La lucha del olmo Pantalones
El Real Jardín Botánico de Madrid lucha para salvar la vida de su emblemático olmo Pantalones. Sufre grafiosis, una enfermedad fúngica que afecta al olmo común (Ulmus minor) y ha acabado prácticamente con todos los ejemplares viejos de la Península Ibérica.
Fue en mayo del año pasado, cuando detectaron que Pantalones mostraba síntomas de grafiosis. Rápidamente, los científicos y técnicos del jardín se dedicaron a implantar unas medidas para remitir la enfermedad. El tratamiento permitió que la vida del árbol bicentenario pudiera continuar, pero el hongo que causa la enfermedad (Ophiostoma novo-ulmi) continúa dentro del árbol, cosa que supone una grave amenaza.
Alianza mortal
El responsable de transportar las esporas del hongo que causa la grafiosis es el escarabajo Scolytus scolytus, nombrado comúnmente “barrenillo de olmo”. Este, perfora la corteza del árbol formando unos túneles que le permiten adentrarse. Una vez en el interior, el macho y la hembra se aparean, y seguidamente la hembra excava una galería entre la corteza y el tronco, donde realiza pequeños huecos y deposita los huevos.
Al nacer, las larvas van excavando otras galerías en dirección perpendicular a la materna, hasta que se convierten en adultos, y mediante un túnel salen y transportan las esporas del hongo infectando otros árboles.
El hongo Ophiostoma novo-ulmi es la especie más agresiva que provoca grafiosis. Sus esporas no están adaptadas para propagarse mediante el viento, pero, con la ayuda del escarabajo, viajan atrapadas a un tipo de púas en las patas de atrás. Cuando llegan al árbol germinan en los conductos formados por el coleóptero, y el micelio empieza a propagarse por el xilema (tejido de transporte de agua y nutrientes) pudiendo llegar al floema (tejido vascular de bajada de nutrientes), extendiéndose por todo el árbol.
Los dos se aprovechan de su alianza, y al mismo tiempo, provocan un efecto letal sobre el olmo. El hongo saca beneficio del refuerzo que le proporciona el escarabajo transportando sus esporas, y este encuentra un material adecuado para aumentar su hábitat de reproducción.
Efectos y tratamiento
En el Botánico de Madrid se dieron cuenta que Pantalones sufría grafiosis cuando algunas de sus ramas aparecieron muertas mostrando los síntomas de la enfermedad. Más adelante, mediante muestras lo comprobaron con los resultados de los análisis de ADN.
El Ophiostoma novo-ulmi causa la entrada de aire en los vasos conductores pudiendo provocar un “efecto manguera” (presión producida al pisar una manguera y a continuación levantar el pie); debido a la presión del aire la rama caería. Por este motivo, rápidamente empezaron con una poda terapéutica. Este tratamiento consiste en cortar las ramas que se encuentran unos metros por bajo de la zona infectada; así se previene el contagio del hongo al resto del árbol y la caída de las ramas afectadas.
Durante el año 2014 el olmo ha resistido la enfermedad, pero este año, con la llegada de la primavera su vida empezó a peligrar más que nunca. El motivo no es otro que en la primavera, los vasos conductores se ensanchan y el hongo tiene más facilidad para desplazarse por las ramas y el tronco, pudiendo provocar una trombosis basal en el cuello del árbol que acabe con su vida.
Además de la poda de las ramas enfermas, se han llevado a cabo otros tratamientos como la inyección de fungicida para evitar la expansión del hongo, y contra el Scolytus scolytus, un tratamiento aéreo mediante un cañón que permite distribuir el insecticida hasta 25 metros de altura para impedir que nuevos escolítidos se posen sobre el árbol.
Un árbol con historia
Pantalones fue plantado al año 1781. Este año se realizaban las últimas plantaciones para la inauguración del Real Jardín Botánico en su nueva ubicación de la Colina de las Ciencias, junto al Paseo del Prado. En esta época, las plantaciones de árboles caducifolios se hacían a raíz desnuda, por lo tanto, aprovecharon el mes de octubre para plantarlo.
Es uno de los árboles más antiguo del jardín, y es característico por la forma de pantalones invertidos de sus dos ramas principales. A día de hoy tiene 234 años bien merecidos, con 23 metros de altura, un tronco con una circunferencia de 2,24 metros y unas 45 toneladas. Además, su antigüedad ha hecho que se convierta en narrador de historias que han pasado en el jardín a lo largo de los años, y que esté incluido en el Catálogo Regional de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid, puesto que es uno de los olmos más longevos de la Península.
Hace dos años se clonaron cuatro ejemplares que ya superan el metro de altura. Pantalones continúa luchando con fuerza, pero, en caso de que no sobreviviera a la enfermedad, estos ejemplares supondrían una esperanza para que su esencia continuara por muchos años más en el Jardín Botánico de Madrid. Desde espores le deseamos toda la suerte del mundo.