Entrevistas

26 Abr 2024

Botánica del mes: Raquel Herreros

Raquel Herreros

Esta semana en espores hemos tenido el placer de conversar con Raquel Herreros una botánica apasionada con una trayectoria profesional marcada por la dedicación a la conservación de la biodiversidad. Desde su infancia, Raquel ha mostrado un gran interés por la biología, pero fue en sus estudios universitarios donde descubrió su pasión por la botánica. La fascinación por la flora y la determinación para comprender y proteger el medio ambiente la han llevado a trabajar en el Banco de Semillas-CIEF, donde desarrolla estrategias de conservación de especies forestales o a participar en el proyecto AFA (Atlas y Libro Rojo de Flora Vascular Amenazada de España).

¿Qué te atrajo de la Botánica? 

Mi afición por cualquier campo relacionado con la biología viene de lejos, desde la niñez. Pero la botánica pasó a ocupar un lugar especial cuando en segundo año de carrera tuve que hacer un herbario para la asignatura de botánica. Disfruté muchísimo con esta actividad, resultaba muy satisfactorio todo el proceso: herborizar, prensar, secar, componer los pliegos.., y era especialmente emocionante cuando, por fin, conseguía saber el nombre de la planta que había recolectado. Desde el momento en que empecé a reconocer más y más plantas, los paisajes de siempre cambiaron, apareciendo elementos que hasta entonces habían pasado desapercibidos, añadiendo una dosis extra de belleza.

Revisión de pliegos de herbario de olmo de montaña (Ulmus glabra).

¿Nos podrías resumir tu trayectoria profesional?

Hice prácticas en el Jardín Botánico de Valencia en el último año de carrera. Y después, empecé allí también mi proyecto de investigación, relacionado con la biología reproductiva de las plantas, con vistas a realizar la tesis. Obtuve algunas becas y ayudas, y me inicié así en el campo de la biología de la conservación de plantas endémicas, raras y amenazadas. Después pasé a trabajar en el Banc de Llavors-CIEF, en un proyecto europeo relacionado con bancos de germoplasma en red los primeros años, y más tarde en el desarrollo de estrategias de conservación de especies forestales. Con el tiempo, me incorporé al equipo de patrimonio arbóreo, en el que sigo actualmente.

Inventariando flora en Buñol.

¿En qué consiste tu día a día profesional? 

Mi día a día es una mezcla de trabajo de campo y trabajo en oficina. Habitualmente salimos al campo a hacer inspección de los árboles protegidos, bien por rutina (se requiere un seguimiento periódico), bien porque se ha recibido alguna alerta, o bien porque alguien (un ayuntamiento, un propietario, una entidad interesada, etc.) solicita soporte técnico en relación con algún ejemplar arbóreo. Les tomamos medidas, los fotografiamos, inspeccionamos su estado vital, sanitario y estructural, analizamos las afecciones y amenazas, y finalmente establecemos las propuestas de conservación que consideramos más adecuadas al caso. En el despacho, archivamos y ordenamos toda esta información recabada, que resulta esencial para conocer el historial de un árbol a lo largo del tiempo. Gestionamos una base de datos con más de 5000 árboles inventariados, unas 30000 fotografías y más de 1500 carpetas de expedientes, entre otros documentos: es un volumen de información importante. También preparamos informes, asesoramos en materia de protección de arbolado o participamos en actividades de comunicación, difusión y sensibilización.

Inventario de olivos monumentales en Vilafamés.

¿Estás orgullosa de haber participado en algún proyecto o descubrimiento en especial?  

Sí, estoy especialmente orgullosa de haber participado en el proyecto AFA (Atlas y Libro Rojo de Flora Vascular Amenazada de España). En su momento, casi recién licenciada, no aprecié su envergadura, pero con el tiempo me di cuenta de que se trataba de un proyecto pionero, ambicioso, en el que participaron más de 500 investigadores, todos trabajando de manera sistemática con una misma metodología, rigurosa, que permitiría por vez primera recabar muchos datos relacionados con la distribución geográfica de las plantas y sus afecciones o amenazas, que hasta la fecha se conocían a grandes rasgos, y de esta forma asignar fidedignamente la categoría de amenaza a cada planta y con ello, establecer las prioridades y necesidades de actuación.
Esta forma de trabajar me ha servido de referencia en muchos momentos de mi vida profesional.

