RECICLANDO PLÁSTICO: LIBRO DE LAS BUENAS CONDUCTAS
El plástico es un material aparentemente imprescindible en nuestra sociedad por sus usos industriales pero es altamente contaminante que genera muchos residuos. Por eso, nada mejor que tener un libro de buenas conductas sobre su reciclaje.
Los plásticos son son sustancias químicas denominadas polímeros de estructura macromolecular que pueden ser moldeados mediante calor o presión. Su flexibilidad ha hecho que, desde finales del siglo XIX su uso se haya extendido de forma vertiginosa hasta convertirse en un material completamente necesario en los procesos industriales. Permiten un amplio abanico de propiedades que no pueden lograrse con otros materiales como por ejemplo el color, el peso, el tacto y la resistencia de la degradación ambiental. De hecho, etimológicamente, esta palabra proviene del griego plastikos que significa susceptible de ser modelado.
Pero la funcionalidad del plástico tiene una cara negativa. Es un producto altamente contaminante, no tanto por su fabricación sino por su durabilidad, lo que hace que los productos realizados con esta materia sean muy difíciles de destruir y generen muchos residuos. Actualmente, su control es uno de los mayores desafíos para el medio ambiente y la salud humana a nivel mundial.
Degradación del mar
La producción de plásticos en todo el mundo ha crecido de manera exponencial, de los 1,5 millones de toneladas al año en 1950 hasta las 245 millones en 2008, y la gestión de estos residuos plásticos constituye uno de los problemas más urgentes de las sociedades en la actualidad. Estadísticamente se ha comprobado que en el mundo se producen anualmente varios millones de toneladas de plásticos cuya degradación es tan lenta que puede durar más 500 años sin desaparecer totalmente sino dando lugar a residuos tan pequeños que aunque no se ven sí se acumulan en los ecosistemas. ¿El más castigado? Los océanos, mares y ríos. El 80% de la basura presente en los océanos es plástico y alrededor de 10 millones de toneladas de residuos acaban en los mares cada año.
La alta durabilidad del plástico hace que sea un producto del que es bastante complicado deshacernos. Tradicionalmente, existen tres formas de tratar los residuos plásticos, los rellenos sanitarios, la incineración y el reciclaje. La primera técnica es una batalla perdida puesto que este tipo de vertederos subterráneos son un problema de salubridad, ya que están saturados. Respecto a la incineración, ha sido una opción tachada como no viable ya que tiene dos problemas graves, por una parte, el humo altamente contaminante y por otra, el gran consumo energético de las incineradoras. Según el último estudio de la UE, quemar una botella de plástico consume 26 veces más energía que lo que supondría reciclarla.
Por lo tanto, la única y más real opción para tratar los residuos plásticos es el reciclaje, que se ha convertido en una excelente salida para el problema de manejo de toda clase de desechos. Sin embargo, en el caso de los plásticos el problema del reciclaje es que se pueden generar nuevos deshechos a una velocidad verdaderamente alarmante. ¿Cuál es entonces la solución? Reciclar… pero con unas pautas.
Reciclaje de usar y tirar, el plástico fuera de los vertederos
Para aprender a reciclar la Unión Europea ha decidido publicar un Libro Verde en el que se lanza un debate abierto sobre cómo hacer más sostenibles los productos plásticos a lo largo de su ciclo de vida y cómo reducir el impacto de los residuos plásticos en el medio ambiente. Este libro pretende recabar opiniones de la administración público, del sector privado y de las ONG y tiene como objetivo plasmar una serie de nuevas medidas a partir de 2014 en el marco de la amplia revisión de la política de residuos en la Unión Europea.
El plástico se percibe a menudo como un material barato y desechable y los porcentajes de reciclado son bajos. La mitad de los residuos plásticos generados en Europa acaban en vertederos, circunstancia que debe evitarse ya que pueden contener componentes peligrosos y su eliminación puede provocar emisiones nocivas y residuos concentrados.
Algunos países ya han tomado cartas en el asunto y son los ciudadanos quienes asumen impuestos destinados íntegramente al reciclaje. Estos impuestos suponen un importe mínimo para el ciudadano y sólo en aquellos casos en los que se castiga el consumismo. Por ejemplo, en Irlanda han introducido un impuesto de 15 céntimos por cada bolsa de plástico cuya recaudación -12 millones de euros- ha sido destinada íntegramente al reciclaje, logrando reducir en un 92% su empleo habitual.
El Libro Verde de la UE subraya el papel clave del plástico en muchos procesos industriales y aplicaciones y los beneficios económicos potenciales del incremento de los porcentajes de reciclaje. Dado que la población mundial crece y los recursos naturales son cada vez más escasos, el reciclado de plásticos será una alternativa a la explotación de recursos vírgenes. Para acelerar este cambio, son necesarias mejores condiciones para fomentar el diseño y la innovación material, dando prioridad a la prevención de desechos y al reciclado.
¿Cómo se recicla el plástico?
El reciclaje de plásticos puede realizarse de varias maneras. Una de ellas es la reutilización, tales como cajas de poliestireno expandido, cajas de transporte de botellas y frutas. El proceso en este caso es relativamente sencillo, un simple lavado y almacenamiento del producto limpio es suficiente para su recuperación. Normalmente, en este proceso las aguas de lavado de plásticos se utilizan en una planta de compostaje o de papel para recuperarlas y que sean útiles para cualquier otro proceso.
Otra forma de reciclar residuos plásticos es el denominado separado por calidades en función de su composición (polietilenos, PVC, PET, ABS…) y efectuar un lavado de los mismos. Los plásticos limpios pueden ser comprimidos en balas como en el caso del papel para su venta o fundidos y convertidos en granzas.
Por último, el reciclaje de plásticos también puede realizarse de forma conjunta. Éste se realiza mezclando la totalidad de los plásticos recogidos y, previa limpieza y trituración, moldeándolos por extrusión. Con esta técnica se puede fabricar madera plástica a partir del brik o plásticos de post-consumo. El nuevo material, la madera plástica reciclada, procede de la recogida selectiva municipal y con él se fabrican desde bancos, papeleras o suelos hasta pérgolas o jardineras. Materiales similares procedentes de plásticos llevan años comercializándose en EEUU y Europa y muestran numerosas ventajas tanto técnicas como ambientales, como la resistencia, y inalterabilidad pero es necesario realizar una gran inversión económica.
Trashed, un mensaje en clave cinematográfica
Una de las principales necesidades para que el reciclaje real y efectivo de plásticos sea un hecho es concienciar a la gente de la necesidad inmediata de producir menos cantidad de basura, y concretamente, de residuos plásticos. Para ello, el actor Jeremy Irons ha realizado un reportaje documenta, Trashed, que se estrenará en la próxima edición del Festival de Cannes y que analiza los riesgos de la contaminación producida por los residuos en la tierra, el aire y el agua para la cadena alimenticia y el medio ambiente.
Trashed es un diálogo a nivel mundial, desde Islandia hasta Indonesia, entre el actor Jeremy Irons junto con científicos, políticos que consideran que su salud y sus medios de existencia han sido afectados por la contaminación. La película revela verdades sorprendentes sobre peligros inminentes y considerables para nuestra salud, pero también es un mensaje de esperanza, poner en alarma a la clase política para que los enfoques sostenibles y renovables sean una alternativa real que nos mantenga en contacto con la naturaleza y que pueda ser un nuevo sector para la creación de empleos.