JULIO JARINERO
El calor domina el mes de julio, lo cual incide directamente en las necesidades hídricas de nuestras plantas. Pero no solo su hidratación debe preocuparnos, también el césped requiere intensos cuidados, los tratamientos de las plagas que proliferan en verano, y los requerimientos específicos de poda.
A lo largo de este mes debemos tener nuestro jardín regado continuamente. Ahora bien, si el jardín está bien proyectado, las plantas se habrán ubicado de forma que se salvaguarden unas a otras, optimizándolo y conservando con eficacia la humedad en el suelo, sin causar demasiados problemas. En caso contrario, quizá sea el momento de replantearnos un cambio.
Ahora es el momento de sembrar alyssum, caceolaria, campánula, coreopsis, prímulas, sempervivum, viola, dianthus, erysum, gypsophylas, limonium, lupinus, myosotis, petunias, tagetes, impatiens y papaver. Y en nuestra huerta, nos animaremos con las acelgas, brócoli, berros, calabacines, espinacas, guisantes, judías, lechugas, perejil, rábanos, coliflor y repollo.
Petunias (Petunia spp.)
Agapanto (Agapanthus africanus)
En nuestro semillero tendremos plantas bienales, de modo que obtengan suficiente tiempo para establecer un buen sistema radicular antes del invierno. En cuanto a los bulbos, los florecidos se dejan hasta que se les sequen las hojas y luego se extraen del suelo y se guardan. Los de floración veraniega se abonan para que se desarrollen bien, y se deberán desenterrar, dividir y plantar bulbos, tubérculos y rizomas de floración anual.
Realizaremos esquejes, acodos y estacas, en tallo verde, pues es una buena época para esta práctica. También es buen momento para esquejar adelfas, geranios, coleos, fucsias, etc. Se recogen las semillas de muchas plantas que florecieron en primavera, y los rizomas de iris se dividen cada dos o tres años, eliminando los centros viejos y replantando los extremos. Las matas que han terminado la floración también se pueden dividir. Siembra bajo sombra anuales y bianuales (por ejemplo, la viola) que florecen en otoño e invierno.
Riego
Deberá ser muy abundante y continuo, en el caso de los macizos de flor, anuales y vivaces, casi a diario, igual que el césped y las plantas expuestas al sol, recordando hacerlo siempre al atardecer o muy temprano por la mañana. Tengamos en cuenta que julio es el mes de mayor consumo de agua en el jardín, y regar a pleno sol es un despilfarro por la evaporación, además las mangueras no se deben dejar al sol y lo más conveniente es disponer de un sistema de riego automático.
De vez en cuando podemos refrescar el follaje, no las flores, y las plantas anuales deben tener la tierra húmeda para lograr una buena floración. Tendremos cuidado con las macetas porque en esta época pierden agua con rapidez y, en general, los árboles necesitan un riego profundo al menos una vez por semana.
Suelo
Aplicaremos abono periódicamente para conservar e inducir tanto el estado vegetativo óptimo como la formación de los escapos florales. En las plantas en maceta y jardineras cada 2 o 3 riegos aplicaremos fertilizantes líquidos. En rosales y arbustos de flor con 40 gr/metro cuadrado de 20-10-5 S 2 Mg. Con un abono regular se mantiene y estimula la actividad vegetativa y la floración de muchas especies que están en plena actividad desde hace varias semanas. En esta época del año se deberá utilizar un abono complejo bajo en nitrógeno.
Tratamientos
Cada 15 días se deberán tratar todos los árboles y arbustos, plantas, setos y rosales con fungicidas insecticidas, y aplicaremos regularmente los tratamientos contra parásitos. Se aconseja el uso de insecticida sistémico y fungicidas de amplio espectro, y controlar la aparición de pulgones en rosales. Un truco es poner plantas de ruda o artemisa entre las plantas más sensibles al ataque de pulgones porque parece que tienen cierto efecto repelente.
