Conservación

8 May 2014

Cuando el hielo se tiñe de negro

A pesar de los peligros ambientales que comporta, cada vez son más las petroleras que se dedican a extraer barriles de crudo que se encuentra escondido bajo las placas de hielo del Ártico. Una amenaza más para el continente blanco, una de las regiones del mundo más afectada por el cambio climático y por la acción del ser humano.

Acaban de cumplirse veinticinco años de la catástrofe del Exxon Valdez, un petrolero norteamericano que en 1989 quedó encallado en el golfo de Alaska originando uno de los desastres naturales más impactantes de la historia reciente de EEUU: más de 38.000 toneladas de crudo se derramaron a la mar dejando una nefasta huella negra en un ecosistema que aún no ha podido recuperarse de aquella tragedia.

 

El silencio continúa rodeando estos hechos y los afectados, en su mayoría nativos de Alaska, pescadores y empresarios de las numerosas fábricas de conservas de pescado que vieron peligrar su trabajo todavía no se han recuperado de aquel impacto. Las irregularidades del juicio por aquel accidente siguen en el imaginario común en regiones como Cordoba, una de las muchas que se encuentran entre los más de 44.000 kilómetros cuadrados de superficie oceánica y más de 1.900 km de la costa de Alaska que el Exxon tiñó completamente de negro. El capitán de el Exxon Valdez, a quien se considera auténtico responsable de la tragedia, fue absuelto de todo cargo y dos años después del siniestro, el Estado de Alaska, junto con el gobierno de Washington y el Exxon pactaron un acuerdo según el cual la petrolera destinaría 900 millones de dólares a pagar multas penales y civiles. Además, la compañía se comprometió a establecer un fondo conjunto que durante los siguientes diez años se destinaría a la recuperación de los recursos medioambientales dañados por derramamientos del petróleo.

 

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Imatge: Alan Levenson/Getty Images

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Font: Wikipedia


No obstante, las denuncias tardaron más de veinte años a resolverse y cuando la Corte Suprema norteamericana puso punto final a aquel dilatado juicio las consecuencias sociales y económicas ya habían menguado la paciencia y las esperanzas de las poblaciones locales. Habían pasado dos décadas y la región había visto como su forma de vida quedaban dañada. La resolución definitiva que puso fin al litigio en 2008 declaraba culpable absoluto del desastre a la compañía Exxon pero paradójicamente reducía la indemnización económica restante de 2.500 millones de dólares iniciales a poco más de 500, un precio demasiado bajo a los daños causados al entorno humano y al natural. Y es que el accidente del Exxon Valdez se produjo a inicios de la primavera, la época en la cual empieza la actividad ecológica en regiones como Alaska. Esto supuso que el desastre todavía fuera mayor y que centenares de animales, la mayoría en época de cría, murieran víctimas del crudo. Se estima que el accidente fue el responsable de la muerte de 250.000 aves marinas, 144 águilas calvas, 4.400 nutrias, 300 focas y 20 ballenas, además de destruir centenares de millones de huevas de salmón y arenque.

 

Ahora es un gran desierto en el Pacífico, sólo quedan los restos de un buque hundido y datos que confirman la muerte de miles de animales. Igual que el juicio, los trabajos de limpieza de la zona también han sido polémicas. Para acelerar la degradación de los hidrocarburos se suministraron grandes cantidades de fertilizantes y medidas de extracción mecánica y masiva de arena y rocas, la quema de gran parte de los hidrocarburos vertidos pocas horas después de la tragedia o la aplicación de sistemas de agua caliente a presión en el litoral y en las playas. Todos estos métodos de limpieza dañaron a los microorganismos, el plancton y el ecosistema.

 

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El cambio climático y el despegue ruso

El aniversario del desastre del Exxon Valdez pone en el punto de mira las actividades algunas regiones como la Antártida, donde las petroleras han visto un nuevo filón de explotación. Se estima que bajo el hielo se encuentran alrededor del 25% de las reservas mundiales de petróleo, más del 13% todavía sin localizar. Prácticamente todas estas reservas son recuperables y aunque el desafío técnico es más elevado que en otros lugares y las consecuencias medioambientales también pueden serlo, el interés en la explotación de las regiones del Océano Ártico por parte de países como Estados Unidos, Canadá, Rusia o Noruega va en aumento.

