsdam en Alemania, comunicó el descubrimiento de su equipo de investigación: las raíces modifican las condiciones de humedad del suelo que las circunda. Hasta entonces, se pensaba que, al absorber el agua provocaban una sequía mayor en la rizosfera pero ha resultado ser lo contrario. Aunque esta norma no se aplica a todas las especies, el estudio se ha realizado con el garbanzo (Cicer arietinum), el Lupi blanco (Lupinus albus), y el maíz (Zea mays) y abra nuevas puertas de la investigación en cuanto a la lucha contra la sequía y el cambio climático.

Muchos son los puntos de vista que podemos optar para hablar de las raíces pero lo que está claro es que no podríamos vivir sin ellas así que evita pisarlas y construir piscinas cerca.

Etiquetas
Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
Nota legal: Revista Espores. La veu del Botànic se hace responsable de la selección de bloguers pero no de los contenidos y opiniones en los articles de los mismos.
Send this to a friend