Marjal de Almenara: 20 años de custodia del territorio
El Marjal de Almenara fue incluido en la lista Ramsar como Lugar de Importancia Internacional la pasada primavera, lista que recoge las zonas húmedas más importantes del planeta. Más de 20 años de custodia del territorio para conseguir un hito que, como recuerda Enric Amer, activista de Acció Ecologista-Agró comprometido con los trabajos de conservación y mejora del Marjal, no debe hacer olvidar todo lo que queda por hacer. Amer comparte en este artículo cómo se ha conseguido uno de los marjals valencianos con más buena salud.
“Tienen (los montes) en sus entrañas minas y conductos
por donde corren con libertad las aguas que huyeron de la superficie
para salir despues en sitios que no esperaban tal beneficio.”
Cavanilles, 1795.
El Marjal de Almenara es una albufera litoral formada después de la última glaciación a partir de un caballón de arena formado por las corrientes y olas de la mar entre la desembocadura del río Belcaire y la del Palancia que retenía la salida natural de las surgencias de los acuíferos del Salto del Caballo y Algar-Quart, tanto al lado del Camp de Morvedre como en la Plana Baixa. Podríamos decir que el Marjal de Almenara es un pantano natural que se llena de las aguas del río Palancia, más abajo de Segorbe y especialmente al pasar por los “engolidors” de Algar justo donde recoge también las crecidas de la Rambla de Assuebar provenientes del Pic Bellota y Carrascal.
“Engolidors” de Algar en el Palancia y rambla de Assuevar.
El agua que se filtra dentro de las montañas como consecuencia del sistema cárstico aparece de nuevo en forma de Font de Quart, Font Redona de La Llosa, Ullals dels Estanys y de Quartons, otras surgencias menores como Pouets, Font de la Bota, Font de Manyes, Font de Cantero, Font de Colau, Ullals de Marjaletes y Termes, etc. Igualmente, llegan filtraciones laterales del Belcaire por el norte y por la banda sur de los sobrantes de la Acequia Mayor de Sagunto (Pantano de Regajo recogidas en el azut de Sot de Ferrer) por el brazal de Montiber.
Dicho de otra manera, podríamos decir que la salida a la mar “de todos los días” del río Palancia se da por las gargantas del Marjal de Almenara (actualmente, por la Gola de La Llosa-Casablanca, Gola dels Anglesos en las Casas de Queralt y gola de l’Estanyol de Quartell-Almardà) desprendido de llenar el Marjal y únicamente en los episodios de gota fría o cuando abre el pantano de Navajas, por el delta entre el Puerto de Sagunto y Canet.
Vista aérea de la zona central del Marjal de Almenara en 2010 con inundación permanente.
Desde el punto de vista administrativo, la superficie protegida son 1500 hectáreas de siete pueblos: Moncofa, Chilches, La Llosa y Almenara en la comarca de La Plana Baixa y Benavites, y Sagunto y Quartell en el Camp de Morvedre. Tres pueblos más del Vall de Segó tienen propiedades municipales pero no término: Faura, Benifairó y Quart. Pertenece a la Red Europea Natura 2000 con seis hábitats reconocidos, la mitad de los cuales son de protección prioritaria. Además, es ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y está contemplada en el Catálogo de Zonas Húmedas valencianas. Incluye, también, cinco microreservas de flora.
En primer plano, Thalictrum maritimum.
La conquista y domesticación humana del Marjal
Sin entrar en antecedentes puntuales, como los aprovechamientos de las fuentes como abastecimientos de agua tanto de navegantes costeros como de los primeros pobladores asentados en la zona en épocas iberas o romanas (Carmen Aranegui, E. Arasa), conocemos desde la antigüedad los aprovechamientos piscícolas, ganaderos y agrícolas de villas romanas de los entornos de muntanyeta dels Estanys y Muntanya Blanca así como la recolección de diferentes plantas silvestres palustres para usos artesanales o domésticos o incluso las salinas.
Els Estanys, actualmente.
Aun así, parece ser que los intentos de colonización de la albufera y todos sus ámbitos húmedos con carácter agrícola han sido hechos fundamentalmente en época post-andalusí. (P. Guixart, Torró, Guinot, E. Bosón). Se produce, especialmente, con los diferentes repartos de tierras efectuados por Jaume I y, posteriormente, con la repartición de realengos hecha hacia 1312 por Jaume II y Blanca de Anjou. El reparto de los muntanyars (cordón de dunas) se hace como coto de cacería de conejos y otros animales. De hecho, las técnicas de desecación, drenajes son aportadas por “*palafanguers” de procedencia occitana, relacionados evidentemente con las familias reales.
