El helecho misterioso

¡Un nuevo pteridófito se extiende esten por tierras mediterráneas! Un helecho exótico que viene nada más y nada menos que del Caribe y Centroamérica y que permanecía camuflado en zonas de ribera desde hace mucho de tiempo. Pero, ¿cómo ha llegado hasta aquí? ¿es invasor? ¿por qué nadie se había dado cuenta de su naturalización? El Herbario del Jardí Botànic de la Universitat de València sigue su pista y nos cuenta de sus peculiaridades.

Hace algo más de un año publicábamos el hallazgo de una nueva especie de helecho para la flora valenciana. Se trata de Christella normalis (C. Chr.) Holttum, un helecho originario de Centroamérica y el Caribe que, poco a poco, está expandiéndose por otras zonas del mundo.

Según nuestros estudios, en realidad este helecho no es nuevo en el territorio, si no más bien se encuentra entre nosotros desde hace ya más de 35 años, aunque no lo sabíamos. Y es que estudiar y conocer flora alóctona no es nada fácil y, antes de internet, sin todas las posibilidades que tenemos ahora a nuestro alcance, todavía lo era mucho menos. Así, hasta ahora, esta planta se había confundido con otro helecho presente en nuestro territorio y había conseguido pasado desapercibida.

El descubrimiento

A partir del estudio de muestras vegetales en el herbario del Jardí Botànic de la Universitat de València, observamos unos ejemplares, un tanto extraños, de helecho recogidos en La Safor, concretamente en el río Vernissa cerca de Palma de Gandía. Estudiándolos detenidamente, llegamos a la conclusión de que se trataba de Christella normalis, una planta que se había dado como novedad para la flora ibérica hacía poco tiempo, al encontrarla en el río Guadalquivir a su paso por Córdoba.

Thelypteris kunthii en su hábitat natural. Imagen: www.inaturalist.org, Nicholas Cowey

Llegar a esta conclusión no fue nada fácil. Cuando te enfrentas a una planta de origen desconocido, es complicado estudiarla. Si tienes suerte, puedes encontrar una monografía mundial del grupo al que pertenece, pero, normalmente, tienes que buscar en floras más o menos locales. Por suerte, ahora con internet tenemos al alcance muchísimas floras como la Flora de China, la Flora de Norte América o la Flora de Mesoamérica. Poco a poco fuimos llegando a algo en concreto, aunque nunca estábamos del todo contentos con la determinación.

El estudio de ejemplares de herbario también ayuda muchas veces a encontrar una pista o, incluso, la especie en cuestión, aunque, al tratarse de plantas de fuera de su radio de acción, muchas veces no da su fruto. El caso es que la revisión del herbario nos reportó otro hallazgo interesante. Aunque continuábamos sin ponerle nombre al helecho en cuestión, encontramos un par de pliegos de la misma planta que habían sido recolectados tiempo atrás, pero determinados como otra especie. Así, pudimos conocer que nuestro helecho se había encontrado ya en los años 80 en el nuevo lecho del Túria y en torno a los 90 en las cuevas de Benidoleig, aunque se había mantenido escondida, hasta ahora, bajo otras denominaciones.

Tirando del hilo, encontramos finalmente una especie que parecía ser muy similar a nuestras muestras, así que, con un nombre concreto, pudimos avanzar en la investigación y llegar hasta un trabajo sobre el reciente descubrimiento de este helecho en Córdoba. Para poder compararla con nuestras muestras, pedimos el pliego de la especie, que además había sido revisado por el experto mundial del grupo. Así, llegamos a la conclusión de que habíamos acertado nuestra determinación. Se trataba pues de Christella normalis, aunque por cuestiones nomenglaturales y taxonómicas, también la podéis encontrar como Thelypteris kunthii

La expansión

Un poquito más tranquilos, ya sabéis que los botánicos podemos desesperarnos mucho si no ponemos nombre a una planta, estábamos explicando la historia a otro compañero cuando nos comentó que él también iba detrás de la pista de un helecho que desconocía. Con su descripción todo cuadraba, parecía que era la misma planta. Solo faltaba verla en el campo para asegurarnos y en una nueva localidad, Villarreal, bastante alejada de las que conocíamos en ese momento.

Christella normalis en el río Mijares, Villarreal. Imagen: Gregorio Ros

Poco a poco pudimos ver como nuestro hallazgo en el río Vernissa no se trataba de un caso puntual y ya teníamos referencias de esta especie en las tres provincias valencianas. Pero aquí no acaba la cosa, resulta que hablando del tema con otros compañeros, también ellos iban detrás de la pista de un helecho que habían encontrado en el puerto de Valencia. Ni más ni menos que en un muro de les Drassanes cerca del mar. Si bien ahora no era el momento más propicio para observar la planta, nuestros compañeros botánicos habían conseguido extraer esporas y las habían plantado en casa. Así, pudimos hacer un pliego de herbario con el que comparar nuestras muestras. Y mira por dónde, ¡se trataba de la misma planta!

