Hortus Botanicus, un oasis en el centro de Ámsterdam

El Hortus Botanicus Amsterdam (De Hortus) se puede convertir en un alto en el camino cuando se visita esa ciudad, un descanso que nos permitirá descubrir que estamos en uno de los jardines botánicos más antiguos del mundo. Fundado en 1638 por el Ayuntamiento de Ámsterdam, el núcleo de su colección lo formaban plantas medicinales, que servían para abastecer a los farmacéuticos durante el siglo XVII y que hoy en día están incluidas dentro del Jardín de Hierbas.

Situado en el barrio de Plantage, el jardín cultural de Ámsterdam, fue trasladado en 1682 a su actual convirtiéndose en un auténtico oasis en medio de la ciudad. Además del Hortus Botanicus, en esa zona de la ciudad se pueden encontrar numerosos parques (Oosterpark, Aartis Royal Zoo, Wherteimpark) y jardines con árboles antiguos y especies exóticas. Museos, centros culturales y de ocio, restaurantes y bares con terraza, etc. Un barrio definido como lo más cercano al paraíso que se puede obtener, si tenemos en cuenta que estamos en el centro de una gran ciudad.

Parece que todo se pone a favor para invitarnos a visitar este jardín botánico cuando estemos en Ámsterdam. Si es así además de un entorno más que seductor, una vez dentro de ese botánico descubriremos todo un mundo de especies vegetales y algo más. Todo junto al canal. Vamos a verlo.

Cuatro siglos de historia y diversidad botánica

Hortus Botanicus pertenece a la Dutch National Plant Collection, organización en la que colaboran otros 18 jardines botánicos holandeses. Aparte de diversas actividades educativas, participa activamente en el intercambio internacional de semillas.

Lo que le dio un gran impulso a este jardín botánico fue la actividad de los barcos de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, que permitieron que sus colecciones de plantas pudieran ampliarse con rapidez durante los siglos XVII Y XVIII. Los buques trajeron no sólo hierbas y especias, sino también plantas ornamentales exóticas. Algunos ‘joyas de la corona’ en aquella época, como el ejemplar de cícada (Cycadidae) procedente de El Cabo Oriental de 300 años de antigüedad.

Son cuatro siglos llenos de historia y, por supuesto, de diversidad botánica. Las plantas procedentes de zonas desérticas, tropicales y subtropicales están ubicadas en invernaderos. En la zona de jardín al aire libre, los caminos curvos serpentean alrededor de cuarenta áreas temáticas.

Todo un privilegio poder pasear, sin moverte del centro de la ciudad de Ámsterdam, entre estanques con exóticos nenúfares, plantas carnívoras y plantas medicinales. Ejemplares de palmeras, árboles o arbustos casi únicos; e importantes colecciones de fucsias, orquídeas y, por supuesto, tulipanes.

La colección de Victoria amazonica, que florece a intervalos regulares en este botánico desde 1859, se ha completado con la obtención de nuevos cultivares incorporados a partir de 2002. Los semicírculos creados en 1863 se convierten cada verano en un auténtico mar de flores, donde las plantas están clasificadas en función de la similitud del material genético (Angiosperm Phylogeny Group –APG- system). Como contraste, en invierno el color lo dan las líneas rectas de boj que existían anteriormente y que constituyen una clara reminiscencia de la arquitectura formal de los jardines anteriores a la época romántica.

Mariposas y abejas

Cientos de mariposas tropicales revolotean dentro del pequeño Invernadero. Los empleados del jardín recogen a diario los huevos y larvas jóvenes, situándolas en otro invernadero hasta que las pupas están a punto de emerger, siendo entonces trasladadas de nuevo a su invernadero.

El jardín exterior cuenta con cuatro colmenas, cada una con su propia abeja reina, y alrededor de 20.000 a 40.000 abejas por colonia, que revolotean alrededor de toda la colección botánica. En la página web del jardín se explica que cada una de las abejas realiza cerca de 40 vuelos diarios, con un promedio de 100 visitas a las flores por vuelo y cada vuelo dura alrededor de 20 a 30 minutos.

Museum Café, un alto en el camino

Esta visita se puede convertir en un alto en el camino lleno de sorpresas, las que ofrecen las plantas, por su puesto, pero también esa parada casi inevitable en el Museum Café (la Oranjerie). Si nuestra caminata por la ciudad nos ha dejado sin fuerzas, podemos sentarnos un rato en ese café donde estaremos rodeados de plantas exóticas mientras tomamos una infusión, o un rico zumo. Degustamos deliciosas ensaladas, sándwiches o pasteles y todo elaborado a base de ingredientes orgánicos. Por si el entorno natural no fuera suficiente, también podemos admirar los tapices que cubren las paredes, creados por la artista Claudy Jongstra con seda, lana y tintes procedentes de las flores de su jardín. No falta ni un detalle.

Con toda probabilidad, esa experiencia vivida durante la visita a este jardín botánico nos habrá dejado un buen sabor de boca. Si es así, podemos llevarnos un recuerdo de esa estancia, que puede venir en forma de chocolate, café, té, miel y otros productos orgánicos elaborados por ellos con ingredientes básicos procedentes del propio jardín y que se puede adquirir en el Garden Store.

Y esto es todo, ya hemos disfrutado y descansado un rato, ahora podemos continuar nuestra caminata por la ciudad de Ámsterdam. Si queréis conocer horarios y otros detalles, en el sitio web de De Hortus (Hortus Botanicus Amsterdam) tenéis toda la información necesaria.