Los beneficios de los árboles
Los árboles, esos grandes desconocidos, aportan sencillos e innatos beneficios al medio ambiente. Son capaces de minimizar los impactos negativos de la urbanización y hacen de las ciudades espacios más bellos, saludables y sostenibles.
No hace mucho tiempo existía un culto hacia los árboles, compañeros nuestros a lo largo de la historia. Antiguamente, el árbol era considerado como un ser prodigioso, emblemático, venerado por la población. Los recursos y beneficios que aportaban los convertía en monumentos sabios de la naturaleza. Bajo sus copas se celebraban eventos, reuniones, se tomaban decisiones en los pueblos, y también servían de cobijo y vivienda para animales en los meses más desfavorables del año. Eran excelentes mercados naturales, en los que podías encontrar fruta de la temporada. De hecho, sus frutos eran aprovechados para decoración de la casa y como condimentos para la comida. Su madera se utilizaba para tallar utensilios de cocina o trabajo. En las fiestas, los aromas de sus maderas o flores impregnaban el ambiente.
Hemos perdido la capacidad de admirar y agradecer todo lo que nos aportan los árboles. / Ingimage
Pero ¿qué ha pasado de un tiempo a esta parte? ¿Por qué los árboles han perdido ese protagonismo? ¿Quizás los árboles nos han privado de sus recursos? ¿Por qué no solo se ha perdido el culto al árbol, sino que también se ha dejado de respetar como ser vivo? Las prisas, el estrés y los horarios de esta sociedad en la estamos inmersos nos impiden dirigir la mirada a nuestro alrededor, convirtiéndonos a menudo en una especie de máquinas automatizadas, insensibles hacia el medio ambiente.
Pongámonos a prueba. Por ejemplo, ¿cuántas personas conocen el nombre de los árboles plantados en su calle? ¿Sabemos si son de hoja caduca o perenne? ¿Si cambian de color con las estaciones? ¿Somos capaces de responder a alguna de estas preguntas? Quizás en estas pequeñas cuestiones se hace más evidente todo lo que se está perdiendo en el día a día sin darnos cuenta.
El árbol, símbolo de bienestar y paz
Pero todo es más sencillo de lo que pensamos y solo necesitamos fijarnos en algunos detalles. Cada árbol es diferente a otro. Cada uno tiene su propia estructura, al igual que cada persona tiene un cuerpo y una constitución diferente. Esa diversidad nos enriquece. Pero, además, los árboles nos aportan una serie beneficios que el ser humano es incapaz de generar por sí mismo. Y todo ello lo hacen de forma desinteresada y sin pasarnos una factura a final de mes.
Imagen del Jardín del Turia desde el puente de la Trinidad, en València. / Ingimage
Se ha visto que los barrios con árboles tienen un comercio más dinámico y sufren menos actos vandálicos. / Freepik
Diversos estudios demuestran que la presencia de árboles en instituciones públicas, hospitales, colegios y comunidades mejora la calidad de vida de las personas. Es decir, aportan tranquilidad, serenidad, descanso y relax.
También se ha visto que en barrios con más zonas verdes y árboles se goza de una mayor cantidad de actividad comercial, al tiempo que se reducen la violencia y los actos vandálicos.
Los árboles como emblema social
Los árboles pueden convertirse en punto de referencia de un vecindario, aportando a la comunidad un espacio de reunión público. Diversas fechas señaladas –como el día del árbol, el día de los bosques, etc.– generan oportunidades de participación y convivencia ciudadana, mejorando así la inclusión social y compartiendo una jornada diferente al día cotidiano.
El árbol está presente como emblema de muchas localidades y ciudades, como en el caso de Madrid donde figura un madroño. / Ingimage
Además, muchos de los árboles autóctonos de una región, son un símbolo emblemático de sus ciudades reflejados en sus escudos, luciendo ese legado en actos, instituciones y celebraciones.
Ayuda contra el cambio climático
A través de la plantación y el uso de árboles en las ciudades podemos moderar el efecto de isla de calor causado por el pavimento y los edificios. La cobertura de la masa foliar de los árboles hace disminuir la temperatura entre 2 y 8 ºC en días muy calurosos, proporcionando sombra y liberando vapor de agua a través de sus hojas. Hagamos la prueba y vayamos en días de poniente a visitar un jardín, bosque o una zona arbolada. Comprobaremos por nosotros mismos la gran diferencia de temperatura entre la “calle” y el lugar en el que nos encontramos.
