Ecología y cine: algunos títulos indispensables
El cine, como manifestación social y cultural, es una herramienta más para arrojar luz y sensibilizar sobre la situación del medio ambiente y los peligros que la acción del hombre produce en la naturaleza, a corto y largo plazo. Aprovecha los largos días de verano para ver películas con compromiso ecológico.
Nada como el séptimo arte para recrear situaciones utópicas o límites, para contar historias reales o ficticias, incluso para poner sobre la mesa cómo lo que hacemos hoy puede repercutir en las generaciones futuras. Por eso el cine es una buena herramienta para observar y denunciar las acciones del hombre sobre el medio ambiente. Ecología y activismo social, contaminación, responsabilidad empresarial, jurisdicción medioambiental, temas tratados en el cine y los documentalos de forma amplia y variada.
Erin Brockovich (2000)
Dirigida en 2000 por Steven Soderbergh y protagonizada por Julia Roberts, narra la historia real de la mujer que a principios de los noventa puso en jaque a la empresa PG&E, una de las compañías energéticas más importantes de EEUU. Brockovich sacó a la luz un caso de contaminación de aguas de consumo humano con cromo hexavalente en la ciudad de Hinkley (California), gracias a una relación que ella misma estableció entre informes inmobiliarios y demandas de bajas y casos médicos. La película pone de manifiesto las estrategias de ocultación de riesgos ambientales llevadas a cabo por las grandes corporaciones industriales, unos riesgos que, por otra parte, no sólo ponen en peligro a nuestro entorno sino también la salud de las personas.
El caso Hinkley (Anderson vs. Pacific Gas & Electric) en el que Brockovich tuvo un papel fundamental causó un gran revuelo en EEUU ya que, en 1987, casi seis años antes de las primeras denuncias y durante lo que la compañía denominó como chequeo rutinario, ya se descubrió la fuga del tóxico en aguas subterráneas de PG&E, un tóxico cuyo potencial cancerígeno era también conocido. Como una estrategia para desplazar a los afectados y no ser vinculada directamente con los casos de cáncer crecientes en la zona, la compañía intentó adquirir algunas de las propiedades cercanas a la planta. Ante la negativa de los propietarios los precios de compra se elevaron de forma flagrante, lo que despertó las primeras sospechas.
Finalmente, y tras un polémico juicio, en 1996 los afectados por las aguas contaminadas consiguieron una indemnización de responsabilidad civil por parte de la empresa que cubría daños, gastos médicos y trauma psicológico. En total unas 650 personas (entre residentes, ganaderos y empleados de la empresa, todos ellos afectados) respaldaron la demanda y la empresa tuvo que pagar la friolera de 333 millones de dólares. La figura de Erin Brockovich está asociada desde ese momento con el activismo ecológico.
Acció Civil (1998)
Con un tono muy similar al de la película anterior, “Acción Civil” se estrenó en 1998, film protagonizado por John Travolta y por Robert Duvall, quien fue candidato al Óscar a Mejor Actor de Reparto por su interpretación. La película cuenta la historia de ocho familias de una pequeña ciudad de Massachusetts que emprenden un proceso judicial contra dos poderosas corporaciones a las que acusan de haber contaminado el agua del pueblo con los residuos químicos que han causado la muerte por leucemia de sus hijos.
Al igual que en “Erin Brockovich” la trama cuenta una historia real registrada en EEUU a finales de los años 70. Sin embargo en este caso la película se centra especialmente en el proceso judicial derivado del caso y pone de manifiesto algunas de las fracturas que encontramos en los ordenamientos jurídicos en base a la contaminación ambiental. Generalmente las agresiones al medio ambiente suelen ser tipos penales o infracciones administrativas que conllevan una restitución ambiental siempre que sea posible, y una compensación de daños y perjuicios para los afectados. El problema es casi siempre determinar, de forma legal, quién es el responsable.
The Corporation (2003)
Esta película-documental canadiense se interna en el mundo empresarial psicopático y sirve como análisis de hasta dónde la grandes empresas pueden llegar para depurar responsabilidades civiles y penales y salir totalmente impunes a pesar de sus actos. El film toma los principios del libro de Joel Bakan “La Corporación – la persecución patológica del beneficio y el poder” y analiza a través de entrevistas a ejecutivos y empleados de petroleras, farmacéuticas, grandes empresas de informática, relaciones públicas y de patentes qué es y cómo se comporta una empresa. Según el documental, la corporación es egoísta, cruel e inmoral, no está sujeta a límites morales o legales, no tiene sentimientos de culpa y no responde ante actitudes humanas como la empatía o el altruismo. Desde un punto de vista psicológico y atendiendo a estas observaciones, una corporación es un psicópata.