Artemisa (Artemisia vulgaris)
Prestaremos especial atención a la araña roja, que prolifera en verano por el ambiente seco y caluroso, también la mosca blanca y las cochinillas son otras plagas muy frecuentes. Debemos combatir caracoles, babosas y gusanos de suelo, y cuidar la aparición de hongos como oidio, roya, botritis, etc. En este último caso, y tras una tormenta de granizo, hay que tratar antes de 24 horas las plantas afectadas con un fungicida antibotritis, ya que por las heridas infecta el hongo.
Otras cosas a tener en cuenta, por ejemplo, es que los árboles plantados en el césped pueden enfermar por el riego excesivo, que no hay que realizar tratamientos químicos en horas de calor, que se pulveriza siempre sin viento y sin la presencia de otras personas o animales, que hay que usar vestuario apropiado, y mantener los productos químicos fuera del alcance de los niños.
Poda
Hay que despuntar las floraciones para que ramifiquen y vuelvan a florecer en madreselvas, suprimir las hojas erguidas de los nenúfares, y aligerar árboles y arbustos con floración marchita para reequilibrar la copa de modo igual al mes anterior. Se hará poda de mantenimiento de setos, y poda de arbustos que hayan pasado la flor, como el ceanoto, kerria, berberis darwinii y escallonia.
Otras tareas son eliminar la madera vieja, rota o enferma, acortar los vástagos que han tenido flor para estimular el crecimiento, y retirar las flores marchitas para alargar la floración (en el caso de las vivaces también se hace un pinzado). Cortaremos los chupones, hijuelos y brotes laterales de los arbustos variegados e injertados, y también los que surjan del tronco central de los árboles. Los chupones de los rosales injertados se reconocen por un crecimiento vertical muy rápido, sus hojas y folíolos son muy distintos de la variedad en cultivo (casi siempre presenta más folíolos).
Además podemos limpiar y despuntar los arbustos que hayan perdido su forma al crecer, por ejemplo, la abelia. En el caso de algunas plantas, se pinzan para que se hagan más espesas, y podemos despuntar de forma periódica los extremos de los tallos de los coleus para estimular un crecimiento tupido y eliminar sus flores tan pronto como aparezcan. No hay que dejar florecer las hiedras, las recortaremos con frecuencia, y en las dalias y crisantemos se quitan algunos brotes florales para que los que queden se hagan más grandes.
Floración y recolección
En esta época florecen bahuinia, lagerstroemia, magnolia, parquinsonia, falsa pimienta, sophora, tamarix, tipuana, acacia julibrisim, galán de noche, hibiscus, leonotis, ligustrum, mirabilis, y mirto.
Tipuana (Tipuana tipu)
También poinciana, polygala, granado enano, symphoricarpus, yucca, abelia, achillea, anthirrinum, artemisa, centaurea, gardenia, gypsophilla, salvia, clematis, ipomea, jazmines, madreselva, pasiflora, plumbago, stephanotis, agaphantus, begonia tuberosa, ciclamen, gladiolos, nynphaea y pontederia.
Podremos recolectar ajos, puerros, judías, calabacines, manzanas, peras, albaricoques, melocotones, nectarinas, ciruelas, naranjas tardías, y “limones sanjuaneros”.
Invernaderos y plantas de interior
Cuando comienza el calor se pueden sacar fuera las plantas de interior delicadas, progresivamente, y manteniéndolas a la sombra. En los invernaderos aprovecharemos para limpiar y desinfectar, airearemos ampliamente procurando que la temperatura no suba más de 35ºc.
Además, las macetas al sol se calientan y pueden llegar a quemar las raíces de rosas miniatura, laurel, buganvilia, bambú, mandarino o naranjo. Evitaremos los cambios bruscos de plantas cultivadas en semisombra a zonas con mucho sol.
