Proyecto renaturaliza VLC

¿Qué significa renaturalizar una ciudad? ¿Quitar todos los coches? ¿Transformar las aceras en una selva salvaje? No exactamente, pero un poco sí. El Jardí Botànic de la Universitat de València participa activamente en el proyecto Renaturaliza València, una iniciativa que busca adaptar la ciudad al cambio climático, combatir la pérdida de biodiversidad y mejorar sus condiciones ambientales. Para conseguirlo, se han llevado a cabo diferentes acciones destinadas a la renaturalización de los espacios urbanos, creando jardines mediterráneos, más sostenibles y resilientes, huertos urbanos, y poniendo en marcha diferentes acciones en numerosos espacios verdes de la ciudad para aumentar la biodiversidad. Anna Nebot, botánica e investigadora del proyecto, nos explica todos los detalles de una idea que aspira a convertir València en un espacio mejor, pero sobre todo, más verde.

Desde el Jardí Botànic estamos participando, con mucha ilusión, en un nuevo proyecto, Renaturaliza València, liderado por el Ayuntamiento de la ciudad, y contando con la participación también de la Sociedad Española de Ornitología-Birdlife y la Fundación Global Nature quién, junto al Jardín, le damos la cobertura científica necesaria. Los objetivos que perseguimos son mejorar la adaptación al cambio climático, la lucha contra la pérdida de biodiversidad y la mejora de las condiciones ambientales de la ciudad de València, para hacerla un lugar más habitable para las personas. En cuanto a las acciones, están previstas cuatro grandes actuaciones para mejorar algunos espacios verdes de la ciudad, siguiendo la Estrategia Urbana València 2030 y el Plan Verde y de la Biodiversidad, desarrollados por el Ayuntamiento los últimos años. Tres de las acciones incrementarán la infraestructura verde de la ciudad, mientras que la cuarta busca mejorar la biodiversidad de espacios verdes existentes.

Renaturaliza València está dotado con 3,5 millones de euros, y está financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, en su convocatoria de renaturalización y resiliencia de las ciudades españolas, dentro del plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, con fondo Next Generation de la Unión Europea.

Manos a la obra

Parece un proyecto muy ambicioso, y lo es, pero vamos a intentar dividirlo en acciones para comprenderlo mejor. Entre las actuaciones de naturalización, está la creación de un jardín mediterráneo en los terrenos del espacio conocido como Solar dels Jesuïtes, un espacio reivindicado por el vecindario desde hace décadas con la iniciativa Salvem el Botànic. Este solar se transformará finalmente en el Jardín Trini Simó, un jardín adaptado y resiliente que busca reproducir el paisaje agrícola valenciano para convertirlo en un museo vivo.

El espacio contará con los elementos característicos de la huerta valenciana que rodea la ciudad: acequias, caminos y tapias; además, mantendrá ritmos de cultivo parecidos a los de la huerta, utilizando variedades tradicionales. Se trata de fomentar la conservación de la biodiversidad autóctona, pero también de que sea un espacio de formación sobre la producción sostenible y de proximidad, sobre la agricultura urbana y ecológica, y sobre el consumo responsable. El Jardín, de titularidad municipal, contará con el apoyo científico y didáctico del Jardí Botànic, quien será el responsable de elaborar el plan de plantación y de alternancia de cultivos, gestionar las colecciones de plantas y hacer toda la propuesta divulgativa y didáctica, dirigida a los centros educativos y a las asociaciones vecinales y al público en general.

Y en cuanto a la segunda acción, también ha surgido del movimiento ciudadano, se trata de la iniciativa Orriols Convive, para transformar un solar desocupado en un huerto urbano en el barrio de Orriols. Este huerto contará con 25 parcelas de cultivo que se cederán temporalmente al vecindario para la producción de hortalizas de autoconsumo. En cuanto a la tercera parte del proyecto, está prevista en el tramo VI del Jardín del Turia, justo a los pies de las torres de Serranos, y es la creación de un núcleo de conservación de insectos polinizadores, un lugar para incrementar la biodiversidad de la ciudad dado que, para favorecer los polinizadores, habrá que aumentar la riqueza de especies vegetales y, indirectamente, también se contribuirá al incremento de la presencia de aves, insectos, reptiles y pequeños mamíferos.

