Conservación

20 Mar 2014

Flix: la descontaminación de un pantano

Durante más de un siglo la empresa química Ercros ha producido más de un millón de toneladas de lodos tóxicos en uno de los márgenes del pantano de Flix, en Tarragona. Ahora y tras casi dos décadas de protesta por fin se ha procedido a la desintoxicación y recuperación de esta zona de gran valor ecológico. De momento ya se han retirado un 25% de los vertidos nocivos.

En la Comarca de la Ribera del Ebro, en la provincia de Tarragona, nos encontramos con una de las reservas ornitológicas más importantes de España y uno de los parajes naturales más ricos de Cataluña. En total más de doscientas hectáreas de terreno dominadas por la vegetación acuática y las riberas con extensos cañaverales, islas fluviales, herbazales y un impresionante tamarigal que sirve como hábitat natural y espacio de paso para cientos de aves como los aguiluchos laguneros, o para las nutrias, que campan allí a sus anchas. La Reserva Natural de Fauna Salvaje de Sebes y Meandro de Flix (que así se llama este paraíso ecológico) se encuentra en la orilla izquierda del embalse de Flix, situado a mitad camino entre los secanos de leridanos y el delta del Ebro y flanqueado en el sur por el Macizo de los Puertos de Beceite. La riqueza de este paraje contrasta con lo que ocurre a menos de trescientos metros, en el margen opuesto del pantano, donde durante años una empresa de fabricación de productos químicos de origen petroquímico ha vertido toneladas de materiales tóxicos peligrosos entre ellos lodos plagados de metales pesados como el mercurio o el cromo, peligroso pesticidas como el DDT y elementos radiactivos (radionucleidos) como el uranio y el radio.

 

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Hace más de dos décadas diversos estudios realizados alarmaron sobre posibles irregularidades en los vertidos químicos producidos por esta fábrica y que afectaban directamente al entorno y a la salud de los ciudadanos de la zona. En 2004 un estudio en profundidad realizado por el CSIC y la Universidad Autónoma de Barcelona descubrió la auténtica gravedad del problema cuando se encontraron 350.000 toneladas de residuos contaminados, lo que destapó la “bomba” latente y hasta aquel momento oculta bajo las aguas del Flix. Desde entonces asociaciones ecologistas, diversas ONG y gobiernos de todos los colores han centrado sus esfuerzos en la búsqueda de un método efectivo para la descontaminación del pantano, una tarea complicada y muy compleja debido a excepcionalidad de las mezclas de residuos y de la acumulación de una gran montaña de vertidos tóxicos que ha ido creciendo ininterrumpidamente durante más de cien años.

 

Un muro de contención y una limpieza “excesivamente lenta”

Las consecuencias de estos vertidos en el pantano son muchas y muy peligrosas. Por eso, en un primer intento por “paliar” el problema, se decidió construir un gran muro de acero de de casi un kilómetro y medio de longitud que serviría para aislar los lodos tóxicos contra otro muro, este de hormigón, construido en la orilla pegada a la fábrica. Bien es cierto que de esta forma los fatales lodos quedan aislados del resto del pantano, pero, ¿qué ocurriría si se produjera un escape? ¿qué consecuencias tendría la mezcla de estos lodos tóxicos en el medio ambiente y en la salud humana?

 

Si se produjera un escape en el muro de contención del pantano de Flix se podría llegar a infectar el agua que da de beber a más de un millón de personas. Y es que, además de la atmósfera contaminada en los alrededores de la fábrica, en los últimos tiempos instituciones como el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente, admitieron el deterioro de la calidad del agua de la zona, que además de dar de beber a muchos municipios de la provincia de Tarragona sirven para regar más de 50.000 hectáreas de campos, además de nutrir de agua al Delta del Ebro. Por ello, tras más de sesenta años de total impunidad para con la empresa de origen alemán Ercros, propietaria de las instalaciones, ha llegado un momento en el que la montaña de vertidos tóxicos sea totalmente eliminada, sacados los lodos a la superficie. Ahora, el muro de contención sirve para estancar las aguas donde desde hace poco más de un año una gran draga eleva el material extraído del fondo hasta la superficie.