La domesticación de la albufera empieza siempre por las zonas más favorables (los extremos de Almardà y Moncofa) en lo que todavía ahora se conoce como tierras de dos sazones, marjalerias o marjals de pan. Es decir, las zonas más fáciles de cultivar por estar en cotas más altas respecto al nivel freático y especialmente para cultivos de temporada de verano. Por la parte interior, vienen señaladas por el antiguo camino de Borriana (cerca de la actual vía del tren) y por el lado de la mar por los caminos de serratelles o serradals.
Estany grande, año 2000.
La parte más honda, marjals fangueres o tierras de arroz, han sido conquistadas a lo largo de siglos a medida que las sociedades adquirían tecnología suficiente y teniendo en cuenta que muchas veces los esfuerzos se veían parados drásticamente por motivos de salud pública al ser los terrenos palustres origen de graves enfermedades como las fiebres tercianas y cuartanas. De hecho, el gran salto en la parte central de los Estanys se consigue con tecnología inglesa a mitad del siglo XIX a partir de un proyecto patrocinado por ilustrados de la Real Sociedad de Amigos del País (Juan Bautista Figols, rector de Almenara y el Conde de Ribalta).
Todo esto lo podemos encontrar muy bien explicado por Josep Torró en «Colonizacion cristiana y roturacion de áreas palustres en el Reino de Valencia: los marjales de la villa de Morvedre» (Hidráulica agraria y sociedad feudal, PUV, 2012).
El Marjal de Almenara en el siglo XX
El siglo XX empieza con la constitución de la gran finca en el centro y norte del Marjal llamada “Casablanca et extensions” que iba desde el Paso Largo de Chilches al Rincón de Almenara. La familia Garballo, procedente él del Delta del Ebro y ella de una familia terrateniente judía de Burdeos, con sus grandes extensiones de arrozales, los cultivos de tomates y la fábrica de conservas, los terrenos arrendados, su campo de aterrizaje particular y el dominio sobre las principales surgencias, especialmente los Ullals dels Estanys, vienen a ser la plasmación de la moderna agricultura de las llanuras litorales valencianas, como el caso de la REVA en Manises o la finca de Oriol y Urquijo en el Marjal de Pego.
Todo el ciclo económico agrario del siglo XX, tiene en el Marjal de Almenara un ejemplo de libro.
El ascenso de las explotaciones rentables en el marjal, los intentos de desecación permanente, los cambios en el uso de agua y el abandono de la tradicional inundación invernal, la salinización de pozos y tierras, la conversión en empresas agroalimentarias internacionales, la deslocalización y hundimientos de los precios agrícolas y el abandono de las tierras, tienen nombre y apellidos.
Estanys secos, en el año 2000, justo antes de cerrar los pozos de Ferrer.
La gran finca “Casablanca et extensions” de los Garvallo de principios de siglo, diseñada por Iranzo, es vendida después de la guerra en fincas de 500 hanegadas a nuevos propietarios del entorno franquista: Finca de Peris en el Paso Largo de Chilches, Finca de Raiga y Finca de Ferrer en El Molino de arriba y Molino de bajo de La Llosa y Finca de Marcelino Alamar en la mayor parte de las partidas del marjal del término de Almenara. También es el momento de acceso a la propiedad de los arrendatarios históricos tanto de La Llosa (Palafanga) cómo Chilches (Establits y Encordats).
La Finca de Marcelino Alamar, después de muchos intentos de cambiar el cultivo de arroz por rebaños, algodón, perales, plantaciones de eucaliptos, vende a Pascual Hermanos (empresa de Pego que llega a ser la primera firma agroalimentaria del Estado) la mayoría de las tierras, y también al ayuntamiento de Almenara, que más tarde aprovechará una parte para hacer un ensayo de depuradora natural y una escuela de oficios para cultivar “mejor” el marjal.
Pascual Hermanos lidera la perforación de nuevos pozos en la Montaña Blanca junto a La Taiola, reunidos en la Sociedad St. Marcel•lí y crea un circuito de cañerías dentro del Marjal que traen agua dulce de calidad a las balsas interiores desde donde salen los sistemas de riego localizado. El agua de nivel, más salobre, es bombeada sistemáticamente a la mar y empiezan los cultivos de verano y de invierno. En el corazón del marjal, las láminas de agua del invierno desaparecen. Y aparecen los grandes invernaderos para hacer planteles sobre el terreno.
