Un bosque de plumas
En un Jardín Botánico la palabra biodiversidad es muy importante, y no solo en referencia a la gran cantidad de plantas que acoge y conserva, también por estar habitado por reptiles, pequeños mamíferos, insectos, hongos y, como no, aves. SEO birdlife ha recogido todas las que podemos observar en un paseo por el Botànic de la Universitat de València y las ha recogido en una guía. ¡Te lo contamos!
La biodiversidad, más allá de su valor intrínseco, tiene el inestimable valor de aportar servicios ecosistémicos tanto en espacios naturales como antropizados. Por ejemplo, en pueblos y ciudades, la biodiversidad contribuye a mejorar la calidad de vida de la población, gracias al efecto de las arboledas urbanas como amortiguadoras de la temperatura, depuradoras de aire y contribuyendo a fijar el CO2, al mismo tiempo que, tal y como demuestran numerosos estudios, contribuye a mejorar la salud de los habitantes de las ciudades simplemente por su presencia y contacto.
Tórtola. Imagen de Pablo Vera
Verderon. Imagen de Pablo Vera
En este sentido, la observación y disfrute de la naturaleza no ha de estar reñido con vivir en la ciudad o con los procesos de urbanización. De hecho, si se integra la conservación de la biodiversidad en la planificación y gestión de nuestras ciudades, logramos retener en la trama urbana, al menos, una parte de las comunidades biológicas presentes en la zona y hacer de nuestras ciudades unos espacios más verdes y saludables.
En la ciudad de Valencia el cauce del río Turia supone la columna vertebral verde de la ciudad de Valencia, un eje que la recorre favoreciendo su permeabilidad a la naturaleza desde su entorno directo, como son la Sierra Calderona, junto con otros elementos de interés desde el punto de vista paisajístico y de conector de biodiversidad (l’Horta y el Barranc del Carraixet), el propio río Turia, que entra en la ciudad a través del cauce viejo, y l’Albufera. A ambos lados de esta columna vertebral encontramos dos grandes pulmones: los Jardines de Viveros y el Jardí Botànic de la Universitat de València, siendo en ambos casos lugares privilegiados para disfrutar de la biodiversidad urbana gracias a los múltiples hábitats que ofrecen para los distintos grupos biológicos.
Encontrar en el entramado de calles, edificios y semáforos urbanos unos espacios destinados a la biodiversidad supone encontrar espacios donde recuperar nuestro equilibrio y, por ejemplo, despejar la mente. Este es, sin duda, el caso del Jardí Botànic de la Universitat de València, donde pueden ser observadas a lo largo del año y con dedicación algo más de 80 especies de aves. Gracias a los árboles monumentales, las aves encuentran huecos o ramas grandes en las que nidificar. Entre el denso follaje, encuentran pequeños chinches, himenópteros y dípteros. En sus arbustos encuentran bayas ricas en azúcares con las que recargar energías durante las migraciones. Entre la hojarasca, isópodos y otros organismos descomponedores. En las plantas aromáticas, mariposas, abejas y abejorros. En las fuentes, larvas de dípteros, que emergen para disfrute de golondrinas o mosquiteros. En las construcciones, micromamíferos y pequeños reptiles que se mueven sigilosamente y con calma para no ser vistos por los cernícalos. Y, en el sustrato, ricas lombrices que hacen las delicias de mirlos. Todos ellos, relacionados en la cadena trófica, y junto a las plantas, y a los hongos y bacterias que no vemos, forman parte de la biodiversidad urbana.
Petirrojo europeo. Imagen de Pablo Vera El Botànic a vista de pájaro
Una muestra de esta bien estructurada biodiversidad urbana es el intenso uso de las aves durante todo el período anual. Algunas especies son habitantes del Jardí Botànic durante todo el año, como los mirlos, carboneros, petirrojos o verdecillos. Otras aves hacen un uso más puntual, pero no por ello deja de ser importante el papel del Jardí: encuentran un lugar en el que estar únicamente para nidificar, como las golondrinas, vencejos o papamoscas gris, o un lugar en el que pasar del invierno gracias a la abundancia de alimento, como los mosquiteros comunes, colirrojos tizones, pinzones comunes o lavanderas blancas.
Y finalmente, un rango muy amplio de especies utilizan el Jardí como lugar de parada durante sus migraciones entre África y Europa, paradas que son claves para alcanzar en una condición óptima el destino. En estos períodos podemos observar currucas, zarceros o carriceros saltando de rama en rama entre los arbustos, buscando insectos en primavera o frutos carnosos ricos en azúcares en otoño, mientras ruiseñores, colirrojos, tarabillas, mosquiteros o reyezuelos persiguen pequeños insectos entre las hojas o en el suelo, la oropéndola canta fugazmente, durante unos días de abril, desde la copa de los árboles y los alcaudones capturan mariposas entre plantas aromáticas o libélulas cerca de los puntos de agua.
Alcaudon. Imatge de Pablo Vera Ilustración de Juan Varela
Una muestra de esta bien estructurada biodiversidad urbana es el intenso uso de las aves durante todo el período anual. Algunas especies son habitantes del Jardí Botànic durante todo el año, como los mirlos, carboneros, petirrojos o verdecillos. Otras aves hacen un uso más puntual, pero no por ello deja de ser importante el papel del Jardí: encuentran un lugar en el que estar únicamente para nidificar, como las golondrinas, vencejos o papamoscas gris, o un lugar en el que pasar del invierno gracias a la abundancia de alimento, como los mosquiteros comunes, colirrojos tizones, pinzones comunes o lavanderas blancas.
Y finalmente, un rango muy amplio de especies utilizan el Jardí como lugar de parada durante sus migraciones entre África y Europa, paradas que son claves para alcanzar en una condición óptima el destino. En estos períodos podemos observar currucas, zarceros o carriceros saltando de rama en rama entre los arbustos, buscando insectos en primavera o frutos carnosos ricos en azúcares en otoño, mientras ruiseñores, colirrojos, tarabillas, mosquiteros o reyezuelos persiguen pequeños insectos entre las hojas o en el suelo, la oropéndola canta fugazmente, durante unos días de abril, desde la copa de los árboles y los alcaudones capturan mariposas entre plantas aromáticas o libélulas cerca de los puntos de agua.
Dani Miquel amenizará la jornada de presentación de la guía Un bosc de plomes
La guía, que presentamos este domingo 4 de diciembre, ofrece un recurso más para disfrutar de una visita y un aliciente para descubrir con mayor profundidad el Jardí Botànic a través del paisaje sonoro que emerge del uso de la fauna del paisaje vegetal, al mismo tiempo que invitamos a los lectores a reflexionar sobre la importancia de mantener y conservar la biodiversidad urbana y su papel sobre el bienestar en el medio que nos rodea.