«Plantes i remeis: de la terra al rebost» de Carles Mir
Este otoño, el libro Plantes i remeis: de la terra al rebost [Plantas y remedios: de la tierra a la despensa], de Carles Mir Pegueroles, ha llegado a manos de nuestro colaborador Daniel Climent, especialista en etnobotánica. Imposible resistirse a compartir con la Revista Espores este título que supone la culminación de un paciente trabajo de investigación etnobotánica en el que Mir comparte usos tradicionales de las plantas en les Coves de Vinromà.
Desde el inicio de la humanidad, comer y vestir, curar, iluminar, calentar, pintar, hacer recipientes y la mayor parte de las actividades humanas han ido ligadas a las plantas y a su conocimiento. Hasta el punto que la historia profunda de los humanos ha arraigado en formas culturales destinadas a entenderlas, a usarlas o a transmitir el saber adquirido. Un saber que ha ido perdiéndose en el tránsito del campo a la ciudad sin haber valorado qué de útil o de interesante quedaba de aquello que había sido la cuna de la agricultura, la medicina, la gastronomía y tantos otros campos del conocimiento.
A la pérdida de aquel saber heredado se unió el desprecio de todo aquello que era considerado rural. Un desdén asociado al cambio en la relación con la naturaleza, de ser “aquello que nos rodea y con la cual tenemos que convivir” a ser considerada “aquello que ocasionalmente se visita, y que está llena de molestias”.
Pero desde hace unas décadas, asistimos a un fenómeno nuevo: cada vez más gente se interesa para rescatar o reencontrar el trasfondo cultural de los conocimientos sobre las plantas. Y de las ciencias que se interesan por esta sabiduría tradicional el adalid es la etnobotánica. Una ciencia que estudia las relaciones culturales entre los humanos y las plantas de un determinado lugar y que trata de establecer comunicación entre los conocimientos actuales y los ancestrales sobre las plantas que recogen siglos y siglos de pruebas y experimentos. Muchos de estos ahora no se podrían hacer pero el resultado de los mismos sería poco inteligente no recoger, analizar y valorar adecuadamente.
Para establecer esa comunicación hay que recopilar, organizar, “traducir” a la terminología actual, interpretar y valorar críticamente aquello que se recibe; pero, fundamentalmente, mirar con simpatía aquello que nos ha llegado del pasado etnobotánico a través de la palabra hablada y la escrita, del refrán a la canción de cuna, de trabajo o de fiesta; y también a través del gesto, la acción, el símbolo o el ritual; y de la huella toponímica y la simbólica; y de la jerarquía de valores asignada a cada componente de la naturaleza, y de la manera de mirar. Todo un conjunto de “mensajes” expresados en un lenguaje que era fruto de las concepciones y cosmovisiones antiguas, muchas de las cuales se encuentran tan alejadas de las actuales que no las entendemos.
Pero en ocasiones merece la pena. Porque muchos conocimientos etnobotánicos tienen un gran potencial de futuro si son adecuadamente interpretados, adaptados y mejorados, y pueden ofrecer nuevas posibilidades para la medicina y la agricultura, la dietética y la cosmética, la biofísica y la gestión de los ecosistemas, la industria química, la de nuevos materiales y un largo etcétera muy útil para los nuevos retos de la humanidad.
El resultado es que cada vez hay más investigadores y aficionados que desde diferentes ámbitos y enfoques se adentran por la investigación y el análisis de los saberes antiguos sobre las plantas. Una investigación a contra-reloj debido a la pérdida acelerada de los últimos depositarios vivos del conocimientos etnobotánicos ancestrales y que hay que recoger antes de que se pierdan y divulgar en formatos accesibles al gran público. Es lo que ha hecho Carles Mir Pegueroles con el libro Plantes i remeis: de la terra al rebost. Usos tradicionals de les plantes a les Coves de Vinromà.
En el libro, Carles muestra el vínculo cultural entre los covarxins y su entorno botánico, y lo empapa con un componente afectivo en el que el saber recogido y transmitido se enriquece con el aprecio del autor por la tierra, el País, la naturaleza y la gente que sabe, de plantas, gracias a un aprendizaje vital, que no académico.
