Personajes

10 Mar 2020

Garcia de Orta: Europa descubre las plantas de Oriente

Tamarindo

El libro de hoy no es libro de viajes al uso. Tal vez ni tan solo se puede definir como un libro de viajes. Pero su contenido, repleto de plantas exóticas y tierras lejanas, excitó la imaginación de los europeos de finales del Renacimiento y fue una referencia ineludible, durante más de dos siglos, en cualquier controversia sobre las riquezas naturales de Oriente.

Publicado en Goa el 1563, los Coloquios dos simples e drogas da India representa el primer tratado sobre el terreno, desde un punto de vista europeo, de las especias que tradicionalmente habían llegado a Occidente a través de la ruta de la seda y, sobre todo, de las plantas que las producían; además, da a conocer otras muchas completamente desconocidas en ese momento en Europa. Hay que tener en cuenta que tan solo hacía 65 años que Vasco de Gama había llegado a la India, y que casi todo el conocimiento previo que se tenía de estas especias –si es que había– provenía de fuentes griegas y latinas o árabes. El libro de los viajes de Marco Polo, dos siglos antes, también había aportado información sobre algunas de ellas, pero los eruditos europeos continuaban discutiendo sobre el origen de las especias y las plantas que las producían.

El autor, Garcia de Orta (1501-1568), era hijo de judíos conversos, originarios de Valencia de Alcántara y refugiados en Portugal. Estudió en Alcalá de Henares y Salamanca, y en 1526 ya ejercía la medicina en Lisboa. Embarca hacia la India como médico de la flota del Capitán de Mar Martim Afonso de Sousa en 1534 y, cuatro años más tarde, se instala en Goa, donde adquiere gran reputación.

Garcia de Orta
Estatua dedicada a Garcia de Orta en la ciudad de Porto (Portugal). / Irene Vilar, Wikimedia

Bien pronto llega a ser el médico de cabecera de muchos de los virreyes y gobernadores portugueses, y también de algunos importantes jefes locales. En el mercado de Goa encuentra todos los productos con que comerciaban los portugueses, pero también otros muchos de consumo local y desconocidos a Europa. Además, su oficio y posición social le permiten conversar y recoger muchos relatos de la gente que pasa por el gran mercado de la ciudad, algunos provenientes de tierras lejanas: navegantes, mercaderes, religiosos, aventureros… Y a menudo les encarga que le consigan las plantas que no encuentra en Goa.

Dos personajes para representar el saber experto y el popular

El libro está estructurado en 58 coloquios, con dos personajes principales llamados Orta y doctor Ruano, aunque de vez en cuando también pueden intervenir otras figuras secundarias. En el primer coloquio se nos presentan los dos interlocutores: Orta es el residente en India, el que tiene experiencia, digamos, “de campo”, mientras que el doctor Ruano es un recién llegado, con conocimientos adquiridos en los libros y que desea contrastarlos con la realidad de Oriente. Según Francisco Manuel de Melo Breyner (1837-1903), conde de Ficalho, representarían respectivamente al Garcia de Orta viejo y experimentado, frente al Garcia de Orta llegado a la India treinta años antes: un joven erudito, acabado de licenciar y con todo el respeto por los tratados de los clásicos.

Coloquios simples Garcia de Orta
El libro Coloquios dos simples e drogas da India representa el primer tratado, desde un punto de vista europeo, de las especias que tradicionalmente habían llegado a Occidente a través de la ruta de la seda y, sobre todo, de las plantas que las producían; además, da a conocer muchas otras completamente desconocidas hasta entonces en Europa. / Viajesbotanicos.blogspot.com

En cada uno de los coloquios –ordenados más o menos por orden alfabético– los dos personajes discuten y comentan sobre uno o más productos, casi siempre plantas, pero también hay dedicados a productos animales –el ámbar gris, el marfil de los elefantes, las perlas, el bezoar– o a minerales como los diamantes u otras piedras preciosas –los rubíes, los jades, los zafiros, las esmeraldas…

Era el primer libro de temática no religiosa impreso en Asia por los europeos y con un editor totalmente inexperto.