Uno de los casos enfocados en la cinta es el de Mark Moody-Stuart, miembro del consejo de la petrolífera Shell cuando ésta extendía sus dominios en África. Una mañana Moody-Stuart sorprendió a un grupo de activistas de Earth First que querían colgar en la mansión del matrimonio un cartel en el que los llamaban, literalmente, asesinos. La respuesta del matrimonio no fue llamar a la policía ante lo que era un delito probado sino entablar relación con ellos y hablar sobre Derechos Humanos y medio ambiente.
Moody-Stuart pudo salvar transitoriamente su reputación ante el grupúsculo, pero los brazos de la corporación siempre van más allá de una sola persona y aquel diálogo de formas apacibles y buenas intenciones no evitó la explosión en Nigeria, una de las explotaciones de crudo más importantes de Shell, con sus consecuencias nefastas para el medio ambiente. Aquel encuentro tampoco sirvió para liberar a Ken Saro-Wiwa, intelectual y escritor defensor del medio ambiente y opositor a la política de libertinaje que el gobierno nigeriano mantenía con las grandes petrolíferas. Como ya sabéis, Ken Saro-Wiwa y ocho opositores más fueron ahorcados por denunciar públicamente ante la comunidad internacional la masacre humana y medioambiental que las grandes petrolíferas ocasionaban en el delta del Níger
Una verdad incómoda(2006)
Igual de directo es el documental “An Inconvenient Truth” (Una verdad incómoda), trabajo financiado y conducido por el que fuera Vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de Bill Clinton, Al Gore. En este proyecto audiovisual, que se emitió por primera vez en EEUU en 2006, Gore alerta sobre los efectos del calentamiento global generado por la actividad humana sobre el planeta Tierra.
“Una verdad incómoda” habla del calentamiento global como una consecuencia directa de los gases de efecto invernadero producidos por el hombre. Las consecuencias de este calentamiento global son muchas, aumento de la temperatura, glaciares que se funden, corrientes marinas que cambian de dirección, cambios drásticos para especies marinas y terrestres etc, y pueden llegar a romper los parámetros bajo los que el hombre ha evolucionado. Según algunas voces, si el proceso de contaminación ambiental no es revertido en los próximos 50 años algunas zonas del planeta pueden quedar sepultadas bajos las aguas para siempre.
Lo cierto es que el documental generó mucha polémica en su día. Por una parte, hubo muchas voces que se mostraron a favor de la cinta y que aceptaban su contenido en base a su carácter científico y que apostaban por tomar medidas urgentes para solventar al máximo esta situación; otras, bien por convicción o por intereses variados, criticaron el trabajo definiéndolo como alarmista y alejado de la realidad. En todo caso, la autoría de este documental llevó a Al Gore a ganar el Nobel de la Paz en 2007 (premio compartido con el grupo Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático -IPCC- de las Naciones Unidas) y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, así como el Óscar en 2006 a Mejor Documental y Mejor Canción Original.
Earthlings (2005)
Antes de que Al Gore se lanzara a la carrera audiovisua, el controvertido actor Joaquin Phoenix hizo algo similar con “Earthlings”, convirtiéndose así en el narrador y en la voz reconocible de uno de los documentales sobre medio ambiente más importante de todos los tiempos. “Earthlings” pone de manifiesto la relación del hombre con el medio de la forma más visual que existe: documentando en forma de grabación cómo el ser humano se sirve de otros (los utiliza, literalmente) para poder satisfacer su modo de vida.
El documental pone sobre la mesa una realidad que a muchos parece que les cuesta entender: que el ser humano, lejos de ser autónomo, depende totalmente de los otros seres vivos. Mascotas, comida, ropa, entretenimiento e investigación científica, todo ello depende de “los otros” y, sin embargo, el hombre se muestra a menudo totalmente irrespetuoso con ellos. “Earthlings” contiene un extenso estudio sobre tiendas de animales, granjas de cachorros, perreras, granjas industriales, comercio de piel y cuero, industrias de los deportes y el entretenimiento, y sobre la profesión médica y científica. La grabación de este documental se llevo a cabo durante más de cinco años y para ello se usaron cámaras ocultas y grabaciones del día a día de algunas de las industrias más importantes del mundo totalmente dedicadas a la explotación y a sacar beneficio de los animales.