Aloe de montaña, planta para visitar en el Botànic

En el Botànic nos encanta que cuando nos visitas, tengas la oportunidad de reconectar con la naturaleza en lugares especiales. Por eso, mensualmente destacamos una planta de nuestra colección para que puedas descubrir sus rasgos más distintivos y curiosos. En plena primavera, llegan nuevas recomendaciones, y este mes os presentamos el aloe de montaña, conocido científicamente como ‘Aloe marlothii’. Desde espores os invitamos a descubrir todos sus secretos y a apreciar la riqueza y belleza de nuestra excepcional colección.

Poco a poco los días se alargan y la primavera nos invita a disfrutar del sol y a observar como las hojas verdes vuelven a brotar con cierta timidez en nuestro entorno. No obstante, hay plantas de hoja perenne que conservan su follaje todo el año y que en esta estación también nos ofrecen, a su manera, una explosión de colores. Este es el caso de una de las plantas del Botànic que hemos destacado esta primavera, la llamada aloe de montaña, Aloe marlothii A. Berger. ¡Si vienes al Jardín en los meses primaverales no puedes perderte su espectáculo!

Un poco de descripción botánica

Si hablamos de aloes seguro que conoces el aloe vera, una planta famosa mundialmente por sus propiedades beneficiosas. Pero hoy hablaremos de otra especie de este género, el aloe de montaña, la planta que destacamos en el mes de marzo. Este aloe, como el resto, es de la familia Asphodelaceae, pero en este caso tiene un porte arborescente, ¡pudiendo llegar hasta los 4 metros de altura! En cuanto a su estructura, es un aloe con tallo simple y erecto, que se encuentra cubierta por restos de hojas secas. Y hablando de las hojas, su tamaño suele rondar entre los 100 y 150 centímetros de largo y los 25 centímetros de ancho. Además, tienen un color gris-verde apagado, y están dispuestas en una densa roseta al final del tallo. Respecto a su forma y apariencia, el aloe de montaña tiene hojas carnosas, lanceoladas (con forma de punta de lanza), atenuadas hacia el ápice y acabadas en una punta rígida. También tienen una característica distintiva, la presencia de numerosas espinas de tonalidades rojizas de unos 3 o 4 mm, que se encuentran con mayor concentración en el dorso de las hojas y con robustos dientes punzantes de un color marrón rojizo al margen.

En cuanto a sus inflorescencias, se encuentran en posición terminal y pueden medir hasta 80 centímetros. En cada una se suelen acumular hacia 30 ramos floríferos de forma cilíndrica, que tienen de entre 30 a 50 centímetros de largo y entre 5 y 6 centímetros de ancho. Las ramas de las inflorescencias adoptan una posición casi horizontal, y las que se sitúan en la parte inferior están doblemente ramificadas. Las flores son pediceladas, es decir, que tienen pedicelo, una rama especial sin hojas que une la flor al eje principal de la inflorescencia. Su perianto (envoltorio típico de la flor de las plantas fanerógamas, formada por dos verticilos de hojas florales, el cáliz y la corola) es petaloide, de forma más o menos tubular-ventricosa, con la máxima anchura en la zona central, y anchamente abierto en la boca. Además, lo forman seis piezas amarillas o anaranjadas agrupadas de 3 en 3.

Por otro lado, los estambres (órganos masculinos de las flores) tienen filamentos con una forma aplanada, y se caracterizan por sus tonalidades, pálidas en el interior del perianto y púrpura intenso en la parte exterior, mientras que las anteras son de un color anaranjado. El estilo (prolongación del ovario del cual surge el estigma) es erecto, filiforme, con unas dimensiones aproximadas de 15 mm y un color marrón pálido. Por último, el ovario de las flores es alargado, de tonalidades verdes y con 6 surcos.

Una floración muy llamativa en África

La floración de este aloe es todo un espectáculo de tonalidades amarillentas y anaranjadas. Si tienes suerte de encontrártela en el medio natural, esta temporada colorida empieza a finales de mayo o principios de julio, y el periodo donde la planta está en flor se prolonga hasta finales de julio o incluso en el mes de agosto. En nuestro Jardí Botànic, la floración tiene inicio durante el mes de marzo, a pesar de que la planta llega a su máximo esplendor en abril.

¿Y si queremos encontrarla en el medio natural, donde vamos? Pues bastante lejos, dado que el aloe de montaña es una especie endémica del sudeste de África, de forma que se encuentra ampliamente distribuida por el sudeste de Botsuana, nordeste de Suráfrica, Lesoto, Esuatini (antiguo Suazilandia), Mozambique y Zimbabue. En cuanto a su hábitat, A. marlothii crece en matorrales abiertos sobre suelos pedregosos, generalmente desnudos o en afloramientos rocosos situados a una altitud de entre 1000 y 1800 metros, de ahí su nombre común. Es por esta razón que la planta es capaz de tolerar periodos de sequía y heladas ligeras.

Curiosidades y usos de la planta

Si nos fijamos en el nombre de la planta, el epíteto específico (es decir, la segunda palabra del nombre de la especie) está dedicado al farmacéutico y químico analítico sudafricano nacido en alemana Rudolf Marloth (1855 – 1931), reconocido por sus estudios botánicos y autor de The flora of South Africa, una obra monumental ilustrada que fue publicada en 6 volúmenes entre los años 1913 y 1932. Curiosamente, Marloth dio nombre al aloe de montaña cuando una de sus aficiones era el montañismo, siendo cofundador del Club de Montaña de Suráfrica, que surgió a finales del siglo XIX. Esta afición lo llevó a muchas cumbres del continente, descubriendo especies nuevas. Y como dato interesante de la planta, se sabe que la edad a la que puede llegar son 110 años, porque se han localizado individuos de esta antigüedad, concretamente al yacimiento arqueológico Maxonwa Ndebele.

Por otro lado, el aloe de montaña tiene multitud de utilidades, algunas de las cuales se han extendido por todo el mundo, mientras que otras se conocen de forma más local. Las espinas de las hojas son utilizadas para peinar y trabajar las pieles en la industria textil, especialmente para raspar cueros y preparar trajes. Además, las cenizas procedentes de la crema de las hojas secas son mezcladas con el tabaco. También, históricamente las mujeres de las comunidades locales han utilizado la pulpa de las hojas para acelerar el destete del niños. Respecto de sus beneficios digestivos, los nativos beben decocciones de hojas y raíces para tratar los problemas de estómago, como el gusano y la tenia.

Por último, a pesar de que muchas veces destacamos una planta por su vulnerable estado de conservación, en este caso estamos de suerte, puesto que actualmente la especie no presenta ningún riesgo de extinción, y está clasificada por la UICN como planta de preocupación menor. Y ahora que ya eres un experto en esta especie, ¿te animas a visitarla en el Jardí Botànic?

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Estudiante de Ciencias Ambientales en la Universitat de València
Me gusta hacer senderismo, bucear y pasar tiempo con mis amigas. Aunque lo intento, no soy capaz de recordar los nombres de la mayoría de animales y plantas que veo cuando hago excursiones. Estoy obsesionada con hacer listas de todo aquello que quiero hacer y me encanta fotografiar las cosas absurdas o ingeniosas que me encuentro por la calle.
extern Colaborador Externo
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