 

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La crisis global y los conflictos políticos y militares generados en los últimos tiempos en Oriente Próximo, gran reserva mundial de petróleo, hacen que la conquista de los hidrocarburos del Océano Ártico se haya convertido en un objetivo prioritario. La legislación en este sentido es un borrador y una explotación inadecuada puede tener consecuencias imprevisibles para el resto del mundo a nivel medioambiental. Sólo algunos lugares muy concretos como el Arctic National Wildlife Refuge (ANWR) están protegidos contra la explotación petrolífera.

 

Desde el año 2008 las luchas por el control de la zona son cada vez más evidentes. Aquel mismo año, Rusia colocó su bandera en 4.200 metros de profundidad del Océano Ártico para destacar su control sobre una vasta cordillera submarina en la zona. Prueba de esto es Prirazlomnaya, la primera plataforma que opera para la producción de hidrocarburos en la superficie helada de la Ártico y que es propiedad de Gazprom, la mayor compañía petrolífera de Rusia. Gazprom representan el 10% del PIB de su país y tiene papel clave en las políticas del presidente Putin para consolidar la posición de Rusia como líder mundial a nivel energético.

 

La plataforma Prirazlomnaya ha sido definida por grupos ecologistas y expertos como una bomba de relojería. Está construida con piezas de equipos reciclados de perforación que se oxidan en un astillero de Murmansk. Esto sumado a que las aguas heladas y las condiciones extremas hacen que la perforación sea más arriesgada. Si algún día ocurre un vertido importando su equipo de respuesta se encuentra en Murmansk, en unos 1.000 kilómetros de distancia, lo cual quiere decir que la empresa no sería capaz de actuar frente al accidente hasta transcurridos varios días. Y por supuesto, no podemos obviar los antecedentes de Rusia respecto a su política de explotación petrolífera: se estima que todo el país vierte unos cinco millones de toneladas de crudo al año como causa de derramamientos en sus explotaciones, y más de 500.000 toneladas de petróleo acaban en el océano Ártico procedentes de los ríos contaminados por las filtraciones y los vertidos en el norte de Rusia.

 

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Los conflictos internacionalesrelacionados con la explotación petrolífera en la Ártico sólo acaban de empezar y más cuando se ha hecho público que Rusia ha empezado a comercializar su petróleo del Ártico. En la actualidad, China es uno de los principales mercados de las petrolíferas rusas, y se estima que Gazprom envía al país asiático unos 15 millones de toneladas de petróleo anuales. Para reforzar este acuerdo comercial, el pasado mes de junio China y Rusia firmaron un acuerdo de colaboración que prevé el aumento gradual de suministro hasta conseguir los 31 millones de toneladas anuales, es decir, más del doble y todo extraído del Ártico. Las primera de las exportaciones de la plataforma rusa se produjeron en abril de este mismo año abriendo de nuevo el debate sobre el transporte del crudo en condiciones climatológicas tan duras, para lo cual se han usado dos rompehielos que transportarán el petróleo al continente de forma ininterrumpida durante todo el año. La reacción internacional lleva produciéndose años (los mismos desde que Rusia colgó allí su bandera) y con este fin Canadá ha construido navíos patrulleros para defender su soberanía en la Ártico. Las protestas sociales son constantes y se estima que Rusia tiene ya 72 millones de toneladas en reserva.

 

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Trenta activistes de Greenpeace van ser detinguts en intentar abordar la plataforma des del mar el passat mes d’abril. Imatge: Herald Chronicle

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Anonymous va manifestar també la seua oposició contra l’explotació petrolífera de l’Àrtic davant la central de l’empresa petrolífera Shell

 

La lucha por el petróleo sigue aunque muchos parecen olvidar que el Ártico es uno de los tesoros medioambientales del planeta que sufre de forma más aguda los efectos del cambio climático, pues la región se calienta a una velocidad tres veces mayor que la del resto del mundo. El calentamiento global y la pérdida de hielo hace prever que estos ecosistemas llegarán a un punto irreversible, es decir, que serán totalmente irrecuperables. Pero este calentamiento parece favorecer a las grandes petroleras puesto que estos recursos que una vez fueron inaccesibles son cada vez más fáciles de extraer.

 

Enllaços relacionats:

Petroli en el Parc Nacional de Yasuní

 http://www.publico.es/515270/rusia-abre-la-llave-del-suministro-de-petroleo-del-artico

http://www.greenpeace.org/espana/es/Blog/10-razones-para-actuar-y-detener-la-extraccin/blog/47166/


Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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