Arcología, aprovechar la vertical
La hemos visto en el cine, en la literatura y en la televisión. La ciencia ficción nos la ha presentado como grandes colonias urbanas, hormigueros humanos del futuro. Oficialmente es definida como la ciencia de la construcción que se basa en la optimización del espacio y recursos en clave vertical. Seguro que puedas imaginarte algo, pero ¿sabes realmente lo que es la arcología?
El nombre de Paolo Soleri ha pasado ya a la historia de la arquitectura. Este estadounidense de origen italiano, discípulo de Frank Lloyd Wright, ha acuñado uno de los términos que definen lo que para muchos es la arquitectura del futuro. En los años setenta, el espíritu visionario de Soleri le llevó a imaginar las construcciones que albergarían a las generaciones del futuro, aquellas que vivirían en un mundo superpoblado y al borde del agotamiento de los recursos.
Los edificios deberían cumplir dos funciones claras, aprovechar el espacio y optimizar todos los recursos. Así se valió para este gran proyecto también de dos claves, la verticalidad y su imaginación. Diseñó una serie de edificios de gran belleza y creatividad, y bautizó a este tipo de construcciones como arcología, nombre que proviene de la fusión de arquitectura y ecología, y puso en marcha un proyecto que ejemplificaría su forma de ver la nueva arquitectura. Más allá de la ciencia ficción, los principios de la arcología están presentes en nuestro día a día.
Uno de los casos más destacado de la Arcología es el Hiper Edificio de Paolo Soleri, capaz de cobijar a 101.000 personas, darles empleo, servicios sanitarios y educativos en un solo kilómetro cuadrado , mientras que el centro de los Ángeles mantiene a 100.000 personas en 33 kilómetros cuadrados
Soluciones comunes a problemas comunes
Para Soleri, el actual desarrollo urbano basado en la ocupación del territorio con las casas unifamiliares es completamente insostenible. Los habitantes de la Tierra crecen, pero sus recursos más básicos no. Tampoco crece el espacio que podemos ocupar. Aunque la ciencia ficción los ha desdibujado de alguna forma, los edificios arcológicos no serían colmenas humanas tal y como nos han mostrado clásicos como Metrópolis, La fuga de Logan, Blade Runner o Matrix. Tampoco hablamos, lógicamente, de una desnaturalización o deshumanización colectiva o de pérdida de humanidad colectiva, haciendo espacios similares a grandes hormigueros humanos. La arcología se rige, sobre todo, por la sostenibilidad.
La arcología se basa en sistemas de recolección de energía integrados en el propio edificio. Por ejemplo utiliza placas solares por toda la estructura externa, y un gran numero de generadores de energía eólica en lo alto del edificio, de esta forma alimenta toda la población que aloja sin causar daño al medio ambiente.
La Torre biónica y la Torre Nakheel Harbourun son dos de los grandes proyectos arcológicos del momento. La sengunda es un complejo que se levantará sobre 270 hectáreas en Dubai. Incluye un puerto y otras 40 torres de entre 20 y 90 pisos que escoltarán el gigantesco rascacielos central de más de 200 alturas
Según la teoría de Soleri, la arcología propugna urbes autosuficientes capaces de generar su propia energía, controlar la calidad del aire y del agua, gestionar sus residuos, producir alimentos y ofrecer diversas áreas de actividad de la manera más eficiente posible. Además, estaría dispuesta para albergar aspectos personales y profesionales: tendría sitio para viviendas y lugares públicos como hoteles, casinos, centros comerciales o colegios. Frente a las ciudades que engullen todo lo que les rodea en su proceso de expansión (social y constructiva), la arcología es en sí misma una corriente arquitectónica que se basa en el concepto de crecer a lo alto
Lilypad es un proyecto del arquitecto francés Vincent Callebaut que pretende mirar de frente al angustiante problema climático al que actualmente se enfrenta el mundo entero: El Calentamiento Global. Tendrá superficie para cultivos y puertos para el comercio, albergará alrededor de 50.000 habitantes y preveén construirla para el 2.100
Arcosanti, la ciudad Sci-Fi
Cuando Paolo Soleri expuso las claves de su arquitectura del futuro fueron muchos los que le dieron la espalda. Sin embargo, decidió darle una oportunidad a su propia idea, se marchó a Arizona junto con su esposa y fundó una ciudad, Arcosanti, que se regiría por los principios que él mismo había acuñado en la arcología.
Allí, en medio del desierto, Soleri plasmó lo que el consideraba que era la ciudad perfecta, sostenible y capaz de albergar a miles de personas (entre 3.000 y 5.000) en un espacio mínimo y optimizando recursos. En definitiva, una alternativa a las grandes ciudades masificadas que no respetan su integración con el medio ambiente.
Actualmente, la ciudad de Arcosanti se encuentra dividida en 13 partes, entre las que se incluyen un laboratorio, un anfiteatro, una fundidora, una piscina y el centro de música Colly Soleri. Apenas un 3% de la ciudad está construida y sólo un centenar de personas viven allí. Sin embargo, son muchos los voluntarios y personas anónimas que siguen apoyando el proyecto que, debido a la falta de sostenimiento económico, se resigna a crecer poco a poco. A pesar de los problemas de la ciudad, nadie habla de fracaso: son muchos los arquitectos que se han basado en los principios de la arcología para diseñar proyectos reales.
Arcoproyectos: mirando hacia el futuro
El trabajo de Soleri ha calado en algunos arquitectos de la actualidad. Así, por ejemplo, el proyecto NOAH (New Orleans Arcology Habitat) pretende la construcción de un edificio en forma piramidal con capacidad para unas 40.000 personas en dicha ciudad estadounidense. Por otra parte, Francis Frick, del Departamento de Agricultura de la Universidad de Hong Kong, propone la utilización de los principios de la arcología para el desarrollo urbano del sur de China, uno de los países más necesitados de soluciones ecológicas para responder a su gran crecimiento económico.
De hecho, en la actualidad el arcoproyecto más espectacular es el denominado Dongtan. El proyecto Dongtan propone una urbe ecológica en Chongming, la tercera isla más grande de China, en la boca del río Yangtse. La idea es que sus habitantes tengan todo lo necesario para no recurrir a la cercana Shanghai. Las energías renovables harán autosuficiente a esta ciudad, que reciclará hasta el 80% sus residuos, y promoverá el transporte público ecológico.
La Ciudad Masdar (fuente en árabe) pretende ser un complejo urbano sostenible de unos 6,5 kilómetros cuadrados capaz de albergar a 50.000 personas y 1.500 empresas, en su mayor parte relacionadas con las energías renovables. En esta ciudad de nueva creación incluso los coches serán sostenibles.