Es el clímax agrario. Las décadas de los 70 y 80 suponen el intento de desecación y desaparición definitiva del Marjal como espacio húmedo, donde la tradición centenaria agraria siempre había tenido como idea clave la inundación invernal para lavar las tierras de sal y darle la textura, la calidad y la sazón imprescindible para los cultivos de verano simplemente bajando o subiendo los niveles freáticos mediante la técnica de la “parà” y de los “encadufats” y la recirculación del agua mediante ruedas hidráulicas y con la ayuda de las descargas subterráneas de los ullals (afloramientos de agua dulce) y fuentes.
Lirios azules (Iris xiphium) en el saladar
Aun así, año tras año, aparece el terreno más salado y las cosechas menguan en calidad y cantidad. También coincide un aumento de los costes laborales al mismo tiempo que se abren los mercados para territorios más atrasados. Pascual Hermanos encuentra territorio más interesante cada vez más al sur. Hacia el Campo de Cartagena y Mazarrón en Murcia. Hacia el Campo de Dalias y El Egido en Almería.
Después viene la unión con empresas multinacionales. Primero Chiquita Brands. Suspensión de pagos y venta posterior a Dole. Es el fin. Cierra el almacén de naranjas de Almenara y pone en venta los terrenos del marjal. Los hermanos Pascual se retiran y algunos trabajadores cualificados y encargados viajan con Dole, primero hacia Marruecos y después a Brasil.
Un último problema se añade los últimos años del siglo: todos los secanos de viñas, algarrobos, almendros, olivos, de los pies de montaña de los pueblos de los alrededores del marjal, se transforman en regadío de cítricos tempranos. En aquel momento rentables agujereando pozos que extraen el agua que antes llegaba al Marjal y permitía cultivos intensivos en agua como el arroz. Esto obliga, a la vez, a que los cultivos de marjal tengan que agujerear más profundamente los pozos abiertos, muy superficiales, arriesgándose a encontrar agua de la mar. Así ocurrió, por desgracia, por la parte de Moncofa y de Canet.
El caso más espectacular se da en los Estanys de Almenara. En el mes de mayo, todos los años, cuando se llenan los arrozales de la finca de Ferrer, con los dos pozos nuevos hechos a 50 metros de los Estanys, estos se vacían y dejan un rastro de petxinots y pescados muertos.
Es el momento en el que desde el mundo ecologista incipiente se toma la determinación de hacer frente. Estamos en el año 1995.
Primera acción directa: desvío del agua del pozo de Ferrer hacia los Estanys (1995).
El final del siglo XX trae un cambio radical de legislación en el marjal: en 1984 entra en vigor la Ley de Aguas. Queda derogada la Ley Cambó de principios de siglo que obligaba a desecar las zonas húmedas y, por el contrario, se establece, de acuerdo con el Convenio Ramsar, la protección al mundo entero de todos los humedales que todavía quedan. Entramos en la Unión Europea y son de aplicación obligatoria las Directivas europeas de protección medioambiental, entre ellas la Directiva de Aves y la Directiva de Hábitats y finalmente la Directiva Marco del Agua.
Una revolución legal de protección que se tiene que aplicar al Marjal de Almenara, en aquel momento prácticamente en su totalidad privada, con grandes fincas junto a centenares de pequeños propietarios de los pueblos de los alrededores, en el momento de crisis agraria de precios y aumento de los costes de producción, deslocalización de las grandes fincas y cambio en la expectativa económica con perspectivas de recalificación de los terrenos para usos urbanísticos por la proximidad de la mar.
Evitar la desaparición física de la Marjal
Son momentos críticos. La quiebra de Pascual Hermanos deja centenares de trabajadores de Almenara en el paro. Desde el colectivo ecologista, coincidimos con los concejales del ayuntamiento en la conveniencia de negociar el regreso a propiedad municipal en compensación de las deudas de la empresa. El alcalde Lluis Argamasilla nos facilita el contacto con la dirección técnica de Pascual Hermanos y conseguimos permiso para inundar una parte de la finca que tienen en venta. El ayuntamiento nos deja hacer, en los terrenos que pasarían a ser municipales, un proyecto con Consum-Eroski para la reintroducción del calamón común. Rehacemos algunas compuertas y diseñamos un bypass para reintroducir en la futura zona pública las aguas bombeadas por los propietarios de la finca de La Calçada y otras del Canal de Torreblanca. Igualmente, hacemos un estudio de la flora de la finca para proponerla como microreserva de flora, una figura nueva y exitosa de la Conselleria de Medi Ambient que podría reportar algún ingreso al ayuntamiento. Después, junto al colectivo del Gecen, presentamos una primera propuesta de Paraje Municipal, que resulta desestimada.
