Fascinación por las orquídeas
Charles Darwin, en una carta al director del Kew Garden, Joseph Hooker, escribió 'I was never more interested in any subject in my life, than in this of orchids'. Descubre por qué todo el mundo se rinde ante las orquídeas y aprende a cultivar algunos géneros.
La familia ORCHIDACEAE es una de las más evolucionadas y la que presenta el mayor número de especies de todo el Reino Vegetal. Hasta el momento se han nombrado más de 26.000 especies de orquídeas, número que año tras año se va incrementando con de 100 a 200 nuevos descubrimientos. A esto debemos añadir los más de 100.000 híbridos creados por los horticultores, con lo que la diversidad de formas de las flores, colores, tamaños es interminable.
¿A qué puede ser debido un número tan elevado de especies? Hasta hace poco tiempo se pensaba que la familia de las orquídeas era relativamente reciente, pero el descubrimiento por parte del biólogo colombiano y doctor por la Universidad de Oxford, Santiago Ramírez Rendón, de pólenes de orquídeas en abejas en ámbar hizo llegar a la conclusión de que esta familia era mucho más antigua de lo que se pensaba, de entre aproximadamente 76 y 86 millones de años.
Por otra parte las orquídeas están prácticamente en todo el mundo a excepción de los polos y algunos desiertos, y viven desde el nivel del mar hasta 4000 metros de altitud, siendo su zona preferida la franja cálida de la Tierra, que es donde viven casi la totalidad de las orquídeas epífitas, las más cultivadas por los “enfermos” de las orquídeas.
En todo este tiempo la Tierra ha ido cambiando y la selección natural ha ido eligiendo las especies mejor adaptadas a las nuevas condiciones, un proceso que, gracias a la evolución, ha dado lugar a toda la diversidad de especies conocidas y por conocer. Por ejemplo, en el invernadero de las orquídeas del Jardí Botànic de la Universitat de València tenemos una excelente representación de los géneros de orquídeas más conocidos y de algunas especies que por su belleza o peculiaridades merecen estar. Pero en este artículo lo que queremos es mostrar dos de los géneros más importantes de la familia de las orquídeas y que están magníficamente representados en dicho invernadero.
El zapato de Venus
Empezamos el recorrido por uno de los géneros mejor representados, el género Paphiopedilum establecido por Ernst Pfitzer en 1886. El nombre deriva del término Paphia, nombre chipriota de Afrodita (semejante a Venus) y del griego pedilon que significa zapato, zapatito de venus.
Paphiopedilum lawrenceanum
Es un género exclusivamente asiático que se extiende desde el sud-este de la India hasta las islas del sud-oeste del Pacífico y reúne plantas terrestres, epífitas e incluso litófitas que se caracterizan por la forma muy peculiar, de zueco, de su labelo lo que da nombre al género. Dicha estructura es una trampa donde caen los insectos polinizadores atraídos por diferentes argucias. Una vez en la trampa los insectos intentan desesperadamente salir y solo lo logran atravesando un “túnel” y llevándose pegados a su cuerpo el polen que trasportaran a la siguiente flor que visiten.
Paphiopedilum ciliolare
En la colección del Jardín Botánico podemos encontrar tanto especies como híbridos. Los híbridos son plantas resultantes del cruce de diferentes especies que por una parte nos proporcionan nuevas y diferentes flores y por otra, y más importante si cabe, plantas más resistentes, no tan exigentes en cuanto a condiciones de cultivo y menos problemáticas a la hora de florecer, lo que las hacen más recomendables para su cultivo doméstico. Actualmente podemos disfrutar la espectacular floración de la especiePaphiopedilum chiwuanum Tang & F.T.Wang y de varios híbridos, destacando el Paphiopedilum maudiae var vinicolor por el color púrpura oscuro de sus flores.
Cultivar zapatos
El cultivo de los “zapatitos” es bastante fácil ya que a diferencia de otros géneros la mayoría son terrestres con lo que se adaptan perfectamente a su cultivo en maceta. Las características necesarias son:
Iluminación: La luz que necesitan es bastante suave (6.000 a 15.000 lux) lo que las hace óptimas para cultivo en interiores con mucha luz y exteriores a la sombra, nunca al sol.
Paphiopedilum maudiae var vinicolor, a l’hivernacle del Jardí Botànic
Riego: A diferencia de otras orquídeas que presentan periodos de reposo o descenso de los riegos, debemos regar durante todo el año, de forma que el sustrato quede bien humedecido pero sin encharcar, y volver a regar cuando empiece a secarse. Podemos usar agua del grifo manteniendo un pH de 7 a 7,5 y nunca regar al atardecer dejando agua entre las hojas ya que podría pudrir la planta.
Humedad: Conviene tener una humedad relativa del 70%, bastante elevada, que la podremos conseguir colocando una bandeja de agua con piedras o arcilla expandida bajo de la planta para que la planta disfrute de la humedad pero no toque el agua.
