Investigación Plantas

1 Dic 2016

¿Plantas que piensan?

¿Sabías que las acacias aumentan la concentración de tanino de las hojas cuando son comidas por los antílopes? Sí, la respuesta a los estímulos externos es tan vegetal como animal y hoy os presentamos al botánico Stefano Mancuso encargado de estudiar los procesos de la inteligencia vegetal.

Hoy recorremos las líneas de investigación del Laboratorio Internacional de Neurobiología de la Planta, en Florencia, que ofrece una nueva visión del mundo vegetal ya que estudia la inteligencia, la comunicación y el comportamiento de las plantas. Una perspectiva hasta hace poco sólo reservada a la zoología que abra las puertas a la botánica.

Las líneas de investigación de un laboratorio en Florencia

El Laboratorio Internacional de Neurobiología de la Planta fue fundado en 2005 gracias a la financiación de Caja de Ahorros de Florencia. El LINV es parte de la Universidad de Florencia y se encuentra en el campus científico de Sesto Fiorentino, Florencia. Bajo la dirección de Stefano Mancuso, jóvenes estudiantes, de post grado y post-docs estudian diversos aspectos de la conducta vegetal que abarca desde la electrofisiología, la fisiología y la biología celular y molecular.

Foto de grupo: Laboratorio Internacional de Neurobiología de la Planta con Stefano Mancuso

El LINV da formación a jóvenes investigadores en las técnicas modernas de la fisiología de las plantas, el comportamiento de la planta, la biología molecular, la fisiología del estrés y muchos otros temas de investigación y junto con un grupo de afiliados en Kitakyushu, Japón, (dirigidos por el profesor Tomonori Kawano) jóvenes investigadores trabajan en el efecto del estrés oxidativo y de la luz en las plantas.

¡Plantas listas! Una nueva perspectiva

Las plantas exploran el medio ambiente y reaccionan rápidamente ante posibles circunstancias peligrosas, tienen memoria, son capaces de aprender, de resolver problemas y tomar decisiones. El desafío que lanza el LINV se resume en tres ideas: las plantas son inteligentes, la inteligencia, la inteligencia es una cualidad de vida y el cerebro no es el pre-requisito para la inteligencia.

REDES. Las raíces de la inteligencia de las plantas

También pueden calcular con exactitud las circunstancias, utilizar el análisis de costes y beneficios y reaccionar con para mitigar y controlar las agresiones ambientales. Todo esto lleva implícito toda una maquinaria para la señalización a través de vías tanto químicas como físicas. Y es que las plantas interactúan con los animales: los atraen con flores de colores o frutos carnosos para asegurarse de que las flores son polinizadas y dispersar así las semillas. Ofrecen néctares azucarados como recompensa por sus servicios de protección. Es decir, exhiben comportamientos cooperativos o antagonistas.

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Los estudios abarcan diversos aspectos de la señalización y comunicación en todos los niveles de organización partiendo de moléculas individuales y terminando en las comunidades ecológicas. La biología del siglo XX estuvo dominada por los intentos de reducir los fenómenos biológicos de gran complejidad a la acción de las moléculas individuales. Esta visión integradora permitirá la comprensión de las plantas en toda su complejidad.

Las plantas no vegetan en absoluto

Stefano Mancuso es profesor asociado de la Universidad de Florencia y dirige el Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal. En su libro habla sobre cómo las plantas podrían perfectamente vivir sin nosotros pero no al revés y que sólo un 0,3% de vida en la Tierra es animal frente al 99,7% de vida vegetal. Las investigaciones científicas de los últimos cincuenta años han demostrado que las plantas son sensibles, se comunican e intercambian información (entre ellas y con los animales), duermen, memorizan, cuidan de sus hijos, tienen su propia personalidad, toman decisiones y hasta son capaces de manipular a otras especies.

Imagen de la web del LINV. Haz clic para accederi

El libro titulado Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal ha sido escrito junto a lessandra Viola, periodista científica, documentalista y guionista de programas de televisión y doctora en Ciencias de la Comunicación por la Universidad La Sapienza de Roma.

Según Stefano, a pesar de que las plantas no tienen neuronas ni nervios las células vegetales también producen y transportan señales eléctricas y es por ello que a nivel funcional podemos hablar de un sistema nervioso vegetal. El único problema en esta materia depende de las definiciones hasta ahora sólo aplicadas en el ámbito humano, en resumen “la inteligencia es una propiedad de la vida que todos los seres vivos deben tener para sobrevivir”.

¿Pensar con las raíces para envenenar antílopes?

El botánico también afirma que el ápice de las raíces presenta un tejido que podría equipararse a un cerebro. Una región llamada zona de transición con pocos cientos de células y un sistema parecido al neuronal a nivel de función ya que no presenta ninguna semejanza con las neuronas. Obtienen información del entorno y cada ápice puede detectar 15 parámetros químicos y físicos, lo que no podemos hacer los animales.

Acacia. Articulo recomenendado: Jardí Botànic de Nairobi, des del cor d’Àfrica

El lenguaje comunicativo de las plantas se basa en moléculas volátiles que viajan de planta en planta para informar del estado del entorno: presencia de agua o venenos, del tiempo, nutrientes en el suelo, ataques de patógenos .. . Incluso pueden defenderse frente a un ataque cambiando el metabolismo y aumentanfo la toxicidad de sus hojas.

¿Sabías que las acacias cuentan con un mecanismo de alarma para advertir a sus congéneres de la llegada de herbívoros? Cuando los antílopes comen las hojas de una acacia, el árbol emite al aire una señal de etileno gaseoso a través de los poros de las hojas. Esta señal viaja hasta 45 metros avisando a otros árboles cercanos de la presencia de herbívoros. Una vez recibida la señal, las acacias comienzan a producir taninos en las hojas en cantidades que resultan letales para los antílopes.

El Wouter Van Hoven, descubrió el fenómeno en 1990 mientras estudiaba la muerte de 3000 antílopes sudafricanos. Pero no hay que viajar a África para contemplar este fenómeno ya que los robles responden de una manera similar al ataque de las orugas. Da que pensar, ¿o no?

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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