Además, se eliminará el actual cierre de la parcela, dejando un espacio abierto donde cualquier persona pueda disfrutar del espacio rodeada de la gran diversidad de flora y fauna que acogerá este rincón del Jardín del Turia. El proyecto contempla la creación de una gran pradera florida y colorida con gran diversidad de especies de flora autóctona, y se instalarán varios elementos que favorecerán la formación de nuevos hábitats para facilitar la llegada de una gran variedad de polinizadores y otros animales.

¿Y qué hacemos con lo que ya tenemos?

La cuarta y última actuación es en realidad un conjunto de más de un centenar de pequeñas acciones para renaturalizar espacios verdes ya existentes y que están repartidos a lo largo de toda la ciudad, convirtiéndolos en núcleos de fomento de la biodiversidad que mejoran también su calidad ecológica. Se harán instalaciones, siembras y pequeñas obras que cambiarán el aspecto de nuestros jardines favoreciendo, como en el caso de la pradera del río, la llegada de todo tipo de animales beneficiosos como polinizadores, aves insectívoras, ratas penadas, reptiles y anfibios, entre otros.

Para establecer las acciones de fomento de la biodiversidad más adecuadas para cada espacio, los equipos de investigación de las entidades científicas que formamos el consorcio los hemos visitado todos, analizando su potencial y como mejorarlos en cuanto a su biodiversidad actual. Así pues, hemos elaborado una relación de 16 tipologías diferentes de trabajos de renaturalización que permitirán incrementar la diversidad de flora y fauna sin afectar el diseño. Está previsto que intervengamos en más de 120 jardines localizados en casi todos los distritos de la ciudad y en más de 30 barrios.

Hacia un nuevo diseño verde de la ciudad

La jardinería urbana de las últimas décadas nos ha llevado a imaginar los parques y jardines como unas grandes praderías verdes perfectamente segadas, pero ¿es este el mejor diseño para albergar vida, hacer jardines resilientes, adaptados al cambio climático y que nos aporten todos los recursos ecosistémicos que puede presentar un espacio verde en la ciudad? La respuesta, ya imaginaréis, es no, por lo que tenemos que cambiar la forma de plantear la jardinería urbana en la situación actual de crisis climática, y esta es la finalidad del Pla Verd y de la Biodiversidad aprobado por el Ayuntamiento de València en 2023.

Como hemos visto, y siguiendo el Plan, tanto el proyecto como las acciones de fomento de la biodiversidad están orientadas a favorecer el aumento de la riqueza de la flora y de los hábitats en nuestros jardines, para convertirlos en focos de atracción de todo tipo de animales beneficiosos que mejorarán la calidad ambiental de la ciudad. Para conseguirlo, tenemos previstas actuaciones como cambiar la gestión de los espacios verdes eliminando, reduciendo o modificando las fechas de siega de las praderías, así como los trabajos en los setos, dejando que se desarrollan de forma más naturales y puedan aportar alimento y refugio para la fauna. También sembrar especies herbáceas en alcorques y praderías, y plantar islas con especies arbustivas para formar paisajes heterogéneos, además de utilizar preferentemente flora autóctona, adaptada al clima y que aporte néctar y polen a los polinizadores nativos.

En este sentido, hay que facilitar espacios donde los polinizadores, las aves y las ratas penadas puedan hacer nidos y encontrar alimento en todas sus fases de desarrollo, como pueden ser las plantas nutricias, cajas nidos o rocallas. Además, crearemos pequeñas balsas de agua naturalizada para favorecer la presencia de anfibios y facilitar a las aves lugares para beber, delimitaremos espacios para que la naturaleza se desarrolle sin intervención, como lugares de experimentación de las consecuencias de la reducción del mantenimiento, y aportaremos puntos de agua y barro para las aves, para que puedan hidratarse y construir los nidos.

