Isabella Plantation, un bosque de rododendros en Londres
Un jardín (casi) secreto donde los rododendros tienen (casi) todo el protagonismo. En primavera, Isabella Plantation estalla en una floración de tonos rosa, morado, naranja y blanco. El Blog de la Tabla nos lleva hasta Londres para repasar las diversas colecciones que alberga este peculiar bosque, prestando especial atención al género Rhododendron.
La tradición hortícola de Gran Bretaña no es un secreto, como no lo son muchos de sus parques y jardines públicos. Claro que siempre hay excepciones, como es el caso de Isabella Plantation, considerado por muchos uno de los jardines secretos más hermosos de Gran Bretaña.
Isabella Plantation es un espacio dentro de Richmond Park, el parque más grande de Londres y el segundo más grande de Europa. Como muchos ya conocen, Richmond Park forma parte de la organización benéfica The Royal Parks integrada por ocho increíbles (y populares) parques reales de Londres, entre los cuales encontramos Hyde Park, Regent Park, Kensington Gardens y Green Park.
Isabella Plantation. / F. Ruz
La joya de la corona de Richmond Park
Sin duda, en las más de 1.000 hectáreas que ocupa Richmond Park se esconden lugares fantásticos para descubrir, y si nos animamos a buscar algunos de sus rincones secretos, uno de nuestros hallazgos será Isabella Plantation, la joya de la corona de este parque.
Isabella Plantation, en el centro de Richmond Park, es un jardín arbolado de 17 hectáreas ubicado dentro de una plantación victoriana creada en la década de 1830 y que abrió al público en 1953. Es especialmente conocido por los rododendros (Rhododendron) que bordean sus estanques y arroyos, y que alcanzan su punto máximo de floración a finales de abril y principios de mayo, con una explosión de tonos rosas, morados, naranjas y blancos.
Un poco de historia
El nombre del jardín ha sido un tema de debate durante mucho tiempo. En el siglo XVII, esta área en la esquina suroeste de Richmond Park se conocía como Sleyt, el nombre utilizado para terrenos boggy o espacios abiertos entre bosques y orillas de ríos.
Hacia 1771, ya se muestra en los mapas como Isabella Slade y se cree que Isabella puede haber sido la esposa o hija de un miembro del personal. Sin embargo, algunos etimólogos creen que es más probable que se trate de una corrupción de la palabra Isabel, usada desde el siglo XV para referirse a algo lúgubre o amarillo grisáceo, que ciertamente es el color del suelo en esa parte del parque.
En 1831, el ex primer ministro Lord Sidmouth, por aquel entonces agente de guardabosques adjunto del parque, cercó 17 hectáreas de Isabella Slade. Plantó un bosque de robles, hayas y castaños, y le dio a la zona el nombre de que disfruta hasta el día de hoy.
El jardín actual, de claros, estanques y arroyos, se estableció a partir de la década de 1950. Es, en gran parte, obra de George Thomson, el superintendente del parque entre 1951 y 1971, y su jardinero principal, Wally Miller. Su forma de enfocar el desarrollo de este jardín fue posteriormente aplicada por los sucesivos administradores del parque y su equipo de jardín.
Pero Isabella Plantation alcanzó su punto máximo entre 2013 y 2015, después de una inversión de más de 1,5 millones de libras en la que estanques y arroyos fueron dragados de sedimentos y los rododendros fueron replantados. Además, se rehabilitaron caminos, con el fin de hacerlos accesibles para personas con diversidad funcional.
Rododendros como si estuvieran en la naturaleza
Lo que da un valor especial a este jardín, es que esa importante colección de rododendros crece en medio de un valle boscoso, como si estuvieran en la naturaleza.
No obstante, algunos se conservan a buen recaudo en invernaderos, porque, además de la gran colección de rododendros (Rhododendron spp.) distribuidos por la plantación, el jardín alberga la Colección Nacional de los “Wilson 50”, formada por una selección de 50 azaleas Kurume. O lo que es lo mismo, 50 azaleas perennes recolectadas por el famoso cazador de plantas Ernest Wilson de las 250 especies nombradas que se cultivaban en ese momento en Kurume, Japón. Posteriormente, las introdujo en América a través del Arnold Arboretum en 1919, y luego a Inglaterra.
Rhododendron luteum. / F. Ruz
Rhododendron ‘Shilsonii’. / F. Ruz
No me llames Azalea, llámame Rhododendron
Hoy en día, existen más de 1.000 especies del género Rhododendron aceptadas y cerca de 30.000 híbridos registrados. Se dice pronto… Y, obviamente, eso hace difícil para el público en general tener una idea precisa de lo que es exactamente un rododendro. La diversidad, en cuanto a su tamaño, la gama de colores o la morfología de sus flores es tan diferente de una especie a otra que resulta algo compleja su identificación, especialmente cuando el nombre “azalea” entra en juego.
Es importante tener en cuenta que, en botánica, el término azalea ya no se usa para agrupar y clasificar otras plantas, hace mucho que no tiene consideración de género. En el lenguaje formal que usan especialistas en botánica, azalea es simplemente sinónimo de kalmia (Kalmia procumbens).
