Fragantes ibéricas: la salvia
El conocimiento de los antiguos terapeutas que fiaron en este pequeño y aromático arbusto de montaña, encumbrándolo a posiciones preeminentes entre los remedios vegetales, no solo no ha sido cuestionado por los avances de la ciencia del siglo XXI, sino que el interés por su compleja fragancia aumenta cada día.
Cur moriatur homo cui salvia crescit in horto? (¿De qué podrá morir el hombre que tiene salvia en el huerto?) Aforismo de la Escuela Médica de Salerno (s. XIII) que trae a propósito de Salvia el Dioscórides Renovado de Pio Font i Quer.
Hoy nos vamos a adentrar en el mundo de la salvia. En cuanto a ella como planta, la descripción del botánico escandinavo Martin Vahl (1749-1804) a finales del XVIII, con la denominación que alude a sus hojas semejantes a las de lavanda, ha perdurado como válida hasta nuestros días. A menudo también se ha descrito como Salvia officinalis, que aunque se trata de una especie próxima, apenas se encuentra silvestre en España, pues esta última es más de otras floras, de las orillas septentrionales del mediterráneo central y oriental.
Salvia officinalis. Imatge de Marc St
En realidad la salvia (del latín salvare, salvus o simplemente salve, ¡salud!, el saludo que expresa un buen deseo), no es nada simple ni de fácil determinación, y se han descrito numerosas subespecies que en ocasiones coexisten en localizaciones próximas. Según Flora Ibérica actualmente se admiten en este rango: lavandulifolia, oxyodon, vellerea, mariolensis y blancoana, quedando otras muchas en la sinonimia.
Geografía e Historia
Ya vimos que Salvia es un cultismo derivado del latín, donde está generalizado su uso y significado de hierba sanadora, documentándose desde Plinio el viejo (s. I d.C.). El término officinal que aparece designando las especies de algunos vegetales, significa que esa planta concreta está reconocida e indicada para su uso en la oficina de farmacia. Así la salvia española, en Arte de Recetar para Médicos, Cirujanos y Boticarios (última edición 1807), aún aparece denominada Salvia vulgaris, asimilándola sus autores a la S. officinalis de Linneo y se remarca, “son oficinales las hojas, aceyte esencial y agua destilada de salvia”. Y tras definir sus formas medicamentosas el autor añade, “se ha olvidado el uso del agua destilada y aceyte esencial de esta planta (Aqua et óleum distillatum salviae), pero sin razón pues que ambos preparados son eficaces”.
Salvia lavandulifolia: conjuga como ninguna un pasado de sólida reputación medicinal ligado tanto a los remedios populares, como a la botica y al mismo tiempo un futuro de lo más prometedor. Imagen: el pedregoso Monte de la Selvia, la floración. Collado de Alpuente (V) camino al Collado Rodríguez (Te)
Y es que la memoria del uso de la salvia se pierde en la noche de los tiempos. En el valenciano de adopción Francesc Eiximenis (1340? – 1412) encontramos la primera aparición en catalán de esta voz sàlvia. Quizás este erudito franciscano que vino como tantos del Principado a poblar cristianamente el nuevo Reino, la descubrió en la potente terapéutica morisca de la época, donde destacaba entre otras por sus propiedades antiinflamatorias.
Según D. Simón de Roxas Clemente (1777 – 1827) “celima significa en árabe lo mismo que salvia”. A este autor debemos la primera noticia de la actividad comercial, recolectora y destilatoria de nuestra fragante salvia en el campo. En sus viajes a Andalucía de 1804 y 1809, como naturalista en comisión real para la exploración del antiguo Reino de Granada, señala varias noticias de este vegetal de las que destacamos: “La gran fama que tiene Sierra de María en plantas virtuosísimas, está fundada en las esencias de la salvia… Los de María cuando cuaja el alcanfor en las botellas del aceite de salvia lo sacan y venden aparte… Sacan de 5 a 7 libras de aceite en las 12 a 15 calderadas que echan cada día. Las esencias que llevan de María a Cádiz se embarcan para América”.
