Isabel Mateu, ocho años al frente del Botànic
La profesora Isabel Mateu se coge este año unas vacaciones muy especiales, las primeras sin el cargo de dirección del Botànic tras dar el relevo a Jaime Güemes. Cierra así ocho años de trabajo, gestión y coordinación en un centro de la Universitat de València muy especial, ya que combina la actividad docente, divulgativa e investigadora, con la recepción de miles de visitantes al año. Hablamos con ella de todo este tiempo, de proyectos realizados, de los que han quedado en el camino, de su experiencia.
Ocho años al frente del Jardí Botànic, ¿cómo ha sido la experiencia respecto a lo que imaginaste?
Sinceramente, no pude imaginar mucho porque fue muy inesperado y, además, porque yo no tenía experiencia en dirección, salvo el período en que fui Coordinadora de Unidad Docente, si es que esto puede considerarse como cargo directivo. Por otra parte, la gestión del Jardí Botànic es totalmente diferente al trabajo que desarrolla un docente universitario, con lo cual podía tratar de imaginármelo, pero la realidad siempre es diferente.
En cualquier caso, han sido unos años estupendos por muchas razones: he tenido una gran cantidad de experiencias nuevas que me han hecho aprender mucho sobre lo divino y lo humano, incluso sobre las plantas, y he conocido a un montón de gente entregada y entusiasta. Todo ello ha sido posible gracias a ese cargo.
¿Cuál es el mejor recuerdo que te llevas?
Las buenas vibraciones del Jardí, tanto en lo que se refiere al ambiente físico como al anímico. Me siento muy a gusto en él y con la gente que trabaja en él. Como recuerdo propiamente dicho, me satisface mucho haber podido organizar el homenaje a D. Manuel Costa y poder expresarle el agradecimiento de todos por la renovación del Jardí Botànic, ya que sin su figura no habría sido posible. Los que hemos conocido el Jardí en otros tiempos sabemos las dificultades que tuvo que superar para conseguirlo, así que creo que fue un homenaje muy merecido.
Algo que el Jardí debe mejorar sí o sí.
En mi opinión, la investigación es un punto muy importante que hay que mejorar. Si no se hace investigación en el Jardí Botànic quedará como un jardín sin más. Sin embargo esto es muy complejo porque se requieren investigadores capaces de conseguir proyectos y de aglutinar equipos, lo cual es difícil, más aún en los tiempos que corren. Esperemos que la financiación de la investigación en España mejore y que se pueda aprovechar esa situación.
Un proyecto del que sentirte orgullosa.
Más que orgullosa me siento satisfecha de algunas cosas como las nuevas colecciones que se han creado en estos años, todas ellas muy interesantes, y también de la colección de «Monografías Botánicas» que han contribuido a dar a conocer el Jardí Botànic. Por supuesto, estoy satisfecha además de haber conseguido que el Jardí Botànic tenga un Reglamento de Régimen Interno, que es un punto clave para un funcionamiento más participativo. Yo he intentado que este sentimiento de participación calase en todo el personal, porque es la forma de que todos y cada uno sientan que ponen algo de sí mismos en su trabajo y que esto es apreciado por los demás. Por mi parte, he intentado escuchar a todos y he dado mucho valor al contraste de opiniones.
¿Y qué se ha quedado en la lista de pendientes?
Han quedado cosas importantes como el nuevo sistema de información para el visitante mediante uso de aplicaciones de móvil, que está en marcha pero aún no funcionando, otra cosa que me hubiese gustado implementar es la mecanización de la gestión de entradas y, por supuesto, el proyecto del solar de Jesuitas como complemento al Jardí. Desde mi punto de vista, esto último se debe a la ciudadanía valenciana y espero que tanto el Ayuntamiento como la Universitat lleguen a los acuerdos necesarios para que acabe materializándose en un plazo no muy lejano.
¿Cómo crees que se enriquece la sociedad valenciana con el Jardí?
El Jardí Botànic nos lo hemos encontrado hecho los valencianos actuales y creemos que es normal tenerlo, pero, evidentemente, no es así. No todas las ciudades tienen un Jardí Botànic y menos aún uno de los más antiguos de Europa y uno de los mejores del continente. Hay que conseguir que los valencianos lo sepan para que lo aprecien en su justa medida.
Tener un Jardí Botànic no es tener un jardín más, y que esté en buenas condiciones requiere gran cantidad de trabajo, esfuerzo, respeto y amor por él. Creo que muchos valencianos no podrían imaginar València sin el Botànic, porque está plenamente integrado en la ciudad y la ciudad lo ha integrado, también, en su propia esencia, la prueba son los casi 150.000 visitantes anuales que recibe. Muy importante a tener en cuenta también es la elevada valoración que tiene en el extranjero, de hecho una parte importante de los visitantes son turistas.
¿Cómo esperas que sea ahora tu relación con el Botànic?
Es estupenda. Hace sólo días que dejé de ser directora y ya he vuelto varias veces. Es muy agradable venir a un lugar donde te sientes a tan gusto por el propio Jardín en sí y porque puedes ver a gente a la que quieres y sientes que te aprecia. Por supuesto, estoy siempre a disposición del Botànic para lo que el director y la Junta quieran.
Cuéntanos tu rincón preferido del Jardín para perderte y desconectar.
Yo no tengo un rincón especial. Cuando paseo por el Jardí cada rincón, cada colección y cada árbol pueden sugerirme cosas diferentes y siempre estupendas. Me encanta la huerta, disfruto viendo las vides, la variedad de los rosales es sorprendente, en la colección de plantas mediterráneas me siento casi en el campo, la de plantas crasas es impactante por la variedad que representa, la rocalla es una idea extraordinaria. Pero el conjunto de la Escuela Botánica con su colección de palmeras y los numerosos ejemplares de árboles tan interesantes e impresionantes que dan ese carácter tan especial a nuestro Jardí Botànic creo que es lo mejor. Aunque no es un rincón, precisamente, porque está en la entrada misma, me encanta el ambiente que crea el Quercus virginiana porque es un árbol acogedor.
Y de todos los Jardines que has conocido en estos años, ¿con cuál te quedas?
Es muy difícil elegir porque cada uno tiene sus peculiaridades, afortunadamente. Si he de elegir, me quedo con el de Padua porque es el más antiguo que sigue en el mismo lugar donde se creó, lo cual es muy raro y, debido a eso, es un Botánico muy especial por su propia forma, por la disposición de las plantas y por el gran número de especies representadas en un espacio tan reducido.
Déjame ponerte en un compromiso en la última pregunta, a la gente con la que has compartido todo este tiempo, ¿nos pones nota?
Esto sí que es difícil. Hay muchas personas y distintos aspectos a tener en cuenta, profesionales y personales. Como nota media doy un sobresaliente por la calidad humana y profesional de cada una de las personas, pero… si, además, hubiese una buena comunicación y colaboración entre los individuos, para formar un conjunto, sería un 10.