En ruta

19 Nov 2016

La Vall d’Albaida, la Blanca (I)

Jose Aparici

Aquí empieza la escapada por esta comarca y dividida en tres entregas, compuestas por dos itinerarios cada uno para dibujar definidamente el esqueleto paisajístico de esta región. Nos acompañas a conocer el oeste y el norte del valle en esta primera parte? La Meseta de los Alforins, la Serra Grossa y las riberas fluviales de la Vall te esperan para disfrutarlos con los cinco sentidos!

Limitada perfectamente por emblemáticas sierras y vertebrada por el Riu Clariano y Albaida, la valenciana y central comarca de la Vall d’Albaida fue admirada por su riqueza natural. Denominada la Blanca, si nos remontamos históricamente en la época árabe y ¿Por qué la Blanca? La respuesta la encontramos en la peculiar coloración de sus tierras margosas. Con una población total de más de 90 mil habitantes y con capital en Ontinyent; la Vall d’Albaida es una hoya o anticlinal creada entre la serra Grossa en el norte y la del Benicadell y la de Agullent por el sur. Siendo una comarca rodeada de montañas onduladas y surcadas por ríos y barrancos, los habitantes se reparten en 34 municipios, los cuales muchos no superan los dos miles. Cascos urbanos de producción agrícola y artesanal, ligados por profundas raíces históricas y socioculturales; y rodeados por un paisaje mediterráneo levantino que convive con los frecuentes incendios forestales, la creciente industrialización y el mosaico de cultivos.

La Meseta de los Alforins, pincelada continental y árida

El primer itinerario al adentrarse tiene la ciudad de Ontinyent como punto de referencia y pasante por la conocida localidad vitícola de Fontanars dels Alforins. Disfrutamos del lado más occidental de la Vall d’Albaida, en contacto con el Alt Vinalopó alicantino y las tierras manchegas de Almansa; y se que esta zona es el paso natural en la Castilla más meridional. El término se encuentra cerrado por el sur con la Sierra de la Umbría y Banyeres de Mariola, y por el norte con la Sierra Gorda y Mogente. Sierras frotando en la mayoría de los casos los 1000 m. Mientras el escalón natural de los Cabeços rompe la meseta por el este entrante en Ontinyent, el oeste limita con Font de la Figuera (La Costa) y Villena (el Alt Vinalopó). La reminiscencia manchega desemboca en unos sacados paisajísticos, florales peculiares de una meseta con un clima mediterráneo levantino pero con una influencia continental marcada, dando lugar al paisaje más distinto de la comarca. Ligeramente ondulado, la meseta se cicatrizado, drenado por varias ramblas. Estas alimentan la cuenca del río Cànyoles y la del principal afluente del río Albaida: El Clariano. Nacido en la vertiente norte de la alicantina Serra de Mariola y desembocando 40 km después, en la altura de Montaverner y en el mismo coro del Valle.


El término de Fontanars es uno de los de mayor extensión de la comarca, quedando ubicado el pueblo en medio de la meseta. Este contiene una altura mediana de 660 m., 300 m. superior a la media del resto de la Vall

Como ocurre al interior del sector Setabense, esta situación da lugar a una vegetación esclerófila estrictamente adaptada a la aridez manchega, a la continentalidad con elevada amplitud térmica y junto a las habituales heladas invernales. Predominio de un entorno reinado por vertientes con más de 3000 Ha Tiene que terreno forestal con pinares muy conservados (Pinus halepensis) y con un gran abanico de matorrales, sobre todo. El paisaje recuerda en gran medida el descrito por el botánico valenciano Cavanilles, hace dos siglos: “Siendo cerros cubiertos de pinos y carrascas, y a poco trecho, se descubren las llanuras llamadas Alforins. En ellas, cuanto alcanza la vista, se hayan sembrados y viñas, únicas producciones de aquel suelo tan diferente del inferior del valle”.


