Plantas

14 Abr 2016

Cómo encontrar un diamante

¿Qué diríais de una planta que sólo crece sobre yacimientos de diamantes? Hoy hablamos de Pandanus candelabrum, una planta sibarita que tiene la excentricidad de crecer sobre kimberlita, un sustrato asociado a estas piedras preciosas.

Si has leído solamente la entradilla del artículo y has decidido huir a la caza del diamante azada en mano lo sentimos, esto no es tan sencillo… No te conformes con los titulares y lee un poco más antes de abandonarte al sueño de una vida multimillonaria. Y es que este estudio puede ser fuente de conflicto en las zonas mineras más desfavorecidas por eso, queremos contartelo con un poco más de detalle.

El sustrato y la planta

El género Pandanus incluye varias especies de palmeras tropicales. En el Jardín Botánico podrás encontrar Pandanus utilis en el Invernadero tropical, por si te apetece conocer esta flora… Esta especie tiene un aspecto muy parecido al de una palmera de 10m y en Liberia, donde vive actualmente esta planta, recibe el nombre de pamay. Pero primero, pongámonos en contexto con respecto a este hallazgo.

8eddc4b0895231bbf7f506e7d72e890b XLInvernadero del Jardín Botánico de Valencia. Imagen de José Plumed

La afirmación de que Pandalus candelabrum es un buen indicador para encontrar kimberlita es autoría de Stephen E. Haggerty, geólogo del Departamento de Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad Internacional de Florida. Pero esta no es la primera vez se usa un organismo en este sentido, ya que hasta ahora esta tarea era propia de los nidos de termitas.

En 2014 Haggerty descubrió una chimenea de kimberlita de 50 metros de ancho y 500 metros de alto. En su interior hallaron cuatro diamantes y a este hallazgo le sucedieron unos pocos más y es que esta palmera se ha adaptado a suelos ricos en fósforo, magnesio y potasio, minerales muy abundantes en los yacimientos de kimberlita, una roca volcánica que recibe el nombre de la ciudad de Kimberley (Sudáfrica), donde se descubrió un diamante de 16.7 g en 1871.

Pandanus HaggertyDescripción de Pandalus candelabrum e imagen del profesor Haggerty

El magma arrastró piedras preciosas situadas en 160km bajo la superficie donde se formaron los diamantes. Impulsados ​​por los gases los magma ascendió en forma de chimenea en apenas unos pocos días y al llegar a la corteza terrestre se solidificó para dar lugar a la kimberlita, una roca que contenía los diamantes que había arrastrado a su paso. Con la acción de la erosión y de los miles de millones de años, la kimberlita se descompuso y hoy da lugar a un suelo rico en minerales que son el abono ideal para el Pandanus candelabrum.

Lo más importante, las restricciones

Pero de momento, esta afirmación no es demasiado contundente y es que hay restricciones. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que los diamantes están restringidos geológicamente, sólo se encuentran en las regiones más antiguas de la corteza terrestre como África, Canadá, Siberia o Brasil mientras que la distribución de este género botánico se da en regiones tropicales y subtropicales.Pandanus candelabrumPandalus candelabrum

Por otra parte, las chimeneas de kimberlita son poco comunes, de las 6.000 que se conocen sólo 600 contienen diamantes y sólo 60 contienen de ellas, diamantes de la calidad necesaria para justificar el coste de la extracción.

El científico ha mostrado en los medios su preocupación por las consecuencias de estas afirmaciones ya que teme que se dispare el número de excavaciones mineras en busca de esa piedra sin tener en cuenta las restricciones mencionadas. Por otra parte, está convencido de que, la investigación en cuanto a los indicadores es más que necesaria ya que puede reducir los costes económicos y ambientales de las excavaciones mineras.

De momento tenemos que agradecer a al profesor Haggerty el tono de responsabilidad de sus afirmaciones y su visión de conjunto. Una afirmación similar en tono sensacionalista podría ser muy peligrosa al circular a través de los medios de comunicación.

Consulta los resultados de la Investigación del Profesor Haggerty, fueron publicadas en la edición de junio-julio de la revista Geologia Econòmica

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