Jardines

7 Dic 2013

Homenaje a Vicente Alfonso Lorente

El pasado 1 de diciembre el Jardín Botánico dedicó el día a un médico y botánico valenciano en el bicentenario de su muerte. Un botánico, eso sí, muy importante para el Jardín, dado que fue su primer director al emplazamiento actual, un rincón en el centro de la ciudad que por el contrario el 1805 estaba en las afueras, en el conocido como como Hort de Tramoieres.

 

Vicente Alfonso Lorente nació el 22 de enero de 1758 en la localidad de Jarafuel, en el valle de Cofrentes, un pueblo dedicado a la agricultura y a la fabricación de utensilios de madera de almez. Según los archivos históricos de la Universitat de València, a la edad de 14 años empezó los estudios universitarios previos al ingreso en cualquier de las tres facultades que había: teología, leyes y medicina. A los 17 años inició los estudios de leyes y, dos años después, los abandonó para empezar los de medicina.

 

En esta época, la enseñanza universitaria de las plantas se hacía, exclusivamente, en la facultad de medicina y, concretamente, en la llamada cátedra de simples. Un “simple” era cualquier sustancia vegetal, animal o mineral que era utilizada sola como medicamento. Como la mayoría de simples eran de origen vegetal, el magisterio de esta cátedra estuvo muy relacionado con el estudio de las plantas. La Universitat de València contó con esta cátedra desde su fundación y, a lo largo del siglo XVI y comienzo del siglo XVII, la ocuparon catedráticos de reconocido prestigio como por ejemplo: Pere Jaume Esteve, Joan Plaça, Jaime Honorato Pomar y Melchor de Villena. No obstante, durante los años de estudiante de Lorente, el magisterio de esta cátedra había decaído considerablemente.

 

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La única descripción física que conocemos de Lorente

 

Después de cursar cuatro años de medicina, el 1781, Lorente obtuvo los grados de bachiller y de doctor en medicina, pero para poder ejercer como médico en Valencia todavía tenía que hacer otro examen ante el “Real Tribunal de Protomedicato de la Subdelegación de Valencia”, que tenía la finalidad de controlar la práctica médica. El documento que acredita que aprobó este examen el 1783, contiene la única descripción física que conozcamos de Lorente y fue durante esos años cunado conoció a su apreciado maestro, el catedrático de medicina Tomás Villanova.

 

Pocos años después, el 1787, se publicaba un nuevo plan de estudios en la Universitat de València: el llamado plan Blasco. Entre otras muchas novedades, este plan estableció dos cátedras que, por primera vez, incluyeron el término de botánica: la cátedra de química y botánica, y la cátedra temporal de botánica. Esta última recibió el nombre temporal, como también pasaba con otros del plan Blasco, porque debía ganarse por oposición cada tres años.

 

La cátedra de química y botánica se ocupaba del estudio de las plantas medicinales y la otra del estudio de todas las plantas. El manual que tenía que seguirse desde esta cátedra era el Curso de elemental de botànica de Casimiro Gómez Ortega y Antonio Palau, catedráticos primero y segundo de botánica de Real Jardín Botánico de Madrid, publicado sólo dos años antes, el 1785. Este manual siguió la obra del médico sueco Carl Linné, obra que tuvo una enorme importancia en el desarrollo de la botánica como disciplina científica.

 

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Trifolium pratense

 

El primer curso del plan Blasco, el maestro de Lorente, Tomás Villanova, ocupó la cátedra de química y botánica. Aun así, ningún candidato se presentó a la oposición de la cátedra temporal de botánica convocada el 1787. El curso siguiente, en 1788, se presentaron Lorente y tres candidatos más: Raimundo Muñoz, Félix Miquel y Antonio Ajos. Esta vez, aunque Lorente y su maestro protestaron ante diferentes instituciones, perdió la cátedra, pero Lorente no abandonó su formación como botánico. En 1788 aseguraba que gran parte de sus conocimientos botánicos se los debía de a Tomás Villanova “pero también soy deudor de iguales favores al fraile Constantino de Castellote, religioso capuchino, cuyo notorio crédito en esta materia le ha merecido la dirección del magnífico jardín botánico que, para alivio de los pobres e instrucción de los que quieren dedicarse a este estudio, tiene plantificado en Puzol nuestro Excelentísimo e Ilustrísimo señor Arzobispo”. 