Primera plantación en la microreserva de los Estanys (con Emili Laguna).
Finalmente, la decisión más importante: denunciamos a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) la sobreexplotación y los nefastos efectos medioambientales producidos por los dos pozos de Antonio Ferrer, hechos a escasos metros de los Estanys. Igualmente, pedimos a la CHJ un estudio para la protección del marjal. Las dos cosas se ponen marcha y cinco años después, en 2000, la Confederación nos da la razón y cierra los dos pozos de Ferrer. Tres años más tarde, hace público un impresionante estudio sobre la hidrología del marjal. Nos sirve de fundamento científico para nuestras acciones posteriores y fue el comienzo de una interesante relación entre la administración del agua y Acció Ecologista-Agró.
Posteriormente, los herederos de Antonio Ferrer intentaron la reapertura de los motores dos veces más. De nuevo, pleiteamos, ahora en solitario, y ganamos. Finalmente, AE-Agró hizo una campaña de recogida de dinero entre personas socias y simpatizantes y compramos el pozo más peligroso, situado encima del Ullal de Quartons. Lo hemos restaurado y lo tenemos visitable como símbolo de una victoria extraordinariamente difícil.
Ullal de Quartons, en enero de 2008 (izquierda) y actualmente (derecha).
Abriendo paso al agua
Mientras tanto, y después de hacer un seguimiento casi diario durante tres años del comportamiento de las filtraciones de agua que llegaban a los Estanys lateralmente desde los huertos de naranjos, tocamos la tecla adecuada: comprar un huerto de 2,5 hanegadas de la que habíamos averiguado que era una de las aportaciones más importantes de agua de los Estanys y que salía a una cota de nivel más elevada.
Fue un momento emocionante: ante el catedrático de geografía más conocedor de los marjals valencianos, el mallorquín Vicenç Rosselló, ante dos amigos arqueólogos por si encontrábamos restos romanos, ante algunos concejales y curiosos de Almenara, Manel con su retroexcavadora de marjal retiró naranjos, y rascó delicadamente la Penya de l’Estany. Y a un metro de profundidad apareció el ullal que seguramente comenta Cavanilles en su viaje en 1795:
“De la raiz del ultimo cerro salen muchas aguas que en tiempos normales llevan entre siete y ocho muelas de agua…”
La compra la hicimos con 2000 participaciones de mil pesetas, y ya también de 6 euros, pero con una casilla en blanco para las que querían aportar más dinero. Recogimos más de lo previsto y pudimos hacer un fondo para futuros trabajos en el marjal.
El afloramiento descubierto nos trajo más alegrías y mucho trabajo añadido durante dos veranos: efectivamente, ese mismo día ya vimos a simple vista que no éramos los primeros humanos en los Estanys. Los romanos ya estuvieron en el siglo I, según los hallazgos que salieron y los que encontramos con un trabajo dirigido por Joan Vicent Caballero y que trajimos al museo de la Vall d’Uixó, en aquel momento el más próximo abierto. Un resumen de la memoria fue publicado en la revista Braçal del Centro de Estudios del Camp de Morvedre.
Abrir paso al agua fue desde ese momento un objetivo prioritario. Destapamos el taponamiento que impedía entrar la fila de la Fuente Redonda al estanque norte. El túnel hecho al cañizal asilvestrado junto a la Casa dels Anglesos fue épico.
Inicio de plantación de bosque de ribera en el Ullal de Quartons.
Para rematar, iniciamos la compra del Ullal de Quartons (5 hanegadas más), que nos permitió ampliar hacia el norte, la importante salida del acuífero cárstico del Salto del Caballo. Allí hemos construido un bosquete de olmos negros y almeces, un mirador natural hecho con los escombros de un antiguo cultivo de naranjos, charcos tranquilos para reproducción de anfibios y continuamos inundando terrenos en custodia, donde intentamos compartir y hacer compatibles espacios de agricultura temporal de verano con zonas naturalizadas en la partida de La Palafanga. Hemos aprovechado también para comprar un bunker de la línea XYZ que conservamos dentro del patrimonio histórico de la zona y el mismo pozo de Ferrer.
