Y eso de los Objetivos de Desarrollo sostenible… ¿va conmigo?
Aunque pueda parecer que los muy invocados ODS, Objetivos de Desarrollo Sostenible, son cosa de las instituciones o de las empresas, las decisiones que tomamos cada día tienen un impacto destacado en su consecución y, por tanto, en la posibilidad de conseguir que el mundo que conocemos no se degrade a la velocidad a la que apuntan todas las previsiones. Y que ya está ocurriendo. Pilar Martínez, nueva bloguera de la Revista Espores, nos plantea en este sentido unas cuantas ideas y reflexiones para incorporarlas en nuestras rutinas.
Nuestras rutinas diarias de manera directa o indirecta afectan positiva o negativamente en el otro lado del planeta. Es por eso que con este artículo intentaré guiaros para que os sumerjáis de una manera consciente en la realidad que nos rodea, y que esos pequeños gestos cotidianos pasen a ser unos hábitos que puedan mejorar las condiciones de vida del resto de humanos y no humanos que coexistimos en el planeta. Para ello, nos basaremos en algunos de los 17 objetivos de desarrollo sostenible, con el fin de implicarnos en la agenda 2030 en la que todos y todas podemos contribuir, aunque a priori no lo parezca.
Antes, una pequeña presentación de los ODS
Desde 2016, 193 países se han comprometido a erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, a reducir las desigualdades, a promover ciudades y poblados pacíficos e inclusivos, y a alcanzar la igualdad entre los géneros fomentando el trabajo decente, el crecimiento sostenible, económico, social y medioambiental para el año 2030.
La finalidad de esta agenda 2030 es la de aunar fuerzas y acciones para combatir la crisis climática y sus efectos, proteger los ecosistemas marinos, costeros, terrestres y la biodiversidad. Para ello, es necesario promover la “innovación industrial” mediante infraestructuras sostenibles y resilientes, y fomentar pautas de consumo y producción sostenibles y responsables, de tal forma que se aseguren unos servicios para garantizar la disponibilidad y gestión del agua, acceso a una energía asequible y limpia, una educación de calidad y una vida saludable.
Apostemos por el Comercio justo, para las personas y el medio ambiente
Como os había avanzado, el objetivo de este escrito es contaros pequeños gestos que contribuyen a esta Agenda 2030 desde las decisiones cotidianas. Una de las primeras acciones que se me ocurren es la de apoyar la compra de comercio justo. Y es que, al igual que el ODS 1 el fin de la pobreza, que pretende poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo, y el ODS 8 trabajo decente y crecimiento económico que pasa por promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, el comercio justo se basa en que el desarrollo no sólo se mide en crecimiento económico sino que abarca aspectos humanos, personales, sociales y ecológicos.
El avance del comercio justo en España / Sumando esfuerzos, programa de rtve.es
Una iniciativa que trabaja por los derechos de los productores, sobre todo en el sector primario, que establece precios y relaciones comerciales justas, que lucha por la equidad de género y contra la explotación infantil, que crea oportunidades para grupos desfavorecidos, y que se basa en el respeto y cuidado del medio ambiente. Por eso, la mayoría de las veces se centra en aquellos países subdesarrollados o en vías de desarrollo donde aún queda mucho por hacer en este sentido.
Quizás parezca que desde tan lejos no podemos hacer nada pero pensemos, productos tan habituales como el café, el chocolate, el té o el algodón de la ropa que nos ponemos, por poner algunos ejemplos, no se cultivan en nuestra región. Así, si promovemos y realizamos la compra con este tipo de certificado podemos ayudar a que, en el otro lado del charco, se encuentren trabajadores campesinos cobrando un precio justo por el cuidado de los cultivos y respetando la naturaleza, asegurando la continuidad de esos recursos para las generaciones futuras y la educación en su entorno y, por tanto, sentando una buena base para su desarrollo.
Infografía de Oxfam intermon / blog.oxfamintermon.org
Y me diréis, pero, ¡si es más caro! Bueno, si seguimos favoreciendo las desigualdades, la externalización de servicio, la deforestación de los recursos naturales y riqueza en unos pocos, pues entonces seguiremos sin que ganen los que más esfuerzo están realizando en el campo y favoreciendo la pérdida de biodiversidad. ¡Eso, sin duda, sí que es caro!