A pesar de los diferentes lugares donde hemos encontrado la planta, consideramos que, hoy por hoy, no se trata de un peligro para la flora autóctona, como otras conocidas especies invasoras. Y es que este helecho tiene unos requerimientos ambientales muy exigentes y necesita de un flujo constante de agua o una humedad muy alta para sobrevivir. Así, la hemos visto aparecer y desaparecer año tras año e incluso en algunos lugares no llega a surgir periódicamente, como en las Cuevas de Benidoleig.

Christella normalis en cultivo, procedente del puerto de Valencia. Imagen: Carles Mir

Si con el Cambio Climático se produce una disminución de las precipitaciones, quizás se impida de forma colateral el desarrollo de esta especie en tierras valencianas. Aunque años como el actual, con precipitaciones que superan los 1000 mm en La Safor y la Marina Alta, ayudan a que no tardemos mucho tiempo en ver esta especie en algún otro rincón de nuestro territorio.

Cómo diferenciarla

Los ejemplares observados en el territorio valenciano son de un tamaño considerable, sobre todo comparándolos con la mayor parte de helechos autóctonos. Sus frondes pueden llegar hasta los 120 cm de longitud con un pecíolo largo y una lámina de hasta 50 cm, que se estrecha gradualmente hacia el ápice. Esta lámina está doblemente dividida, primeramente en segmentos individuales de unos 8-15 cm de longitud, a su vez divididos en segmentos que quedan unidos por la zona inferior.

Fronde deChristella dentata. Imagen:Gregorio Ros

Una de las características principales de esta especie, que podemos utilizar para diferenciarla de otros helechos valencianos del mismo tamaño, es la disposición y forma de los soros, así como la membrana que los cubre, que se llama indusio. En este caso, los soros, las agrupaciones de los esporangios que contienen las esporas, se extienden por toda la parte inferior de los segmentos de la lámina y tienen forma de riñón. Su color es marrón y el indusio presenta pelos relativamente rígidos. Esta peculiaridad nos sirve muy bien para descartar que se trate de Thelypteris palustris, con la que se había confundido tiempo atrás.

Detalle de los soros de Christella dentata. Imagen:Gregorio Ros

Además, dentro del género Christella, algunas especies como esta presentan una diferencia muy importante, los nervios de la lámina convergen en la base del seno pero sin llegar a juntarse. Cosa que no que no sucede en otros taxones del género como C. dentata, con la que también ha sido confundida.

Izquierda: Pliego de Christella dentata. Derecha: Pliego de C. normalis. Imágenes: Herbario del Jardí Botànic UV

Otras características que individualizan este taxón son las escamas lanceoladas y ciliadas de los pecíolos, tener las pinnas o segmentos inferiores de la lámina de la misma medida que el resto y presentar pelos en raquis y venas del envés.

El origen

Con toda probabilidad, esta especie ha llegado a la península a partir de cultivos ornamentales del entorno próximo, como es el caso de la provincia de Córdoba o el reciente hallazgo en Aznalcóllar (Sevilla). Las primeras referencias del helecho son, como hemos comentado antes, los ejemplares en el nuevo lecho del Turia y la mención, supuestamente no acertada, a Christella dentata como asilvestrada en el entorno de Benissa, junto a una casa de campo. De estas plantas no tenemos pliego pero, aunque no podemos confirmar que era el mismo helecho, todo indica que tiene que ser así. Lo mismo pasa con la indicación de un trabajo de 1990, donde al hablar de la presencia de Thelypteris palustris en la zona de Gandía, se comenta “seguramente debió de existir hasta hace muy poco, puesto que en algunos caseríos de la zona es cultivada como ornamental”. Después de nuestra investigación, consideramos también que muy posiblemente la planta ornamental citada sea en realidad nuestro helecho misterioso, el cual hemos encontrado en zonas próximas a Gandía.

Christella normalis en la nueva población encontrada en Aznalcóllar (Sevilla). Imagen: researchgate.net, Javier López Tirado

Lo más curioso y que todavía está por descubrir es cómo ha llegado a gastarse este helecho como ornamental. El hecho de encontrarlo tan extendido por tierras valencianas podría sugerir que es un helecho suficiente comercializado, pero no es el caso. Y es que no hemos encontrado ningún vivero de planta que distribuya este helecho ahora ni en los 80, que ya estaba presente en nuestro territorio, por eso rechazamos esta vía de entrada.

Una idea que se nos ha pasado por la cabeza alguna vez es la posibilidad de que este helecho fuera traído en el siglo XIX por españoles que vivían en Cuba, donde parece que es una planta que prospera con mucha facilidad en bordes de caminos y carreteras con cierta humedad. Una vez ya aquí, podría haberse conservado su cultivo a nivel familiar, de generación en generación, y quizás entre vecinos, hasta nuestros días. Así, de forma intermitente, nuestro helecho misterioso ha ido escapándose y naturalizándose aquí y allá, hasta llegar a establecerse en algunos lugares.

Quizás la tengas tú en casa y puedas ayudarnos a acabar con el misterio del increíble viaje que ha realizado esta planta desde el Caribe hasta tierras valencianas.

Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universitat de València
Trabaja en el herbario del Botànic, y siempre lleva unas maderitas que le regaló su niña. Le gusta el rock y votó al Chiquiliquatre en Eurovisión. El superglue le da pánico…
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