Guadarrama, nace un nuevo Parque Nacional
La Sierra de Guadarrama acaba de ser declarada Parque Nacional convirtiéndose en el decimoquinto espacio con esta denominación en nuestro país. En total, más de 30.000 hectáreas protegidas que convierten a Guadarrama en el segundo Parque Nacional en cuanto a variedad de diversidad y en el cuarto por extensión.
La propuesta de creación del Parque Nacional de Guadarrama nació hace casi un siglo, en la década de 1920, cuando la Sociedad de Alpinismo Peñalara propuso a la parte sur de la Sierra de Guadarrama para que fuera reconocida como Parque Nacional. Sin embargo, en aquel momento el reconocimiento no prosperó y tuvieron que pasar 80 años hasta que a principios de 2000 el proyecto fuera retomado. Por fin, el pasado 13 de junio y mediante la Ley 7/2013 promulgada por el Gobierno de España se procedía a la protección especial de más de treinta mil hectáreas de la parte sureste de la Sierra de Guadarrama, situada geográficamente entre las provincias de Madrid y Segovia, así como la creación de un nuevo Parque Natural, el de Guadarrama. La declaración llega, para muchos, con más de cien años de retraso.
Por supuesto este reconocimiento no es gratuito, la Sierra de Guadarrama es uno de los enclaves naturales más importantes de nuestro país y su riqueza natural ya ha sido reconocida por instituciones nacionales e internacionales. Dentro del Parque Nacional se encuentran seis espacios de la Red Natura 2000, así como parte del territorio de la Cuenca Alta del Manzanares, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. También se encuentran dentro de los límites los Humedales del Macizo de Peñalara incluidos en la lista de humedales de importancia internacional del Convenio de Ramsa, y dentro de la nueva denominación se incluye la elevación de la protección de los espacios naturales de interés nacional declarados en los años 30 como la Cumbre, Circo y Lagunas de Peñalara, la Pedriza del Manzanares y el Pinar de la Acebeda.
Cuna de la biodiversidad Ibérica
El reconocimiento de Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama refrenda la importancia natural del entorno y biodiversidad de una zona en la que conviven más del 40% de las especies de anfibios y reptiles, el 39% de aves y casi el 50% de los mamíferos que podemos encontrar en España, lo que supone casi un 50% de la fauna específica de nuestra península y un 18% de las especies de Europa. Entre las variedades más importantes que se pueden encontrar hay algunas de las rapaces más características de nuestra fauna como el águila imperial o el buitre negro, y varias especies en peligro de extinción como la cigüeña negra y el lobo ibérico.
Debido a la gran cantidad de hábitats que encontramos en la Sierra de Guadarrama (alta montaña, pinares, robledales, bosques mixtos, bosques riparios, valles y ríos) el tipo de fauna que encontramos allí es de lo mas variopinto. Las zonas bajas de la Sierra, cercanas a las lagunas y humedales, sirven como lugar de descanso para algunas aves migratorias durante su peregrinaje a África. Entre estas aves destacan las grullas, que ocupan la sierra durante el otoño mientras buscan las cálidas tierras africanas y en primavera cuando regresan a sus tierras autóctonas del norte de Europa para pasar allí el verano. Las rapaces (búho real, águila culebrera, cernícalos, milanos y águilas) son uno de los mayores tesoros que los ornitólogos encuentran en Guadarrama, al igual que otras muchas aves como el abejaruco, el herrerillo capuchino, el martín pescador, la garza real, el ánade real o la focha común, todas éstas aves acuáticas que viven cerca de los ríos.
En cuanto a los vertebrados, destacan las especies típicas de los parajes de montaña del centro de la península como el conejo, el corzo, el jabalí, el tejón, los zorros y el ya mencionado antes lobo ibérico (Canis lupus lupus), variedad euroasiática cuya presencia en la nuestro país se restringe a Guadarrama y a Galicia. Los reptiles como la culebra lisa europea, la víbora hocicuda, la rana patilarga y el lagarto viperino también son comunes en sus bosques y humedales.
Al igual que la fauna, la flora de este Parque Nacional es abundante. El culpable de esta variedad es su peculiar climatología, puesto que la Sierra se encuentra en una franja de clima mediterráneo continentalizado que se caracteriza por sus grandes oscilaciones de temperatura entre el verano y el invierno y por tener veranos especialmente secos, lo que provoca incendios con cierta frecuencia. Estos incendios son uno de los principales problemas ecológicos de la Guadarrama y son el motivo de que encontremos grandes formaciones forestales de pinos, encinas y quejigos.
Al igual que cualquier otra zona montañosa, la altura también juega un papel importante en lo que a variedad de vegetación se refiere. En el Parque Nacional de Guadarrama se combinan alturas de 800 metros en las zonas más bajas con algunos grandes picos como el Peñalara (2.428 metros), el Risco del los Claveles (2.387 metros) o la Maliciosa (2.227 metros), por lo que debemos distinguir varias zonas climáticas que van del continental suave al clima de alta montaña, encontrando regiones mediterránea y eurosiberiana que convierten al parque en un auténtico refugio de especies vegetales. Muchas de estas especies tuvieron una distribución notable en el pasado y ahora han desaparecido prácticamente. El aislamiento de las zonas más altas, además, ha favorecido los procesos de endemicidad en la zona.
Entre los árboles más comunes están las especies autóctonas como helechos, abedules, sauces, saucos, tejos, enebros, o brezos. En las zonas más bajas encontramos azafrán y las zonas de humedad de los bosques sirven como hogar para especies de hongos como el níscalo, la Lepiota o la seta de cardo, una variedad muy apreciada en gastronomía. Los grandes pinares y los robledales de rebollo hacen que la madera de la zona sea muy codiciada y por eso durante las labores de limpieza de estos frondosos bosques la leña se reparte a suertes para surtir a los vecinos de la zona.
Paraíso para el senderismo de alta montaña
La singularidad y extensión del Parque Nacional de Guadarrama lo convierten en un espacio ideal para practicar senderismo prácticamente durante todo el año. Eso sí, hay que tener en cuenta que durante el invierno las duras condiciones climáticas transforman las rutas situadas a más de 2.000 metros en zonas con alto peligro que incluyen barrancos y zonas de hielo.
La escalada y el barranquismo son otros de los deportes que se practican con asiduidad en Guadarrama. La otra actividad que también tiene fama en la zona es el esquí, con tres estaciones dentro del Parque Nacional (Navacerrada, Valdesquí y el centro de esquí nórdico de Navafríos) y que han hecho que este deporte sea uno de los motores económicos de la zona.
Entre los lugares más destacables de la Sierra de Guadarrama están el Parque Natural de Peñalara, en la vertiente sur del pico homónimo, y en la que podemos encontrar tres circos y varias lagunas, todas ellas de origen glaciar. El otro lugar de visita obligatoria de la Sierra de Guadarrama es La Pedriza, un paisaje de enormes formaciones de granito curiosas y llamativas.