 

El Jardín Botánico de Puzol se encontraba junto al Palacio que los arzobispos de la diócesis valenciana tenían para descansar allí, y muchos autores de la época reconocieron como fundador de este jardín al arzobispo Francisco Fabián y Fuero el 1777. Era un jardín con plantas exóticas procedentes de los territorios coloniales, y en ocasiones, llegaban plantas vivas desde Real Jardín Botánico de Madrid procedentes de las grandes expediciones científicas españolas a los territorios coloniales americanos y del Pacífico. Otras llegaban directamente de las colonias, principalmente desde la localidad mexicana de Puebla de los Ángeles, donde Francisco Fabián y Fuero había ejercido como obispo antes de su llegada en Valencia. 

 

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Jardín Botánico de Puzol

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Erythrina corallodendron

 

De este modo, el aguacate (Persea americana Mill.), la chirimoya (Annoma cherimoia Mill.), la papaya (Carica papaya L.), el cacahuete (Arachis hypogaea L.), el cacao (Theobroma cacao L.), el árbol del coral (Erythrina corallodendron L.), diversas especies de yucas (Manihot spp.), de acacias (Acacia spp.), entre otras muchas plantas de todas partes el mundo, algunas de ellas nuevas para la ciencia europea, consiguieron crecer al aire libre en este jardín y le confirieron una gran belleza.

 

Una época de éxito pero relativo

El 1791, se volvió a convocar la oposición a la cátedra temporal de botánica. Y ahora sí, Vicente Alfonso Lorente la ganó. Volvería a hacerlo en 1795, 1798 y 1801. Entre otros, contaron entre sus alumnos al célebre botánico aragonés Mariano Lagasca. 

 

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Durante este años, Lorente continuó publicando folletos de contenido botánico, entre los que destaca Systema botanicum linneano-anomalisticum (1799) dirigido a facilitar a los estudiantes la determinación del género y la especie de las plantas que examinaban, en las herborizaciones, en los jardines o en las tiendas, y que intentaba corregir algunas “anomalías” que presentaba el sistema sexual de clasificación de plantas de Linné.

 

Lorente, como era habitual entre los catedráticos de medicina, simultáneamente ejerció como médico. Fue médico titular de las “Reales Cárceles de Corte, Torres de Serranos”; estuvo destinado en el “Real Servicio de Médico en el Hospital General del Ejército de Rosellón” durante la guerra contra la convención francesa entre 1793 y 1795; y, desde entonces, ocupó el cargo de “Médico de número de los Reales Ejércitos”. Parece que Lorente vivió en la calle del Portal de Valldigna, se casó y tuvo dos hijos.

 

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Calle Portal de la Valldigna, barrio del Carmen (Valencia), donde vivió Lorente

 

El plan de estudios del rector Blasco también exigía la formación de un jardín botánico destinado a facilitar el conocimiento de las plantas a los estudiantes, y a pesar de que en los siglos XVI y XVII la Universitat de València había tenido varios jardines destinados a la enseñanza de las plantas, durante todo el siglo XVIII no contó con jardín botánico. Fue el 1798 cuando empezaron las obras destinadas a formar el nuevo botánico universitario en unos terrenos al paseo de la Alameda, pero ni Villanova ni Lorente participaron, rector y claustro prefirieron al médico Francisco Gil, con el arquitecto Cristóbal Sales. Dos años después, universidad y municipio decidieron cambiar estos terrenos por el huerto de la calle Quart próximo al paseo del assut, es decir, por su emplazamiento actual. El 3 de septiembre de 1802, la universidad valenciana adquiría estos terrenos. Días después, el rector Vicente Blasco escribió a Cavanilles: “Efectivamente hemos por fin conseguido un excelente terreno para jardín botánico (..) me prometo que hemos de lograr un jardín de los mejores de Europa (…) La mayor dificultad será encontrar un profesor digno”.

