Inspiración natural: crea tu propio kokedama
En esta ocasión, Baladre Crafting-creativity nos propone iniciarnos en esta técnica vegetal artesanal de la cultura tradicional japonesa para conectar con la naturaleza y llenar de verde nuestros hogares. ¿Estáis preparados? ¡Vamos allá!
Recuerdo una visita que hice un invierno al Real Jardín Botánico de Madrid. Si no lo habéis visitado nunca, os recomiendo que paséis si tenéis oportunidad. Estaba paseando por el interior de la bonita tienda que hay allí, cuando vi como una de las dependientas, con un delantal puesto, introducía dentro de un florero grande lleno de agua un kokedama. Era como observar a un cocinero elaborando una receta o a un artista pintando un cuadro, allí estábamos todos ensimismados viendo aquello y se notaba que ella estaba disfrutando el momento.
Y es que esta práctica tiene algo que engancha. No solo el proceso de realizar y montar un kokedama es relajante, también el admirarlo en casa y el ritual de regarlo se convierten en un momento especial, de conexión con la naturaleza y amor por la botánica. Por eso hoy os animo a probar la experiencia por vosotros mismos.
¿Qué es un kokedama?
Si lo traducimos así sin más, el término koke quiere decir musgo y dama significa bola, así que simplificando podríamos decir que los kokedama son bolas de musgo, ¡fin! En realidad, el significado en japonés va más allá de las palabras, pues esta técnica de jardinería oriental se basa, sí, en bolas de musgo para cultivar plantas ornamentales, pero su esencia está en el propio proceso y en lo que transmiten dichas esferas vegetales.
Y es que el kokedama está considerado como una técnica decorativa pero también de relajación y de aproximación a la naturaleza, con la que podemos tener plantas en casa sin ocupar apenas espacio, ya que no llevan maceta y suelen ir colgadas.
Con su aspecto etéreo, simple y sencillo es difícil resistirse a estas pequeñas creaciones que viven suspendidas en el aire, así que os animo a disfrutar de esta práctica tan hermosa y original que nos ayuda a entender el mundo vegetal.
Su origen
Aunque no está confirmado, se cree que esta técnica desciende del más que conocido arte del bonsái, una práctica milenaria de cultivo de árboles y arbustos en pequeñas dimensiones que se inició hacia el año 700 AC en China. El kokedama, sin embargo, empezó como una variante hace unos 500 años en Japón, aunque en realidad su fama a nivel internacional se alcanzó hace más bien poco, en los años 90.
Y ¿cómo fue? Pues justamente una parte esencial en la técnica del bonsái es el recipiente, que debe ir en consonancia con la especie elegida. Así, algunos consideran que el kokedama fue creado por aquellos aficionados a la jardinería con pocos recursos económicos que optaban por hacer bolas de musgo para evitar tener que adquirir macetas en cada creación.
Sea como fuere, es verdad que los kokedama dan pie a crear pequeños universos de naturaleza con muy poco, pues solo se necesita musgo, un buen sustrato a base de turba, arcilla y arena de río, además de hilo, cuerda y la especie vegetal elegida.
¿Qué tipo de plantas podemos utilizar?
Lo maravilloso de los kokedama es que, al basarse en una bola de musgo, precisará de un ambiente luminoso pero no muy soleado, perfecto para ambientes de interior. Así, aunque se recomienda utilizar preferentemente plantas con exigencias parecidas a los briófitos, admitirán (quizás con un poquito más de cuidados específicos) un gran sin fin de especies.
Pequeñas plantas con o sin flor, ya sean helechos, orquídeas, hiedras, cintas, coleos, hierbas aromáticas, carnívoras, arbustos, arbolitos e incluso algunas especies de crasas o suculentas ¡las opciones son muy variadas!
¿Sabías que…?
Aunque estas pequeñas creaciones vegetales también pueden depositarse sobre bandejas, suelen ir suspendidas en el aire. Evocadores mini jardines con los que podemos crear escenas verdes de ensueño en cualquier espacio, que nos ayudarán a evadirnos y relajarnos tanto con el resultado como durante el proceso.
Una combinación de arte y naturaleza utilizada en las conocidas ceremonias del té japonesas, para armonizar las estancias y ayudar a la relajación, y que ha inspirado a algunos conocidos bioartistas como Anna Garforth, que ha llegado a colocar un kokedama gigante suspendido en el aire en mitad de una plaza de Londres, entre otras intervenciones.
Haz tu propio kokedama
Materiales
- 1 planta pequeña
- musgo (siempre comprado y no recogido de espacios naturales)
- sustrato universal de turba
- akadama (arcilla granular de tipo volcánico de origen japonés)
- arena de río
- fibra de coco (opcional)
- hilo de algodón y/o cordel de fibra natural (cáñamo, yute, sisal, lino)
- tijeras
- 1 jarra con agua
A tener en cuenta
Elige una planta que sea de crecimiento lento o de poco desarrollo, así no necesitarás cambiar la bola o ampliarla con frecuencia.