En cuanto a las plantas, una parte importante trata de las especias digamos clásicas –el alcanfor, la canela, el cardamomo, el clavo, el jengibre, la nuez moscada, la pimienta– o conocidas en Europa ya desde tiempo de los romanos y de origen más o menos oriental: el áloe, el cáñamo, el cálamo aromático, el coco, el opio, el incienso o la mirra. También aparecen plantas en que las únicas referencias cultas conocidas provienen de fuentes árabes: la cúrcuma, los plátanos, la galanga, el sándalo o el tamarindo. Pero algunos frutos como por ejemplo el jínjol, las carambolas, el coco de las Maldivas, la jaca, el lichi, el mango, el mangostán o el nim, entre otros, aparecen por primera vez en la literatura occidental en este libro.

Cardamomo
En cuanto a las plantas, una parte importante del libro trata de las especias clásicas como la canela o el cardamomo (en la imagen). / Freepik

La información básica dentro de cada coloquio está referida a las especias o frutos en cuestión, pero a menudo aporta noticias sobre las plantas de donde provienen, su utilización, las variantes que presentan y cuáles son las referencias en los tratados clásicos, si las hay. Y todo mezclado, a menudo desordenadamente, con datos de geografía, de historia, de etimología, de etnografía; y entremedias, también aparecen disquisiciones sobre los encantadores de cobras y mangostas o sobre diferencias entre la medicina musulmana y la hindú, los efectos de una epidemia de cólera o datos dispersos sobre la isla de Ceilán, que parece que el autor conocía de primera mano.

Mango
Algunos frutos como por ejemplo el jínjol, las carambolas, el coco de las Maldivas, la jaca, el lichi, el mango (en la imagen), el mangostán o el nim, entre otros, aparecen por primera vez en la literatura occidental en este libro. / Viajesbotanicos.blogspot.com

Mientras que Garcia de Orta es muy exacto en la descripción de todo aquello que ha visto, gracias a sus viajes, o por el hecho de ser productos vegetales de uso más o menos común, es –según dice el conde de Ficalho– confuso en cuanto a los datos históricos de tierras más o menos alejadas que desconoce. Tampoco es consistente en la utilización de términos geográficos, pero hay que tener presente que eran suelos donde los portugueses intentaban “normalizar” topónimos de origen sánscrito o árabe, que conocían de hacía poco.

Conocimiento basado en la observación directa

El abanico de autoridades que aparecen a lo largo del libro es muy ancho.  Plinio, Dioscórides, Galeno, Avicenna, Ar-Razí, Abenzoar, Averroes o Laguna están entre los más citados, pero en conjunto son más de veinte y comprenden la mayor parte de la literatura mèdicobotànica occidental y árabe de su tiempo; entre ellos, cita algunos que en aquellos momentos eran muy recientes, como por ejemplo Fernández de Oviedo, Ruellius o Gaspar Barreiros.

Pero si por algo destacan los Coloquios, es por la importancia que da a la observación directa, dejando de lado las afirmaciones de los clásicos cuando contradicen la realidad aprendida del contacto con las plantas y, si hace falta, rebatiéndolas y refutándolas, a menudo ofreciendo diferentes puntos de vista. El anhelo de conocimiento le lleva siempre a intentar separar leyenda y realidad, a menudo consiguiendo las plantas de las que provienen los productos vegetales que utiliza y cultivándolas en el jardín. Por supuesto, alguna vez se equivoca, pero en todo el libro palpita la idea de que cualquier creencia antigua puede cambiar por la vía de la experimentación.

El anhelo de conocimiento le lleva siempre a intentar separar leyenda y realidad.

Del original de 1563 se ha dicho que es uno de los libros con más erratas tipográficas que se ha impreso nunca. Además de una paginación caótica, el libro acaba con veinte páginas de erratas detectadas por el autor y con una advertencia: no están todas todavía. Era el primer libro de temática no religiosa impreso en Asia por los europeos y con un editor totalmente inexperto.

