Plantas

12 Feb 2015

Narcisismo británico

Imatge de Gareth Williams

Ampliamos la información de la planta del mes, los narcisos. Hablamos de su origen y de sus características. ¿Por qué son tan británicos? Disfruta de los narcisos y aprende todo sobre ellos. ¡Estan en flor!

El narciso de manojo (Narcissus tazetta) es la planta del mes de febrero y hemos querido dedicarle un artículo porque tienen mucho más que enseñarnos. En el Jardín lo encontramos en la Muntanyeta, la zona dedicada al los endemeismos valencianos, pero, ¿no era tan británica esta flor? ¿Qué hace junto con el al tomillo, el romero y el espliego?

 

14023656554 c7e005e60a zNarcissus  sp. Imagen de Marcy Leigh

 

Los que hayan paseado por jardines británicos a principios de primavera, lo tendrán bastante claro: pocas cosas hay tan británicas como los narcisos. No sólo los plantan con obsesión en macetas, jardines y plazas, sino que son los mayores productores del mundo con casi 4.000 ha dedicadas a su cultivo.

 

Una obsesión nacional

El poeta William Wordsworth escribió en 1802 un poema titulado Iba solitario como una nube, mucho más conocido como los narcisos en el que describe extasiado un impresionante prado tapizado de Narcissus pseudonarcissus. Aunque el libro de poemas Poems in Two Volumes no fue muy celebrado por sus coetáneos, en la actualidad, el poema de los narcisos es uno de los preferidos por los británicos y es considerado uno de los mejores exponentes del romanticismo inglés.

poema-narciso
Poema de William Wordsworth escrito en 1802 conocido popularmente como The daffodils

 

Lámina narcisos

Lámina elaborada por Alfredo Barra. Fuente: www.biodiversidadvirtual.org

 

Para dar salida a esta pasión popular, en los años 30 había un tren de la Great Western Railway llamado Daffodil Specials que desde Londres llevaba hordas de entusiastas británicos a contemplar, recoger y comprar narcisos a la zona situada entre Gloucestershire y Herefordshire. El 1 de marzo, festividad de San David, patrón de Gales, se lucen narcisos en la solapa y varias asociaciones contra el cáncer han adoptado esta flor como su emblema. Se usa, incluso, como moneda simbólica y el gobierno local de las islas de Scilly pagan al Ducado de Cornualles un narciso al año en concepto de alquiler de las tierras no habitadas, para su protección. 

Parece que sólo el cambio de guardia en Buckingham es más genuinamente británico que los narcisos y la sola mención de que puedan ser introducidos y no nativos en Gran Bretaña, hace rechinar los dientes de los ingleses. Sin embargo, tanta devoción no parece corresponderse con el origen de estas plantas ya que el centro de origen del género es mediterráneo y, más concretamente, de la península Ibérica, donde se conocen más de 20 especies silvestres.

 

 Narcissus pseudonarcissus pseudonarcissus CA21 06 COL

Narcissus pseudonarcissus. Imagen de Carlos Aedo

El narciso que tiene más probabilidades (pero no todas) de tener la nacionalidad británica en regla es Narcisuss pseudonarcissus, pero otras especies cultivadas e incluso naturalizadas como Narcissus bicolor o N. minor ssp. asturiensis, son endemismos ibéricos. Probablemente y para desesperación de los británicos, N. pseudonarcissus fue solo el primer narciso que llegó a Inglaterra y el único hasta 1548.

 

¿Cómo llegaron hasta allí?

La primera fase de la domesticación de narcisos debió producirse en la Edad Media por los árabes, entre los siglos X y XII. La segunda fase se produjo entre los siglos XVI y XVIII, cuando varios endemismos ibéricos fueron enviados a jardines centroeuropeos. Las variedades que se plantaban inicialmente no eran cultivadas, sino las plantas silvestres directamente traídas de sus poblaciones de origen.

 

Capçalera

Imagen de *Psico Delia*

 

Esto produjo el declive y puede que la extinción de algunas poblaciones, especialmente las más accesibles, y la reducción de su presencia en el mercado. Debido a que algunas no eran demasiado resistentes al frío, presumiblemente las que venían de zonas más meridionales de España, acababan desapareciendo en cultivo al cabo de un par de años, razón por lo que se fueron empobreciendo los jardines europeos. Posteriormente, en el siglo XIX, la fiebre por el narciso resurgió y se crearon los primeros híbridos y se iniciaron cultivos desde semilla con selección sistemática e hibridaciones.