Distribución peninsular de Salvia lavandulifolia. Imagen modificada de anthos
Podríamos aventurar qué subespecie recolectaban los materos de Sª María, pues como en otros, en este enclave coexisten las subespecies vellerea y oxydon, hallándose formas intermedias que no han escapado a las descripciones de botánicos posteriores.
Como el sabio Clemente pocos años antes, en sus Observaciones por el antiguo Reino de Valencia, su maestro Cavanilles (1797) la señala siempre que la encuentra, por ejemplo de las margas próximas a la muela de Miró cerca del Forcall (CS) (probablemente subsp. vellerea), de la cuesta Flicos en los repechos que desde las orillas santacruceñas del rio de Arcos llevan a los pinares de Aras o de las Tóbedas próximas a Ademúz (V) (subsp. lavandulifolia), y como no, en “las dilatadas alfombras de salvia de las raíces orientales de Mariola” (A) subsp. mariolensis.
Composición química
A diferencia de S. officinalis, el aceite esencial obtenido de nuestra especie ibérica casi no contiene las peligrosas e indeseables tuyonas (menos del 0,5%), los compuestos más abundantes son el alcanfor (11-36%) y cineol (11-25%). Además se encuentran alfa-pineno (4-11%), sabineno (0,1-3%), limoneno (2-5%), linalol (0,5-9%), borneol (1-8%), acetato de linalilo (menos del 5%) y terpin-1-en-4-ol (menos del 2%).
Aunque los analistas dan los porcentajes de formas químicas en un intervalo, dependiendo estos principalmente de las subespecies, no hay demasiados trabajos desarrollados para evaluar la variabilidad fitoquímica intraespecífica de esta salvia en la Península Ibérica. Tres grandes grupos de componentes están en el origen de las acciones farmacológicas de Salvia lavandulifolia: los polifenoles, los derivados diterpénicos y los terpenos de su aceite esencial.
Los flavonoides constituyen un importante grupo de polifenoles. Son numerosos sus efectos beneficiosos, siendo entre los más relevantes la capacidad estrogénica, antitumoral, antimicrobiana, antiinflamatoria y antioxidante. De los derivados terpénicos (diterpenos, sesquiterpenos y monoterpenos) se han descrito actividades antituberculosas, antiinflamatorias, antiparasitarias, nematicídas, antifúngicas e insecticidas.
Actualmente los efectos biológicos que más importancia e interés están suscitando de las investigaciones con Salvia lavandulifolia son los siguientes:
– Antiinflamatorio: α-pineno posee actividad antiinflamatoria como inhibidor de la enzima cicloxigenasa.
– Antioxidante: los radicales libres atacan el ADN, el ARN, proteínas, y especialmente, ácidos grasos poliinsaturados de las membranas lipídicas. Éste ha sido, por tanto, uno de los efectos que mayor atención ha suscitado desde hace varias décadas.
– Hipoglucemiante: de S. lavandulifolia, Tomás-Lorente et al. (1988) aislaron en plantas de su subsp. vellerea: 16 flavonoides, 4 glicóxidos de las vacuolas y 12 agliconas libres en la superficie de la hoja, mientras que Zarzuelo et al. (1995) aislaron de su subsp oxyodon el flavonoide luteolin-5-O-β-rutinosido, de reconocido efecto activo en el tratamiento contra diabetes mellitus.
– Dianas farmacológicas frente al mal de Alzheimer y referidas a la memoria: la creencia de que la salvia sirve para fortalecer la memoria se conoce desde la tradición terapéutica grecolatina. Actualmente tanto los extractos etanólicos como los aceites esenciales han demostrado una alta capacidad, al inhibir las enzimas acetilcolinesterasa (AChE) y butirilcolinesterasa (ambas dianas terapéuticas de la enfermedad de Alzheimer). La mayoría de fármacos aprobados para esta enfermedad van en esa dirección.