Diversas ediciones y adaptaciones

En realidad, la versión original de los Coloquios tuvo muy poca difusión: estaba escrito en una lengua minoritaria, de lectura dificultosa a causa de los errores tipográficos, publicado en una lejana colonia asiática y seguramente con una tirada muy limitada. A pesar de eso, la propagación de su contenido por Europa fue muy rápida gracias a la adaptación, resumida y publicada en latín, de Carolus Clusius (1526-1609) –latinización de Charles de l’Écluse–, que apareció ya en 1567: Aromatum et simplicium aliquot medicamentorum apud Indos nascentium historia.

Se publicaron cuatro ediciones más hasta 1593 y son la base de las versiones italiana (1575) y francesa (1602). Además, el Tratado de las drogas y medicinas de las Indias Orientales de Cristóbal Acosta (o Cristovao da Costa) de 1578, con diversas ediciones a lo largo del siglo XVI, está basado en gran parte en la obra de Garcia de Orta, y se hicieron también traducciones a diversas lenguas europeas, el latí incluido. Su influencia también fue decisiva sobre la obra de Nicolás Monardes, que trata las plantas medicinales de las Indias Occidentales (1574), y que utiliza un planteamiento muy similar.

Nicolás Monardes
Los Coloquios tuvieron una gran influencia en la obra de Nicolás Monardes, que trata las plantas medicinales de las Indias Occidentales (1574) y que utiliza un planteamiento muy similar al de Garcia de Roa. / Wikimedia

La versión que yo he utilizado es la del conde de Ficalho, en dos volúmenes –publicados en 1891 y en 1895–, revisada y corregida, de tipografía clara y con los coloquios perfectamente delimitados, lo que hace la hace agradable de leer, sobre todo si es compara con la original. Además, esta versión contiene numerosas notas a pie de página, algunas muy extensas –a veces más que no el mismo coloquio–, siempre muy documentadas y muy a menudo imprescindibles para la comprensión botánica de las plantas en discusión, y que también inciden en cuestiones etimológicas, históricas o geográficas. Mis conocimientos rudimentarios de portugués no me permiten apreciarlo, pero en Portugal se considera que el estilo literario del conde de Ficalho es uno de los más claros, elegantes y luminosos del siglo XIX.

Los géneros Garcinia de Linné –dedicado también y a la vez al botánico suizo de origen francés Laurent Garcin (1683-1752)–, Garciana de Loureiro y Garcia de Rohr honran la memoria de Garcia de Orta. Su familia –madre y dos hermanas– había sido expulsada de Portugal en 1549 por judaizante y se instaló en Goa. La Inquisición se implantó en Goa en el año 1565 y, aunque en vida Garcia de Orta no había tenido ningún contratiempo, fue juzgado por judaísmo y condenado de forma póstuma. Sus restos fueron exhumados y quemados en un auto de fe en el año 1580. Antes de estos hechos, en 1569, una hermana suya había sido condenada y quemada viva en la hoguera.

Nota: Este texto se publicó originalmente en el blog Viatges (de) botànics



Bibliografia

Garcia da Orta (1563). Coloquios dos simples, e drogas he cousas mediçinais da India ... Ioannes de Endem, Goa. 264 p. [Disponible en Biblioteca Nacional de Portugal]

Coloquios dos simples e drogas da India por Garcia da Orta. Ediçao ... pelo Conde de Ficalho. Imprensa nacional, Lisboa. Vol. I, 1891, 385 p. Vol. II, 1895, 443 p. [Disponible en Biblioteca Nacional de Portugal, Biblioteca digital del RJB e Internet Archive]

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Botánico. Profesor titular de la Universidad de Lleida
Interesado en sistemática, taxonomía y corología de plantas vasculares, pero también en (re)descubrir los caminos, vivencias y paisajes que amantes de la botánica han pisado antes.
extern Colaborador Externo
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