Céspedes
Se abonan antes de que lleguen los calores intensos, y es mejor un abono complejo de lenta liberación. Ahora se riega más y más a menudo, no dejando nunca que se seque la tierra y procurando que el agua llegue bien a las raíces, con una siega con cortes semanales en las horas de menos calor.
Ya cuando llegue el calor fuerte la hierba crecerá menos y será más amarillenta, entonces se espacian los cortes y se hacen más altos. Pero si además de calor tenemos mucha humedad ocurre lo contrario, la hierba crece muchísimo y se debe segar hasta dos veces por semana. Se puede hacer un abonado ligero, por ejemplo con abono líquido a base de nitrógeno, para recuperar el verdor de la pradera. Si el tiempo es muy seco, dejaremos el césped algo más alto que lo habitual, así resistirá mejor la sequía. Y no olvidemos afilar las cuchillas del cortacésped con una lima.
Otras tareas complementarias
Cavaremos todos los alcorques y parterres, y limpiaremos las flores secas y las abundantes hierbas, manual o químicamente, todo tras los riegos. También quitaremos las malas hierbas que rebrotan con perseverancia, y aclararemos los frutos en los casos en que fuese preciso por la carga del frutal.
Podemos guardar los bulbos arrancados el mes anterior, y aligerar los geranios, quitando las ramas desmejoradas que se hayan podido formar dentro de la copa y recortando las más largas que ya hayan florecido profusamente. Contendremos los setos recortando sus crecimientos, y se deben recortar las hiedras y los setos de ligustrum. Cercenaremos repetidamente y plantaremos las herbáceas perennes, para inducir el cambio de yemas y conseguir macollas tupidas con tallos vigorosos.
En cuanto a los rosales, quitaremos las rosas marchitas, rejuveneciendo aquellos que hayan finalizado su floración en junio. Las rosas secas se van retirando, por estética y para estimular más floraciones, y los capullos enfermos o defectuosos se eliminan. Tendremos cuidado con los ataques de pulgones, y el mildiu puede ser también un problema, por lo que lo mejor es comenzar con tratamientos preventivos. Tras la primera floración se pueden abonar, y los rosales que hayan acabado su floración en junio se rejuvenecen cortando por la base las ramas viejas, las de tonalidad oscura. Conviene dejar tanto las ramas del año anterior como las nuevas, y es necesario acortar en una tercera parte las ramas de los rosales que vayan a florecer. Un sistema que permite tener una floración continua es la programación y rotación de los cortes, con la intención de que algunos florezcan y otros no.
Arrancaremos los chupones y brotes emergentes de las raíces de los frutales, árboles y arbustos. También empezaremos a embolsar la uva, teniendo cuidado con los pájaros que comenzarán a comerse las frutas. Acolcharemos el suelo para economizar agua y tiempo de riego, y conservando también las condiciones de humedad y deshidratación en torno a las raíces.
Las trepadoras se sujetan según crecen y las plantas que lo necesiten se estacan. Atención a las ramas de frutales sobrecargadas de frutos, tal vez de deban apuntalar para que no se rompan. Escardaremos en arriates y macizos, y al final de la estación se deben trabajar los macizos que se han quedado libres de plantas, para preparar la plantación otoñal. Un control manual constante de las malas hierbas permite mantenerlas a raya sin tener que recurrir a los herbicidas. Rellenaremos con plantas de temporada los huecos que puedan existir en los macizos del jardín.
En el estanque conviene oxigenar el agua teniendo una fuente que produzca chapoteo. Tendremos en cuenta que los peces se alimentan con mayor frecuencia en verano, y que en estanques muy pequeños y con peces se debe vigilar que no se sobrecaliente el agua. Si no tenemos peces pueden proliferar los mosquitos. Vigilaremos el nivel de las balsas, eliminando los tallos de flores marchitas para que no se pudran en el agua.
Y por último nuestro refranero popular, “Julio normal seca el manantial”.