Fórmula química de la acetilcolina. Imagen de Compound Interest
La acetilcolina tiene una función importante en la capacidad cognitiva, incluidos los procesos de memoria y atención. Por este motivo, S. lavandulifolia ha sido referida con efectos positivos sobre la memoria tanto en pacientes sanos como con demencia senil, en los que podrían estar implicados además la actividad antioxidante, estrogénica y antiinflamatoria (inhibición de la síntesis de eicosanoides) que al igual que el geraniol, muestran algunos componentes de sus aceites esenciales.
Usos tradicionales
Aunque la salvia española ha sido y es ampliamente utilizada con fines terapéuticos, así como por ser un buen saborizante y enmascarador organoléptico en jabones, dentífricos y otras especialidades, no habiéndose detectado efectos adversos, antes de someterse a un tratamiento con esta u otra especie, es obligado consultar con el médico de cabecera.
Hojas de salvia
Salvia lavandulifolia está desaconsejada especialmente por algunos de sus componentes durante el embarazo y la lactancia, así como en personas con antecedentes de convulsiones febriles o trastornos epilépticos.
Las hojas de Salvia lavandulifolia son utilizadas como especia, pero además en herboristería también como agente colerético, antiséptico, astringente, cicatrizante, espamolítico, e hipoglucemiante. En cuanto a la etnobotánica, hay constancia de su uso como planta fumable, pues su hoja seca se pica y mezcla con la de estepa (Cistus albidus).
En aromaterapia su esencia se usa por sus propiedades antimicrobianas y antifúngicas. También por vía tópica se administra en aceite por su acción antirreumática y como antitranspirante en casos de sudoración excesiva, o en el tratamiento de hiperhidrosis de manos pies y axilas. Igualmente está indicada para trastornos o molestias relacionados con la menstruación y como ansiolítico por su efecto depresor del sistema nervioso central.
Ejemplos de uso
Como especia puede usarse fresca o seca, cortando la hoja limpia a tiras finas en una tabla de cocina o desmenuzando la hoja seca. Es apta para sazonar asados, ensaladas o sopas frías tipo vichyssoise, o simplemente podemos añadirla tras batir los huevos para una aromática tortilla de finas hierbas (basta una hoja por huevo).
Un dato que hay que conocer, por ejemplo al usarla en el síndrome premenstrual, es que la infusión de salvia puede no ser del todo agradable, y una forma saludable de enriquecer esta valiosa tisana es añadir flor de caléndula y trocitos de regaliz.
En veterinaria domestica, para destetar crías de animales de perros y gatos, se pueden realizar varias tomas de una tortilla con abundantes hojas, o con unas gotas (2 por huevo) de aceite esencial, lo cual hará que disminuya la secreción láctea de forma armoniosa. Además, la planta es enormemente atractiva para las abejas, y con ella elaboran una miel de alta calidad con propiedades muy energéticas y saludables.
Imagen de Adem Djemil
La correspondiente normativa internacional sobre la calidad de este aceite esencial está desarrollada en la norma ISO 3526: 2005. Destacar que, así como el contenido en terpenos de los aceites esenciales de salvia está regulado mediante normativa, no existe regulación ni contenido mínimo para los polifenoles, ni en las monografías de la Farmacopea Europea ni en la normativa AENOR.
Nota: REGIMENT DE LA COSA PÚBLICA de Francesc Eiximenis, Impreso por Cristòfol Coffman, Valencia 1499. Uno de los ejemplares más raros y valiosos que conserva la Biblioteca Universitaria de Valencia. Nuestra cita proviene de: LOS NOMBRES TRECENTISTAS DE BOTANICA VALENCIANA EN FRANCESC EIXIMENIS. Lluis Alpera. Inst. Alfonso El Magnánimo. 1968.
Para saber más:
Estudio del efecto de los factores ambientales y agronómicos sobre la producción de los aceites esenciales de “Salvia lavandulifolia” VAHLEstudio del efecto de los factores ambientales y agronómicos sobre la producción de los aceites esenciales de “Salvia lavandulifolia” VAHL
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