Carles, el autor, nos lo dice en la introducción: «Yo, de la mejor forma que he podido, tan sólo he puesto música a un poema que ya estaba escrito; he plasmado en el papel un relato que ha sido contado durante generaciones con la intención que perdure en el tiempo». Seguro que es cierto, esto, pero sin un transcriptor muy preparado y de sensibilidad apropiada no hubiera salido a la luz, y de buena manera. Porque el autor, además, ha hecho un buen libro de divulgación. De divulgación de un mundo, el rural, en vías de desaparición física y fáctica pero no por eso carente de interés, sino todo lo contrario.
La columna vertebral del libro la constituye una serie de fichas muy bien elaboradas y accesibles que sintetizan no tan sólo los aspectos botánicos de las plantas tratadas, sino también aquello que Carles ha recogido después de horas y horas de hablar, acompañar, preguntar, grabar y aprender de los informantes. Porque se aprende, ¡y mucho!, cuando entrevistas y registras audiovisualmente a quienes han atesorado en su memoria lingüística, gestual y simbólica, siglos y siglos de interacciones con las plantas.
En cada ficha, junto a una muestra fotográfica, la identificación de familia, el nombre científico y los fitónimos más escuchados (en Coves, en el País Valenciano, y también en castellano), se hace una breve descripción botánica de la planta en la que la carencia de tecnicismos no afecta al rigor de la información, sino que facilita el acceso a los no profesionales. Igualmente, la distribución y preferencias ecológicas de la planta y su distribución a diferentes escalas están muy especificadas y son muy útiles, como lo son las recomendaciones de recolección y conservación.
Con esos apartados tendríamos cubierta la parte botánica mientras que la etno se abre en los otros dos: el apartado de “Observaciones y curiosidades” y el de “Usos covarxins” en los que los aprovechamientos medicinales comparten el espacio y la simpatía con los textiles, alimentarios, veterinarios o mágicos, entre otros. Acertadamente, los testigos se transcriben entre comillas, para diferenciar el testigo de la interpretación. Porque la etnobotánica es una ciencia muy seria, en la que el respeto por la información recibida no le impide serlo, y todavía más, por los conocimientos científicos que ayudan a validar, modificar o interpretar los “diamantes en bruto” aportados por los informantes y así poderlos pulir y hacer brillantes de la mejor calidad.
Al capítulo de plantas silvestres se une otro de plantas cultivadas con finalidad alimentaria o medicinal con el añadido de plantas que antiguamente eran cultivadas y ahora ya no lo son pero de las cuales los más mayores todavía recuerdan formas, sabores, usos y propiedades.
Un aspecto que me ha captado mucho mi atención, y muy favorablemente, ha sido la descripción de la metodología que ha usado, y la pequeña biografía de los informantes, con fotografía incluida. ¡Todo un acierto!
El libro se completa con unos recetarios medicinal y gastronómico en los que el autor no se limita a la transcripción de lo que le han dicho, sino que contrasta opiniones e incluso hace advertencias de potenciales errores o peligros. Todo un estímulo para futuras investigaciones.
En definitiva, este libro facilita el tránsito amable, enriquecedor y didácticamente placiente en la ruta hacia la comprensión, el aprecio y el goce de un buen muestrario de plantas que nos rodean, tanto en el País Valenciano como más allá. Y pone les Coves de Vinromà, en la Plana Alta y las comarcas que lindan, el Alt y el Baix Maestrat, en el mosaico que vamos construyendo sobre la etnobotánica del País Valenciano, a la vez que contribuye a que nuestro País mantenga un lugar de preeminencia en este campo, junto a Cataluña y las Islas, en el conjunto de Europa.
Bibliografia
Mir Pegueroles, Carles (2018). Plantes i remeis: de la terra al rebost. Usos tradicionals de les plantes a les Coves de Vinromà. Associació Cultural Tossal Gros. L’exemplar del llibre que apareix a les fotografies ha estat facilitat per la Biblioteca del Museu Valencià d’Etnologia. Ara, també comptem amb un exemplar a la Biblioteca José Pizcueta del Jardí Botànic de la UV.