 

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Aunque normalmente estas dragas funcionan a un ritmo rápido, en el caso de Flix el cóctel contaminante del fondo del pantano es tan espeso que la extracción debe hacerse de forma más lenta. Además, un error de cálculo puede ser fatal y por eso, tal y como han admitido investigadores del CSIC, en la descontaminación del pantano de Flix no sólo se vela por la cantidad de residuos que se saquen a la superficie (700.000 m3 de lodos contaminados en total) sino que se tiene que verificar, para cuidar el estado de salud del río Ebro, todo el proceso de extracción. Debido a esta particularidad esta obra de limpieza se ha convertido en una operación inaudita a nivel mundial cuya duración va a pasar de los tres meses habituales a casi tres años, pues se calcula que este proceso de descontaminación terminará a finales de 2015. Esta es la fecha límite para que la descontaminación del pantano de Flix reciba las ayudas económicas de la UE, más de 117 millones de euros (de una inversión total de 165 millones que costará la limpieza) y que procede de los Fondos de Cohesión de la Unión Europea.

 

Hasta la fecha se han extraído ya 250.000 toneladas de residuos que han sido desintegrados en hornos a altas temperaturas estabilizados mediante reacciones químicas o directamente depositados en un vertedero habilitado especialmente. Los trabajadores extraen una media de entre 1.500 y 2.000 toneladas de lodo al día durante doce horas, normalmente de noche, ya que Ercros mantiene a pesar de los riesgos parte de su actividad de fabricación de cloro. Si los lodos extraídos tienen niveles muy altos de contaminación se procesan directamente en los hornos del exterior de la planta de Ercros a más de 1.000 grados de temperatura. Si no, se transportan directamente al depósito.

 

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Pero el reto es cada vez más complicado y lo más difícil todavía no ha empezado: a medida que se profundiza en el bloque de residuos la complejidad del tratamiento se incrementa porque se desconocen las recombinaciones químicas y en qué proporciones se han podido producir en las capas inferiores. Durante el pasado verano, cuando se produjeron las cotas más altas de extracción, científicos y estudiantes de todo el mundo se han interesado por conocer in situ la completa técnica de limpieza y contaminación del pantano de Flix, todo un reto tecnológico y medioambiental.

 

Depurando”responsabilidades en el agua…y en la tierra

La empresa Ercros se instaló en los aledaños del pantano de Flix en el año 1897. Desde entonces la planta se convirtió en el principal eje económico y social de las localidades cercanas, introduciendo en ellas innovaciones como la electricidad, el teléfono, el agua potable o la construcción de las escuelas de educación primaria de las localidades de la zona. Sin embargo, el “peaje” ecológico de la zona ha sido muy alto. Y no sólo por la contaminación de las aguas, sino también de la tierra.

 

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¿Quién es la responsable de este desastre ecológico? A día de hoy, la empresa “exime” su responsabilidad en este proceso de contaminación ya que durante la mayor parte tiempo no existía una ley que prohibiera verter productos químicos directamente en el río. Pero eso no es todo: en el año 2006 Ercros fue condenada a pagar 10 millones de euros por contaminar el río entre 1988 y 1993, ya que en esa década ya existía una legislación ambiental. Sin embargo la compañía recurrió la sentencia y a día de hoy, no ha pagado ni un sólo euro por envenenar, de forma ya consciente, las aguas del río Ebro.

 

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La polémica de Ercros con el Ayuntamiento de Flix alcanzó su su punto más álgido hace un año, en marzo de 2013, poco antes de que comenzaran las obras de limpieza del río. En ese momento Ercros contaba con apenas 150 trabajadores de los 700 que llegó a tener la planta, y había presentado un ERE. El ayuntamiento llegó a amenazar a la empresa con denunciarla por delitos medioambientales si no negociaba un pacto con el consistorio municipal. Sin embargo, hay algunas voces que aseguran que Ercros nunca cerrará definitivamente y que el motivo no es precisamente el compromiso o la “solidaridad” con el pueblo que acogió su fábrica: cuando el río esté restaurado seguirá quedando otra bomba ecológica oculta, esta vez bajo la propia fábrica de Ercros, donde existen multitud de residuos radiactivos como pesticidas o metales pesados. Si Ercros cerrara tendría que desmantelar las instalaciones y descontaminar el suelo.

Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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