L’Altiplà alforí es conocido por ser una de las cunas de la “Toscana” valenciana y todo un espectaculo visual en el otoño. Imatge de Pepe Gandia

Fontanars està rodeado de numerosas casas estivales de campo y masías, salpicando los cultivados terrenos de secano, reinados por casi 1400 Ha de viñas (Vitis vinifera). El esplendor de las variedades de la vendimia alforinera tiene que hacer frente a varios retos: el temor a las inclemencias meteorológicas, como las granizadas lanzando a perder la cosecha, la progresiva disminución demográfica de la localidad y la supervivencia de las pocas bodegas mediante la investigación de modernos sistemas de producción y explotación de la viña, dando como resultado, unos vinos autóctonos. Además, destacamos las terrazas de cereales como el maíz (Triticum aestivum), el girasol (Helianthus annuus), la olivera (Olea europea), almendross (Prunus dulcis) y diferentes árboles frutales. Todo un acogedor espectáculo agrario en el oeste del Valle; donde la ganadería (ganado, porcino, ovino), la apicultura o la producción de piensos, harina o óleos también complementan las actividades económicas.


La uva y la producción de vino ha sido supervivencia económica de Fontanars desde hace decadas. Sin embargo, del centenear, más o menos, de fincas convertidas en bodegas que se podían localizar en el término a mediados del siglo pasado; hoy no llegan a diez las que continuan operativas. Imagen de Turisme Subirats

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Los cultivos de cereales a Fontanars son únicos en el Valle. Imagen de Manua1971. Font FlickR

La red de viejos caminos y senderos se protagonizada por la conocida senda “de los Ingenieros” o la de “Gamellons”, permitiéndonos apreciar la meseta desde el sur y encontrar tradicionales pozos, áreas recreativas y horizontes abiertos rotos por el campanario alforí. Al extremo más occidental de la escarpada serra Grossa, apreciamos un sotobosque formado por coscojas y aulagas, un matorral de hierbas aromáticas y masas boscosas de pinares y si nos fijamos en detenimiento, encontraremos carrascos muy conservados. A 700-900 m. de altitud, existen excelentes panorámicas de la Vall d’Albaida y de la vecina comarca de la Costa discurriendo en paralelo junto la umbría de la serra Grossa en dirección SO-NE, vertebrada por el río Cànyoles y coronada por los restos del castillo del municipio de Montesa. Volviendo a la villa de Ontinyent descendiendo por la solana de la serra Grossa, observamos la recuperación de nuestra vegetación mediterránea, después del catastrófico incendio en julio de 1994, el cual destruyó el 94% de la cubierta de vegetación con casi 4000 Tiene que bosque y más de 2000 Tiene que matorral calcinadas.


Desde el admirable e,plazamiento de la ontinyentina Ermita de Sant Esteve (1702) y en plena solana de la serra Grossa, observamos todo el término de Ontinyent. Al fondo, la sierra de la Umbría y en segundo plano, el alto perfil de la Sierra de Mariola. Imagen de Jose Aparici


Panorámica del barrio antiguo de Ontinyent con el emblemático puente de Santa Maria atravesando el río Clarià. Nos invita a disfrutar del conjunto monumental civil y religioso que alberga la capital de la comarca, culminada por el tan homenajeado campanario. Es el segundo más alto del estado español

El coro de la Vall d’Albaida: bordeando las riberas del pantano de Bellús y de los ríos Albaida y Clariano

Este segundo itinerario implica los términos municipales de Aielo de Malferit, Olleria, Montaverner i Alfarrasí; y las cuatro localidades pequeñas cerca del pantano: Bellús, Guadasséquies, Sant Pere d’Albaida i Benissuera. Se encuentra al extremo más norte de la Vall, al lado sur de la Serra Grossa, a muy pocos kilómetros de la conocida Serra del Castell de Xàtiva o de la localidad de El Genovès (La Costera). Con las altitudes más bajas de la comarca, se extienden las tierras más fértiles. Sin embargo, son las más castigadas con infraestructuras (principalmente cauces de comunicación) y encabezadas por la imponente prisa del Pantano de Bellús, la cual provoca la transformación radical del paisaje, hacia un más degradado. Durante los últimos años, el embalse de Bellús junto en la Cuenca Hidrográfica del Xúquer viven una fuerte sequía.

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El Pantano de Bellús (1995) tiene una capacidad máxima de 70 hm³. Desde hace años, varios grupos ecologistas comarcales han denunciado el estado de abandono y el alta contaminación de las aguas destinadas mayoritariamente al riego. Fotografía tomada desde el norte del Valle; al horizonte la sierra de Agullent y la de Mariola. Imagen Patricia Pou Esteve.