Los bulbos se recogían en Pirineos, principalmente, y se distribuían en Europa. Responsables de este trasiego fueron el hijo del afamado jardinero francés John Robin, que los llevó a Francia y también el botánico Charles de l’Ecluse, conocido como Clusius. Este último, los conseguía de sus contactos y los distribuyó por Holanda, Francia y Bélgica. La vía de entrada más plausible para Gran Bretaña parece ser Portugal, a través de Oporto y Francia. Durante el resurgimiento del comercio en el los años 90 del siglo XIX, se hicieron exportaciones masivas de bulbos desde España y Portugal, de las cual parece responsable el británico Peter Barr, considerado el rey de los narcisos (Daffodil King) por su reivindicación de estas bellas flores. A él se le atribuye el empeño en que los narcisos no fueran considerados malas hierbas sino joyas de la jardinería inglesa.

 

3379970842 e87ed5e241 z

Sissinghurts Garden. Jardín inglés especializado en bulbosas. Imatge de Smudge 9000

Todo este trasiego de bulbos ha permitido entrar en contacto a especies que de forma natural estarían aisladas en diferentes regiones y ha propiciado la hibridación espontánea, a la que este género es muy aficionado. A ello hemos de sumarle la selección de variedades ornamentales, la creación de híbridos artificiales y la naturalización de muchas variedades de cultivo, que son capaces de vivir espontáneamente en el medio natural y volver a cruzarse con las variedades originales. El resultado puede ser una alegría para el paseante, pero es una pesadilla para los taxónomos que intentan denodadamente distinguir lo natural de lo antrópico y definir los límites de las especies, que ya son complicados de por sí, sin necesidad de que andemos desdibujando las fronteras a base de entrecruzamientos.

 

Hagámosles un poco más de caso…

Ahora que sabemos que son más ibéricas que británicas, aprovechemos para conocer un poco más estas plantas de curiosa morfología floral, en la que muchos no reparan. Se trata de una monocotiledónea y sus hojas son, por lo tanto, típicamente acintadas y las piezas florales aparecen de tres en tres. Las flores, a ves solitarias, a veces reunidas en un ramillete, salen de la axila de una hoja modificada, a menudo papirácea, llamada espata. 

 

NARCISO-ESQUEMA-CAS

 

Además, la familia de las amarilidáceas se caracteriza (al menos en su sentido más tradicional) por tener el ovario ínfero, es decir, por debajo del perianto (cáliz más corola). El perianto está formado por seis tépalos similares (no se distinguen los pétalos de los sépalos) que forman un tubo bastante largo. Eso hace que el pedúnculo de la flor parezca, a un ojo poco atento, bastante más largo de lo que realmente es, puesto que se continúa con el ovario y el tubo floral, antes de llegar a la parte libre de los tépalos, que es lo que vulgarmente se identifica como la flor. Además, los mismos tépalos forman una corona interior, muy vistosa y a menudo con una coloración diferente de los tépalos. Los estambres son también seis y el ovario está formado, cómo no, por tres unidades fusionadas, llamadas carpelos, que albergan las semillas.

Así pues, esta primavera disfrutemos la belleza efímera de los narcisos silvestres, paseando por el campo o en el Jardí Botànic de la Universita de València y aprendamos a apreciarlos en lo que valen. Por cierto, que nada como los nombres vernáculos para reflejar el carácter de un pueblo y sus prioridades. En Inglaterra pierden la cabeza por los narcisos y aquí los llamamos en algunos lugares meado de burro. Ni tanto ni tan calvo…

 

Más información:

www.floraiberica.es

www.torretes-jardinbotanico.com

Following Peter Barr in his hunt for Daffodils

 

Profesora de Botánica en la Universitat de València
Las plantas me dan de comer, literal y figuradamente ¡cómo no voy a quererlas! Hago calceta y, si valoras tu vida, no me preguntes nada cuando estoy contando puntos. En los viajes siempre llevo mis acuarelas, lectura, punto y música antigua.
extern Colaborador Externo
Send this to a friend