Jardinería

19 Ene 2013

Jardines bajo Nueva York

Low Line es un singular proyecto, único hasta la fecha, que pretende convertir una antigua estación de transporte público abandonada en un gran parque público urbano. ¿Qué tiene de especial? que se convertirá en uno de los primeros jardines subterráneos del mundo, y que se basaría en un sistema de fotosíntesis a través de la fibra óptica.

High Line y Low Line son un ejemplo perfecto de reconversión urbana y de aprovechamiento de recursos abandonados para construir parques y espacios públicos verdes. Todo comenzó en el año 2009 con la inauguración de un gran parque urbano elevado en una gran plataforma, High Line, construido sobre sobre una antigua línea de ferrocarril neoyorquina.

 

High Line fue realizada en los años 30 y unía Manhattan con el centro de la ciudad. Dejó de utilizarse en 1980 y dos décadas más tarde, en 2003, se comenzó a pensar en diversos usos alternativos para ella. La mejor opción, ideada por el estudio de arquitectos James Corner Field Operations, fue convertir el espacio ubicado en medio de la ciudad en un gran jardín lineal a escala de la misma infraestructura, donde la obra se basa en recrear los antiguos enlaces y líneas férreas con grandes jardines florales y pequeñas pausas más acotadas.

 

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La rehabilitación de la High Line ha sido un revulsivo para toda la zona, que ha convertido este parque urbano en centro neurálgico y social y en una gran zona de recreo


El proyecto ha sido un éxito y desde su inauguración en 2009 este parque, que recorre a diez metros de altura del suelo más de dos kilómetros desde Gansevoort Street hasta la calle 34 de la parte oeste de Nueva York, se ha convertido en una de las visitas imprescindibles de la ciudad. El parque está dividido en tres secciones y se puede acceder a él por diversos puntos a lo largo de su recorrido sobre la ciudad. Clases de pilates, visitas guiadas e incluso clases de astronomía son algunos de las actividades que se llevan a cabo de forma regular en High Line y dan vida a este gran parque urbano.

 

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High Line


¿Es posible repetir esta experiencia bajo tierra?

Tras el éxito de reconversión de la antigua línea de ferrocarril High Line, la ciudad de Nueva York elaboró un plan de consolidación de este tipo de iniciativas de recuperación de espacios públicos, centrándose en los edificios y las estaciones de metro abandonadas y las vías de transporte inutilizadas. El gran reto que se planteó entonces fue si sería posible convertir estas estaciones de metro abandonadas en jardines.

 

La experiencia previa dice que sí. De hecho en Fresno (EEUU) existen unos famosísimos jardines subterráneos, los jardines subterráneos de Forestiere, de más de dos kilómetros de largo y con tres niveles subterráneos, a 3, 7 y 9 metros de profundidad. En este caso la disposición en niveles facilita el drenaje y en total el complejo tiene unas cien salas. Los techos, de forma cónica o abovedada, contribuyen a mantener la temperatura y humedad.

 

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Los jardines naturales subterráneos de Forestiere fueron ideados con decenas de cúpulas que permitían la entrada de luz natural para que las plantas crecieran. El jardín fue ideado y construido por Baldassare Forestiere entre 1906 y 1946


Sin embargo, la diferencia entre estos jardines y otros hipotéticamente construidos en la ciudad es muy amplia, ya que las condiciones no son las mismas. No es lo mismo un jardín subterráneo en un entorno natural que uno en el centro de una de las ciudades más grandes y contaminadas del planeta. Además, hablamos de una iniciativa pública y no en un parque pensado para uso exclusivamente privado como es el de Forestiere.

 

Sin embargo, los arquitectos James Ramsey and Dan Barasch, de la oficina Raad Studio de Nueva York, creen que reconvertir un enorme sitio subterráneo abandonado en un gran espacio verde es posible. Para poner este proyecto en marcha han elegido un gran espacio situado bajo la Delancey Street, en el barrio de Williamsburg, en Brooklin. El espacio a rehabilitar es una ex-terminal de trolleys de más de 6000 m2 de superficie y 7 metros de altura que desde 1948 se encuentra sin uso. Aunque sus creadores han llamado al proyecto Delancey Underground, ya suena más el nombre de Low Line, por estar totalmente inspirado en el High Line.

 

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Así imaginan los impulsores del proyecto Low Line el que será el gran parque subterráneo de Nueva York. Las dos imágenes superiores muestran el estado actual de la estación, abandonada hace más de treinta años


Fibra óptica y fotosíntesis subterránea

Usando la tecnología de la fibra óptica estos arquitectos plantean un modelo que puede transportar luz natural suficiente para poder crear un parque natural bajo tierra. Dicho así suena a ciencia ficción. Pero según los los creadores del proyecto, actualmente se cuenta con la tecnología suficiente para hacer crecer pasto y árboles bajo tierra gracias a lo que se denomina “tragaluz a distancia”, unos grandes recolectores que recogerían la luz solar y la llevarían a través de cables de fibra óptica hacia una serie de distribuidores ubicados en la parte superficial de la ex-terminal. En días nublados se necesitaría de luz artificial para alcanzar la luminosidad que hace falta bajo tierra.

 

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James Ramsey y Donen Barasch han ideado un complejo sistema de fotosíntesis urbana basado en el uso de la fibra óptica. La gran cúpula receptora de luz ya ha sido diseñada y el prototipo ha sido probado con éxito


Tanto los vecinos del Delancey Underground como las autoridades locales se encuentran muy entusiasmados con darle un nuevo uso a este espacio en abandono. La idea de transformar una fría y oscura estructura en un parque público con vegetación natural les ha fascinado y les parece sumamente atractiva. Pero la viabilidad del proyecto es complicada y su funcionamiento no es sencillo. Por ello los arquitectos se han unido con la Friends of the High Line, la organización tras el éxito del parque superior para estudiar las diversas formas de financiación. Creen que la combinación de donaciones, fondos públicos y privados más las rentas de tiendas al interior serían suficientes para conseguir el dinero necesario para la construcción y el mantenimiento del jardín subterráneo. Sin embargo, la Metropolitan Transportation Authority, propietaria del espacio, ha afirmado estar abierta a recibir otras propuestas para rehabilitar este sitio.

 

Más información sobre el proyecto en thelowline.org

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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