Parece evidente que por mucho que digamos que estas acciones son pequeñas, no lo parecen tanto si pensamos que pueden aportar un gran cambio en los espacios verdes de la ciudad. Por ejemplo, el retraso de la siega de los meses de febrero a marzo hacia los meses de verano permitirá la floración de las numerosas especies adventicias que crecen a lo largo de los parterres de los parques y jardines, una floración que atraerá numerosos polinizadores que, a su tiempo, permiten la formación de semillas que despacio podrán colonizar los típicos prados verdes de césped transformándolos en espacios coloridos.

Y es que en las ciudades la renaturalización implica dejar que la naturaleza vuelva a ocupar los espacios verdes, porque la biodiversidad significa riqueza de especies y hábitats, y nos aporta numerosos recursos y beneficios (servicios ecosistémicos) como suavizar las temperaturas, fijar carbono, purificar el agua y el aire y el control biológico de las plagas. Además, hay que tener en cuenta el bienestar físico y mental de las personas, el espacio de descanso, ejercicio y ocio, el acceso y contacto con la naturaleza, y la riqueza de historia y patrimonio, que permiten profundizar en la educación y sensibilización ambiental.

A parte, no podemos olvidar tampoco los servicios que dan los huertos urbanos que podemos encontrar a lo largo de la ciudad, y las frutas y verduras que se producen en ellos. En definitiva, todo un abanico de servicios ecosistémicos soportado en gran medida sobre los polinizadores, con un papel esencial para el sostenimiento alimentario de las personas a lo largo del mundo. El 75% de los cultivos dependen de polinizadores y si nos centramos en las especies silvestres el porcentaje sube al 85%. Las ciudades también pueden ser un refugio para numerosas especies de polinizadores, aportándoles alimento y hábitat. En Europa, los principales polinizadores son insectos, destacando las abejas, avispas, mariposas, polillas, escarabajos, moscardones, moscas y otros grupos de insectos. Por lo tanto, no solo se tiene que conservar la abeja de la miel, también los numerosos polinizadores salvajes que hay en la naturaleza.

Todas las grandes ciudades están orientándose hacia la renaturalización y con este proyecto se quiere acelerar el proceso en la ciudad de València, que sigue su propia Estrategia Urbana València 2030. Estas cuatro grandes actuaciones no solo mejoran la biodiversidad de la ciudad con especies autóctonas, también generan más recursos ecosistémicos y más resiliencia y aportan a la ciudadanía y a los visitantes más bienestar. En concreto, desde el Jardí Botànic de la Universitat de València, el equipo científico nos encargamos del estudio y seguimiento de la flora de los espacios verdes seleccionados de la ciudad. Se trata de hacer un inventario inicial de todas las especies espontáneas que hay en las zonas seleccionadas y estudiar cómo va cambiando la composición a lo largo del proyecto. También elegiremos las especies que tendrán que sembrarse o plantarse en las actuaciones de fomento de la biodiversidad, en la pradería de polinizadores y al Jardín Trini Simó.

Todas las acciones irán acompañadas de los paneles informativos para que el vecindario y quien nos visita puedan conocer las acciones que se están llevando a cabo en sus alrededores, y que sean conscientes de los beneficios que esto supone. Este gran proyecto, además, también incluye un gran trabajo de divulgación para dar a conocerlo, y finalmente, todos podamos formar parte de esta revolución para renaturalizar València.

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Doctora en Botánica aplicada por la Universidad de Cagliari (Italia)
Es investigadora del Botànic y además se encarga de actualizar el censo de la colección de plantas vivas del Jardí. Siempre lleva encima la cámara de fotos y si algún día la buscáis seguro que está en la montaña. Le encanta capturar momentos, sobre todo las puestas de sol.
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