Arribes del Duero
Cada escapada es mágica por un motivo. En este caso encontraremos cascadas y cañones que conforman un paisaje particular, adornado por una riqueza botánica también especia, y a veces típicamente mediterránea, cosa inusual por estar hablando de Zamora y Salamanca.
En el oeste de Zamora y Salamanca, donde el Duero y el Águeda se hacen frontera con Portugal y se encajonan formando los cañones más profundos y extensos -casi un centenar de kilómetros- de toda la Península Ibérica, se encuentra la comarca de Las Arribes. El parque consta de 94.000 Ha de superficie, siendo un espacio natural privilegiado en el que destacan la belleza agreste de su paisaje granítico, y una rica y variada fauna y flora.
Los Arribes del Duero tiene una superficie de 106.105 ha, con unos 180 km de cañones fluviales, y quedan incluidos en él 37 municipios que pertenecen a las provincias de Zamora y Salamanca, con 17.000 habitantes en total. Por su parte, Portugal declara el Parque Natural do Douro Internacional en 1998, con una extensión de 85.150 ha. Ambos espacios conforman una de las áreas protegidas fronterizas más extensas de la Unión Europea.
Dentro de este paraje encontramos, El Pozo de los Humos, una cascada en el río Uces a su paso por los términos municipales de Masueco de la Ribera en su margen izquierda y de Pereña de la Ribera en su margen derecha. Estamos hablando de uno de los puntos más característicos de este paraje, con una cascada con una caída impresionante de 200 metros.
La geomorfología es la principal seña de identidad de Arribes del Duero. Una suave penillanura, donde la acción erosiva de la red fluvial, aprovechando antiguas fracturas originadas por el choque de placas terrestres, ha ido labrando los granitos y las rocas metamórficas, generando profundas y escarpados cañones con desniveles de más de 200 m de altura: son los llamados arribes, arribas o arribanzos.
Este Espacio Natural se caracteriza por unas peculiares características topográficas, correspondientes a un valle encajado, resguardado de los vientos y con mucha insolación, lo que se traduce en una temperatura media anual suave, la inexistencia de heladas a lo largo del año, y unas ciertas condiciones de humedad con una precipitación media en torno a los 700 mm/año. Todos estos rasgos dan lugar a una riquísima comunidad vegetal, caracterizada por la gran abundancia de especies típicamente mediterráneas, donde destacan cultivos impropios para esta latitud como olivo, vid, almendros y frutales.
Las diferencias entre la penillanura y los cortados son causa de diferencias botánicas importantes. La meseta, por su elevada altitud media, queda dentro del dominio del roble rebollo y el quejigo, los cuales presentan, sin la intervención humana, un desarrollo considerable. Donde la meseta pierde altitud aparece la encina, primero, intercalada con quejigos y, más tarde, como especie predominante. El alcornoque salpica el paisaje, siempre en condiciones difíciles, pues necesita suelos sueltos y húmedos; por ello, su distribución es escasa en la comarca, aunque es más abundante en el lado portugués. Pero, este paisaje forestal ha sido aclarado para facilitar los cultivos de secano en unos casos, y en otros los pastizales ganaderos, favoreciendo la expansión del matorral: zarzas, rosales silvestres, majuelos, escobas y piornos y, en las zonas con suelos más degradados, gamones, lavandas y tomillos.
Los cortados, en su descenso brusco, transforman radicalmente las condiciones climáticas y la calidad edáfica; así, junto a la encina aparecen otros árboles adaptados a las distintas condiciones ambientales. El enebro, de característica hojas punzantes con dos bandas blanquecinas en el haz superior, ocupa los substratos más pobres y pedregosos, admitiendo una gran sequedad ambiental. El almez aparece en todos los valles, estimulado por las condiciones de los cortados y, salvo en las sierras del sur salmantino, no se encuentra en ningún otro punto de las provincias de Salamanca y Zamora. La cornicabra o terebinto es un arbusto grande de hoja caduca, que adquiere unos llamativos tonos rojizos en otoño; se encuentra en los suelos más pobres y menos profundos y en zonas de clima benigno. De manera semejante, el arce menor añade color al otoño con sus hojas suavemente enrojecidas; su distribución es escasa y ocupa normalmente zonas inaccesibles al ganado.
Arribes del Duero posee una importante y elevada riqueza faunística. Más de 300 especies de vertebrados, de los cuales más de 200 son aves, destacando las poblaciones de cigüeña negra, águila perdicera y alimoche. Asimismo, los anfibios y reptiles se ven favorecidos por la buena conservación de los espacios agrarios y el microclima suave de las laderas, representados por 33 especies. Existen más de 20 especies de peces, entre los que despuntan la anguila, la pardilla, el calandino y la sarda salmantina. Las huellas de la presencia de nutrias, garduñas, tejones o jabalíes se pueden observar por todo el Parque Natural, y son muy valiosas sus poblaciones de murciélagos.
Un río entre dos países que forma la frontera más vieja e impermeable de Europa durante unos 150 kilómetros, y la de menor desarrollo económico. También el tajo fluvial más largo de Iberia, desde hace 100 millones de años, gracias a los casi 250 kilómetros de abruptas laderas fluviales del padre Duero-Douro y de sus tributarios principales: el Tormes, el Uces, el Huebra, el Águeda, el Turones y el Dos Casas.
Un paisaje inigualable para poder disfrutar pues es naturaleza en estado puro y único en Europa, todo un regalo para los sentidos. Aquí no tienen cabida las prisas, el turismo salvaje, las urbanizaciones. Si estás buscando una escapada de naturaleza, aquí tienes un sugerente destino. Esta actividad la puedes disfrutar por libre con Fil Per Randa Club de Viajes, que organiza actividades como ésta, totalmente alternativas al mercado turístico.
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