Lecturas

2 Nov 2018

Cuentos de hortalizas

Imposible pensar en cuentos sobre plantas y nuestra tierra sin acabar pisando ese supermercado maravilloso al aire libre que es la huerta. En Plantas contadas hemos encontrado historias donde la calabaza, el haba y el nabo tienen el papel principal, porque a veces, la vida de una hortaliza puede no ser nada aburrida. Además, algunas ideas para jugar a ser hortelanos y hortelanas cuanto antes mejor.

La carabassa Tomasa

Os presento a Tomasa. Una calabaza grande y bonita que tiene éxito, que gusta, y es que todo el mundo acude a su huerto para admirar cómo de enorme y bien hecha está. Pero Tomasa no lo tiene todo, le falta una cosa, una cosa importante además, buen humor. ¡Ah! Y le sobra otra, también importante, le sobra miedo. Nuestra calabaza malhumorada y desasosegada había escuchado muchas historias de alubias que acababan en los cocidos, de maíz tostado, de judías en la sartén, de cebollas en el espencat… así que conoce bien su destino y le aterra hasta el punto de no disfrutar de nada y molestarse por todo. Definitivamente, Tomasa tiene mal carácter.

INTERIOR CARABASSA

Cuando un día escucha a los amos hablar de ella sabe que ha llegado el momento. ¡Ay qué disgusto! De repente todo lo que la había agobiado, todo lo que la había molestado, le parece maravilloso ahora que descubre que no lo volverá a ver más. Sorprendentemente la huerta que abandonará en breve la siente absolutamente fantástica, así como todos sus habitantes. ¿Qué le deparará el destino a Tomasa? ¿Tendrá una segunda oportunidad? Una historia divertida para aprender a valorar y querer incluso los lugares que, de tanto verlos, acabamos aborreciendo.

INTERIOR CARABASSA 2

Además, esta novelita corta y entretenida no es sólo un cuento, porque al acabar tenemos un cuestionario con preguntas para recordar detalles del libro y ejercitar la memoria; también un puñado de curiosidades sobre esta delicia de color naranja, de dónde viene, dónde se ha usado tradicionalmente como ingrediente, cuál es el origen de su uso en Halloween o en Todos los Santos; después hay un divertido recetario donde hacer hambre con galletas, calabaza al horno, coca, buñuelos, arnadí, flan, magdalenas… ¡no me imaginaba poniendo calabaza en tantos platos! ¿Y conocéis el juego de la madre carabassera? ¡Aprenderéis a jugar!

El gegant mitjafava

¿El haba, esa cosita menuda que no siempre entra bien en las bocas de los peques de la casa, la protagonista de una historia? Sí, ya lo hemos visto más veces, y ahora vuelve a pasar. Una de las actrices más importantes es un haba, y uno de los actores, un pueblo. En este caso es un lugar bonito, Poble Nou de Benitatxell, con acantilados y bancales, y como está en La Marina Alta, y yo soy de esa comarca, pues a mí me ha seducido, ¡qué le vamos a hacer!

PORTADA GEGANT

Pero vamos con el papel principal, Ximet. A Ximet lo llaman el gigante mitjafava, y vive en ese pueblo que os hablaba de mar y montaña. Y a Ximet le pasan algunas cosas, una es que su familia es pobre y vive de la pesca, la otra es que en el colegio le hacen burla, y aún le pasa más, porque no tiene padre, desapareció una noche oscura. ¿Un accidente? ¿Una escapatoria? La mar nocturna, un niño triste y un secreto componen esta historia.

Las habas están en el mote de Ximet, en el arroz que prepara la madre amorosa, en las marcas para encontrar el camino de vuelta cuando nos adentramos en la aventura, e incluso hay una de muy especial, la que cubierta en las lágrimas del niño se transforma en un hada diminuta y mágica, como son todas las hadas. El hada le da un haba encantada hecha para ser generoso, un haba que brillará mientras los deseos de nuestro protagonista sean puros y buenos.

INTERIOR GEGANT

Pero un día, al pueblo llega una enfermedad de las viñas que le trae la ruina, y de la noche a la mañana esas “vidas hechas de calor y de trabajo” se ven empobrecidas y pasando penuria. ¿Donde se esconderá la solución? ¿Serán capaces las habas de volver la prosperidad al pueblo? Tendréis que leer el cuento para saberlo, pero os avanzaré un detalle que no os destapa el final pero que es muy especial: el gigante mitjafava acaba con un detallado texto sobre cómo plantar tu campo de habas mágico. ¿Y sabéis qué? ¡Yo también quiero uno!

El nap gegant

El huerto de un viejo arrugado como una pasa de la Marina puede parecer un lugar tranquilo, donde plantar chirivías, recoger patatas y esperar a que aparezcan las coles. Un lugar donde la vida pasa sin trabas, a no ser que ese huerto se encuentre en las páginas de un cuento, porque en ese caso, la sorpresa está asegurada.

PORTADA NAP

¿Y si entre tanto tomate, judía y acelga, aparece un nabo grande? ¿Qué digo grande? ¡Gigante! Tan gordo que el hombre solo no puede con él para arrancarlo. Pero el hortelano no se dará por vencido e irá a pedir ayuda a su mujer. ¿Suficiente? ¡Claro que no! El nabo no se mueve del lugar. Está decidido a hacerse de rogar. Llamarán a la vaca, al perro, al gato… y cuando ya no quepan más en la hilera, llegará la solución en forma de ratón, porque los ratones pequeños y avispados suelen tener buenas ideas.

