Paisajismo, arte con un valor añadido
El paisajismo es un concepto que relacionamos con el arte bien porque que se refiere a la planificación, diseño y conservación de parques y jardines, o bien porque lo utilizamos para hablar de un género pictórico. En ambos casos, el paisajismo resalta la importancia de su protagonista, el paisaje, parte indiscutible de nuestro Patrimonio Cultural y Natural.
El valor de nuestros paisajes es indiscutible. Éstos son un reflejo de la riqueza botánica, biológica y vegetal que es a su vez un testigo directo de la historia y de la productividad económica de un lugar. Pero si vamos un paso más adelante, el paisaje es también un elemento de identidad, un espacio compartido por una comunidad que adquiere una importante dimensión afectiva. Por lo tanto, además del valor cultural y natural, los paisajes también tienen un valor simbólico y emocional. Es por eso que en el año 1972 la UNESCO celebró en París la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, una reunión en la por primera vez se incluían los paisajes como una parte indispensable del patrimonio por representar “obras conjuntas del hombre y la naturaleza“.
A raíz de esta convención se celebraron otras similares como el Convenio de Berna (Berna, 19 de septiembre de 1979), o el Convenio sobre la diversidad biológica (Río de Janeiro, 5 de junio de 1992). Finalmente, en el año 2000 se formuló un documento específico en materia de paisaje, el Convenio Europeo del Paisaje, el primero cuya finalidad específica y exclusiva es la protección de los paisajes europeos. El CEP (conocido así por sus siglas) define el paisaje como “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, y cuyo carácter es el resultado de la interacción de factores naturales o/y humanos” independientemente de su calidad estética y aporta al concepto de territorio el elemento imprescindible de la percepción humana, individual y social. El CEP está orientado a la protección, gestión y ordenación de los paisajes más allá de su actividad económica, destacando su papel como factor de calidad de vida de un territorio e integrante de su identidad cultural.
En el caso de España, es el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino quien asume la responsabilidad del seguimiento del Convenio Europeo del Paisaje con la ayuda de los los gobiernos autonómicos. Además de los documentos legales que favorecen la ordenación, protección y gestión, también las empresas y los individuos a nivel particular tenemos un papel relevante en la protección, mejora y conservación de nuestros paisajes. Por ello las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos elaboran guías, ordenanzas municipales y recopilaciones de buenas prácticas que nos informan sobre cómo debemos mantener nuestros paisajes, independientemente de que sean rurales, urbanos o industriales.
Del Edén a la Xerojardinería
Saliéndonos de la parte puramente pictórica (el paisajismo es un género ampliamente desarrollado en la historia del arte que representa escenas de la naturaleza reales o ficticias y en el que podemos encontrar naturalezas sublimes, dominadas o colonizadas) el uso más generalizado que se hace de la palabra paisajismo es para referirnos a una disciplina del diseño que encaja dentro de la arquitectura. El paisajismo concebido como tal requiere una preparación específica, planificación, capacidad de observación y valoración, y grandes dosis de creatividad e imaginación. De hecho, el paisajismo debe ser visto, por una parte, como una herramienta de expresión del ser humano y, por otra, como una forma de conservar y mejorar nuestro entorno tanto estética como ecológicamente.
Posiblemente algunos piensen que el paisajismo es una tendencia actual o relativamente moderna destinada a abordar cuestiones puramente estéticas. Pero nada más lejos de la realidad. La relación del hombre con los paisajes es tan antigua como la propia civilización humana. Hay quienes datan el principio del paisajismo con el diseño de los jardines en Egipto y Mesopotamia, entendiendo el jardín como un importante espacio para el cultivo de frutos y para la realización de actividades sociales. Estos mismos usos fueron asimilados por los diferentes pueblos (persas, romanos, griegos, japoneses y musulmanes) añadiendo cada uno de ellos a sus paisajes distintas simbologías e idearios.
Hortus medieval
Versalles
Este “paisajismo primigenio”, vinculado a la jardinería, fue tomando forma según las necesidades y objetivos del ser humano en cada época. Al principio estaban centrados a la utilidad, por ejemplo si hablamos de los jardines de la Edad Media poblados de plantas medicinales. Después, ya en el Renacimiento, los jardines se fueron haciendo más grandes y ostentosos leyéndose como una representación simbólica de poder que incluía una parte artística y de deleite.
Los orígenes del paisajismo tal y como lo conocemos hoy son posteriores, vinculados primero a la Revolución Francesa (cuando los jardines destinados a las élites fueron fueron abiertos para al pueblo dando origen a los parques públicos) y después a la Revolución Industrial y a los conflictos ecológicos, sociales y económicos que de ella se derivaron. El punto de inflexión más importante de la historia del paisajismo se produjo a principios del siglo XX, cuando la principal preocupación de paisajistas comenzó a ser de conservación y de integración de la naturaleza en las grandes urbes. Desde entonces, el concepto paisajismo se ha ampliado a otras disciplinas como la agronomía, la arquitectura, la sociología o la ecología.
En la actualidad, los proyectos de paisajismo incluyen la planificación, el diseño, la gestión, la conservación y la rehabilitación de espacios abiertos, espacios públicos y suelos. Los lugares a tratar son tanto extensiones cercadas o valladas como zonas abiertas sin cercas como plazas, redes de parques, cinturones verdes, bulevares y paisajes silvestres. El arquitecto paisajista es quien aporta el concepto global y en plan inicial, que después suele desarrollarse en pequeños proyectos por separado. Debido a que se trata de proyectos de carácter multidisciplinar, las obras paisajísticas incluyen a diferentes profesionales del ámbito del arte, la ingeniería, la botánica, la horticultura, la geología, la hidrología e incluso la zoología.
El proyecto EuropaCity es un híbrido entre el paisaje urbano, la naturaleza y la cultura del ocio que se ubicará en el parisino Triángulo de Gonesse
Pista forestal
Además de los arquitectos paisajistas que definen la idea global, en estos proyectos colaboran gestores del paisaje (que aconsejan sobre el mantenimiento a corto y medio largo y que trabajan la silvicultura, la horticultura o la agricultura; científicos de paisaje (que realizan los informes de gestión y planificación ecológica en pedología, hidrología y botánica); planificadores del paisaje (que se ocupan de la parte administrativa); diseñadores de jardines (que diseñan pequeños tramos de jardines y que se ocupan de la conservación y adecuación de los jardines históricos); y toda una serie de profesionales relacionados con los cuidados y el mantenimiento de espacios, plantas y suelos.
El paisajismo actual apuesta por la conservación y el aprovechamiento de los recursos como una necesidad primaria para alcanzar el equilibro y la sostenibilidad. La mayor preocupación por cuestiones medioambientales y ecológicas es que el paisaje sea sostenible. En este sentido la reutilización del agua es clave, por eso se apuesta a menudo por la creación de estanques y humedales para aprovechar el agua de la lluvia como origen del riego. La recuperación y el mantenimiento de espacios forestales es otra de las tendencias más importantes del paisajismo contemporáneo. En estas zonas se recurre a grandes plantaciones de árboles creando tramas arbóreas y formas geométricas con los claros y secuencias rítmicas con los diferentes ejemplares sin perder de vista la búsqueda del retorno a “lo natural”. Buscando el conservacionismo y la ecología propia del jardín, se apuesta por aquellas especies autóctonas compatibles con el hombre y con el entorno, viendo el paisaje como un gran ser vivo que como tal tiene sus tiempos de asentamiento, desarrollo y maduración. La filosofía, el gusto estético y las tendencias de cada momento serán los encargados de poner el broche de un oro a un paisaje que nunca debe perder su identidad.