La década prodigiosa del urbanismo desbocado
Nuestra tarea era, en aquellos años, continuar aumentando las zonas inundadas de forma permanente. Lo estábamos consiguiendo en la parte sur del Marjal en término de Sagunto, la Finca de Penya, que estaba abandonada completamente por los propietarios, donde aprovechábamos el antiguo sistema de inundación de los arrozales. En la parte central, la ampliación vino de una conjunción de casualidades y porque estábamos siempre al acecho de lo que pasaba, para bien y para mal.
La finca de La Calçada, estratégica entre la carretera de la mar de Almenara en Casablanca y la Séquia del Braç, fue comprada con todas las fincas y almacenes de naranjas propiedad de la familia Sanz por Felix Castilla, un empresario más interesado en los terrenos para construir casas cerca de la mar que como agricultor. Aconsejado por algún encargado, intentó secar la finca en enero para continuar la plantación de tomates tempranos para las fiestas de Agosto de Buñol: la tomatina.
Esa actuación, que ponía en peligro la vecina microreserva de fauna recientemente aprobada por la Generalitat en los terrenos contiguos, nos permitió reintroducir el agua bombeada a los terrenos municipales y filtrarla de nuevo a los de Sanz. Después de tres meses de bombeos continuos sin poder desecar, el nuevo propietario se puso en contacto con nosotros, se dio de baja en la sociedad de regantes y dejó inundada la finca de forma permanente. Era la primera vez que un propietario importante del Marjal renunciaba a un hipotético y para él secundario beneficio en favor del medio ambiente. Aprovechamos la buena relación, y de forma artesanal hicimos varias entradas del agua de los estanques para favorecer la renovación y, por lo tanto, la calidad del hábitat. Los años siguientes, junto al agua entraron también los propágulos de macrófitos y conseguiremos la implantación y propagación.
Lluents del Quadro con macrófitos.
Poco después, y un poco antes de aparecer los cambios en la legislación urbanística hecha por el consejero Rafael Blasco por la cual se podía recalificar cualquier terreno no protegido sin pasar por la planificación pública de los PGOU si a cambio compraban la misma superficie en zonas protegidas y la regalaban a la administración pública, el famoso metro por metro, una empresa que se haría famosa, ASTROC, compró a precios irrisorios (cosas de la información privilegiada) gran cantidad de terrenos en el Marjal de Almenara. La finca de la Calçada fue una de las comprada por Astroc y después del desastre en la bolsa, con el nuevo nombre de AFIRMA, fue cedida por tiempo indefinido a la Generalitat. Otra finca que compró fue la situada junto a la Taiola e igualmente pasó a manos del ayuntamiento en compensación del PAI Nueva Almenara en la playa.
Cuando diez años después, TRAGSA rebajó los niveles para poder entrar a hacer mejoras ambientales y creó alcudies en su interior, se encontró que toda la finca de la Calçada había sido colonizada por más de 70.000 petxinots, el 10% de la especie extinta Unio elongatulus.
Rastro de petxinot (Unio elongatulus) © AE-Agró – LIC Marjal d’Almenara (La Llosa) – 13.09.2008
Todo esto, en conjunto, ha comportado que la zona central del Marjal de Almenara, en los veinte años transcurridos, haya acontecido pública en una superficie superior a 120 hectáreas naturalizadas e inundadas todo el año como estaban antes de la intervención de los ingleses en el siglo XIX. Hace veinte años estaban prácticamente desecadas y eran prados de pasto y corral de la ganadería de bueyes de Faet, melonares, algunos charcos de una antigua turbera donde se concentraban más escopetas de cazadores que hozas y ánades real (collverds) y los restos de los invernaderos de Pascual Hnos. Todavía hoy, después de invertir 800.000 euros la UE para la mejora de hábitats, con unos joquers invernales de ardèids impresionantes, continúa siendo un coto de acuáticas de una veintena de cazadores, a la espera del Plan de Uso y Gestión que las destine a uso público y reserva integral como estaba previsto.