Ficus del Parterre de València. / Ingimage
Los árboles, también pueden mejorar la calidad del aire. Las hojas filtran el aire que respiramos. Absorben el dióxido de carbono, que está en la atmósfera, para formar hidratos de carbono que son utilizados en la estructura y las funciones de la planta. En este proceso las hojas también absorben otros contaminantes del aire como el ozono, monóxido de carbono y dióxido de sulfuro, y liberan oxígeno, que es lo que necesitamos para respirar.
Además, los árboles generan un ahorro importante de energía. En viviendas donde existen árboles próximos al hogar, se reduce hasta un 50 % la necesidad de utilizar el aire acondicionado. Por lo tanto, minimizamos de nuevo el dióxido de carbono y otros gases contaminantes.
Los árboles albergan vida
La figura del árbol como ser vivo, proporciona vida en sí mismo contribuyendo a la creación de su propio biotopo. Las copas de los árboles albergan cientos de especies que anidan en ellas. Pero no solo hay vida en las ramas y las hojas. En el interior de sus pudriciones y heridas se desarrolla vida microscópica de hongos, nematodos, bacterias, etc., imprescindibles para seguir la cadena trófica de la vida y vivir en simbiosis.
Las raíces de los árboles contribuyen a la riqueza del suelo. / Ingimage
En el suelo también juegan un papel imprescindible. Gracias al sistema radicular, los árboles retienen las partículas de las diferentes texturas y estructuras, lo que genera un engranaje natural que impide su escorrentía, pero también la pobreza del suelo. Con la caída de la hoja, la lluvia, los insectos y el frío, se genera el mulch, abono orgánico enriquecedor para el ecosistema que se ha creado.
Los árboles incrementan el valor de las propiedades
Los árboles también nos aportan unos beneficios económicos. Las casas con jardín incrementan su valor entre un 5 y 20 % más que aquellas casas que no lo tienen. Es más, se han dado casos de casas que iban a ser expropiadas y que, por contener un árbol o palmera catalogados como Monumental o Singular, han podido salvarse de la expropiación. Los árboles o palmeras monumentales tienen un valor incalculable por ser ejemplares notables de la naturaleza (bien sea por su longevidad, valor histórico, rareza, altura, etc.).
Los inmuebles con jardín o cerca de zonas verdes urbanas tienen un valor añadido para los usuarios. / Ingimage
Sin duda, los árboles mejoran la estética y funcionalidad de las viviendas. Aportan privacidad, enfatizan vistas u ocultan aquellas que pueden resultar desagradables. También reducen la luz intensa y los reflejos indeseados o molestos y proporcionan vistas, o suavizan, complementan y realzan la arquitectura del hogar.
Amigos de la infancia
Los árboles, aunque hoy en día escasean en los patios de recreo de los más pequeños, no solo les proporcionan un ambiente más acogedor, fresco y divertido, sino que les protegen de la exposición de los rayos UV-B reduciendo así el riesgo de quemaduras solares indeseadas y enfermedades.
Los más pequeños obtienen numerosos beneficios del contacto con los árboles y la naturaleza. / Ingimage
Por otro lado, se ha visto que los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad muestran menos síntomas cuando están en contacto con la naturaleza, ya que la presencia de árboles mejora la concentración reduciendo la fatiga mental.
Profesión y ocio
De la pasión por los árboles nace “la arboricultura moderna”, una nueva disciplina de la rama de la jardinería que se centra en la buena gestión del árbol para su futuro mantenimiento y conservación.
Gracias al conocimiento del árbol, se crean nuevas profesiones que velan por salvaguardar su identidad como ser vivo. Así pues, se ha creado la figura de técnico de arbolado y la de podador en altura que, a pesar de no contar todavía con títulos homologados, atienden a una demanda cada vez mayor por parte de ayuntamientos e instituciones, pero también de particulares que requieren de un servicio específico y de calidad.
En esta nueva disciplina, el árbol juega el papel más importante. Es el objetivo de los cuidados para que las futuras generaciones puedan llegar a disfrutarlos.
Disfrutar del ocio y practicar deporte rodeados de árboles nos ayuda a llevar una vida más saludable y feliz. / Ingimage
Los árboles también son aliados del ocio y del deporte, como muestran numerosas actividades al aire libre. Todo ello nos permite disfrutar de su majestuosidad y beneficios.
Como conclusión se puede decir que pocos seres vivos tienen tantas particularidades y proporcionan tanta rentabilidad al ser humano y a la naturaleza en general. Los árboles son una inversión que debemos cuidar en el presente para que se mantengan en el futuro, donde nuestros hijos, nietos y próximas generaciones puedan hacer un uso responsable y disfrutar de ellos.