Datada del siglo XVIII-XIX, la restaurada Iglesia-Museo Parroquial dedicada a la Virgen María de la Esperanza de Guadasséquies junto a su entorno natural forman el balcón del Pantano de Bellús. Imagen de Ramón Sobrino Torrens. Font FlickR

Tierras bañadas por el río Albaida y su afluente, el río Clariano. Ambos se unen pocos kilómetros antes de entrar al embalse y poco después el río Albaida abandona la comarca por el paraje setabense del “Estret de les Aigües” para adentrarse en la Costera en busca del río Xúquer. Y es que las más de 700 ha de superficie del embalse de laminado se encarga de controlar las aguas del río Albaida después de fuertes avenidas provocadas por lluvias torrenciales y así evitar los posibles desbordamientos del Xúquer en el sur de la Ribera Alta, en Alberic. El Estrecho es el paso natural por excelencia de la serra Grossa, escondrijo de prominente vegetación de ribera y pinares muy conservados. Además, sus abruptas y verticales paredes rocosas abrigan uno de los yacimientos neandertales más importantes del territorio valenciano, con un entorno ecológico restaurado: La Cova Negra. Reclamo turístico y punto deportivo, se encuentra actualmente cerrado en el público debido a la realización de estudios paleontológicos.

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L’Estret de les Aigües es vertebrado de sur a norte por el Riu Albaida. Con un evidente silencio, solo roto por el paso del tren regional Xàtiva-Alcoy y la corriente de las aguas, en el pulmón verde setabense se forman lagos, aportando más belleza al paraje y regulados por la prisa, kilómetros arriba. Imagen de Jose Aparici

Es la única ecoruta de la Vall d’Albaida que no transcurre entre montañas, la cual se convierte en el itinerario más asequible para aquellos turistas que deciden acercarse en la comarca a pie o en bicicleta. Pero la suave excursión entre tierras blancas margosas y riberas fluviales, tiene un gran encanto. Por qué? Los cursos de los ríos nos llevan a descubrir el encanto de entornos de gran valor ambiental y paisajístico. Entornos acompañados de un tesoro arquitectónico local como sueño los viejos y solitarios molinos, puentes y redes de regadío mediante un kilométrico laberinto de acequias alcanzando numerosas huertas familiares rodeados por predominantes mantos agrícolas de albaricoques. Habituales a la villa de l’Olleria y al vecino marquesado de Aielo de Malferit, su poblaciones que nos ofrecen la cara más industrializada y cosmopolita en la elaboración de productos más tradicionales y con gran historia: industria licorera, cristalera, cerámica o cistellera.

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El Marqués de Malferit ordenó la reconstrucción del acueducto del Arcano (1806), el cual atraviesa el río Clarià y es necesario para regar por inundación las terrazas fluviales. Junto a la restaurada Antigua Central Hidroeléctrica (1895) forman parte del conjunto arquitectónico de Aielo. La industria cristalera es uno de los motores económicos en las localidades vecinas de Aielo de Malferit y l’Olleria. Esquerra: Derecha arriba: imagen de Rafa Morant. Derecha bajo: imagen de josunyer. Font: FlickR

Hasta aquí los dos primeros itinerarios de la Vall d’Albaida. Te has quedado con más ganas de conocer su historia? Pronto llegará a Esporas la segunda entrega de esta comarca. Nuevos rincones te esperan! Hasta la próxima viajero!

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Graduado en Biologia por la Universitat de València
A mitad camino entre las Ciencias Naturales y las Jurídicas. Postgrado de Ecología Avanzada y Gestión del Medio Natural y Postgrado de Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad por la Universidad de Alicante. He crecido en el Jardí Botànic y en el Parc Científic de la UV, en el Museo de Ciencias Naturales de València o en la Conselleria de Transición Ecológica de la GVA. Miembro de Acción Ecologista – AGRÓ y del Fons Valencià per a la Solidaritat. Escritor y arquitecto de corazón. Adicto a la natación y a la ilustración. Nunca me verás tocar a una serpiente.
extern Colaborador Externo
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