La Cátedra CCC, herramienta para combatir la Emergencia Climática
El Jardí Botànic parece un espacio tranquilo, de cambios lentos y lugar para los conocimientos clásicos y tradicionales, pero estos adjetivos no reflejan del todo la realidad. El Botànic es un espacio vivo y dinámico, donde tenemos gran cantidad de personas expertas trabajando de forma proactiva para elaborar propuestas eficaces que ayudan a concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la biodiversidad vegetal. En este artículo presentamos la nueva Cátedra de Cultura Científica para la Emergencia Climática (Cátedra CCC), que germina del trabajo de muchas personas con amplia implicación, entusiasmo y dedicación para aportar visibilidad y soluciones de proximidad a la gran problemática climática que nos afecta globalmente.
Por poner el tema en contexto, vamos al año 2015 cuando las Naciones Unidas decidieron desarrollar un plan de acción con una serie de objetivos y metas a gran escala para hacer frente al rápido deterioro que se estaba observando en el planeta Tierra. De ahí salió la famosa Agenda 2030, formada por 17 objetivos de desarrollo sostenible (a partir de ahora ODS) desglosados por 169 metas que pretenden proteger y mejorar la situación socio ambiental ante los grandes problemas globales. Estas grandes problemáticas planetarias se están agravando a un ritmo acelerado y su interrelación y retroalimentación no nos facilitan el trabajo.
En los últimos años, el problema del cual más habréis oído hablar es del Cambio Climático que tanto nos preocupa a todos. Un tema que tenemos sobre la mesa como el pan de cada día, representado por lo ODS 13 “Acción por el clima” que se interrelaciona con el resto de objetivos, pero que no acabamos de entender. Desde los años 80, se está notando el aumento de las temperaturas a consecuencia del incremento exponencial de los gases de efecto invernadero (a partir de ahora GEH). Un efecto necesario para que las temperaturas sean adecuadas para la supervivencia de las especies en el planeta Tierra, pero el exceso de GEH, emitidos principalmente por la quema de combustibles fósiles, es un problema.
¿Estábamos advertidos?
En 1988, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente (PNUMA), crearon el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC) que se encarga de evaluar el estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos, así como las causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta ante el cambio climático. Actualmente, podemos decir que el IPPC es la entidad más importante a escala mundial que nos aporta datos verídicos y fiables sobre el estado del planeta Tierra respecto al calentamiento global.
Entre otras acciones, el IPCC publica periódicamente informes que nos dan una idea de lo que está pasando. Recientemente, se ha presentado el Sexto Informe de Evaluación que cierra un ciclo en el cual se han publicado otros informes específicos como los Informes especiales dedicados a las consecuencias del calentamiento global de 1,5 °C, el cambio climático y la tierra, y los océanos y la criosfera en un clima cambiante. Además, en 2019 se publicó el Informe de metodología “Perfeccionamiento de 2019 de las Directrices del IPCC de 2006 para los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero”.
¿Se está haciendo algo?
Cada vez más se reclaman órganos específicos próximos para dar soluciones y trabajar en favor del medio ambiente, el clima y la sociedad. En este sentido, la nueva Cátedra de Cultura Científica para la Emergencia Climática (Cátedra CCC), presentada este marzo de 2023 y con sede en el Jardí Botànic de la Universitat de València, pretende contribuir al impulso del cumplimiento de la optimista Agenda 2030, apostando por la educación como herramienta principal para la sostenibilidad. La directora de la Cátedra CCC, Olga Mayoral García-Berlanga, es a su tiempo la subdirectora/subdirectora del Jardí Botànic, por lo que cuenta dentro de esta nueva tarea con el máximo apoyo del director, Jaime Güemes Heras, y del resto de personal del Jardín.
Uno de los principios de la Cátedra es que las aulas son el lugar de aprendizaje y divulgación de conocimiento por excelencia, y su uso se tiene que mantener, pero con pequeños o grandes cambios. Sin embargo, incorpora y recalca la importancia de reforzar el aprendizaje formal de las aulas con la educación no formal que motivó e inspiró a las personas.
Un ejemplo perfecto de recurso didáctico que tenemos que aprovechar es, por ejemplo, nuestro Botànic, un espacio de naturaleza diversa y madura muy útil para sensibilizar al estudiantado más joven y al no tan joven. Los espacios verdes se apuntan como entornos privilegiados de salud y bienestar donde se pueden comprender muchos de los procesos que afectan a la relación de nuestra salud con la del planeta. Además, uno de los primeros objetivos a llevar a cabo es la transmisión de los conceptos relacionados con el cambio climático de forma clara, es decir, desmintiendo los errores conceptuales detectados extendidos en la sociedad que están interfiriendo en nuestro papel en esta problemática, así como extender la importancia de mantener a la sociedad informada de temas actuales utilizando fuentes de información científica y fiable.
¡Nos encontramos en una situación de emergencia! No nos podemos quedar con los brazos cruzados y tanto al Jardí Botànic como la Universitat de València lo tenemos claro. Necesitamos herramientas efectivas y la implicación de todos y todas para hacer frente a la emergencia climática. Iniciativas como esta Cátedra suponen estirar de uno de los hilos, la educación, de todo el tejido que hay que coordinar y poner en marcha para tener acciones reales e inmediatas que son las que esta situación necesita.