 

A pesar de que Lorente llevaba más de diez años como catedrático temporal de botánica y ya había publicado varios trabajos botánicos, el rector Vicente Blasco no lo dejó participar en la formación del Jardín Botánico. Lorente, como tantos otros estudiosos de las plantas de la época estaba enemistado con Antonio José Cavanilles. Criticaba que Cavanilles usara sólo ejemplares de herbario o de plantas cultivadas en jardines para establecer nuevas especies, unir géneros distintos o formar nuevos géneros de especies conocidas. Por lo tanto, Francisco Gil junto a Cristobal Sales continuaron con la formación del nuevo jardín botánico. Empezaron por la construcción de los dieciséis cuadros que hoy constituyen la llamada Escuela Botánica, adquirieron utensilios y plantas, trasladaron las plantas desde la Alameda, formaron un plantel…

 

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Antonio José Cavanilles (1745-1804)

 

Mientras tanto, el rector Blasco iba tirando. En marzo de 1803, informaba a los miembros del Claustro que Cavanilles había conseguido que el rey ordenara que “en los primeros ocho años sucesivos, los sujetos que aspirasen a cátedras de botánica hubiesen de ir a la enseñanza de ella al Jardín Botánico de Madrid, a fin de que uniformándose esta ciencia en todas las universidades de la península, hubiese en ellas profesores de suficiencia e impuesto debidamente en el ramo”. Blasco propuso que fuera enviado a estudiar al jardín madrileño, con una subvención económica por parte de la universidad, el médico Vicente Soriano. El Claustro aprobó la propuesta, y en noviembre del mismo año Cavanilles concedía a Soriano el “Título de Botánico de Real Establecimiento”. El curso académico siguiente, el 1804-1805, Lorente tuvo que abandonar la cátedra temporal de botánica que ocuparía, sin oposición, Vicente Soriano. Más todavía, el rector Blasco solicitó, en una representación enviada al rey, que esta cátedra se convirtiera en definitiva. Blasco alegó que la universidad ya contaba con un jardín botánico y con un candidato adecuado. Así mismo, suplicaba que la cátedra fuera adjudicada sin oposición a Vicente Soriano, que “es el único que puede desempeñarla dignamente”. El Claustro universitario apoyó esta representación del rector.

 

El 5 de mayo de 1804 moría Antonio José Cavanilles y, probablemente, esto cambió el curso de los acontecimientos. El rey aceptó sólo en parte la solicitud hecha por el rector Blasco: la cátedra de botánica dejaría de ser temporal pero debía de ganarse por oposición, y la oposición no se celebraría en Valencia sino en el Real Jardín Botánico de Madrid. Por esta oposición, Lorente elaboró una completísima disertación sobre el sistema sexual de Linné, los problemas que su uso generaba y las diferentes reformas o modificaciones hechas a este sistema por otros autores.

 

El primer director del Jardín en la ubicación actual

Por fin, cuando parecía todo perdido, Lorente ganaba la oposición y empezaba el curso 1805-1806 como catedrático perpetuo de botánica y al frente del novísimo Jardín Botánico. De este modo se inicia un breve periodo de gran actividad en el jardín botánico. Se construye el aula de botánica y se finaliza la construcción de los dieciséis cuadros de la escuela botánica con los canales de riego que cruzan por cada uno de estos. Se consiguen plantas y numerosas semillas procedentes de Real Jardín Botánico de Madrid y del de Cádiz. Se trasladan numerosas plantas exóticas desde el Jardín Botánico de Puzol. Se destina una zona para el cultivo de plantas medicinales y otra para el cultivo de árboles frutales, principalmente cítricos. El 22 de marzo de 1806, Lorente leía el discurso que inauguraba el Jardín Botánico.