Por una vida sana y un consumo de alimentos responsable
Seguramente, lo habréis escuchado muchas veces. Igualmente, insistiré e incidiré en la necesidad de promover el consumo de productos como las legumbres y los vegetales principalmente, e incluso optar por la dieta mediterránea, que incluye además el pescado (aunque habría que consumirlo siempre en un contexto de pesca sostenible), reduciendo así la ingesta de carne, sobre todo roja. Y es que además de los numerosos estudios que demuestran los beneficios de esta dieta para nuestra salud, también mejora la salud del planeta.
La ganadería es el sector que más gases de efecto invernadero produce, casi como el transporte, siendo la carne de vacuno la que más impacto genera. Así, en nuestro país, que se consume de media 50 kg al año por persona, podríamos llegar a reducir un 70% las emisiones de CO2 provenientes de la producción de alimentos si optáramos por la dieta mediterránea. En este sentido también tenemos que apostar por frutas y verduras de temporada y sobre todo de proximidad, ya que también disminuiremos nuestra huella ecológica y, en el caso de Valencia, ayudaremos a respaldar y poner en valor nuestro patrimonio hortícola #HortaésFutur. ¡La cesta de la compra es un verdadero acto político! Y si además, estos alimentos pueden ser de producción ecológica, todavía mejor. Ahora me diréis, ¿y por qué productos ecológicos? Pues, principalmente, porque su certificación garantiza una producción coherente en equilibrio con la naturaleza, que respeta la fertilidad de la tierra, que favorece la biodiversidad y la fauna útil, que está libre de productos químicos y que maximiza los recursos naturales, que podemos enmarcar en el ODS 15: Vida de ecosistemas terretres, que pasa por gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.
Por último recalcar, que seamos más eficientes a la hora de planificar el consumo de los alimentos. De nada vale poner en marcha todo lo anterior si al final la comida se nos hace mala en la nevera antes de llegar a comérnosla o acabamos tirándola a la basura por haber cocinado más cantidad de la cuenta. Se calcula que alrededor de 1/3 de la comida producida acaba en los vertederos, algo inconcebible ¿no creéis?. Os invito a descubrir el proyecto Comida para todos o #Food4all. De todo esto nos habla el ODS12: producción y consumo responsables que pretende garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
Movilidad sostenible, movámonos por el medio ambiente
Otra manera de contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y por tanto, al cumplimiento de la Agenda 2030, además de favorecer también a que llevemos una vida saludable, es prestando atención a la manera en la que nos desplazamos por nuestro entorno.
Un dato, 415 ppm, es la media de los niveles de emisiones de CO2 que actualmente se encuentran en la atmósfera. Si os preguntáis si eso es mucho o es poco, os diré que deberíamos de estar por debajo de los 350 ppm, para evitar el aumento de 2º C y cumplir así con el acuerdo de Paris. De eso nos habla el ODS 13 acción por el clima que incita a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Y es que nunca en la historia de la tierra se habían registrado dichos niveles de concentración, al igual que nunca antes en la historia había habido tantas personas habitando el planeta.
En este sentido, si sois de los que cogéis el coche para todo o más de lo que os gustaría, analizad la situación y planteaos si todo o parte de vuestro desplazamiento diario lo podéis hacer en transporte público o, lo que aún estaría mejor, como os decía, moviendo vuestro cuerpo. Caminando, en bicicleta, patinete, monopatín, patines, buscad la opción que más se adapte a vosotros e incorporad en vuestra rutina ese ejercicio físico frecuente que tanto reclama la OMS. Contribuiremos a la mejora de la calidad del aire y a no generar tantos gases de efecto invernadero, ya que el transporte motorizado privado crea mucho más impacto. Eso incluye el viajar en avión o barco, así que tened eso en cuenta de cara las vacaciones.
Emisiones de dióxido de carbono procedentes del transporte de pasajeros / Agencia Europea del Medio Ambiente
¡Inciso! Cuando hablamos de desplazamientos también hay que tener en cuenta los que no hacemos nosotros directamente. Me refiero a todo aquello que suponen las compras que hacemos de forma habitual a través de internet. ¿Os habéis planteado que implica a nivel medioambiental que todos estos productos nos lleguen cómoda y rápidamente a nuestras casas? Una cosa que, desgraciadamente, es cada vez más habitual en estos tiempos de cliente premium que vivimos y de la que no tenemos que abusar. ¡Apostad por la compra local!