Temperatura: Depende de la altitud a la que crece en la naturaleza. Por lo general podemos decir que las que tienen las hojas de color verde soportan temperaturas más bajas pudiendo llegar sin problemas a temperaturas de 5ºC a 6ºC de mínima en invierno, y las que tienen las hojas teseladas unas mínimas un poco mayores, 11ºCa 12ºCdurante el invierno, pero soportan temperaturas mayores durante el verano entre 28 y 30ºC , siendo de 25ºC para los de hoja lisa. Las plantas de hoja verde lisa son muy interesantes para su cultivo en exterior ya que muchas soportan los inviernos suaves propios del clima mediterráneo pero teniendo la precaución de protegerlas del intenso calor y sequedad del verano.
Soporte y compost: El cultivo se hace en maceta utilizando sustratos a base de corteza de pino, con piedra volcánica, carbón vegetal, etc, sustratos que retengan la humedad y a la vez permitan una correcta aireación de las raíces. Los podemos encontrar en comercios dedicados a la venta de suplementos para orquídeas como Todorquídea (www.todorquidea.es) con todo lo necesario para su cultivo.
En cuanto al trasplante de estas plantas, debemos tener en cuenta que al mantener el sustrato húmedo durante todo el año tiende a perder propiedades y es necesario trasplantar todos los años, o justo antes de la brotación o después de la floración.
Orquídeas bailarinas
El segundo género que vamos a tratar, Oncidium, es originario de la América Tropical (de Argentina a Florida) donde recibe el nombre de Dama danzante o Bailarinas en alusión al movimiento de sus flores con la más mínima brisa.
Oncidium polycladium
Se desarrollan desde el nivel del mar hasta zonas montañosas de más de 3000m. Olof Swartz les dio en 1800 ese nombre debido a la pequeña callosidad, que presentan en la base del labelo, onkos es callosidad, verruga, en griego. Según Alex Hawkes el género cuenta en la actualidad con más de 750 especies, pero la tendencia a raíz de los recientes progresos taxonómicos es a reducir el número transfiriendo especies a otros géneros de nueva creación (Lophiaris, Zelenkoa, Cyrtochilum, Tolumnia…).
La mayoría son epífitas aunque podemos encontrar especies litófitas e incluso terrestres, con flores en número muy variable según especies, desde solitarias (Oncidium nanun) hasta con cientos de flores (Oncidium baueri). En la mayoría de ellas predominan los colores amarillo, en todos sus tonos, y pardo, pero podemos encontrar también oncidium de color de rosa e incluso blancos.
Oncidium baueri
Cómo las podemos cultivar:
Es muy difícil generalizar sobre el cultivo de este género dada la diversidad de sus hábitats pero una habitación templada cuya temperatura no baje de los 12-14º en invierno y en verano no sobrepase los 30º es adecuada para la mayoría de las especies, pudiéndose sacar al exterior cuando las temperaturas nocturnas no bajen de los 15-16º.
Iluminación: Lo ideal es entre un 30% y un 60% de sombra, lo que se corresponde con una luz viva y un sol velado, pero siempre sin sol directo que podría quemar las hojas, siendo el color de las mismas un buen indicador de sus necesidades. Hojas amarillentas significan exceso de luz, y hojas verde oscuro suponen falta de luz, lo ideal es un verde brillante. La luz insuficiente no impide el crecimiento pero inhibe la floración.
Humedad y temperatura: La mayoría del género se encuentra a gusto en temperaturas de intermedia a cálidas, 12-15ª por la noche y 25º-30º durante el día, pudiendo soportar temperaturas más altas si se mantiene la humedad y se aumenta la ventilación. Necesitan una humedad media del 60% y una buena circulación de aire para evitar pudriciones
Oncidium nanum
Riego: en general a los oncidium les encanta una alternancia de condiciones húmedas y secas. El riego debe ser intenso desde la aparición de los primeros brotes hasta la maduración de los pseudobulbos (tallos engrosados de las orquídeas que utilizan para guardar reservas), evitando regar por encima de los nuevos brotes para prevenir la pudrición de los mismos. Hay que mantener el sustrato húmedo pero no empapado, regando cada 3-5 días en verano y cada 15-20 en invierno, respetando los periodos de reposo de cada especie si los tiene, pero evitando que se arruguen los pseudobulbos y las hojas.
Soporte: Pueden cultivarse en multitud de soportes, trozos de helecho arbóreo, corcho, troncos de cítricos, árboles vivos, corteza de coníferas tiestos de barro o plástico, musgo, etc. Dependiendo el soporte que elijamos cambiarán las condiciones de tratamiento, así una planta en maceta necesitará menos riegos y soportará mejor las altas temperaturas que una montada en placa de corcho, cuyas raíces se secarán al poco de ser regadas y están más expuestas a la sequedad del ambiente.
Os animamos ahora a visitar la estufa de orquídeas del Botánico donde podemos encontrar varios ejemplares de estos dos géneros en plena floración y admirar otros, que trataremos en sucesivos artículos.
Artículo escrito por Ángel Sanchis en colaboración con Antonio Iborra, colaboradores en el mantenimento del invernadero de exhibición de orquídias del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia