Rejalguera, planta del mes de febrero en el Botànic
Como ya sabéis, cada mes en la web del Jardín destacamos una planta y ofrecemos información técnica por quien quiere conocer más profundamente algunas de las especies que conservamos en el Botànic i ver la en su época de floración y fructificación. Con las temperaturas primaverales apetece disfrutar de la naturaleza. Si es tu caso y no puedes disfrutar de una escapada tropical, ven al Botànic a descubrir esta planta canaria tan singular y si no podéis visitar el Jardín, desde espores viajamos al archipiélago canario para hablaros de la rejalgadera.
Un poco de descripción botánica
La rejalgadera, con nombre científico Solanum vespertilio, pertenece a la familia de las Solanaceae. Si te preguntas cuál es su aspecto, es un arbusto frondoso y poco ramificado, con una altura de entre 60 y 120 cm. Está dotado de un denso tomento (capa de pelos) que se extiende por todos los órganos de la planta, a pesar de que es más denso a las partes más jóvenes. Las ramas y tallos están cubiertas por una gran cantidad de espinas verdosas agudas, de entre 0,5 y 1 mm. Sus hojas se distribuyen de forma alterna, con un largo y grueso pecíolo (rabito que une la hoja al tallo). Además, estas son enteras, afieltradas y de tonalidades verde-grisáceas. En la lámina foliar, los nervios se encuentran muy marcados, y el central se encuentra cubierto de espinas. En cuanto a su forma, las hojas presentan una base cordiforme, es decir, con forma de corazón.
Las flores de la rejalgadera tienen una belleza exuberante. Son de color púrpura a violeta azulado intenso, y la corola es zigomorfa, es decir, que no es simétrica. Su flor tiene 4 pétalos desiguales, con un margen sinuoso, los pétalos superiores son de menor tamaño, y los inferiores son más alargados, con el ápice (la punta) un poco curvado. Se suelen encontrar reunidas en grupos de 5 a 10 flores y se distribuyen por toda la planta. Pueden ser tanto hermafroditas como masculinas, y ambos tipos de flores pueden estar en el mismo ejemplar. Tiene cuatro estambres (órganos masculinos que producen y contienen el polen) de tamaño desigual, o dicho de otra manera, heterandria. En este caso, hay tres estambres cortos a la parte superior de la flor y otro alargado y curvado a la parte inferior. El gineceo (conjunto de órganos femeninos de una flor) de nuestra planta tiene un color blanquecino-violáceo, es tan largo como el estambre inferior y también está curvado.
Por último, los frutos de la rejalgadera son un tipo de bayas redondas, carnosas y pediceladas, es decir, con un rabito que las sujeta al eje. Podemos decir que, por su apariencia, sus frutos son como un pequeño tomate anaranjado.
Tiempo de flores y frutos
Puede ser un poco decepcionante, pero en estado silvestre la floración y fructificación de la rejalgadera es más bien escasa. Aun así, esta fase es prácticamente continua desde noviembre hasta agosto, a pesar de que depende del régimen de lluvias. En el Jardí Botànic, las flores y frutos de nuestra planta destacada aparecen a mediados de invierno y duran hasta el final de la primavera, de forma que si tienes curiosidad, ahora es la mejor época para hacerle una visita a nuestra amiga canaria.
Qué difícil de encontrar!
Cuando hablamos de su distribución no exageramos si decimos que es muy restringida, puesto que estamos ante un endemismo exclusivo canario que habita únicamente en Tenerife y en el norte de la isla de Gran Canaria, donde tan solo hay unos escasos ejemplares. En cuanto a su hábitat actual, la rejalgadera prefiere zonas de elevada pendiente como pueden ser enclaves pedregosos con matorrales termoesclerófilos (formación vegetal propia de climas mediterráneos, con vegetación de hoja perenne que puede resistir la sequía del verano). Aun así, el hábitat que ocupa actualmente parece no presentar las condiciones óptimas para su desarrollo, de forma que puede tratarse de una zona de refugio contra la herbivoría o la competencia con otras especies vegetales mejor adaptadas.
Figuras de protección que ayudan a conservarla
La rejalgadera ha sufrido un declive poblacional gradual en las últimas décadas. Esto ha pasado porque la planta está sometida a amenazas y factores que ponen en peligro su supervivencia. Algunos ya los hemos comentado, como por ejemplo la herbivoría y la competencia con otras especies; concretamente, especies exóticas como la Agave americana o varias especies del género Opuntia, que hacen retroceder el hábitat óptimo de la rejalgadera, ocasionando dinámicas de competencia. Con todo, si estos factores se suman a la profunda transformación del hábitat ocasionado por la evolución masiva del urbanismo con fines turísticos, nos encontramos con la realidad de que la rejalgadera se encuentra en peligro de extinción.
Con el objetivo de garantizar su supervivencia y tomar medidas para su conservación, Solanum vespertilio fue incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas en la categoría de “En Peligro de Extinción”, y también forma parte del Catálogo Canario de Especies Protegidas. Además, como que todas las especies declaradas en peligro de extinción tienen que tener uno, al 2008 se aprobó su plan de conservación, que contempla algunas medidas como por ejemplo la creación de neopoblaciones en determinados puntos del norte de Gran Canaria o su conservación ex-situ en bancos de semillas y jardines botánicos.
Una planta muy curiosa
Como ya hemos dicho antes, la rejalgadera es un endemismo canario de distribución muy reducida, únicamente presente en Tenerife y Gran Canaria. De hecho, hubo un tiempo que esta planta se consideró extinta en la isla de Gran Canaria, dado que los botánicos P.B. Webb y S. Berthelot la localizaron en varias localidades a mediados del siglo XIX, pero parece que durante prácticamente todo el siglo XX desapareció. Afortunadamente, a finales del siglo pasado se encontró una nueva población, la cual ha sido de gran valor botánico, puesto que ha permitido el estudio taxonómico de la especie S. verpertilio y la comparación con los individuos presentes en la isla de Tenerife.
Y ahora viene la sorpresa! A partir del estudio y atendiendo a criterios ecológicos y morfológicos, se determinó que las plantas de cada isla pertenecían a una subespecie distinta. Así, S. vespertilio se separó en dos subespecies: Solanum vespertilio subsp. vespertilio para las plantas de la isla de Tenerife, y Solanum vespertilio subsp. doramae para las plantas de la isla de Gran Canaria.
De esta forma, en Tenerife denominan a la planta como rejalgadera (en valenciano rejalguera), mientras que en Gran Canaria la planta tiene nombre y apellidos: rejalgadera de Doramas. Además, hay otro nombre por este endemismo: tomatito, y es que sus frutos se asemejan un poco a los tomates, ¿no creéis?