¿Qué importancia tienen este tipo de proyectos para la sociedad en general?  

Creo que son herramientas valiosas para educar a la sociedad sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad y los impactos negativos de la pérdida de hábitats naturales. Ayudan a sensibilizar a la población sobre la necesidad de tomar medidas para proteger el medio ambiente y pueden promover la participación ciudadana en actividades de conservación.

Durante la explicación de los avances del proyecto ECOPLANTMED por parte del equipo tunecino en Túnez.

Cuéntanos en qué proyecto trabajas ahora mismo.

Junto con mi compañero Ricardo Barberá, estoy trabajando en la redacción de un manual metodológico para la aplicación del coeficiente de monumentalidad, un índice que estima el valor de un ejemplar arbóreo ponderando sus características según los diferentes factores que pueden hacer de él ser merecedor de protección y conservación: edad, porte u otro tipo de acontecimientos históricos, culturales, científicos, de recreo o ambientales. Este índice permite distinguir los ejemplares de valor excepcional de aquellos con valor notable y de aquellos otros con valor inferior, y su importancia estriba en que la normativa valenciana permite la declaración de los primeros como “Árboles Monumentales” y de los segundos como “Árboles Singulares”. El objetivo de la redacción de este manual es reducir la subjetividad, de forma que se alcancen resultados coherentes por parte de distintos evaluadores.

Medición del perímetro del Ginebre del Mas del Monaguillo a Vilafranca del Cid.

¿Has conocido personas interesantes gracias a tu trabajo?

Sí, muchas, y de muy diversas nacionalidades: a la mayoría las he conocido gracias a haber participado en diversos proyectos europeos o transmediterráneos. Me parece especialmente interesante la confluencia entre el enfoque o visión del trabajo y las distintas culturas. Todas estas personas tenían en común una cosa: una enorme pasión por su trabajo.

¿Qué relación tienes con el Jardí Botànic y con su personal? 

El Jardí Botànic es un lugar muy especial para mí. Fue el sitio en el que tuve mi primer contacto con el mundo profesional, todo me parecía emocionante, fue un placer estar allí: tuve un tutor excepcional, Jaime Güemes y una compañera excelente, Elena Carrió; había un gran ambiente de trabajo, todo el mundo se prestaba a ayudar y a enseñar: Elena Estrelles, Xuso Riera, Ana Ibars y Pep Roselló, entre otros. Tuve la oportunidad de aprender mucho. El buen ambiente lo completaban otros compañeros que, como yo, iniciaban su carrera profesional con entusiasmo.

Raquel Herreros en el despacho que ocupaba en el Jardí Botànic.

¿Cómo piensas que ha cambiado tu trabajo con los años?

Me acuerdo a menudo del primer GPS que tuve en mis manos. Además de ser un instrumento bastante voluminoso, sólo había uno para todo el personal del Jardí Botànic, así que había que pedir turno para utilizarlo. Encontrar una planta en campo, a partir de una referencia bibliográfica, podía resultar un trabajo arduo en ocasiones; ahora las ubicaciones de las plantas pueden obtenerse con bastante precisión hasta con móviles, hay acceso libre a ortofotografías (antes, eran un material al que pocos llegaban a tener acceso, muy codiciado) y software, todo eso es más sencillo. Del mismo modo, la búsqueda y el acceso a artículos científicos u otra bibliografía, se ha facilitado enormemente.  Creo que ha habido una auténtica explosión de información y recursos disponibles.

¿Cómo animarías a los actuales estudiantes de biología para se dedicaran a lo mismo que tú? ¿Qué les hace falta? 

Creo que los estudiantes de biología, cuando eligen estudiar esta carrera, ya saben que enfrentarán dificultades para encontrar empleo; yo también lo sabía, y aun así la elegí. Lo que quiero decir es que es una carrera donde la vocación juega un papel muy importante; y eso -el entusiasmo, la motivación-, será fundamental para alcanzar sus objetivos. El camino puede llegar a ser largo, pero valdrá la pena.

Explicando detalles de la rodaja del Pi de la Bassa de Serra durante una visita del Consell Valencià de Cultura al CIEF.

