Jardinería

19 Feb 2013

JARDINES SOSTENIBLES CON XEROJARDINERÍA

Una muy buena opción para los climas mediterráneos donde los días de lluvia como hoy se han convertido en una cosa totalmente esporádica. Jardines que reducen al mínimo la utilización de agua de entre otras buenas prácticas, para tener un paisaje de gran calidad y biodiversidad que apuesta por las especies autóctonas. ¡Hazte xerojardinero!

La xerojardinería es un término que se aplica a los jardines proyectados para que su consumo de agua sea mínimo, basándose en el diseño de espacios y en la agrupación de especies con necesidades de agua similares. Una disciplina muy recomendable para zonas secas o para lugares donde la calidad del agua es muy mala, que surgió durante las graves sequías sufridas al oeste de EE.UU. en los años 70, propiciando esta nueva corriente para construir jardines de bajo consumo de agua. En España, la xerojardineria también tuvo gran difusión pero ya en los 90, debido a la fuerte sequía que afectó a la Península durante esos años.

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El término xerojardinería viene del griego xeros, que significa seco puesto que la idea principal de estos jardines es hacer un uso racional del agua de riego evitando el despilfarro y que se ha extendido a climas como el nuestro, el Mediterráneo, y también a zonas subdesérticas. Pero el ahorro de agua no es el único importante, también tiene un sentido ecológico, puesto que se apuesta por el uso de productos, abonos e insecticidas naturales, poco gasto de combustible y también el reciclaje. Además, este tipo de jardinería es muy aconsejable para jardines urbanos, puesto que están totalmente diseñados para ahorrar trabajo y recursos desde su planificación.

Según datos de la National Xeriscape Council, un jardín diseñado y mantenido con criterios de uso eficiente del agua consume tan sólo una cuarta parte del agua de riego que se gasta en un jardín convencional. Además, se trata de jardines muy ricos en flora y fauna puesto que están realizados en su mayoría con especies autóctonas adaptadas ya a unas condiciones específicas de insolación, humedad, temperatura y disponibilidad de agua. Esta asociación sin ánimo de lucro de Texas surgió con finalidades educativas en los años 80 y que tuvo mucho impacto en las regiones más áridas de EE.UU. Todo un referente en cuanto a la xerojardinería hasta que se formó el Servicio de Cooperación de Extensión Agraria a la Universidad de Texas que tomó el relevo. 

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¡Hazte xerojardinerO!


Los principios básicos de la xerojardinería son en realidad un conjunto de buenas prácticas que todos podemos realizar sin demasiado esfuerzo y que pasan para hacer un buen diseño inicial, mejorar el suelo, acotar el terreno, utilizar mantillo y las plantas más adecuadas, un riego eficiente y un mantenimiento regular.

Hay que optar siempre que se pueda para cultivar plantas autóctonas que estén adaptadas al clima de cada zona y también aquellas con pocas necesidades hídricas, como los cactus o la palmera. Entre los cactus se pueden encontrar gran variedad de formas y además se ahorra agua y trabajo, pues estas especies casi no necesitan curas.

 

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También hay que darle mucha importancia a los diferentes tipos de pavimentos y suelos. Entre ellos se pueden destacar: los cantos rodados que nos sirven para delimitar zonas al mismo tiempo que retienen la humedad del terreno, las cortezas de pino para conservar la humedad al suelo, la arena de álamo, un tipo de tierra de colores muchos vivos que resaltan las plantas que lo rodean, y las grabas decorativas con las que hacer originales diseños y que también preservan la humedad. Además, siempre se puede optar para diseñar con rocas, formando llamativas rocallas, que nos permitirán un ahorro en especies vegetales.

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Cambiemos la idea de jardín frondoso y con césped como el referente de los jardines bonitos, ya que que los xeorjardines pueden convertirse en una opción más idónea para nuestro clima y con más riqueza y vida que los jardines habituales, aunque con menos agua. Y es que suelen tener una elevada diversidad de plantas y ambientes de gran atractivo para la fauna silvestre: árboles, arbustos, rocallas, zonas de plantas aromáticas, tapizantes y recubrimientos vegetales e inorgánicos, entre otros. Además, las especies de plantas autóctonas proporcionan alimento y refugio a un mayor número de especies silvestres, entre ellas numerosas aves, insectos y mariposas. En definitiva, todo un paraíso de biodiversidad al alcance de nuestra mano.

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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