Las cantidades necesarias varían según el tamaño de la planta elegida, pues de ello depende que la bola sea más o menos grande. La proporción de sustratos debería ser de 3 partes de turba, 1 de akadama y ¼ de arena de río. Como el akadama es un producto muy específico y a veces puede resultar un poco caro o difícil de encontrar, puedes probar con un sustrato a base de turba (70%), arcilla (25%) y perlita (5%) o si no dejarte asesorar por tu centro de jardinería en función de las necesidades de la planta que vayas a utilizar y en este contexto.
Paso a paso
1. Busca un lugar amplio, como una mesa, y cúbrelo con algún cartón o mantel para evitar ensuciarlo.
2. Saca la planta de su maceta y limpia con suavidad las raíces para eliminar el exceso de tierra. Sólo hay que rebajar un poco el cepellón liberando algunas raíces. Reserva la tierra sobrante.
3. En un recipiente coloca los sustratos y ve mezclándolos mientras añades agua poco a poco, hasta conseguir una textura de barro. Añade también la tierra sobrante del cepellón de la planta y modélalo todo hasta conseguir una bola redonda. No olvides disfrutar de este momento de amasado de la tierra y de mancharte las manos.
4. Después, crea un hueco centrado en la parte superior y coloca ahí la planta. Si consideras que el cepellón aún es un poco grande, puedes rebajarlo un poco más e incluso cortar algunas raíces si fueran muy largas. Vuelve a modelar planta y sustrato juntos para que no pierda esa forma redondeada, pero sin apretar demasiado.
5. Por otra parte, hidrata bien el musgo, pulverizándolo por ambos lados con agua hasta que esté totalmente humedecido.
6. Extiende el musgo ya húmedo sobre la superficie de trabajo y coloca la bola en el centro. A continuación, envuélvela con el musgo suavemente y apretando poco a poco, cubriendo cada rincón de sustrato. Como si estuvieras empaquetando un regalo, en este caso uno bien bonito y vegetal. Nota: Si tienes fibra de coco, este es el paso donde puedes utilizarla, mézclala con el musgo antes de colocarla. La fibra de coco ayudará a que la bola retenga mejor la humedad necesaria, pero no es imprescindible. De hecho, hay quién sustituye por completo el musgo por esta fibra si no consigue encontrar musgo de una explotación sostenible.
7. Cuando ya lo tengas, coge el hilo de algodón y ve dándole vueltas a la bola hasta tenerlo bien sujeto y anuda los extremos. Piensa que el hilo va a ser la maceta donde estará descansando la planta, así que intenta repartirlo bien. También puedes utilizar cuerda, dependerá de si te gusta que se vea esta sujeción o no. Si te han quedado trozos de musgo por fuera del hilo que molesten visualmente puedes ayudarte de las tijeras y recortar el sobrante.
8. ¡Solo queda encontrar el lugar perfecto para el kokedama! Puedes ponerlo en un plato decorativo, aplanando un poquito la base, o colgarlo con la ayuda de un cordel, que es como a mí más me gusta, consiguiendo ese efecto etéreo que los caracteriza. En ese caso puedes, por ejemplo, utilizar directamente cordel en el paso anterior y dejar un sobrante que te permita hacerlo.
Recomendaciones y cuidados
El kokedama es un ser vivo y, como tal, hay que cuidarlo bien. Si lo haces correctamente te durará varios años en buenas condiciones. Así pues, para que luzca increíble deberás tener en cuenta estas recomendaciones:
Para regar un kokedama espera a que la bola esté bastante seca o muy seca para realizarle un riego por inmersión. ¿Cómo? Coloca la bola en un recipiente grande con agua de forma que quede cubierta hasta la mitad. Deja que vaya absorbiendo agua durante 10-15 minutos, después retírala y deja que se escurra por sí misma. No aprietes la bola de kokedama para escurrir el exceso de agua, dale tiempo y que ella retire la que no necesite.
No la expongas al sol directo, si lo haces el musgo se puede resecar o incluso quemarse.
Si vives en un clima seco, puedes rociar con un pulverizador de agua las hojas de la planta si la especie lo requiere.
Tras las floraciones, elimina manualmente las partes secas.
Puedes ir girando la bola para que la luz llegue bien a todas las partes de la planta, así no se torcerá y desequilibrará la bola.
Limpia las hojas de vez en cuando para eliminar el polvo acumulado, con un paño de algodón o gasas humedecidas.
Puedes usar fertilizantes diluidos en el agua de riego.
Ten controladas las posibles plagas (pulgón, hongos, cochinillas…)
Si se rompen partes del entramado del hilo, puedes “coser” más hilo directamente a la bola.
Y como siempre, ¡que lo disfrutéis mucho!