Y es que cuanta menos dependencia tengamos de fuentes de energía como el petróleo o el carbón mejor, ya que además de ser contaminantes no dejan de ser combustibles fósiles, y por tanto finitos y no renovables, por no hablar del impacto ecológico que supone su extracción. ¡El tren es Bien y Muy Bien!, me refiero al ferrocarril convencional electrificado, ya que sería el que menos emisiones genera por pasajero de los que hemos nombrado, además de consumir menos energía y de forma más eficiente, y el que mejor se puede adaptar a la utilización de fuentes energéticas renovables. Quizás algún día podamos viajar en un avión a base de energía solar, ya que esa es la tendencia que marcan algunos de los objetivos de los que hablamos, como el ODS 9 industria, innovación e infraestructuras, pero por el momento no es posible. Así que venga, apostemos por el transporte público y sobre todo ¡movámonos!, sin necesidad de consumir energía o a base de fuentes renovables, para ayudar a reducir entre todos las emisiones de CO2 y mejorar nuestra salud y la de nuestras ciudades. Algo que se contempla en el ODS 11 ciudades y comunidades sostenibles para lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
La revolución verde urbana
Siguiendo con el #ODS11, hay que reflexionar sobre el crecimiento a lo loco que se ha hecho durante estos últimos 20 años en viviendas e infraestructuras, algo que no ha sido nada acertado. No se ha meditado respecto al mantenimiento que suponen ligado a la dependencia de recursos energéticos y al confort artificial. La burbuja inmobiliaria creó una arquitectura desarrollista sin pensar en cosas como la orientación de la luz solar y el sistema de ventilación, además de otros conceptos básicos que se especifican en la iniciativa passivhaus o casa pasiva, un estándar de construcción de edificios energéticamente eficientes, con un elevado confort interior y económicamente asequibles. Algo que recoge también el #ODS9, que comentábamos anteriormente.
Casa pasiva o Passivhaus
Además tampoco se ha tenido en cuenta la creación de entramados territoriales, de pasillos ecológicos y de conexiones funcionales que pongan en relación todos los elementos anteriores. Nuestros entornos urbanos, tanto edificios como zonas verdes, deben visualizarse como #EspaciosDeOportunidad en muchos sentidos diferentes.
Recuperar espacios para las personas, rescatar ese suelo y esa naturaleza que se encuentran bajo el cemento y el asfalto, invertir en infraestructuras verdes, muchas son las cosas que podemos hacer. Poned jardines y huertos en vuestras fachadas y azoteas, dejad de considerar a las plantas adventicias como “malas hierbas” y en definitiva proponed o participad de todos aquellos proyectos que apuesten por recuperar el paisaje verde en nuestras vidas. ¿Conocéis el Nendo Dango? ¡Os animo a practicarlo sin duda! Con un poco de arcilla y con unas semillas concretas, puedes hacer bolas (de unos 5 centímetros de diámetro) y lanzarlas en zonas degradadas, para que germinen y florezcan. De octubre a marzo es la franja perfecta en la que se disponen de las mejores condiciones para su lanzamiento, y ayudareis a la recuperación y regeneración de los ecosistemas, manteniendo el suelo y la humedad que ayudan a mitigar la crisis climática, ODS 15.
Además podéis investigar sobre las opciones a nivel de eficiencia energética que se pueden implantar en vuestras casas o edificios, y también implicaros en las comunidades vecinales y promover propuestas para disfrutar de momentos de barrio en verano y al aire libre, los tradicionales “a la fresca”, recuperando ese espacio que decíamos para las personas y fomentando la cohesión vecinal.
Hacia un modelo energético 100% renovable
¿Sabíais que la energía es el factor que más contribuye al cambio climático? Y es que representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Así, minimizar el consumo de energía y que esta siempre provenga de fuentes renovables, es un bien necesario.
En ese sentido trabaja el ODS 7 energía asequible y no contaminante que busca garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos. A nivel global, debemos triplicar la inversión anual en infraestructuras de energía sostenible para alcanzar esta realidad, esta transición energética. Pero ¿y nosotros? ¿qué podemos hacer en nuestro día a día?
