TULIPA, LA FLOR TURBANTE
Coloridas, exuberantes y originales, los tulipanes son de esas flores que siempre tienen un hueco en las ocasiones especiales. Procedentes de Asia central, se estima que existen más de 5000 especies en el mundo agrupadas en 15 familias distintas. Su nombre se debe a una anécdota histórica.
En el año 1554, el embajador austriaco en Turquía descubrió unas flores fuertes y de colores muy vivos que le dejaron impresionado. Quiso saber el nombre de esta flor desconocida para él y lo preguntóa uno de los jardineros de la ciudad que la cultivaba en un parterre. El embajador le preguntó a su traductor que como se llamaba aquello y el segundo, confuso, pensó que le preguntaba por su turbante, y le contesto que aquello era un “Tülbent”. Así fue puesto el nombre de tulipán a esta flor y es con este nombre con el que se conoció en la corte de Viena y después en toda Europa.
A partir de entonces el tulipán se convertiría en un gran reclamo y la tulipomanía invadiría jardines y cortes del Viejo Continente. Con anterioridad, el tulipán ya había conquistado su región natal, la península de Anatolia, donde la flor era llamada lale, una palabra que en turco y usando la grafía árabe se parece mucho a Allah. Pero esto no quiere decir que la planta tenga connotaciones divinas o religiosas. De hecho, el tulipán y su cultivo masificado en Turquía, especialmente en el siglo XVI, está relacionado con la ornamentación y el lujo de la vida palaciega. Cuando los primeros embajadores turcos llegaron a la capital del Imperio Otomano describiendo los vistosos jardines franceses, decidieron adaptarlos a sus propias posibilidades. Estas flores herbáceas y bulbosas se convirtieron en la mejor posibilidad por su colorido y por la gran variedad de especies existentes (alrededor de 100 de estas especies son silvestres).
Sin embargo, todos relacionamos el tulipán con Holanda, país de la que a pesar de no ser originario se ha convertido en flor nacional. Además, ha sido y es una de las principales fuentes de ingresos del país. Desde hace 350 años los bulbos de tulipán se han convertido en la mayor exportación de los Países Bajos, ya que en Holanda se producen anualmente alrededor de tres mil millones de bulbos de tulipán de los cuales se exportan unos dos mil millones. Aproximadamente la mitad de éstos van a Estados Unidos, siendo los tulipanes la tercera flor más solicitada por los consumidores en países desarrollados como Estados Unidos, Japón y el norte de Europa.
La relación entre Holanda y los tulipanes empezó en 1593, cuando el botánico Carolus Clusius trasladó tulipanes desde Estambul a la Universidad de Leiden, en Holanda, con el objetivo de realizar investigaciones médicas con ellos. Al parecer, mantuvo aquellas investigaciones en secreto y una noche alguien entró en su laboratorio y le robó varios bulbos. También hay quien asegura que fueron los turcos quienes decidieron exportar el tulipán a Holanda mandando algunos barcos cargados de bulbos. Los holandeses pensaron que se trataba de cebollas y se los comieron. Después, plantaron los que sobraron para tener “cebollas turcas” al año siguiente, dándose cuenta en poco tiempo de que lo que se habían comido eran unas vistosas y bonitas flores.
Vista aérea de campos de tulipán holandeses
En todo caso, el cultivo de tulipanes se extendió en Holanda de forma masiva a partir de 1634. La tulipomanía fue tal que la especulación consiguiendo precios desorbitados que las clases más altas pagaban con tal de tener esta codiciada planta proveniente del exótico Estambul, como muchas personas ya se habían arruinado, la corona holandesa decidió poner fin a la situación regulando el comercio de tulipanes.
Los son plantas herbáceas y bulbosas pertenecientes a la familia de las Liliaceae, siendo el género Tulipae el más común de todos. Hay dos especies asociada a esta familia: la Tulipa gesneriana de origen oriental, y laTulipa suaveolens originaria del sur de Europa.
Bulbos
Los tulipanes son plantas herbáceas y bulbosas pertenecientes a la familia de las Liliaceae, siendo el género Tulipa el más común de todos. Hay dos especies asociada a esta familia: la Tulipa gesneriana de origen oriental, y la Tulipa suaveolens originaria del sur de Europa. Los tulipanes son flores perennes y suelen tener una altura de entre 30 y 60 centímetros dependiendo de cada variedad. Las flores son hermafroditas y están compuestas por seis sépalos con forma de corazón al revés (acuminados) y también con seis estambres. Son generalmente solitarias, orientadas hacia arriba, más o menos acampanadas, pudiendo tener pétalos dobles o simples dispuestos en forma de cáliz. Sus hojas son lanceoladas y de color verde.
Una de las cosas que más llama la atención de los tulipanes es su intenso color, que se determina en cada ejemplar dependiendo de la composición y proporción de distintos pigmentos. Así, las flores rosadas contienen la mayor variación en tipos de pigmentos, pero su nivel o contenido es relativamente menor que aquel presente en los otros tipos de colores, como los rojos y amarillos, que son los más comunes.
Los tulipanes son flores muy sensibles a concentraciones demasiado elevadas de sal en el suelo siendo perfectas para climas fríos. Requieren humedad en el suelo, se plantan en otoño y florecen en primavera. Puede cultivarse tanto para flor cortada, planta en maceta, como para el jardín, y tanto en interior como en exterior, dependiendo de cada variedad.
Siguiendo la propuesta de la Asociación Real de Cultivadores de Bulbos Holandeses, estos se clasifican en “Tulipanes botánicos” que aún se cultivan, y “Tulipanes hortícolas” fruto de hibridaciones, entre estos últimos están los tempranos, que florecen sobre mediados de marzo a mediados de abril, los semitempranos de floración a mediados de mayo y los tardíos con floración en mayo.
Tulipán de Rembrandt
Existen más de 5000 variedades de tulipanes. Entre las más comunes destacan los tulipanes Triumph, los tulipanes híbridos de Darwin, más grandes y vistosos que la mayoría o los tulipanes Rembrandt, que son similares a los tulipanes de flor sencilla pero presentan en los sépalos presentan ruptura del color básico, con estrías de colores diferentes. Esta coloración está causada por la infección de un virus que se puede transmitir por áfidos.