Lluents del Quadro con flamencos. / Josep Bort
La burbuja urbanística también nos hizo sufrir de lo lindo. En la zona sur, el enfrentamiento con ASTROC fue brutal y demasiado frecuente de camino a los juzgados. En resumen, paramos el PAI del Mansegar en término de Quartell y las compensaciones en el ayuntamiento de Sagunto después se han convertido en una Reserva de fauna, actualmente de 40 hectáreas, y el Centro de voluntariado de Casa Penya, propiedad del ayuntamiento de Sagunto, financiado por la UE como la Casa dels Anglesos y gestionado por AE-Agró.
Rueda hidráulica de la Casa Penya.
Por el lado norte, evitamos los intentos de los inversores de la antigua finca del Molí de Baix de convertir la zona en una nueva marina y creemos que también desistirán los promotores de la urbanización en Chilches de 2 millones de metros cuadrados en la mayor parte en la zona de afección del Marjal. En Moncofa, ha sido la propia crisis la que ha evitado un desastre en la desembocadura del Belcaire, y ha dejado un rastro de conflictos y problemas económicos.
De todo esto, nos queda la preocupación fundada de qué harán los Fondos de inversión que están comprando a precios irrisorios al banco malo SAREP los restos del naufragio.
Aprender de los que saben
Uno de los aspectos que querríamos destacar sobre los veinte años de intervención en el Marjal de Almenara es la actitud de respeto, de escuchar, de aprender y también de hacerse respetar y de compartir las propias experiencias con personas usuarias y propietarias, administraciones, asociaciones, mundo científico y especialmente hacer vivir el marjal a las generaciones jóvenes.
Acuerdo de custodia del territorio.
En la larga tarea de evitar la desaparición, de restaurar, mejorar, recrear, crear de nuevo la belleza de los sistemas acuáticos extremadamente dinámicos como el Marjal de Almenara, vale la pena relatar algunas de las vivencias que nos han marcado.
Especialistas en hidrogeología. Cómo olvidar las explicaciones del catedrático de la Universitat de Castelló Ignaci Morell sobre el comportamiento de las aguas subterráneas directamente en l’Ullal de Cavanilles, acompañados del alumnado de un máster sin que nadie se moviera mientras sobre nosotros caía una tremenda tormenta de otoño. O a Bruno Ballesteros explicando científicamente los circuitos misteriosos y las corrientes de las entradas laterales del acuífero Algar-Quart desde la zona de recarga de los Engolidors a la Fuente de Quart. Y su alegría al decirle que día a día, desde 1950, el guarda de la Fuente de turno había calculado el caudal de salida con la sencilla regla que la IGM había instalado junto al primero sistar cuando todavía no existían estaciones de seguimiento por satélite. O al comisario de planificación hidrológica Teodoro Estrella manejando las cuadriculas de los modelos de simulación de los ingenieros californianos, según los cuales el cierre de los motores de Ferrer supondría dos metros más de columna de agua en los Estanys y que vigiláramos únicamente las extracciones desde el Motor del Blau por el sur a los Pouets por el norte. O las mágicas y acertadas indicaciones con varilla y péndulo del zahorí que nos señalaba una corriente en la que ahora es el Ullalet del Huerto de las Tortugas.
Especialistas en ornitología. Un mundo a descubrir gracias a los hermanos Bort, que contaban sin equivocarse la cantidad de rovellats o garsetes que nos pasaban por encima a toda velocidad o distinguían la fase clara de cualquier ave de rapiña o encontrar y fotografiar las aves más escondidas y raras. O David, Olga y Sipko o Hielo, sentados en catrets con una rosada blanca a su alrededor mientras apuntaban la anilla de un pájaro venido del Báltico. O Eduard Barrachina pasando noches dentro de una joca para filmar los primeros movimientos de madrugada de toda clase de aves. Y a todos ellos, pidiéndonos que subiéramos o bajáramos los niveles de agua, que aparezca tal o cual vegetación según los gustos de los animales para poder tenerlos bien cerca. O a Ximo Galarza y todos los cracs de la fotografía de naturaleza que mostraban las aves como nunca las imaginaríamos.
Sequiers, motoristas de turbinas y pozos, gestores de compuertas. Segundo, Xufero, Vicent, Emilio, Pasqual… Dieciséis artefactos diabólicos desde el Estanyol de Moncofa al de Quartell. Todos en marcha a la vez, echándose el agua unos a otros, desbordando los canales en las grandes llenas de los temporales, haciéndole frente a la mar o dejándola entrar sin querer. Contentando a los que le sobra sazón y se le ahogan los melonares o a los que no tienen bastante y se les secan las tomateras. Siempre la cultura del milímetro. Las sillas, pantanos, tablones, escaleras… de cada partida, cerrado, cuadro, cerrada… Y finalmente, atender ahora también las preferencias de ecologistas y los controles de los guardas de la Generalitat o del Seprona.
