Plantas

14 Jul 2013

Aspidistra, la planta que teme al sol

Originaria del Lejano Oriente, la aspidistra es una planta de interior que destaca por sus grandes hojas de color verde oscuro y por su miedo al sol, que nunca debe tocarla directamente. Protagonista de una novela de George Orwell, descubre su relación con la Inglaterra imperial.

La aspidistra es una planta fuerte. Fuertes son sus hojas, que suelen ser de un color verde muy oscuro e intenso, muy brillantes, aunque también podemos encontrar variedades cuyas hojas son estriadas en tonos blancos y marfiles. Fuertes son también sus peciolos, es decir, los tallos de sus hojas, que van de la base hasta el final sin apenas reducirse en tamaño, y que quitan protagonismo a unas tímidas flores azuladas y violáceas que aparecen a ras de tierra justo al final del verano.

 

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Además, a aspidistra es fuerte porque tolera muy bien cualquier tipo de suelo, aunque los prefiere neutros, y porque puede vivir desahogadamente en un amplio margen de condiciones de temperatura, luz y humedad. Apenas requiere cuidados y sólo hay que tener en cuenta quitarle el polvo frecuentemente con un poco de agua,  ya que sus grandes hojas se convierten en buen caldo de cultivo para los parásitos y ácaros que pueden ocasionarle serios problemas. Así pues, quizá es esta fuerza y el hecho de que no requiera cuidados especiales las características que hacen que la aspidistra se haya convertido en una planta de salón, ideal para adornar grandes espacios a los que queremos imprimir un color verde.

 

Símbolo de un imperio

Es difícil saber cuándo comenzó el cultivo de la aspidistra en los salones europeos, aunque la planta vivió su momento de glori” a finales del siglo XIX y comienzos del XX, en la época de la Inglaterra imperial y de las grandes colonias británicas en Asia. Los amantes de la literatura quizá relacionen esta planta con la  obra del periodista y escritor George Orwell, “Que no muera la aspidistra”, publicada en 1936 y  en la que se narra cómo a principios de los años treinta, del siglo XX, los burgueses ingleses solían adornar su hogar con esta planta originaria de China, símbolo de una existencia desahogada y agradable.

 

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Por otra parte, los amantes de la angeología, es decir, del estudio de los ángeles, relacionarán la aspidistra con la tradición cristiana y concretamente con la figura de Caliel, uno de los Ángeles Guardianes asociado con la generosidad. Normalmente, Caliel se representa con una balanza y un águila como símbolo del equilibrio, la libertad espiritual y la justicia, unos dones que, según la tradición, este ángel custodio extrae de la aspidistra, planta que simboliza  la sutilidad y la fragilidad, una fragilidad que queda patente por su miedo al sol.

 

Sol amigo, sol enemigo

La planta, cuyo nombre científico es Aspidistra elatior, es una planta perenne de crecimiento lento perteneciente a la familia Asparagaceae. Es originaria de los suelos boscosos del Asia oriental, especialmente de las regiones húmedas de China, Japón y los flancos del Himalaya, siendo China la región que más especies endémicas de la planta posee (se han registrado más de 40), aunque los botánicos han descubierto que una de sus zonas originarias es Vietnam. En todo caso, hay que decir que los botánicos estiman que pueden existir más de 300 especies diferentes de aspidistras.

 

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Se dice que la aspidistra, aunque no puede crecer en la oscuridad, tampoco puede hacerlo en zonas donde el sol le dé directamente. Precisamente por eso, si se planta en el  exterior, debe hacerse en zonas del jardín donde predomine la media luz o la sombra, siendo su estado ideal el de sombra y calor.  La aspidistra, a pesar de  tener fuertes y gruesas hojas, no tolera el sol directamente porque sus hojas se queman rápidamente, y se tornan de un color amarillo que las seca en pocos días. Por eso, hay que estar pendiente de ellas y, cuando alguna esté un poco amarilla, lo más conveniente es arrancarla.

 

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En el caso de España,  la aspidistra es conocida también como Pilistra o Orejas de Burro. Andalucía es el lugar donde más se cultiva, siendo casi indispensable como decoración vegetal en los típicos patios andaluces, donde encuentra las condiciones de sombra y calor necesarias para su crecimiento. Tradicionalmente se ha dicho que la aspidistra crecía mejor con suelos ricos en mineral, por eso antiguamente se cultivaba en cubos de hierro de donde la planta tomaba ese nutriente necesario. En otras ocasiones, se añadían en la tierra unos cuantos clavos. Cuando la planta se dividía para hacer el trasplante, era tradición regalar algunos de los esquejes a familia y amigos, como símbolo de sosiego y buena esperanza.

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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