Por una parte, podemos disminuir nuestro consumo eléctrico enchufando a una regleta nuestros electrodomésticos y otros aparatos electrónicos como el ordenador, la televisión o el router, y apagándolos completamente cuando no se usen. Además, apostar por la eficiencia energética a la hora de comprar bombillas, optando por ejemplo por las de tipo led, o electrodomésticos.
Pero también cabe destacar que podemos plantearnos un cambio de compañía de suministro y elegir empresas o cooperativas a base de energías limpias, como la solar o la eólica. ¡Hay más opciones de las que imagináis! Nuestro impacto en el medioambiente será menor y al mismo precio. Lo único que cambiará será que en el quesito de la factura de la luz nos indicará que la fuente de energía proviene 100% de fuentes renovables y que por tanto, nuestra huella de carbono será de cero emisiones de CO2. ¿Os animáis?
Las próximas guerras serán por el agua
El agua es un recurso básico para la vida y aunque a priori pueda parecer que haya suficiente agua para todos en el planeta, no se reparte de forma uniforme y debe estar libre de impurezas para poder consumirla, lo cual no siempre es posible por parte de muchos países por la inversión económica y tecnológica que eso supone. El ODS 6 agua limpia y saneamiento pretende cambiar esta situación y poder garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.
Río Turia a su paso por Riba-roja (Valencia). Parque Natural del Turia / ribarojadeturiaturismo.com
Y es que la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y el cambio climático no hará más que agravar esa situación. Tal y como afirma Jorge Olcina, presidente de la Asociación Española de Geógrafos y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de la Alicante, en el Mediterráneo nos dirigimos hacia un clima más cálido, con estaciones menos diferenciadas y con largos periodos de sequía. Así que para trabajar hacia una gestión sostenible de nuestros recursos hídricos debemos centrarnos en los más cercanos y apostar por la desalación y la depuración. En ese sentido, la gestión eficiente de este valioso recurso, y el estado del mar y de nuestras aguas residuales juegan un papel muy importante.
Hoy en día hay muchos sistemas automatizados que se pueden implantar en nuestros hogares para reutilizar el agua de zonas como la ducha en el inodoro. Hace tiempo se me ocurrió cuantificar el agua fría que salía de mi grifo antes de que fuera caliente (3,5 litros), es por eso que, ahora antes de ducharme recojo el agua fría en un cubo hasta que quede caliente, y posteriormente la utilizo para lavar el suelo, en el wc o incluso para fregar. Una versión más casera pero bastante útil.
En cuanto al consumo del agua potable, tenemos muchas opciones que pasan por evitar traer el agua embotellada de otros sitios y en recipientes de plástico, aunque ya hay distribuidores que están volviendo a apostar por el vidrio retornable. Pero en realidad esto no tiene ninguna lógica en nuestra región ya que simplemente tenemos que abrir el grifo para conseguir agua potable.
Pensando ya en el mar, podemos analizar también el tipo de productos de limpieza que utilizamos. Echad un vistazo a la etiqueta y si veis un simbolito de pez muerto junto a un árbol pelado intentad evitarlos. Y es que todos estos productos químicos que vertimos por el desagüe acaban en plantas depuradoras, instalaciones que invierten mucha energía para que el agua vuelva a estar libre de impurezas otra vez. Por tanto, si utilizamos otro tipo de productos más nobles favorecemos a que dicha depuración sea más amable y menos costosa. El jabón casero o el vinagre, junto con el bicarbonato o el limón, son un buen ejemplo y han sido un recurso básico de nuestras abuelas, ¡recuperémoslos!
Si además nos pasamos a los jabones de pastilla para el cuerpo y el cuero cabelludo haremos que disminuya nuestro consumo en envases de plástico. Algo que los ecosistemas marinos agradecerán enormemente ya que son los que más están sufriendo las consecuencias del abuso de este tipo de recipientes y por ende nosotros en forma de microplásticos. En este contexto trabaja el ODS 14 vida marina que promueve medidas para conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos, entre ellas la de evitar los envases de plástico siempre que sea posible. La minimización de su uso es posible al igual que de las latas de refrescos, cabe mencionar que se precisa extraer 4 toneladas de bauxita para obtener 1 tonelada de aluminio… Como es decía antes, el vidrio es Bien y retornable Muy Bien, así que, unámonos ¡que vuelva el modo retornable!