Kalmia procumbens. / Jacob W. Frank (Wikimedia Commons)
Para quién no sepa las razones, fue Carl Linneo quién nombró el género Azalea en 1735 y, 18 años después, en 1753, el género Rhododendron. Una razón importante para que Linneo separara las azaleas de los rododendros es que las azaleas que él conocía tenían 5 estambres y los rododendros tenían 10. Alrededor de 1800, algunos botánicos decidieron que todas, excepto una de las especies conocidas en el género Azalea, deberían fusionarse con el género Rhododendron. La única especie restante de Azalea, Azalea procumbens, fue posteriormente renombrada a otro género, Loiseleuria (ahora Kalmia), eliminando con ello el género Azalea.
Sin embargo, hay diferencias y la mayoría de especialistas en horticultura y jardinería no tienen problemas para distinguir, por ejemplo, entre azaleas de hoja perenne, azaleas de hoja caduca y otros rododendros.
No todos los rododendros son invasores
Sobre el género Rhododendron pesa otra cuestión y es que algunas variedades invasivas han propiciado la mala fama de los rododendros; aun a pesar de que esa condición no se da, ni mucho menos, en todas las especies.
Sin duda, la especie Rhododendron ponticum es un claro ejemplo de especie invasora. Precisamente, en Isabella Plantation, George Thomson, el superintendente del parque, y su jardinero jefe, Wally Miller, retiraron la especie Rhododendron ponticum de grandes áreas, reemplazándola con otras especies de rododendros.
Rhododendron ponticum. / Rasbak (Wikimedia Commons).
Más recientemente, entre 2013 y 2015, y dentro de una serie de tareas destinadas a mejorar la biodiversidad dentro de la plantación, se incluyó la eliminación de Rhododendron ponticum de áreas boscosas. Esto brindó la oportunidad de abrir otras áreas de plantación, césped, espacios abiertos y paseos. Los pastizales agregaron mayor diversidad estructural a la plantación al introducir especies de naturaleza más silvestre, permitiendo que zarzas, ortigas y otra flora nativa crecieran junto a árboles y arbustos nativos y frutales.
Biodiversidad en el jardín
Como comentaba al inicio, Isabella Plantation está clasificado como parte de un parque más amplio (Richmond Park) con categoría de Site of Special Scientific Interest (Sitio de Interés Científico especial).
El jardín se gestiona de forma orgánica, teniendo en cuenta la naturaleza y sin recurrir al uso de pesticidas o herbicidas. Las hojas se recolectan y compostan para su uso como mantillo o tierra.
Los estanques y arroyos de Isabella Plantation proporcionan hábitat para invertebrados y anfibios. En los márgenes del jardín del pantano (Bog Garden), la plantación está rodeada por un área de conservación que no está abierta al público. Allí, la plantación, a base de especies autóctonas, se convierte en un refugio seguro para la vida silvestre.
A lo largo de las secciones del arroyo y en áreas como el Bog Garden la mezcla de plantación nativa y exótica incluye especies perennes nativas que son una valiosa fuente de néctar para una amplia gama de insectos, como abejas, avispas, mariposas y polillas.
Las condiciones de sombra y los suelos arenosos ácidos proporcionan condiciones ideales para una amplia gama de arbolado y arbustos que ofrecen comida y refugio para numerosas aves. Junto a estas colecciones, hay que destacar numerosas especies de árboles y arbustos raros e inusuales que brindan interés al jardín a lo largo del año. El Jardín alberga una gran población de árboles antiguos, incluido el roble común o pedunculado (Quercus robur), haya (Fagus sylvatica) y carpe europeo (Carpinus betulus), que son altos en biodiversidad y tienen sus propios ecosistemas asociados.
La madera muerta se conserva, no solo porque añade valor estético e histórico al jardín, sino especialmente, porque beneficia la vida silvestre: aves, murciélagos, hongos de madera podrida e invertebrados de madera muerta, cuyos hábitats se ven protegidos.
Otras colecciones
No solo de rododendros vive Isabella Plantation, por supuesto. Otro género presente en ese jardín es Camellia, una colección formada, principalmente, por cultivares antiguos de Camellia japonica, algunos híbridos de C. Williamsii y una pequeña colección de cultivares de C. sasanqua.
La colección de árboles incluye una buena representación de Betula (9 especies) y Acer (9 especies). También incluye especies como Stewartia, Styrax, Davidia, Liriodendron, Liquidambar, Nyssa, Arbutus, Halesia y Cornus, entre otras especies.
Entre los arbustos, se encuentran dos magníficos Hamamelis mollis “Pallida”, así como ejemplares maduros de Pieris, Pernettia, Kalmia, Disanthus y Calycanthus, entre otros.
Para quienes tengan interés en conocer la localización de las diferentes especies vegetales que alberga este jardín, existe un mapa detallado muy interesante que puede descargarse aquí.
Abierto al público todo el año
Isabella Plantation está abierto todo el año, desde el amanecer hasta el anochecer.
En este enlace se puede descargar toda la información (en inglés) sobre los accesos, y en el sitio web de Isabella Plantation se encuentran todos los detalles de este bosque encantado que pronto volverá a teñirse con los colores de la primavera y de las flores de los rododendros (y alguna que otra azalea…).