Plantas

10 Mar 2013

Aloe, dermatología natural

Cosmética, remedio medicinal, ornamental, antiséptica… son muchas las propiedades atribuidas desde la antigüedada la nostra planta protagonista, el Aloe vera, el aloe más conocido. Actualmente sus propiedades han sido comprobadas clínicamente y los científicos se interesan cada vez más por sus posibles aplicaciones en el campo de la medicina.

Cuentan que en su conquista de Asia, Alejandro Magno puso especial énfasis en hacerse con la isla de Socotora, en el sur de la península arábiga, porque en ella había gran cantidad de Aloe vera que serviría para la curación de heridas y enfermedades de sus soldados durante las campañas. Y es que las civilizaciones más antiguas ya conocían los usos de esta planta como antiséptico y para la cura de quemaduras.

 

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Isla de Socotra (actual Yemen)


Los aloes (también llamados acíbar) se conocen desde los primeros tratados médicos, como el de Dioscórides. Otros muchos documentos históricos nos hablan de su uso por parte de egipcios, romanos, griegos, argelinos, tunecinos, árabes, indios y chinos, y todos coinciden en su eficacia curativa y cosmética. Hay quien incluso atribuye la belleza y el encanto de Cleopatra al uso de jalea de Aloe.

 

Muchos siglos más tarde, sus propiedades fueron redescubiertas durante la II Guerra Mundial, cuando tras los ataques atómicos de  Hiroshima y Nagasaki, la población que sufrió quemaduras utilizo aloe y vió como sus heridas se curaban más rápidamente, en muchos casos sin dejar señales ni cicatrices.

 

Apunte botánico

Todas las plantas de aloe tienen propiedades curativas, sobre todo las adultas de tres años aproximadamente desde que han hecho la flor. Posiblemente, la variedad más conocida sea el Aloe vera, también conocido como sábila, sávila, aloe de Barbados o aloe de Curazao. Una especie que pertenece a la familia Asphodelaceae. Se trata de una planta originaria del norte y del este de África. Sus múltiples usos terapéuticos han hecho que se haya introducido con éxito en zonas secas semidesérticas como los Andes del Perú , la Península Arábiga,  las Islas Canarias, norte y zona central de Chile, Colombia, Puerto Rico y en México.

 

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El Aloe vera es una planta suculenta que tiene unas hojas gruesas y alargadas, de color grisáceo, con pequeñas protuberancias, casi blancas, en los bordes. Llega a alcanzar casi el metro de altura y florece a partir de los dos años, es decir, cuando la planta ya es adulta, en verano, produciendo pequeñas flores tubulares de color que va del amarillo al rojo anaranjado. Las especies de este género casi siempre son leñosas, pero de hojas muy grandes y carnosas, formando grandes rosetones y con una espina recia en su extremo, armadas de otras espinas laterales más pequeñas.

 

Como todos los aloes, almacena agua en sus hojas y aguanta muy bien el sol. La aloina, el compuesto que protege de quemaduras y es utilizado en cosmética, se encuentra en sus hojas y es fruto del jugo desecado de las células secretoras de la hoja. Una hojas de sabor amargo desagradable y un olor muy fuerte que sirve a la planta como protección ante los depredadores.

 

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Hay otras variedades, como el Aloe variegata, de hojas verdes con manchas blancas o el Aloe arborescens, que también tienen propiedades curativas para la piel. Generalmente las flores de aloe requieren de polinización cruzada para fecundar y esta suele ser llevada a cabo especialmente por aves y mariposas debido a su visión preferencial de sus colores.

 

Aproximadamente en el mundo se cultivan alrededor de 200 especies de Aloe vera, principalmente en las laderas soleadas y en lugares rocosos. La mayor parte de África, Madagascar y algunos puntos de Asia son los principales puntos de producción aunque también se encuentra de forma importante en la región del Cabo de Buena Esperanza y en las provincias del litoral de España, donde crecen de forma espontánea varias especies de este género.

