Fragantes ibéricas: el cantueso
Con el fin de divulgar los aromas ibéricos, tan extendidos en Europa y tan discretos en su lugar de origen, empezamos una serie de artículos dedicados a algunas de nuestras plantas más fragantes, en ese caso, el cantueso, conocido como lavanda de Luisier. Inspira profundo y acompáñanos en el recorrido olfativo.
Los aromas de las plantas en el medio aéreo son señales bioquímicas con un diseño complejo, con patrones de producción de sustancias químicas definidas, que caracterizan a las especies, los paisajes y según la aromaterapia, pueden relacionarse con nuestra naturaleza humana, equilibrando emociones, procesos vitales, energéticos y sensoriales.
Cantueso de orillas de alcornocales en la fachada atlántica peninsular
Antes de empezar, haremos una pequeña aclaración: existe un registro aromático para especialidades cosméticas que nombra a las plantas según un código INCI (Nomenclatura International de Ingredientes Cosméticos) que difiere ligeramente de la nomenclatura científica. Así, la actual Lavandula stoechas ssp. Luisieri, bautizada por la ciencia, recibe el nombre de Lavandula luisieri oil (Aceite de Lavandula luiseri) en cosmética.
Una virtud escasa, el aroma
No todas las plantas son fragantes, de hecho se estima que, de los más de 800.000 vegetales conocidos, tan solo el 10% sintetiza y excreta formas químicas con aroma. La Península Ibérica está extraordinariamente bien dotada en su flora y vegetación aromática, además, un apreciable número de estos adornos bioquímicos son exclusivos de nuestra envidiable biodiversidad.
Alphonse Luisiser (1872-1957), botánico de origen suizo y naturalizado portugués. L luisieri fue bautizada en su honor
Así, hablamos hoy de Lavandula luisieri cuyo irresistible ascenso comienza en el contacto con la lente del botánico portugués Arnaldo Rozeira (1912-1984), quien anota en la etiqueta del pliego de su herbario el epíteto luisieri. En sus publicaciones de 1949 y 1974 la pone en órbita, distinguiéndola de L. stoechas, el cantueso de toda la vida, que debe su epíteto al término griego stoichos que se refiere a la rectitud y la alineación de las espigas cuyas flores se abren en los largos días de primavera.
Entonces la visitan abejas, mariposas y alegres cuadrillas salen a segarla como mies, como se hacía antes. Tendidas entran al alambique donde el vapor se lo lleva todo, directo al cristal de los frascos, pero las matas en los campos, en los montes, vuelven a brotar de sus raíces para que todo siga. Y es que la luisieri es más que generosa, quitando su manía con la cal, sabe quedar bien con todo el mundo.
Los 90 olieron a cantueso
Los sépalos, brácteas, hojas y brotes están cubiertos de estructuras excretoras de aceite esencial y los nectarios, de néctar melífero. En cada cáliz maduran 4 semillas y en los estambres microscópicos el polen, cada cantueso es una pequeña y productiva fábrica. Bien lo supo el Doctor Rivas Martínez, la reconocida autoridad en fitosociología y taxonomía actuales, quien acabó eligiéndola para denominar una de sus asociaciones. Acercándolo a su lente vio en él su geografía, su ecología, sus acompañantes y la variabilidad de las formas en los diferentes ambientes.
Formas y colores diferentes en las inflorescencias de L.luisieri
Pero no crean, Lavandula luisieri es auténtica, una de esas intransigentes concienciadas y radicales con los suelos y aguas carbonatadas. Ella sólo vegeta en medios edáficos silícicos, cuarcitas, pizarras… Sin contemplaciones con el pH básico, como otras decididas extremistas anti cal.
¿Recordáis el 1992? Fue cuando Isabel García Vallejo y su interesante trabajo sobre los quimiotipos del genero lavándula, confirman que nuestro cantueso está a punto de tocar las estrellas.
Clevenger
Sofisticadas máquinas tecnológicas (CG/MS) secuencian los componentes químicos del aroma y a la vez dan sus porcentajes exactos, diferenciándolos entre los más de 2.000.000 de formas químicas definidas en su software de interpretación. Esta vez, Lavandula luisieri entra en contacto los microscopios electrónicos de barrido (SEM) y de ahí al clevenger, ¡y listo!
Al descubrirse que determinados quimiotipos de Lavandula luisieri tienen moléculas fragantes que no sintetiza ningún otro vegetal del mundo (a este lado del universo aromático) llegamos al punto en el que Lavandula luisieri alcanza el record definitivo: sólo otro ser vivo, un insecto; produce algo parecido a estos raros necrodilos (terpenos de cadena pentagonal).
Evocador, muy evocador
Y es que estas cosas no pasan desapercibidas, dos gurús de la aromaterapia, Georges Ferrando y Albert Vielle, se rinden a Lavandula luisieri. Un aroma que te transporta a Sevilla, al misterio de Carmen de Mérimée o a la apasionada ópera de Bizet: aromas de fábrica de cigarros apenas perceptibles entre otros más dramáticos y rápidos, como de enfermería de plaza donde se mezcla el éter, la sangre del toro y la del matador.
Fogueiras de las vebenas de San Juan, cuando el rosmarinho arde en los pueblos portugueses
Su aroma evoca formas metálicas de la plata de Roma y elegantes mosaicos de Emérita Augusta, casi puede oírse a las damas de Lusitania en la noche más corta del año, cuando arde el rosmaninho (como allí lo llaman), en las verbenas de San Juan portuguesas mandando su aroma a las estrellas. Pero su corazón es terrestre, profundo y antiguo como de mirra, como de Sur, además huele a viaje, a sal y a la lejana dulzura de América.
La fitoterapia lo usa como remedio tradicional de la medicina popular, se cita como antiséptico, vulnerario y antirreumático. Entra en composiciones con otras hierbas para curar la afección renal, litiasis biliar, gastralgia, tos, asma, heridas, contusión, diurético, hepatoprotector, analgésico, antitusígeno, antiasmático, antirreumático, vulnerario y antiinflamatorio. Pero estos usos son una síntesis de las referencias etnobotánicas de los lugares donde esta planta vegeta, en muchas ocasiones son atribuidas al cantueso en general, que comprende varias especies y subespecies botánicas muy próximas a L. luisieri, de la que popularmente no se distingue.
Escaparate de Herbolario Navarro, Valencia
En aromaterapia se considera tónica, eupéptica, espasmolítica, bactericida y externamente vulneraria, cicatrizante y antiséptica. Está indicada en digestiones lentas, espasmos gastrointestinales, desinfección y ayuda a la cicatrización de heridas.
Actualmente, se han apreciado sus propiedades antioxidantes y regeneradoras de la piel envejecida o dañada. Se estudia por su efecto inhibidor de los enzimas causantes de la deposición de péptidos neurotóxicos responsables del Alzehimer y además es una reconocida melífera. ¿Hay algo que no pueda hacer esta planta? Y además, huele bien.