Pescadores de blackbass con concursos todos los domingos y excluidos de la ley actual de especies exóticas invasoras. Pescadores de anguila a la molinà, los de la angula, los de lubina. Los de las carpas, mayoritariamente nuevos valencianos venidos de la parte del Danubio. Los de cangrejos, mayoritariamente del Aragón. Los de las lisas de los que convendría saber todo el ciclo anual para tener una buena conexión entre la mar y el marjal y la renovación del agua.
Botánicos y botánicas. Nuestros admirados Carles Fabregat, Patricia Pérez, Emili Laguna. Nos enseñaron las plantas endémicas y raras. Ahora las tenemos multiplicadas en las microreservas. Qué gran invento y qué gozo enseñar la pelosilla de playa (Silene cambessedesii), que sólo está en el marjal de Almenara y en Ibiza. O la ruda de marjal (Thalictrum maritimum), que vive desde el Prat de Cabanes a la Albufera de València pero en ningún lugar como en nuestro marjal, ahora ya por fin sin miedo al herbicida Rondoup, y segada con mimo con la semilla madura de finales de agosto por el último pastor que nos queda. O la asprella, espiga de agua, la filigrana mayor y todas las matas de macrófitos, envidia de muchos Parques Naturales. Defendidos por los niños y niñas de La Vall de Segó ante sus padres y yayos todavía pensando en malas hierbas.
Y nosotros. Activistas defendiendo palmo a palmo el territorio, estudiantes en prácticas universitarias y de formación profesional que vuelven a colaborar después de los trabajos de fin de carrera o de ciclo formativo, personas voluntarias de todo el mundo aportando su esfuerzo en quincenas de vacaciones solidarias, séniors que ofrecen un día semanal de su jubilación y aportan energía, experiencia y sabiduría. Y un pequeño pero imprescindible punto de acogida permanente, refugio y promoción de actividades cómo es la Casa de Penya ampliable al aula de Natura de la Casa dels Angelosos de los Estanys. Sorprenendidos siempre delante del ciclo de vida y muerte en el marjal, del paraíso y el infierno, de la disparidad entre la lentitud de los ecosistemas secos y la velocidad de los ecosistemas húmedos. Ahora, después de evitar la desaparición, buscamos la excelencia del marjal. En medio de los conflictos, sin miedo, formando parte de la solución de los problemas.
Voluntariado ambiental de Acció Ecologista-Agró en el Marjal de Almenara, 2008. / Pacopac (Wikimedia Commons).
De la desaparición a la excelencia
Desde la primavera de 2018 somos el número 2338 Lugar de Importancia Internacional del Convenio Ramsar. Aun así, ese reconocimiento no nos hace olvidar lo que queda por hacer.
En el “eixugó” primaveral tendremos de nuevo el sistema de bombeo en la gola del Estanyol, desaparecido hace treinta años y ahora gestionado también con criterios ambientales y consensuado con labradores, cuadros de caballos, vecindario de las playas, las turberas, los flamencos, los fumarels… Nos faltará únicamente la conexión, entre Benavites y Almenara, del canal perimetral que unía todo el marjal y permitía la conexión biológica y la gestión de llenos y sequías.
Visita guiada al Marjal.
También esperamos ya, después de ocho años de papeleo burocrático y avisos de la UE, el mejor documento posible del Plan de Uso y Gestión, presentable en Europa, sencillo, práctico, participativo y con protagonismo de los actores locales.
Queremos continuar como ahora trabajando con personas voluntarias de todo el mundo, lo milloret de cada casa, seguro, y con los voluntarios de aquí. Pero sin olvidar que es la administración pública la que tiene el deber de poner los recursos necesarios cuando hace la planificación y distribución presupuestaria.
Continuaremos trayendo al marjal a todo el sistema educativo, desde primaria a las prácticas de FP y universitarias, pero también a personas adultas, que son las que crean opinión y mandan, y las haremos partícipes y protagonistas de la conservación de su territorio.
Primera versión del artículo publicada en Camp de l’Espadar 19.