¿Qué futuro le espera a la botánica? 

Creo que será fundamental para abordar los desafíos ambientales, especialmente en el contexto actual de cambio climático y pérdida de biodiversidad.  La botánica desempeñará un papel crucial en la conservación de especies en peligro de extinción y en la restauración de ecosistemas degradados.

Imagina que tienes tanto presupuesto como quieres. ¿Cómo sería entonces tu trabajo? ¿Qué cosas mejorarías? 

Ampliaría el equipo de trabajo para poder aumentar la frecuencia de visita a los árboles protegidos, y para poder realizar un mayor número de actuaciones de conservación del patrimonio arbóreo. Con un presupuesto ilimitado hasta se podrían comprar los terrenos en los que se ubican algunos árboles, que en ocasiones no están en las mejores condiciones, y se podría mejorar su entorno sensiblemente, permitiendo un adecuado desarrollo radicular o asegurando sus necesidades hídricas. En ocasiones es complicado compaginar conservación y usos del territorio.

A la izquierda acceso a una población de mostajo (Sorbus aria) para recolectar semillas en el barranco de la Hoz (Puebla de San Miguel)./A la derecha, buscando la mejor ruta para llegar a un árbol protegido.

¿Qué época de la Botánica te hubiera gustado vivir y por qué? 

En la época de las grandes expediciones botánicas, hacia los siglos XVIII y XIX. Me fascina imaginar a estos botánicos y naturalistas intrépidos, explorando y catalogando la diversidad de plantas por todo el mundo, registrando información detallada sobre sus hábitats, su distribución, sus usos… Estas expediciones jugaron un papel fundamental en el intercambio de conocimientos botánicos entre diferentes regiones; fue una época de descubrimiento, aventura y colaboración científica que dejó un gran impacto en cuanto a la comprensión del mundo natural.

En todos estos años como botánica, ¿Cuál es la situación más curiosa o divertida, que se pueda contar, en la que te has encontrado? 

Una vez, a la vuelta de una jornada de campo por la Sierra de Aitana, me empezaron a escocer y lagrimear los ojos, y al poco tiempo ya casi no podía ver. La estudiante en prácticas con la que había salido tuvo que coger el coche para llevarme a un centro de salud donde me hicieron un lavado de ojos. Vi borroso durante un par de días, me llevé un buen susto. Supongo que toqué alguna planta irritante, o fueron los vapores de un líquido fijador que ese día llevaba en el coche.

Visita a la Carrasca de Culla durante una excursión organizada con motivo del concurso Árbol del Año en España.

¿Trabajas sola o en equipo? ¿Cómo resulta trabajar así? 

Trabajo en equipo, siempre he trabajado en equipo, me cuesta imaginar otra situación. Es enriquecedor compartir conocimientos y puntos de vista o poder comentar dudas, te permite aprender más y llegar a soluciones más rápidamente. Y después está la parte afectiva: el apoyo mutuo con los compañeros que he tenido a lo largo del tiempo, ha hecho que finalmente nos hayamos convertido en amigos.

¿Qué herramientas necesitas para tu trabajo? 

Pocas y sencillas: un GPS, una cinta métrica, un hipsómetro y una cámara fotográfica. Y la sempiterna libreta de campo donde se anota todo; todavía no he encontrado tecnología que la supere.

¿Tienes una planta o un paisaje favorito? 

Sí, los bosques de barrancos del Tilio-Acerion, un hábitat muy escaso en nuestro territorio, y que conocí tardíamente, ya cuando empecé a trabajar en el Banc de Llavors-CIEF. Me gusta la frescura que transmiten, y los tilos, olmos montanos y avellanos que podemos encontrar allí, con sus colores verdes brillantes, me parecen muy hermosos. He tenido la suerte de poder pasar mucho tiempo visitando localidades con este tipo de hábitat: primero estudiando las poblaciones de las especies más vulnerables y después, porque fue la piedra angular del proyecto LIFE RENAIX EL BOSC, en el que participé.

Revisión de localidades de bosques de Tilio-Acerion para el proyecto LIFE RENAIX EL BOSC en el Racó de la Mata a Ares del Maestrat.
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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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