Construyendo el Atlas de la Justicia Ambiental
Aunque se trate de un término poco utilizado y difícil de definir, la justicia ambiental es uno de los objetivos de toda sociedad democrática que, además, sirve para hacer justicia al planeta. El pasado mes de marzo se presentó en España el “Atlas Global de Justicia Ambiental”, una plataforma interactiva que analiza conflictos ecológicos y espacios de resistencia a nivel mundial.
Según la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) la justicia ambiental es “el tratamiento justo y la participación significativa de todas las personas independientemente de su raza, color, origen nacional, cultura, educación o ingresos con respecto al desarrollo y la aplicación de leyes, reglamentos y políticas ambientales”. Esto implica que ningún grupo de personas que se identifiquen como tal por su ideología política, su religión, su raza o su estatus económico común debe sobrellevar las consecuencias negativas que el hombre ha ido produciendo en el medio ambiente durante cientos de años y especialmente a lo largo de los dos últimos siglos. Así que, de alguna forma, la Justicia Ambiental es la democratización en el sentido más amplio del medio ambiente, compartiendo el espacio ecológico y sus recursos pero también la responsabilidad de sus daños y su reparación o compensación en los casos en que sea necesario.
Hablar de Justicia Ambiental es, por lo tanto, hablar de responsabilidad y de esfuerzo común. Y no sólo se trata de una cuestión ética: los temas políticos y jurídicos tienen mucho que ver con ella puesto que se convierten en imprescindibles para legislar y organizar el medio ambiente a todos los niveles (global, estatal, federal, local o tribal). De la misma forma, la justicia ambiental es esencial para desarrollo socioeconómico de los países. La apropiación que durante años los países ricos han hecho de los recursos naturales de los países pobres ha dejado a éstos con muy poca capacidad para conseguir un desarrollo justo y sostenible y para alcanzar unas condiciones básicas de prosperidad humanas y sociales. Esta sobre explotación que durante años se ha desarrollado “en condiciones de dominación sobre otros” ha producido lo que se llama deuda ecológica, que unida a una social e histórica, debe reconocerse a nivel internacional y tenida en cuenta a niveles de compensación.
El agua sigue siendo fuente de conflictos ecológicos en todo el mundo. Imagen: Feria Internacional del agua. 10 year aniversary of Cochabamba Water Wars. Autor Kris Krüg
Los conflictos ecológicos, casi siempre bajo intereses económicos, arrastran consigo conflictos armados y civiles con graves consecuencias para las poblaciones locales
¿Por qué era necesario crear un Atlas de Justicia Ambiental?
Se estima que en la actualidad hay más de 2.000 conflictos ecológicos en el mundo, una cifra que va en aumento teniendo en cuenta que las demandas de energía y de recursos naturales siguen creciendo constantemente creando nuevas y cada vez más agudas injusticias medioambientales en el planeta. Para tener un conocimiento más preciso de la deuda ecológica en el mundo y para baremar los conflictos ecológicos y su desarrollo en la actualidad el proyecto europeo EJOLT (Environmental Justice Organizations, Liabilities and Trade) ha desarrollado una herramienta interactiva que, a través de mapas, hace un seguimiento de los conflictos ecológicos en el mundo y de los organismos, entidades y empresas implicados en ellos. Esta herramienta es lo que se conoce como “Altas Global de Justicia Ambiental” y ha sido puesto en marcha por el catedrático de Economía de la Universitat Autònoma de Barcelona Joan Martínez Alier con la colaboración de 23 universidades de 18 países, además de cientos de activistas, académicos e investigadores de todo el mundo.
El Atlas de Justicia Ambiental permite a los usuarios visualizar los diferentes conflictos ecológicos del mundo en tiempo real mediante la filtración de información por distintos campos, así se pueden saber las deudas ecológicas dentro de un país, por determinada actividad en todo el mundo o causadas por una compañía o empresa en concreto. Con un simple clic podemos obtener información actualizada de los conflictos nucleares, de los residuos tóxicos o de las guerras por el agua en cualquier parte del mundo.
Además de conocer los puntos calientes de cada conflicto y su descripción y cronología, el Atlas de Justicia Ambiental permite que cada uno de los mapas pueda ser insertado en otras webs externas, de tal forma que su difusión sea lo más amplia posible. Según Leah Temper, investigadora del ICTA UAB y coordinadora de este gran Atlas, hasta la fecha se han descrito aproximadamente un 17% de los conflictos que ya se han sigo reconocidos por la justicia internacional así como proyectos cancelados o bienes comunes que se han retornado a una comunidad.
La explotación de minas de fósiles minerales sigue siendo uno de los principales causantes de los conflictos ecológicos a nivel mundial. Imagen: Minero en una mina de Potosí. Wikipedia
Aunque todavía quedan muchos “espacios vacíos”, los creadores del proyecto buscar acercar este mapa a organizaciones civiles, investigadores y expertos en diferentes áreas de trabajo para que contribuyan a este gran inventario y conseguir con su colaboración documentar la mayor cantidad de conflictos ecológicos del mundo.
Lo que nos dice el Atlas
Aunque se encuentre en una primera fase de desarrollo, el Atlas de la Justicia Ambiental ya nos ha dejado algunas conclusiones que evidencian la grave y aplastante deuda ecológica que existe en nuestro mundo. A nivel geográfico, la India, Colombia, Nigeria, Brasil, Ecuador y Turquía son las regiones del mundo que mayores conflictos ecológicos registran, casi todos ellos relacionados con la extracción minera y los combustibles fósiles, los hidrocarburos y el oro, que se presenta como el gran responsable de los conflictos a nivel mundial. Si hablamos en nivel “humano”, el atlas destaca algunas tendencias preocupantes y que afectan una vez más a los desequilibrios económicos del planeta. Las comunidades que reciben un mayor impacto de los conflictos son las más pobres, a menudo indígenas sin poder político para acceder a la justicia ambiental y a los sistemas de salud.
Pero en Altas de Justicia Ambiental ahonda un poco más y nos pone alerta sobre situaciones muy preocupantes, especialmente sobre la impunidad que existe a nivel judicial para las empresas con probados delitos ambientales que en más de un 80% de los casos implica una pérdida de medios de subsistencia y cuyos procesos judiciales se alargan,parece que de forma infinita, en organismos y tribunales de todo el mundo. Como decíamos anteriormente, sólo un 17% de los casos mostrados en la herramienta están considerados como “una victoria de la justicia ambiental”.
Arriba, relación de conflictos ecológicos en España. Abajo, la ampliación del puerto en La Punta Valencia visto desde el Altas de la Justicia Ambiental
En nuestro país el Atlas de Justicia Ambiental ha registrado hasta la fecha 40 casos relacionados con combustibles fósiles, energía eléctrica, minería, proyectos urbanísticos, infraestructuras portuarias y aeroportuarias y conservación de la biodiversidad. Las mega-infraestructuras del aeropuerto de Ciudad Real, la línea eléctrica de alta tensión de Girona, la construcción de Eurovegas o la protección del lobo ibérico son algunos de los temas que el Altas de Justicia Ambiental ha localizado en nuestro país.
Para consultar el Atlas de Justicia Ambiental únicamente es necesario entrar en su web http://www.ejatlas.org/