 

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Indisgosfera spp.

 

Lorente participó activamente en las experiencias de cultivo y extracción del añil (Indigofera spp.): planta colonial de la que se obtenía una sustancia colorante de color azul. La dificultad no radicaba en el cultivo sino en la obtención del añil. Lorente lo intentó con las plantas que cultivó al Jardín Botánico sin éxito el 1806. Entonces, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia intervino porque el fraile dominico del convento de Llutxent Manuel Belda, que había dirigido una añilería en México, ayudara a Lorente en el cultivo y extracción del añil. Por fin, Lorente consiguió obtener añil el año siguiente, el 1807: “la primera que tal vez hasta ahora se ha conseguido en Europa”.

 

Probablemente estas experiencias provocaron un nuevo enfrentamiento entre Lorente, el claustro y el rector de la universidad. En enero de 1808, rector y claustro obligaron a Lorente a volver todas las llaves del jardín que pasarían a estar en poder de un nuevo jardinero de su confianza. Lorente sólo conservaría la clave del aula de botánica, que no tenía comunicación con el jardín y a la que se accedía a través de la casa del jardinero, por lo tanto tuvo privado el paso al jardín.

 

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La Escuela Botánica del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, en la actualidad

 

Sólo unos meses después, las preocupaciones de todos cambiarían. Empezaba la llamada guerra de la Independencia o guerra del francés. Profesores y estudiantes universitarios también intervinieron: primero colaboraron en las obras de fortificación de la ciudad de Valencia. Después, se formarían las milicias universitarias. Así, a finales de 1809 quedaría formado el “Batallón quinto de voluntarios, primero de la Universidad”. Estuvo integrado por 1253 estudiantes y se dividía en cinco compañías con un catedrático capitán al frente de cada una de ellas. Uno de los capitanes fue Lorente. La ciudad de Valencia fue ocupada en enero de 1812 por las tropas francesas encabezadas por el mariscal Suchet. Muchos estudiantes del batallón fueron encerrados en el Convento de San Domingo, entre ellos, se encontraba Lorente. Como prisioneros de guerra, muchos de ellos serían deportados en Francia.

 

Con el ejército francés llegó un médico apasionado de la botánica y de la entomología: Léon Dufour. En sus memorias, Dufour explicó cómo conoció a Lorente y consiguió liberarle de la prisión y de la deportación en Francia. Dufour vivió en casa de Lorente, con su familia. Herborizaron juntos y trabajaron juntos. Gracias a Dufour, Lorente pudo volver al Jardín Botánico de la Universitat de València. Juntos continuaron las experiencias de extracción del añil en la misma primavera de 1812. El éxito de estas experiencias convencieron al mariscal Suchet para invertir dinero en la restauración del Jardín Botánico. Sin duda, esta sería una época feliz para Lorente.

 

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Los franceses perdieron la guerra y dieciocho meses después, en julio de 1813, Léon Dufour tuvo que marchar hacia Francia. Se despidió de Lorente y de su familia, por los que sentía gran afecto, del jardín botánico “mon Jardin-des-plantes restauré et sa succursale de Puzol“, de las plantas del añil, del cielo valenciano, de las excursiones por el litoral y por la montaña…

 

Lorente había hecho amistad con los franceses, había trabajado y colaborado con Dufour: ¿qué destino lo esperaba ahora? Probablemente, el que había sido calificado como el más exaltado de los capitanes del batallón de estudiantes, después de la marcha de Dufour, sería acusado de afrancesado. No lo sabemos, sólo sabemos que pocos meses después, el 1 de diciembre de 1813, Vicente Alfonso Lorente murió, hace ahora dos cientos años.

Departament de Didàctica de les Ciències Experimentals i Socials. Facultat de Magisteri. Universitat de València
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