INTERIOR NAP

¿Y que pasa después del PUM? ¿Qué PUM? El PUM que hace el nabo después de salir volando por los aires. Pues que cae en manos de una buena cocinera y encima de una buena mesa cargada de invitados con mucha hambre, en forma de… sí, lo habéis acertado, de arroz con fesols i nap. Y no, no me he dejado la “s”, arroz con fesols i nap, que este era gigante y no hizo falta más que uno para hacer un arroz de chuparse los dedos.

La meva primera guia sobre l’hort urbà

A veces vivir en la ciudad tiene desventajas como la fuerte desconexión del campo de los niños y niñas que se crían entre coches y jardines más bien pequeños. Intentar acercarlos a la naturaleza pasa por el esfuerzo de salir en fin de semana a los parques más grandes cuando no hay tiempos, o a la montaña cuando podemos hacer excursiones. Se salvan los que tienen familias en los pueblos y pueden disfrutarlos en las vacaciones, pero el gen urbanita no es fácil de esconder.

PORTADA HUERTO URB

¿Por qué la tendencia de los huertos urbanos se queda sólo en la afición o el interés de los adultos? En las escuelas ya lo tienen claro, y los huertos pueden resultar una experiencia enriquecedora, divertida, perfecta para hacer en familia y muy útil. Podemos ir por nuestra cuenta, pero si estamos algo perdidos nos podemos adentrar en este mundo a través de una guía como esta, que nos acompañará paso a paso hasta conseguir que la semilla de un tomate de la ensalada de la cena haya estado antes que nada en la mano de nuestros pequeños.

¿Y antes de empezar? Pues sí, por algún lugar nos tenemos que estrenar y la guía nos habla del oficio de cultivar, nos da diez consejos para hacer el huerto urbano, nos explica cómo funcionan las plantas y nos organiza el material que necesitaremos. Agricultura, compost, clorofila, fotosíntesis, plantel o rastrillo son sólo algunas de las palabras que empezaremos a gestionar justo antes de ponernos manos a la obra. Buscaremos un lugar, pensaremos en el riego y en los abonos, y cuando estemos listos, cultivaremos.

INTERIOR HUERTO URB

Y no cultivaremos sólo hortalizas, también la paciencia y las ganas de profundizar, porque tan importante como los conocimiento, es la planificación de todos los trabajos del huerto. Así, hay un calendario de tareas y de cultivos para saber en todo momento qué nos toca hacer. Ahora bien, prestando mucha atención a la salud de nuestras plantas, porque también descubriremos las plagas y enfermedades más habituales y las opciones de tratarlas.

Pero como decía la mítica canción de Bajoqueta rock… ¿y qué comeremos? Pues eso, ¿qué sembraremos? La guía viene con 20 fichas de hortalizas donde elegir, cada una con variedades, posibilidades de combinación con otros productos, consejos para la siembra, posibles problemas, y propiedades y aplicaciones. ¿Acelgas? ¿Lechugas? ¿Calabacín? ¿Perejil? ¿Rábanos? ¿Espinacas? Aprenderemos de plantas, nos acercaremos a un arte que encandilaba a nuestros abuelos, y descubriremos la importancia de una dieta equilibrada y saludable. Una afición que, si lo hacemos bien, les puede durar toda la vida.

L’hort d’en Teo

Por último, también hay opciones si no somos capaces de esperar a sumergir a los niños y niñas en las maravillas de la huerta, y tenemos ganas sobre todo de jugar. Aquí tenemos a Teo, ese niño pelirrojo que cuando no está en el zoo se baña en el río, o compra en el mercado después de ir al cine, o hace un teatro en la escuela. Entre tanta actividad todavía le queda tiempo para acompañar a su abuelo al campo, descubrir la fiesta que puede ser plantar semillas o regar con una manguera, para acabar convirtiendo su balcón en un muestrario de macetas con hortalizas que irán directamente a la mesa.

PORTADA TEO

Podremos contar la historia, ver los dibujos y después el cuento lleva unos guantes, una pala pequeña y algunas etiquetas para identificar los planteles, así que no tendremos ninguna excusa para no ponernos a plantar enseguida. Queda claro que Teo no para de moverse y aprender y nosotros no queremos ser menos.

Bibliografia

Violeta Denou (2013). L’hort d’en Teo. Grup Editorial 62. 12 pàg. Josep M. Vallès (2009). La meva primera guia sobre l’hort urbà. Òscar Julve (il.) La Galera, SAU Editorial. 62 pàg. Xaro Navarro (2016). La Carabassa Tomasa. César Barceló (il.) Lletra Impresa Edicions. 66 pàg. Carles Cano (2014). El nap gegant. César Barceló (il.) Andana Editorial. 23 pàg. Empar Ferrer (2016). El gegant mitjafava. Mar Llobell (il.) Edicions del Bullent. 47 pàg.

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Responsable de Cultura y Comunicación del Jardí Botànic UV
Me gusta la música, los libros, viajar, escribir, la divulgación científica e ir al cine con todas las consecuencias; hacer cola, comer palomitas... Me divierte ordenar con mis hijos la colección de coches de Cars. Nunca he comprendido las reglas del tenis y me da dentera cortar la pizza con tenedor y cuchillo.
botanic Equipo botánico
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