La química del otoño
Puede que el título suene a tema de redacción de primaria, pero las tonalidades otoñales tienen una explicación química. ¡Allá vamos!
El otoño siempre se resiste a llegar a Valencia y más al Jardín Botánico donde nuestras plantas disfrutan de unas condiciones un tanto privilegiadas. Pero los árboles ya lucen tonalidades menos estivales y dan lugar a los colores cálidos.
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Un pequeño recordatorio
Recordaremos, de el paso por el colegio, la existencia de árboles de hoja perenne y árboles caducifolios pero existe una opción de la que no se habla demasiado, la marcescencia. Las hojas que sufren esta opción se vuelven de color amarillo o marrón como las hojas caducas pero permanecen en el árbol, como lo hacen las perennes para proteger las yemas del frío y de los depredadores.
Los árboles con hojas marcescentes se clasifican dentro de los caducifolios, quizás esto haga difícil encontrar en la bibliografía esta terminología. El roble melojo (Quercus pyrenaica) es un ejemplo que podemos visitar ahora en Peñagolosa, por ejemplo, o el haya (Fagus sylvatica), presente en Cataluña.
Rebollar en Peñagolosa (Quercus pyrenaica)
Semáforo foliar
Cuando acaba el verano muchas de las hojas de los árboles que tapizan las montañas son de color verde gracias a la conocida clorofila. La síntesis de este pigmento requiere temperaturas elevadas y mucha luz solar, casualmente, necesita el verano para ser sintetizada. Se encuentra en los cloroplastos de las hojas pero existe una babosa marina (Elysia chlorotica) que la contiene en sus tejidos como consecuencia de una simbiosis pasada con cianobacterias.
Pero de lo que realmente tiene la culpa la clorofila es de permitir a las plantas realizar la fotosíntesis, entendida como la reacción de descomposición del agua, inventada por los antepasados de las cianobacterias hace, al menos, 2400 millones de años, cuando el oxígeno se convirtió en el gas mayoritario en la atmósfera.
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Cuando las temperaturas bajan y las horas de sol empiezan a escasear la producción de clorofila se ralentiza y deja ver otros pigmentos que enmascaraba denominados carotenoides y flavonoides. Ambas familias de pigmentos contribuyen al color amarillo pero los carotenoides aportan tonalidades anaranjadas o rojizas. Por ejemplo, el pigmento conocido como beta-caroteno otorga color naranja a las zanahorias, la luteína está presente en la yema del huevo y el licopeno vuelve rojos a los tomates.
La segunda familia que hemos nombrado son los flavonoides, que además de aportar el color amarillo, tienen una función todavía desconocida y no siempre están presentes en las hojas. Un caso concreto son las antocianinas, los responsables del color rojo, magenta o morado aunque este abanico depende de la acidez de la savia del árbol: veremos hojas magenta o púrpura cuando el pH sea básico y hojas rojas cuando este valor sea ácido.
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¡Te ayudamos a disfrutar del otoño!
Si quieres disfrutar del otoño sin dejar tu ciudad, ya está disponible en la web del Jardín nuestra sección dedicada a esta estación que puedes consultar haciendo clic en la imagen de abajo. No olvides visitar nuestros Árboles, la Huerta, las viñas y La Caseta del Romaní repleta de cactus.
Haz clic en la imagen para vistar la Sección de Otoño de la web del Jardín
Además, en octubre, Ciclamen Silvestre es la Planta del Mes porque florece en otoño frente a la Estufa Fría, junto a los endemismos y desaparece en verano. Tan discreta como bonita, búscala, no te decepcionará y ya que estás, visita la exposición dedicada al arte floral japonés, Ikebana.
Pero si además te apetece salir al campo y disfrutar de los colores del otoño en riguroso directo te recomendamos el ciclo de excursiones “Descobrint el País“, en el que, guiado por los más entendidos biólogos, aprenderás sobre plantas y sobre nuestro territorio. Y la última de nuestras recomendaciones, el curso de Iniciación a la Fotografía del Paisaje Valenciano, la quinta edición de Objetivo Valencia en la que podrás captar los colores del otoño con tu propia cámara.
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