¿Y qué más podemos hacer? Despierta y actúa
Como veis, hay muchos recursos en juego detrás de muchas de nuestras acciones y todos tienen un ODS relacionado que nos puede orientar y abrir los ojos ante muchos problemas relacionados con el cambio climático. Ya solo siendo conscientes de ello podemos ayudar repensando nuestros actos cotidianos. Empieza cambiando algún hábito, por pequeño que sea todos los gestos suman. Así que, en esta vida tan acelerada que llevamos, os invito a parar, a observar qué está pasando en nuestro día a día, a darse cuenta de cómo nos hemos zambullido en un sistema que permite que el cambio climático ya sea una realidad y que esté normalizada la desvinculación del medio ambiente en las decisiones que influyen en nuestra vida cotidiana.
Tanto sellos, como certificados o incluso leyes intentan hacernos creer que el cuidado del medio ambiente ya está a salvo y que, bajo el paraguas de la responsabilidad social corporativa todo se encuentra en regla, cuando verdaderamente podemos observar sin irnos muy lejos que nada ha cambiado y que incluso ha empeorado, como bien señala el naturalista Joaquín Araujo.
Greta Thunberg / commons.wikimedia.org
¿Y qué podemos hacer ante ello? El cuidado del medio ambiente es cosa de todos así que pongámonos manos a la obra y actuemos. Gracias a las recientes iniciativas de los últimos meses generadas por los jóvenes de #FridaysForFuture, un proyecto iniciado por la mundialmente conocida activista sueca de 16 años, Greta Thunberg, se ha activado una cadena de movimientos de protesta y acción para luchar contra el cambio climático y presionar a las instituciones. Un sentimiento que ha hecho despertar a la gente más joven de la sociedad, esos que no pueden votar y que heredarán injustamente una planeta en peores condiciones de las que sus antecesores tuvieron.
Algo que por fin ha puesto al cambio climático en la agenda pública y que ya es tratado como un tema preocupante por los medios de comunicación. Los incansables colaboradores de #GreenPeace o los nuevos en escena #ExtintionRebellion, entre otros ecologistas, también están generando actos de desobediencia civil no violenta para que las ciudades se declaren en crisis climática y tomen medidas valientes y efectivas para evitar el futuro sofocador que nos espera, y que ya está llegando.
A esta revolución comunicativa se suman más nodos como #MadresPorELClima o #MaestrosPorElClima y que, ojo, ya no se trata de ecologistas, sino personas normales como tú y como yo, que van a las plazas principales, todos los viernes a concentrarse y en muchas ciudades de todo el mundo. Todo esto para enfatizar que las acciones se han de evaluar a un largo plazo ya que esta crisis climática que cada día nos calienta un poquito más. ¡Evitemos el síndrome de la rana hervida!
Fridays for future València / facebook
Participando de estas manifestaciones, ayudaremos a cristalizar sus actos de tal forma que fuercen a realizar, más pronto que tarde, cambios sistémicos positivos e inclusivos en nuestra sociedad. Cada viernes hay una cita muchas localidades, ¡no os la podéis perder! Además puedes compartir dicha experiencia con tus amistades o invitar a su participación puede ser crucial. Aquí encontrarás donde se encuentran ubicados en tu localidad o cerca de ella www.fridaysforfuture.org/events/map #13.
Tenemos una agenda y unos objetivos que cumplir, y seguro que con nuestra ayuda e implicación podremos impulsar el trabajo de las instituciones y que se haga mucho más. Nos encontramos ante un cambio de paradigma que ya han sufrido algunas ciudades como Detroit, en Estados Unidos, o Totnes, en Inglaterra, donde debido a grandes cambios en su economía, han tenido que reinventarse hacia nuevos modelos más verdes y sostenibles impulsados por movimientos vecinales.
Necesitamos una transición justa e inclusiva donde la economía ecológica, la economía circular bien percibida, el eco diseño y la economía del bien común, entre otras cosas, puedan ayudarnos a que todo vire hacia un sistema de post consumo creativo que nos ayude a cuidarnos los unos a los otros como ciudadanos y ciudadanas del mundo, logrando así que estos objetivos se hagan realidad de verdad y donde destaca el ODS 16 paz, justicia e instituciones sólidas que promueve sociedades justas, pacíficas e inclusivas. Creo que todo esto contesta a la pregunta que os hacía al principio. Sí, esto va con nosotros y con nuestros actos, empoderarnos y estar informados es nuestra responsabilidad ¿Os sumáis a cumplir los ODS?