 

Usos del Aloe vera

Es un excelente limpiador y antiséptico natural, ya que contiene al menos seis agentes antisépticos: lupeol, ácido salicílico, nitrógeno de urea, ácido cinámico, fenol y azufre. Encuanto a la piel penetra fácilmente y actúa como anestésico calmando todo tipo de dolores, especialmente los musculares y de las articulaciones. También posee una gran actividad bactericida y fungicida, es antiinflamatorio, antiprurítico (detiene el p icor), y altamente nutritivo, ya que contiene vitaminas, minerales y azúcares.

 

Además, dilata los capilares sanguíneos, incrementando la circulación en la zona afectada, descompone y destruye los tejidos muertos (incluyendo el pus), favorece el crecimiento celular normal (acelerando la curación de llagas y heridas), hidrata los tejidos y es antipirético (elimina la sensación de calor en las llagas, úlceras e inflamaciones).

 

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Más allá de sus propiedades curativas, en muchos sitios el Aloe vera se considera una planta protectora y portadora de buena suerte. En este sentido, su uso está muy extendido en América del Sur, México y América Central, colocándola preferentemente en las zonas de paso, para detectar y absorber la energía extraña o negativa. Los musulmanes la consideran también un símbolo religioso, y en la antigüedad, se otorgaba el honor de colgar una planta de aloe sobre el umbral de la puerta a los peregrinos a La Meca. Incluso, es muy frecuente su uso, según en que rituales, por su gran poder energético, y en este sentido se puede comparar con el poder del diamante en el mundo mineral.

 

Los últimos estudios también aseguran que tiene un importante para absorber toxinas y radiaciones nocivas. La NASA la ha escogido, entre otras muchas, como la planta que absorbe el 90% de la toxicidad que producen materiales como el PVC, la fibra de Vidrio, el barniz o la pintura. Pero también es muy popular entre los informáticos, ya que aseguran que absorbe radiaciones electromagnéticas que producen aparatos como los ordenadores, la televisión y otros electrodomésticos.

 

Cultivo doméstico de Aloe vera para disfrutar de todas sus propiedades

Cultivarlo en nuestra casa es relativamente fácil y nos da la oportunidad de aprovechar al máximo sus propiedades. Si no disponemos de un terreno o de un jardín, podemos considerar la plantación en macetas. El punto clave para cultivarlo es la tierra, que ha de ser porosa e incluso arenosa para alcanzar su madurez. Si la tierra de la que disponemos no es lo suficientemente porosa, entonces resultaría conveniente mezclarla con un poco de arena.

 

En su cultivo es importante evitar los fertilizantes químicos, así que en caso necesario podemos añadir ceniza como abono o bien cualquier abono orgánico (estiércoles maduros, compost, vermicompost, guano…). Una tierra rica en nutrientes y ligeramente ácida, favorecerá el crecimiento de la planta.

 

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Aloe arborecens

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Aloe variegata

El aloe puede guardar importantes provisiones de agua, por lo que hay que regarlo no muy a menudo podríamos acabar ahogándolo. Puede cultivarse en cualquier zona, pero hay que tener en cuenta algunos matices, como que no soporta temperaturas demasiado frías. Cuando las plantas son muy pequeñas debemos protegerlas de los rayos directos del sol del mediodía en verano. Si las hemos tenido durante algún tiempo en el interior deberíamos tener cuidado al exponerla a la luz del día y hacerlo gradualmente.

  

En zonas templadas podrás sacar el aloe al exterior durante la estación cálida. Hay que recordar que no son plantas de crecimiento continuo, entran en reposo durante un periodo del año (que en zonas frías y templadas puede durar unos 6 meses). En zonas de climas muy cálidos (tropical y subtropical) el aloe puede estar durante todo el año en el exterior (su periodo de reposo, en este caso, es más corto).

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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